60

Después de aquella pequeña conversación con Jimin, decidí despedirme de los demás, quienes al parecer se quedarían un poco más en el restaurante bebiendo vino y hablando de cosas del trabajo, mientras que yo, seguí los pasos de Jimin para poder retirarme del restaurante, hoy sería el día de mi cita, de algún modo la idea de tener una cita con él me emocionaba, aunque claro, solamente sería la única cita que tendría con él, se lo había pedido después del tortuoso castigo que me aplico.

Y al menos no se había negado a mi petición, eso era sumamente genial, debía de lucir mis mejores ropas, aunque claro, no es como si tuviera un armario lleno de ropa en este hotel, o haya empacado muchas cosas para el viaje, era obvio que no lo había hecho, Jimin había ido por mí al departamento que comparto con mi hermana Mina, y me había dicho que era un viaje de negocios por una semana entera, apenas habían trascurrido dos días, y ya me sentía desfallecer cada vez más por él.

Definitivamente su presencia no ayudaba mucho en no querer pensar en él, pero bueno, al menos había obtenido algo bueno de todo esto, y eso era una cita. Deje de caminar rápido en cuanto llegué a mi habitación, fruncí el ceño al ver que la puerta estaba entreabierta, me acerque hasta quedar frente a la puerta y empujarla para poder abrirla por completo, mi vista viajo por toda la habitación, pero no había nadie, pero lo que si había era algo sobre la cama.

Una caja de tamaño mediano de color blanco y decorada con un moño en la esquina superior derecha de color azul celeste, ingrese a la habitación despacio, escuchando la puerta cerrarse tras de mí mientras que toda mi concentración estaba puesta sobre aquella caja, cuando llegué cerca de la cama en donde se encontraba la caja, me senté de su lado derecho, en la orilla, y me acomode un poco, sintiendo el leve dolor en mi retaguardia, pero dejando de lado los recuerdos de aquella noche.

Mis manos viajaron de inmediato tomando la caja con cuidado para colocarla sobre mi regazo, la caja podía abrirse fácilmente debido a que la parte de encima solamente podía quitarla sin problema alguno, como si se tratase de una tapa, cuando lo hice, vi que dentro de la caja, había ropa, en especifico estaba allí una camisa de color azul pastel, encima de la camisa, había una gargantilla de color negro delgada, de cuero, tenía un pequeño símbolo de la marca Gucci grabado en letras doradas a su lado derecho, además había una nota debajo de aquella gargantilla.

Tome el papel para saber lo que tenía escrito allí.

"Es un regalo, quiero que lo uses en nuestra cita, gatito."

P. JM.

Eso era lo único que decía, deje la nota y solté un suspiro, saque la gargantilla y me dispuse a sacar la camisa, la tela era casi sedosa, pero no demasiado, se sentía suave al tacto, me percate de quera de manga larga, y algo holgada, no dude mucho en ponerme aquella prenda, me despoje de mi atuendo de la parte superior de mi cuerpo, y deje que la suave tela de la camisa envolviera mi cuerpo, camine un poco mientras me abrochaba los botones azules celestes y me percataba de que la camisa no tenía botones en cuanto llegue a mis clavículas, demonios, trague en seco y después mire hacia la cama, debía ponerme la gargantilla, estire mi mano para tomarla y después acomodarla alrededor de mi cuello, con torpeza mis dedos lograron abrocharla, y logré acomodarla, la marca de aquella cosa no se veía mucho, y eso me aliviaba, seguramente la camisa era de la misma marca, odio las marcas de elevados precios, no es lo mío, siento que no merezco usar nada de esto, pero él insiste, me dijo que me pusiera lindo para él, y definitivamente este no sería mi concepto de verme lindo, ni siquiera sé porque me preocupa tanto que me vea lindo, él lo dijo, pero siempre me dice que me veo bien, que no tiene problema con mi ropa, pero ahora, en verdad quiero verme bien.

Estaba a punto de arrepentirme de haberme puesto esto, e inclusive quería hablar con Jimin para que me dejase vestir a mi manera, cuando escuche la puerta abrirse de golpe, abrí mis ojos de golpe, pero cuando vi su cabellera rubia ceniza asomar, fruncí el ceño.

¿Qué no sabe tocar antes de entrar? Y ¿cómo carajos entro? Debía revisar la puerta, este hombre me está dando demasiados sustos.

—Yoongi, hay que... —entro, pero se detuvo de golpe, sus labios estaban entreabiertos mientras sus ojos me miraban, me veía como si hubiera visto al objeto más valioso y precioso del mundo, pero yo estaba molesto—... irnos...

—¿No sabes tocar? —pregunte entre dientes mientras cruzaba mis brazos sobre mi pecho.

—En verdad te ves... —sonrió levemente.

—¿Qué? —seguí mirándolo—. Ya sé que me veo horrible, no sé como se te ocurre hacerme poner estos colores —dije mientras miraba mi camisa, demonios, seguramente me veía más pálido que un fantasma—, me veo... —me interrumpió.

