66
Cuando la oscuridad del estacionamiento inundo mi campo de vista, supe que estaba totalmente perdido, demonios, Jimin ni siquiera había hablado conmigo en todo el maldito viaje hacia su departamento, y ya con eso supe que prácticamente me había condenado a mi propia muerte, joder, mi cuerpo temblaba levemente, mientras que Jimin conducía con maestría por la oscuridad del estacionamiento, hasta encontrar en donde aparcaría el vehículo, mis ojos fueron a dar hacia él, quien se mantenía con un semblante neutro, apretaba con dureza su mandíbula, y su manzana de adán subía y bajaba levemente, sus respiraciones eran profundas, inflando su pecho en el proceso, y su mirada solamente se encontraba puesta en el camino.
Detuvo el automóvil después de haber logrado encontrar un lugar en donde estacionarse, tardo unos segundos antes de que por fin decidiera apagar el motor, quito las llaves del automóvil y las arrojo por arriba del volante, haciendo que me encogiera en mi sitio al escuchar las llaves caer en un golpe sordo, pegándose entre ellas. Soltó un largo resoplido por sus belfos, e hizo la cabeza de un lado a otro, cerró los ojos por breves momentos antes de mirarme.
Demonios, sus ojos ardían en ira pura, si la mirada de Jimin pudiera quemar, en estos momentos tendría quemaduras de tercer grado, maldición, trague saliva al verlo entreabrir sus labios, su ceño no estaba fruncido, pero casi podía ver sus cejas juntas en una expresión de molestia.
—Bien, bonito —recalco con burla la última palabra, como si quisiera recordarme el apodo con el cual Taehyung me había nombrado—, te doy exactamente diez minutos, para que subas a mi departamento, te quites esa maldita ropa, te coloques lo que tu amo te compro, y te dispongas a hacer lo que me plazca.
—J-jimin... —no debí decir su nombre, él de inmediato acerco su mano a mi rostro, me tomo por la parte inferior de mi rostro con fuerza y arrastro hacia él mi cara, apretando mi quijada por completo, solté un pequeño jadeo por la sorpresa.
Maldita sea, mis ojos se abrieron como platos, apretaba los dientes con fuerza, tenía su ceño completamente fruncido y me miraba con furia contenida.
—¿Cuántas veces te tengo que repetir que aquí, soy tu amo? —demonios, estaba temblando, no me esperaba esa reacción, maldición—. Si no quieres que te vaya peor, será mejor que me contestes como es debido, ¿entendido?
—S-sí, a-a-amo... —espero unos momentos, mirándome directamente a los ojos, y después me soltó sin cuidado alguno, demonios, la zona me dolía un poco por su agarre tan potente, tragué saliva y me encogí en mi sitio.
—Toma —mire su mano que estaba más cerca—, esta es mi llave, te daré la tuya después de esto —me entrego una pequeña llave, y yo la acepte—, ya sabes que tienes que hacer para entrar a mi departamento.
—Sí, a-amo.
Me miro de soslayo y después coloco sus manos al volante, apretándolo en demasía, haciendo que de ese modo sus nudillos quedasen blancos debido a la fuerza que estaba ejerciendo en aquel agarre, miro el reloj que portaba en su muñeca derecha.
—El tiempo corre desde ahora, gatito —dijo con voz ronca, haciendo que bajase mi tranquilidad por los suelos.
No dije nada, de inmediato, lleve mi mano a la manija de la puerta del automóvil para poder abrir la puerta, en cuanto lo hice, salí del vehículo para después volver a cerrar la puerta tras de mí, mantenía la llave en mi mano izquierda, apretándola con fuerza contra mi palma mientras me dirigía hacia la zona en donde se encontraba el ascensor, mire a todos lados, sintiendo mi respiración errática.
Maldita sea, ¿en donde demonios esta el maldito elevador? Solté un gruñido, frustrado por tener un limite de tiempo impuesto por mi amante, mis ojos viajaron por el lugar, hasta que logré dar con las puertas metálicas del bendito elevador, apresure el paso, casi corriendo para acercarme al dichoso aparato, y en cuanto lo hice, no dude ni un segundo en oprimir uno de los botones para llamarlo. Mi pie tamborileaba sobre el suelo de asfalto, mientras que mi corazón poco a poco aumentaba la velocidad de los latidos.
