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Mantengo la cabeza agachada, mirando mis muslos desnudos, sintiendo un escalofrió recorrer todo mi cuerpo, aprieto un poco mis manos contra la piel desnuda de la parta superior de mis muslos, mi respiración es errática. Maldita sea, escucho como sigue caminando, cada uno de sus pasos es mi cercanía a la perdición completa, cuando escucho que se detiene, mi cuerpo se estremece, esta detrás de mí, no es necesario verlo para saber que esta justo detrás de mí.

Trago saliva, y cuando menos me lo espero, siento como una de sus manos pasa por mis cabellos, me tenso en mi lugar y abro mis ojos en grande al sentir como sus dedos viajan por entre mis hebras y cuando creo que dejará de acariciar mi cabello, él sujeta con fuerza manojos de mis cabellos para jalarlos hacia su persona, aprieto los dientes, el agarre y la fuerza del mismo, hace que quiera protestar, me obliga a hacer la cabeza hacia atrás, y es allí cuando lo miro a los ojos, sintiendo como los piquetes del dolor por el agarre impuesto me hacen querer soltar un quejido, pero no sé como pueda reaccionar ante mis protestas, sonríe con satisfacción al ver mi rostro, siento mis ojos picar, demonios, este hombre en verdad que tenía fuerza.

—Te ves exquisito con esas prendas, gatito —joder, él relame sus labios lentamente bajo mi atenta mirada—, no puedo esperar a probarte.

Suelto un pequeño chillido cuando él deja de sujetar mis cabellos y empuja mi cabeza hacia adelante para que deje de mirarlo.

—Levántate —su voz es grave, no rechisto ante su orden directa, me incorporo levantándome con algo de torpeza, mantengo la cabeza agachada, mirando mis pies—, muy bien, gatito —me felicita antes de rodear mi cuerpo, siento como si estuviera siendo una inofensiva presa en la jaula de su depredador, cuando él llega por fin al frente de mí, detiene sus pasos—, levanta la mirada, gatito.

Obedezco sus órdenes, y es cuando lo veo, me dedica una sonrisa sumamente dulce, haciendo que me sienta sumamente extrañado por aquel gesto, pero en sus ojos puedo ver aquel deseo profundo de lujuria que esconde, y sé que no tardará en sacar ese lado tan dominante que esconde.

—Junta tus muñecas al frente —ordena, y con mi pulso temblando, logró acatar su orden, cuando él ve que mis muñecas están juntas, se da la vuelta para darme la espalda y caminar hacia las repisas.

Demonios, ¿qué es lo que va a agarrar? Estoy atento a sus acciones, en cuanto sus pasos se detienen justo en las repisas, lo veo observar con detenimiento los objetos que se encuentran reposando allí, su mirada se dirige a los látigos, mi garganta se cierra al instante, no, por favor, no quiero que use eso, tengo miedo de que use esas cosas, pero mi ser se siente aliviado cuando su mirada deja de estar sobre los látigos, casi puedo respirar con tranquilidad por eso, lo observo de nuevo, y esta vez lo veo tomar algo, unas muñequeras, pero no es lo único que toma, sino que también agarra una corbata de color blanco que esta reposando enrollada allí mismo.

Cuando tiene aquellos objetos, de nuevo gira sobre su eje y se aproxima hacia mí, su semblante es serio, y no tarda en llegar hasta donde me encuentro.

—Siéntate en la cama —vuelve a darme otra orden—. ¿Qué pasa, gatito? ¿Acaso te comieron la lengua?

Maldición.

—N-no me pasa nada, amo... —susurro por lo bajo.

—Excelente —dijo Jimin y señalo con la barbilla la cama—, siéntate y mantén tus muñecas juntas.

—Sí, amo —digo sin más y comienzo a caminar, su mirada esta puesta sobre mí, me quema, inclusive puedo sentir como si me estuviera desnudando por completo con su mirada, demonios.

Las sabanas negras hacen acto de presencia ante mis ojos, y no dudo en sentarme en la dichosa cama, me hundo un poco al sentarme en la orilla, miro mis manos, las muñecas juntas como él me indico, y no tardo mucho en escuchar sus pasos aproximarse hacia mí, me percato de su presencia al ver sus piernas aún cubiertas por su pantalón, y esos zapatos de cuero negro, levanto un poco la mirada, encontrándome con sus manos ocupadas por aquellos objetos que había tomado de las repisas.

—Extiende tus brazos hacia el frente —ordena, pero no quiero moverme, aprieto mis labios—. ¿No piensas obedecer? —su voz vuelve a ser dura, haciendo que me inquiete un poco, no debía meterme en más problemas, apreté los dientes mientras extendía mis brazos hacia el frente.

