72

Impuntual, debería considerar esa palabra como mi segundo nombre, aunque esta vez, ni siquiera me pude dar el lujo de querer serlo, en primera porque Jimin me estaba esperando, y había sido muy especifico en aquel mensaje que me mando, en segunda, porque sabía que la posibilidad de recibir un castigo como premio, estaba a la vuelta de la esquina, y en tercera... quería saber la razón por la que me cito a su departamento exactamente tres horas antes de la fiesta.

Mi curiosidad es tan grande como la de un gato en el jardín de un vecino que sabe que esconde algo entre las plantas, solté un resoplido en cuanto escuche al elevador detenerse, no hice mucho, desayune en cuanto me levante, me di un buen baño y me cepille los dientes, Mina me hizo trabajar un par de horas en la cafetería, y eso había sido todo, me aliste mis ropas en el departamento, colocándome un pantalón de vestir de color gris claro, y una camisa de color blanco, para mí me veía bien, y esperaba que Jimin aprobase mi atuendo antes de irnos.

Las puertas del elevador se abrieron, dejándome ver de nueva cuenta el interior del departamento de Park Jimin, mire la llave que seguía reposando dentro del tablero, y no dude en llevar mi mano hacia ella para sacarla de su sitio, y guardarla en mi bolsillo del pantalón, no tenía que perder aquella llave, es con la única que puedo entrar, y si Jimin se enteraba que la pierdo —si es que eso pasa—, me daría un castigo, uno que definitivamente no quiero saber de qué trata.

Caminé ingresando al departamento y escuchando las puertas corredizas del elevador cerrarse detrás de mí, jugaba con mis dedos mientras mi mirada se paseaba por el lugar, tenía todos mis sentidos a flor de piel, y una maldita ansiedad recorriendo mi cuerpo, di un par de pasos más, pero me detuve al ver a Park Jimin sentado en el sofá, tenía unos lentes de armazón negro puestos, y se dedicaba a leer algunos papeles que tenía en sus manos.

Pegue mi lengua con fuerza al paladar, debía saludarlo, pero mi cuerpo no me respondía, me quede mirándolo por un buen rato, su cabello estaba peinado perfectamente, haciendo una división a más de la mitad, haciendo que gran parte de sus cabellos rubios cenizos se fueran de un lado, tenía la frente descubierta, y una mirada seria sobre los papeles, de los cuales no había siquiera despegado su mirada, no llevaba traje, sino que tenía puesta solamente una chaqueta de cuero negro, no llevaba playera alguna, sus pantalones eran de color negro, ajustados a sus piernas, y llevaba puestos unas botas con tacón corto de piel de color negro, jamás creí que este Park Jimin sería quien me recibiría.

—¿Vas a seguir parado allí mirándome, o vas a tomar asiento? —carajo, la vergüenza se estampo en mis mejillas como si me hubieran dado una bofetada en la cara, entreabrí mis labios, peor sólo salió un pequeño murmullo ininteligible y fue cuando mejor cerré la boca, maldición, sin decir nada, mire hacia el sillón individual que se encontraba frente a la mesa de centro, y no dude en caminar hacia allí para después disponerme a tomar asiento.

En cuanto mi trasero toco la suavidad del sillón, Jimin dejo los papeles sobre la mesa, sentí un enorme escalofrió recorrer mi espalda al tener su mirada fija en mí.

—Llegas puntual —menciono—, estoy sorprendido —sonrió levemente—, eso merece una pequeña recompensa.

—J-jimin —mordí mi lengua, debía dejar de tartamudear, pero el hombre frente a mí solamente me estaba causando nerviosismo—, ¿a d-dónde se supone que iremos?

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque —le di un vistazo de arriba hacia abajo, fijándome un poco más en su abdomen perfectamente marcado, joder, volví mi mirada a sus ojos, y él tenía una ceja levantada—, ¿n-no crees que esa r-ro-o-pa n-no es adecuada?

El hombre frente a mí no hizo más que darme una risa corta, mostrándome la hilera de dientes blancos de su sonrisa, y después de aquello, se recargo un poco, estirándose hacia el frente, sin dejar de mirarme.