—Rápido, maldición —murmure entre dientes, podía sentir inclusive que iba a sudar frio en cualquier momento, sé que Jimin quiere que me apresure, y yo no quiero que se ensañe conmigo si no llego a tiempo.
Escucho como la puerta de un automóvil es cerrada con fuerza, mire detrás de mí, percatándome de que Jimin ya estaba afuera de su automóvil, coloca los seguros a su vehículo, se ha quitado el saco, demonios, lleva su mano a sus cabellos pasándola por ellos y deteniéndose solamente un poco, entonces el ascensor por fin hace acto de presencia, haciendo que preste más atención a su llegada, en cuanto abre las puertas, entro de inmediato, y miro el tablero de botones, justo en la parte de arriba, de inmediato llevo mi mano izquierda hacia el tablero y coloco la llave justo en donde la ultima vez Jimin la coloco para subir a su departamento, la giro y es cuando las puertas comienzan a cerrarse.
Mi mirada fue a dar hacia afuera del ascensor, pero Jimin ya no se encontraba por ningún lado, pensé que podría verlo, pero él había desaparecido de mi vista, irá a la recepción, estoy seguro de eso, me dijo que esta es su llave, supongo que pedirá una nueva y seguramente con la excusa de que ha extraviado la anterior, esa nueva llave que le den será la mía, lo sé.
El ascensor comienza su recorrido, haciéndome sentir cada vez mucho más nervioso por la espera, de nuevo mi pie izquierdo no deja de tamborilear el suelo, muerdo el interior de mi boca con un poco de fuerza debido al maldito nerviosismo que me estaba causando la espera, cruzo mis brazos por debajo de mi pecho, pero casi me estoy dando un abrazo a mí mismo.
Siento que el tiempo esta pasando demasiado rápido, inclusive siento que la posibilidad de que él ya haya llegado estaba más que cercana, demonios, esto me estaba matando lentamente y no sé qué carajos puedo hacer.
No tengo salvación alguna más que comportarme sumiso ante él, y dejar que me haga lo que le plazca, maldita sea.
Mire hacia la parte de arriba, observando como los números de los pisos seguían subiendo, y entonces, mi respiración se cortó, cuando por fin vi el numero de piso en el cual estaba el departamento de Jimin, trague en seco, mire la llave que seguía pegada al tablero, y entonces me dispuse a sacarla de allí estirando mi mano para darle alcance, cuando lo hice, las puertas del elevador se abrieron, dándome ahora la vista de la estancia, salí y en cuanto lo hice, las puertas se cerraron, el silencio dentro de aquel lugar me hacía sentir escalofríos, pero no podía detenerme y pensar y apreciar lo que había allí, ya sabía lo que Park Jimin tenía en su departamento, así que debía dejar de perder mi tiempo, ya que ahora sí que era valioso.
Me encamine, pasando de largo la estancia, y la cocina, mis pasos se escuchaban por el lugar, haciendo que el silencio permanente en aquel departamento se fuera al carajo, seguí mi camino, casi llegando a la cocina, y doble un poco para dar con esa maldita puerta, en cuanto la vi, me acerque hacia ella, y estire mi mano para tomar la perilla de esta misma, detuve mis pasos en cuanto mis dedos lograron tomar por completo la cerradura, la apreté entre mis dedos con algo de fuerza, solté un pequeño resoplido antes de disponerme a abrir la puerta.
Abrí despacio, dejando que las bisagras rechinaran debido a mi lentitud, y ante mi la habitación que era el armario más grande que haya visto en mi vida, se presentó, me adentre para después cerrar la puerta detrás de mí, y sin pensarlo mucho, fui despojándome de mis prendas de vestir, primero me retire los zapatos, pasando después por quitarme los calcetines, luego de eso, lleve mis manos con torpeza hacia mis pantalones, desabrochando el cinturón que llevaba puesto, para después desabotonarlo y bajar el zipper de la cremallera, deje que el pantalón se deslizará por mis delgadas piernas hasta dar con el suelo, mientras que me quitaba el saco que llevaba puesto y pasaba para desabotonar cada uno de los botones de mi camisa, demonios, ¿cuánto tiempo había pasado? ¿Esteré siendo demasiado lento?