Entonces él toma mi mano derecha, miro hacia sus manos, y me percato de que las muñequeras son de color blanco, de cuero blanco, noto que tienen hebillas, como los cinturones, Jimin rodea por completo mi muñeca derecha con ella, haciéndome sentir el frio del cuero sobre mi piel, siento como ajusta el amarre con fuerza, llegando hasta el último de los puntos para ajustarla muy bien, noto que la otra muñequera para mi mano izquierda, esta colgando por medio de una cadena de eslabones pequeños y gruesos, acto seguido, toma la otra muñequera para colocarla en mi mano izquierda, ajusta perfectamente, haciéndome sentir levemente inmóvil en el proceso, la cadena es algo corta, lo suficiente para dejar un espacio entre mis manos, pero no demasiado, muevo mis dedos comprobando que puedo hacerlo sin dificultad alguna.

—Ahora —cuando dice aquello dejo de prestar atención a mis dedos, levanto la mirada para apreciarlo, y observo que tiene la corbata en sus manos, trago en seco al verla—, como puedo apreciar, quieres estar en silencio —sonrió ladino, y antes de que pudiera decirle algo, acerco hacia mis labios la corbata, solté un quejido al sentir como la tela me cubría la boca, paso sus manos hacia atrás de mi cabeza, haciéndome sentir de inmediato el primer nudo que hacía para ajustar la corbata, estaba levemente apretado, justo para que evitará quitármelo, solté un chillido que fue silenciado un poco por la tela y entonces él termino de atar la corbata, demonios.

Me removí en mi sitio, ¿qué es lo que haría? Lo vi sonreír, estaba satisfecho de verme de aquel modo.

—¿Sabes, gatito? —lo mire a los ojos—. Ese amigo tuyo... —su mandíbula estaba apretada, y ese semblante serio parecía cada vez más aterrador ante mí—, no me agrada como te habla.

—¿mmmh? —pronuncié apenas, demonios, me encogí en mi sitio cuando lo vi aproximarse más a mi cuerpo, inclinándose para poder mirarme más a la cara.

—Quiero hacerte entender una cosa, gatito —dijo en voz baja, su tono era rasposo, haciéndome temblar en el proceso—, y eso es que tú, me perteneces.

Trague saliva, demonios, alejo su rostro del mío, no sin antes, acercar su mano derecha justo en medio de mi pecho, y darme un empujón para hacerme acostar en la cama, la mitad de mi cuerpo quedo sobre la cama, mientras que mis piernas quedaron colgando fuera del colchón, levante mi cabeza, mirando hacia el frente, Jimin estaba allí parado, cerca de mis rodillas, se acerco más a mi cuerpo, haciendo que nuestras rodillas se rosasen, y entonces se agacho un poco para agarrar mis piernas.

El tacto de sus manos tibias sobre mi piel fría me daba una sensación cálida, tomo cada una de mis piernas, separando mis rodillas, y obligándome a abrir el compás, demonios, me tomo por debajo de las rodillas, jalándome un poco hacia su cuerpo, obligándome a arrastrarme en la cama, mantenía mis manos quietas, mientras lo miraba, relamió la comisura izquierda de sus labios antes de levantar mi pierna derecha, obligándome a doblarla un poco.

Sus dedos se deslizaron desde mi talón, haciendo un camino recto, sintiendo como aprisionaba sus dedos sobre mi piel, dejándome con un cosquilleo leve y una sensación de pesadez por su tacto.

—Mmmm... —solté en un suave gemido que era retenido por aquella tela.

Él se inclinó, haciendo que la parte trasera de mi pierna doblada quedase sobre su hombro, y entonces, sus cabellos me hicieron cosquillas, mire de nuevo lo que hacía, sentí su mejilla chocar con la piel de mi pierna, y después lo vi a él, su musculo bucal salía por sus labios, y pasaba por la parte interior de mi muslo, lamio lentamente la zona, dejándome la sensación húmeda y fría, joder, hice mi cabeza hacia atrás, y cerré mis ojos con fuerza.

—No me gusta que alguien más te haga cumplidos —dijo en voz baja, demonios, sentí como sus dientes daban leves mordiscos a la piel de mi muslo, haciéndome apretar las manos—, sólo yo puedo hacerlo, gatito.

Solté un chillido al sentir como sus dientes se encajaban sobre mi piel sensible con fuerza, volví a mirarlo, mi respiración era pesada, y él sonreía con suma satisfacción al ver mi reacción.

—Te gusta, ¿no es así, gatito?

Solté un suspiro y volví a dejar caer mi cabeza, mientras que él dejaba la parte mordida de mi muslo para comenzar con otra, maldición, mordí mi lengua en el interior al sentir como él lamía y besaba mi pierna en toda su extensión, sentía sus dientes salir de su boca y mordisquear algunas zonas cercanas a mi intimidad, haciéndome suspirar en el proceso, solté un quejido cuando lo sentí bajar su mano cerca de mi retaguardia y pellizcar mi piel son sus dedos.