—Por supuesto que sé que esta ropa no es adecuada, gatito —sus pupilas estaban dilatadas, esos ojos marrones claros solamente me estaban haciendo perderme en ellos—, iremos a una cena importante, se podría decir que es de negocios, sin ser de negocios.

—¿Qué? —él volvió a colocarse derecho, y estiro sus brazos a lo largo del respaldo, dejando descansar, y que aquella chaqueta de cuero me diera mucha más vista a su torso desnudo.

—Algunos empresarios se reunirán para tener una pequeña fiesta para la bienvenida de nuevas compañías y negocios que han tenido tratos exitosos —quiero verlo a los ojos, pero demonios, no puedo si ese desgraciado tiene un cuerpo que... ¡concéntrate, Min Yoongi! Trago saliva y regreso mi vista a los ojos de Jimin—, usualmente envió a Namjoon a ir a esas reuniones, son aburridas —rodo los ojos despacio y regreso su vista hacia mí—, pero esta vez quiero asistir.

—¿P-por qué? —demonios, quiero que ese maldito se cubra, me esta poniendo nervioso—. E-es decir —relamí mis labios—, sí para ti eso es a-aburrido, entonces... —no me dejo terminar.

—Vas a estar tú, gatito —casi dejo de respirar cuando lo vi darme un vistazo de arriba abajo en un santiamén, tragué duro, ¿cuánto tiempo más me hará verlo así? Quiero irme, pero a la vez no quiero hacerlo—, eso le quita lo aburrido a las reuniones, ¿sabes? Usualmente los que asisten a esos eventos, de lo único que les importa hablar es de dinero, sus contratos, nuevos edificios adquiridos, y como llevan a la bancarrota a muchas empresas pequeñas.

Hizo una pequeña pausa para acomodarse de nuevo, dejando de recargar sus brazos por encima del respaldo para después juntar sus palmas y restregarlas una contra la otra sin dejar de mirarme.

—Usualmente se tienen esas conversaciones cuando saben que estás solo —sonrió levemente—, pero para mi suerte, te tendré allí para mí en toda la velada, o hasta que este tan harto que en lo único que piense es en irnos.

—¿En dónde será esa fiesta? —me aplaudí internamente por no haber soltado un estúpido tartamudeo.

—No es lejos de aquí, será en el restaurante que se encuentra en la planta baja del museo de arte contemporáneo de la ciudad —sé de cual habla, y no está muy lejos.

Ese lugar a pesar de ser un museo, es casi exclusivo para las personas adineradas, la entrada inclusive para ver las diferentes presentaciones de arte es exclusiva, muy exclusiva, casi nadie puede tener el lujo de decir que ha ido a alguna de las exhibiciones, el restaurante casi siempre esta lleno, y la comida es costosa.

—Entiendo —menciono en voz baja y él me regala un asentimiento—, pero, si es cerca de aquí, ¿por qué me citaste horas antes del evento?

—Porque tengo planes contigo, gatito —sentí mi garganta cerrarse cuando escuché sus palabras—, ven aquí.

No, no, no, y no... apreté mis manos sobre mis muslos, llevándome parte de la tela arrugándola entre mis dedos, y él no dejaba de sonreírme, esa sonrisa ladina solamente me daba la indicación de que Jimin no estaba planeando darme un abrazo, oh no, él planeaba algo más. En contra de mi propia voluntad, me dispuse a incorporarme para poder estar parado y sentir como si todo en mí se fuera por la borda, trague saliva, estaba un poco asustado, no sabía lo que ese hombre me haría ahora.

Camine los pocos pasos que nos separaban uno del otro, pasando de largo la mesa de centro de la estancia, y por fin estar cerca de él, justo a su lado, pensé que me pediría que me sentase a su lado, o que él inclusive se levantaría para decirme que nos tenemos que ir a otro lado, pero en cambio, en cuanto estuve cerca de él, me tomo con fuerza por mi brazo derecho y me jalo hacia él, haciendo que tropezase con mis propios pies, y obligándome a sentarme a horcajadas sobre él.