Esperaba que no.
cuando por fin tenía aquellas prendas fuera de mi cuerpo, me dedique a doblar mi pantalón, mi camisa, para después colocarlas en el cajón que Jimin me había indicado que era exclusivo para mí, guarde de igual forma los zapatos, y los calcetines, además del saco, después de eso, me despoje de mi ropa interior, y la guarde de igual modo, ahora estaba completamente desnudo.
Mis ojos ven hacia la izquierda, allí esta la habitación que él me indico específicamente que entrase, trague saliva con fuerza, mis pies descalzos tocaban el frio suelo, mientras caminaba hacia la dichosa puerta de aquella habitación, mis pasos eran un poco largos, pero temerosos, de sólo pensar en que él me daría un castigo, me estaba poniendo de los nervios.
Cuando llegué por fin a la puerta, no dude en llevar ambas manos hacia la manija para abrirla, en cuanto lo hice, la imagen del piso negro matizado es lo que mis ojos ven primero, para después levantar la mirada y observar las paredes vestidas de aquel vino intenso, la cama está a la vista para mí, todo estaba en orden, limpio y pulcro, maldición, entro por fin a la habitación, y cierro la puerta detrás de mí.
No sé cuanto tiempo ha pasado, pero debía darme prisa antes de que él llegará.
Camine pasando por la habitación, dirigiéndome hacia la cama, hay algo sobre la cama, y es cuando me acerco, que noto de que se trata, mis mejillas se sienten calientes al percatarme de que allí mismo se encuentran un par de medias de color blanco sin nada en particular, son largas, llevo mi mano derecha hacia ellas, pasándola un poco por sobre la tela, sintiendo lo suaves que son bajo mi tacto, y también hay otra cosa, una camisa de color blanco, una demasiado grande, acerque mis manos hacia la camisa, tomándola entre mis manos, y mirándola fijamente, el aroma me parecía sumamente familiar, así que la acerque a mi rostro, inhale profundamente y cerré mis ojos para disfrutar un poco del aroma, era el perfume de fragancia tan fresca que Jimin siempre utilizaba, eso sólo me indicaba que se trataba de una de sus camisas.
No sabía cuanto tiempo había pasado, pero debía de apresurarme, sacudí mi cabeza, necesitaba concentrarme más en lo que hacía en lugar de estar mirando con detalle todo, maldición, coloque la camisa en mi cuerpo, abrigándome un poco de la pequeña corriente de frio que se sentía en la habitación, abotone pocos de los botones para abrigarme un poco, acomode el cuello para verme más presentable, deje al descubierto mis clavículas y parte de mis hombros, la camisa era demasiado grande para mi cuerpo.
Dirigí mi mirada hacia las medias que estaban sobre la cama, acerque mis manos para tomar la primera de ellas, eleve mi pierna derecha, doblándola un poco y acercándola hacia mi pecho, coloque aquella media en mi pierna, sintiendo como apretaban levemente mi pierna, me percate que aquella prenda de vestir solamente llegaba un poco más arriba de la rodilla, del mismo modo, me coloque la otra, y me mire un poco, me sentía extraño.
Dejando de lado mi imagen personal, camine de nuevo para acercarme un poco hacia la puerta, en cuanto llegue a mi destino, le di la espalda a la puerta, y me coloque sentado sobre mis piernas, y coloque mis manos sobre mis muslos, esa era la posición que él me indico que hiciera cada que me solicitase para tener sexo.
Iba a soltar un resoplido, pero lo contuve cuando escuché como la puerta se abría en un 'clic' y de nuevo, todos mis sentidos se habían colocado alerta cuando sus primeros pasos se adentraron en la habitación.
—Muy bien, gatito —su aterciopelada voz acaricio mis oídos en unos instantes—, ¿listo para que te haga mío? Contesta.
—S-sí, amo...
Maldición, esto es sumamente excitante, más de lo que me imagine, estoy asustado, pero en verdad quiero saber lo que planea para mí.
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