—Te ves hermoso —me tragué mis propias palabras.

Jimin ingreso por completo a la habitación, y está vez cerró la puerta, sentí que la sangre abandono mi cuerpo cuando escuche como colocaba el seguro a la puerta, trague saliva, su sonrisa ladina no abandonaba su rostro, sus ojos estaban totalmente concentrados en mí, relamió sus labios levemente, mientras caminaba a pasos cortos pero seguros hacia mi persona, me sentí temblar al verlo aproximarse hacia mí, y mis pies no dudaron en dar un paso hacia atrás en cuanto él seguía aproximándose, pero por supuesto, no tarde en llegar a la orilla de la cama, en donde lamentablemente me quedé, parado y sin moverme, mientras lo miraba a él, y escuchaba como sus pasos poco a poco se acercaban a mí y en un parpadeo ya lo tenía lo suficientemente cerca de mí como para sentirlo.

Mi garganta se cerraba poco a poco, y mi corazón aumentaba sus latidos, su cercanía solamente hacia que todo mi ser se volviera loco, carraspee la garganta y aparte mi mirada de él, demonios.

—D-dijiste que ha-a-ay que irnos, ¿n-no? —quería apartarme de él.

Aquella cercanía suya no me estaba ayudando en nada, sentía que todo mi cuerpo se derretiría si es que él hacía o decía algo en ese mismo instante, quise salir de su espacio personal, pero él me lo impidió cuando sentí como sus manos se posaban directamente en mi cintura, tomándola levemente, sin apretar aquella zona, y haciendo que lo mirase de aquel modo a los ojos.

—Sabía que esos colores te harían ver sumamente bien —dijo en voz baja, casi en un susurro—, en verdad te ves radiante, gatito.

Joder, aparte mi mirada de inmediato, no podía con todo esto, coloque mis manos sobre su pecho para tratar de apartarlo, pero él logró abrazarme más hacia su cuerpo, juntando nuestros pechos para que la cercanía ente nuestros cuerpos fuera todavía más notoria, mi corazón latía en desenfreno por sus acciones.

No lo vi, sólo sentía su respiración sobre mis cabellos, trague saliva, y él alejo su rostro de mi coronilla para aproximarlo cerca de mi oreja, sentí su aliento golpear mi piel, dándome cosquillas y pequeñas sensaciones que pasaban del calor al frío en cuestión de segundos, escuche una pequeña risa salir en un resoplido por sus labios, su voz era ronca, haciendo que mis sentidos estuvieran alertas ante lo que diría.

—No me molestaría tomarte ahora mismo —dijo aquello en mi oído, dejándome derretir por sus palabras, ¿en verdad me estaba deseando? Joder, relamí mis labios levemente—, ¿quieres que lo haga, gatito?

Su lengua dio una lamida cerca de mi lóbulo y parte de mi mandíbula y mi mejilla, haciendo soltar un breve suspiro, apreté mis piernas con fuerza, sintiendo un leve cosquilleo en mi vientre, y como mis mejillas se calentaban por sus acciones, joder, ¿cómo puede hacer que me encante todo lo que hace?

Pero, no podía darme el lujo de volver a acostarme con él, quería tener esa cita que me prometió, debía cumplir con su promesa, es mi regalo, él lo dijo.

—No quiero —dije en un suspiro, sentí sus labios bajar a mi cuello, y como dejaba besos que daban leves chasquidos por mi piel, haciéndome suspirar en el proceso, maldición Park Jimin.

—¿Estás seguro? —pregunto para después darme unos cortos besos a lo largo de mi cuello, y chocando con la gargantilla para después volver a besar la extensión de mi cuello.

—Me prometiste... aaah —solté al sentir como sus dientes daban pequeñas mordidas a mi cuello, hice mi cabeza a un lado para darle más acceso, cerré mis ojos por un momento, disfrutando de sus acciones, demonios—, una cita.

Él detuvo sus acciones, sentí su respiración golpear la piel semi húmeda de mi cuello, y después como se alejaba de aquella zona, lo miré a los ojos y él relamió sus labios para después soltar un suspiro.

—Eso hice —menciono para después regalarme una sonrisa, di un asentimiento reafirmando sus palabras—, tengamos esa cita, encanto.

Sonreí levemente, al menos me había salvado por el momento.

—Pero ni creas que te dejaré ir de mis manos —susurro por lo bajo, estaba consciente de eso.

—Está bien, Jiminie —dije y él sonrió en el proceso, aunque no pude evitar sentir vergüenza por lo que dije, demonios, acabo de hablarle con cariño, maldita sea—, p-perdón yo...

—Nada de perdón —dijo de inmediato—, ahora vamos, encanto, no quiero  perder tiempo, quiero pasar el resto del día contigo.

¿Cuántas veces más podría lograr ver esa parte tan dulce de Jimin? No lo sabía, así que debía disfrutar de este momento al máximo.

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