Demonios, mordí el interior de mi mejilla derecha, mis manos estaban sobre sus hombros cubiertos por aquella chaqueta, él sonreía ladino y yo solamente bajé la cabeza avergonzado por el tacto entre nosotros, maldición, estaba sentado justo sobre su intimidad, y a pesar de que era consciente de que ambos estábamos cubiertos por la ropa, me daba vergüenza.

Me estremecí al sentir como sus manos se colocaban sin discreción alguna sobre mis glúteos, haciendo que lo mirase de nuevo, sus manos acariciaron aquella zona hasta subir un poco más y dejarlas sobre mi espalda baja, levantando mi camisa y haciéndome sentir su tacto sobre mi piel desnuda, joder, mi respiración se contuvo en aquel instante.

—Ji-min —tartamudee y él solamente me sonrió.

—No te haré nada —me susurro, su voz rasposa era lo único que tenía en mis pensamientos—, no ahora...

Apreté sus hombros levemente, y me fije en su rostro, en ese rostro perfectamente tallado por el mejor de los escultores, en esos labios gruesos que eran relamidos por su lengua, en esos pequeños lunares esparcidos por su rostro, en esas cejas definidas que hacían ver su rostro más masculino, y en esos ojos marrones que lograban hipnotizarme con sólo conectar su mirada con la mía, maldición. Sentí sus dedos darle caricias a la piel de mi espalda baja, haciéndome remover levemente, él me sonrió satisfecho.

—Me encanta cuando reacciones a mis caricias, gatito —su voz era suave, sus palabras eran lentas, no dejaba que me concentrase en otra cosa, no podía, no cuando se trata de él.

—¿Qué pretendes? —pregunte en voz baja.

—¿Por qué debería pretender algo? —odio cuando me responde con preguntas, aprieto mis labios, y siendo una de sus manos dejar mi espalda bajar.

Él la aproxima hacia mi rostro, acunándolo mientras su pulgar me regala caricias suaves.

—No siempre voy a tener segundas intenciones contigo, gatito —dijo en voz baja, su tono era ronco, lento, solamente me estaba deleitando con su voz—, a veces solamente tengo ganas de tenerte cerca de mí por unos momentos, de sentirte más sin llegar a tener un acto sexual contigo.

Trague saliva, este hombre me está matando por dentro.

—Me encanta todo de ti, gatito —volvió a hablar—, jamás bromeo con que me gusta tu piel, me gusta cuando te colocas sumiso ante mí, me encanta compartir momentos contigo, amo tener conversaciones contigo, me fascinas en todos los sentidos, gatito.

—No me esperaba eso —dije y sonreí levemente, a mí también me gustas, Park Jimin, quiero decírselo, pero no puedo, no sé que puede decirme, él sólo hablo de que le gusta como soy y por supuesto es todo en torno a lo que hemos pasado, pero no dijo que le gusto.

—Si me lo permites —hablo de nuevo sacándome de mis pensamientos—, quisiera alargar tu contrato —de algún modo, me siento decepcionado, sé que siempre será ese contrato el que nos mantendrá atados, pero quisiera que no fuese así—, quiero tenerte para mí por un tiempo más largo, ¿estarás de acuerdo?

Yo lo que quiero es que ese maldito contrato se termine y que él me diga que lo que quiere es pasar conmigo un buen tiempo como pareja, eso es lo que quiero, pero... mi realidad es espantosa.

—¿P-puedo pensarlo? —pregunte, y él frunció levemente el ceño, aparte mi mirada, pero él no quito su mano de mi rostro—. E-es que... —piensa, min Yoongi—, en verdad, yo...

—Piénsalo el tiempo que necesites —me interrumpió—, tienes estos dos meses que estemos juntos para pensarlo, ¿bien?

—Bien... —dije en respuesta.

—Excelente —me regalo una nueva sonrisa—, debo decirte que me tome la libertad de escoger algunos trajes que sé, se te verán perfectos para esta noche.

—¿Puedo verlos?

—Por supuesto, gatito.

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