De sus labios salió una risa corta, casi burlona, estaba disfrutando de lo que me hacía, levanté mi cabeza un poco, y entonces vi aquellas zonas mordidas, maldición, todas aquellas mordidas suyas tenían una intención, y era dejarme marcas, podía ver los puntos rojizos sobre mi muslo, apreciando aquel tono rosado en mi piel, demonios.

—¿Qué pasa, gatito? —él sabe que no puedo responderle, lo veo en sus ojos, me ve con una diversión sumamente fascinante, con un brillo tan autentico que solamente me hace sentir pequeño—. ¿Quieres más marcas?

Maldición.

Él dejo caer mi pierna, para después pasar entre mis piernas, joder, mi respiración se contuvo cuando sentí el bulto que él traía debajo de su pantalón, demonios, este hombre ya quería joderme, y yo no me sentía del todo listo en ese momento, aunque debía admitir que me había encantado que me mordiera en la piel esa zona en especifico me hacía sentir sensible, me removí un poco, causando que hubiera una pequeña fricción entre nuestras zonas intimas, haciendo que él gruñera por lo bajo, y una de sus manos se coloco sobre mi cadera, justo del lado izquierdo, para detenerme.

—¿Quieres que te joda tu amo, gatito? —maldita sea, apreté mis manos, decirle que no, no estaba en mis opciones ahora mismo.

Ni siquiera moví la cabeza, sé que se molesta cuando no le respondo, y no quiero que se contenga en cuanto a su enojo, me encanta que se enoje, es demasiado interesante verlo de ese modo, su semblante esta serio de nuevo, y dirige su mirada hacia mi mordaza, y antes de que pueda moverme de nuevo, haciendo que su bulto se logré sentir cerca de mi de nuevo, él lleva su mano libre hacia mi rostro, y sin pensarlo mucho, agarra la mordaza por mis labios y la baja, rozando mi piel al instante, siento leve ardor de la opresión en que me mantuvo por esos minutos que se me habían hecho eternos y suelto un suspiro, lo miro a los ojos, quiero que me folle de una maldita vez.

—Amo —gemí bajo y volví a restregarme contra él, haciendo que los ojos de Jimin volvieran a darme ese brillo lleno de lujuria, amo esto—, jodeme, quiero sentirte...

—Te joderé tan bien, gatito —se inclino más hacia mí, haciendo que la distancia entre nuestros rostros fuera ya casi nula, nuestras respiraciones chocaban, y entonces él volvió a hablar—, que no pensarás en nadie más que en tu amo.

Pego su rostro al mío, nuestros labios chocaron y comenzó a besarme, gemí entre el beso al sentir como las manos de Jimin acercaban más mi cuerpo hacia su hombría ya dura la cual pegaba un poco cerca de mi retaguardia, me permití cerrar los ojos mientras él movía sus belfos sobre los míos con maestría, haciéndome suspirar entre el beso, mordió y chupo mis labios haciéndome abrir la boca para permitirle introducir su lengua dentro de mi boca, no tardo en encontrar mi lengua para jugar con ella, succionaba mi musculo bucal haciéndome estremecer en mi sitio, gemí de nuevo cuando lo sentí separarse de mis labios.

Dejo mis labios para pasar esta vez a lamer la extensión de mi cuello, su lengua pasaba lentamente por mi piel sensible haciéndome suspirar y morder mi labio inferior en el proceso, joder, hice mi cabeza a un lado cuando él escondió su rostro entre la unión de mi cuello y hombro del lado derecho para comenzar a besarme allí mismo, gemí por lo bajo al sentir sus dientes comenzar a mordisquear y chupar con fuerza aquella zona.

—¡Ah! A-amo... —gemí cuando volví a sentir que me mordía en la misma zona con fuerza, demonios, esto se sentía tan bien, mi cuerpo poco a poco estaba dejando de sentir frío, y los espasmos que cada una de sus mordidas me provocaban solamente hacían que mi vientre bajo sintiera un leve cosquilleo.

Pronto Jimin dejo de morder mi sensible cuello para pasar a lamerlo de nuevo con delicadeza, mientras que fingía embestidas, pegando su duro bulto contra mi parte baja, haciéndome remover por sus movimientos, joder, lo quería dentro.

Volvió a separarse de mí, sentía mis labios sumamente calientes e hinchados, mire a Jimin quien sonreía satisfecho, y bajo mi atenta mirada, comenzó a desabrochar su pantalón, haciendo que me removiera, pronto me dejo ver su erección, y no tardo en volver a acercarse a mi cuerpo de nuevo, demonios, estaba tan excitado como yo.

—¿A quién le perteneces? —me pregunto, pero antes de que pudiera responder, él introdujo su miembro de una sola estocada en mi interior, haciéndome arquear la espalda debido al terrible ardor y dolor que sentí en cuanto él entro.

—¡Aah! —grite haciendo que él sonriera por mi reacción—. M-mierda... —solté y dejé caer mi cuerpo de nuevo sobre la mullida cama, joder, sentí mi rostro tibio, sé que no tendrá piedad de mí, todo su rostro me lo indica.

—Pregunte —sin esperar a que me acostumbrase a él, saco casi por completo su pene para volver a enterrarse con fuerza dentro de mí, apreté los dientes cuando lo sentí de nuevo—, ¿a quién le perteneces?

Y de nuevo volvió a hacer lo mismo, ¡mierda! Mi entrada palpitaba, apretando su hombría y haciéndome sentirlo completo, el ardor estaba allí, pero también a pesar del dolor, me estaba gustando lo que hacía, moví un poco mis caderas, quería que volviera a penetrarme, pero él no lo hacía, quería mi respuesta, esperaba por ella, su semblante era serio, y me miraba a los ojos sin expresión alguna.

—L-le perten-n-nezco a m-mi amo... —gemí por lo bajo al sentirlo salir de nuevo de mí.

—Eres sólo mío, gatito —y volvió a penetrarme, joder, pero esta vez no se detuvo, sus manos aprisionaron mis caderas para que dejase de moverlas, y él siguió con sus movimientos, embistiéndome más.

—Mmmmm —gemí—, a-a-amo... ¡aaah!

—Gime más, gatito —su ronca voz acariciaba con deleite mis oídos, haciéndome sentir sumamente excitado en el proceso.

Gentil no era una palabra que lo describiera en ese preciso momento, sus embestidas eran profundas, dando en mi punto dulce, y haciendo que los espasmos en mi cuerpo me hicieran delirar, su hombría lograba golpear perfectamente en mi próstata, dándome el placer que necesitaba.

—¡Amo, aaah! —gemí de nuevo en voz alta, haciendo que él sonriera ladino mientras se concentraba en embestirme acelerando un poco más, el sonido de nuestras pieles chocando mutuamente en cada una de sus embestidas, cerré mis ojos disfrutando de como Park Jimin me jodía mi sensible entrada con cada uno de sus movimientos.

—Eres mío, gatito —dijo Jimin entre dientes—, joder, tan apretado como siempre —llevo una de sus manos a sus cabellos pasándolos hacia atrás y me regalo una sonrisa ladina, sin dejar de penetrarme—, me encantas, gatito...

—A-a-amo... aaaahhh —cerré mis ojos con fuerza, joder, este hombre me estaba matando por dentro y lo estaba disfrutando en su totalidad.

—¿Te gusta que te folle, gatito?

—S-sí, a-a-amo —solté un suspiro—, m-me enca-anta...

Él siguió con sus movimientos, entrando y saliendo de mí sin piedad alguna y no quería que la tuviera, gemí alto cuando sentí que por fin el orgasmo había logrado alcanzarme por completo, mis piernas temblaron levemente, y termine por correrme, demonios, Jimin siguió penetrándome un poco más, mi entrada palpitaba haciendo que apretase su hombría en el proceso.

—J-joder, gatito —soltó en un gruñido entre dientes, antes de hacerme sentir su cálida esencia inundar mi interior.

Nuestras respiraciones eran entrecortadas, él hizo su cabeza hacia atrás, podía ver la ligera capa de sudor sobre los músculos marcados de su cuello, relamí mis labios levemente antes de verlo regresar su mirada hacia mí, y pasar de nuevo una mano por sus cabellos haciéndolos para atrás, me sonrió con satisfacción, y salió de mi interior.

—¿Muy brusco para ti, gatito? —su voz ronca me hizo sonreír levemente.

—Para nada, amo, me encanto.

—Muy bien, mi gatito —se acerco a mí, y tomo la cadena de las muñequeras jalándola para ayudarme de ese modo a sentarme de nuevo en la cama, sentí el tibio y pegajoso semen dentro de mí ir bajando un poco, haciendo que sintiera un leve cosquilleo en el proceso—, no te castigue porque quiero hablar contigo sobre algo —cuando me ayudo a levantarme, se quedo levemente inclinado para que nuestros rostros estuvieran juntos, pero a una distancia prudente—, pero créeme que me encantaría darte unos buenos azotes con el latido.

—No me molestaría recibirlos, amo —dije con una voz levemente chillona, haciendo que Jimin sonriera ladino.

—Me encanta cuando estás dispuesto a todo, gatito...

Amo a este hombre, joder.

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