55
Mi pulso tembló en cuanto acerque la tarjeta para abrir la habitación de Jimin, por más que quería calmar a mi propio cuerpo, me era imposible lograrlo, mi corazón saltaba como loco dentro de mi pecho, podía escuchar mis latidos potentes en mis oídos, bajo el silencio notorio del lugar en donde me encontraba, relamí mis labios levemente antes de pasar la tarjeta y escuchar como el seguro de la puerta se abría para darme acceso, no dude en empujar la puerta para poder ingresar a la dichosa habitación de mi amo.
Cuando lo hice, pude ver que la habitación no se encontraba con algo en particular, aunque por unos momentos creí que inclusive él había pedido una habitación especial para este momento, gracias a todos los cielos que no era así, no sé que hubiera hecho si es que dentro de la habitación me encontraba con cadenas, lazos y otras cosas, sacudí mi cabeza alejando esas ideas de mi mente, no debía pensar mucho en lo que podría pasar, no después de lo que había pasado en la ducha.
Deje la puerta apenas entreabierta para evitar que el seguro se colocará, y camine despacio para poder colocarme en medio de la habitación, mire por todos lados, buscando la mochila que Jimin tenía cuando llegamos aquí, me dijo que debía colocarme una de sus camisas, demonios, tengo límite de tiempo y no puedo encontrar la bendita mochila.
Miro por toda la habitación, suelto un resoplido fastidiado, y entonces camino para poder encontrarla, el peso de mis hombros se disperso al ver la mochila a un lado de la cama, al menos la había logrado encontrar a tiempo, mis pasos fueron rápidos y no dude ni un solo segundo en agacharme y colocarme en cuclillas para poder mirar dentro de la mochila con más atención, tome con mi mano derecha el zipper y lo arrastré para por fin abrir la cremallera por completo, y entonces la ropa apareció frente a mis ojos, solté un suspiro, al menos había encontrado lo que buscaba.
Lleve mis manos dentro de la mochila, buscando entre las prendas que allí se encontraban, y dando por fin con una camisa de color blanco, sonreí satisfecho, la saque de allí, pero cuando lo hice algo llamo mi atención, asome mi rostro para poder fijarme bien lo que mis dedos habían tocado por casualidad, y entonces lo vi, era una cuerda de cáñamo.
Fruncí el ceño.
—¿Qué carajos? —pregunte en voz baja, coloque la camisa sobre la cama, para después con mi mano libre, introducirla en la mochila y tomar la cuerda, no era larga lo sabía, logré sacarla de la mochila mirándola por unos segundos, y entonces mi vista fue a dar de nueva cuenta dentro de la mochila.
Había más cosas.
Pude divisar algunos condones, a decir verdad, creo que eran demasiados, ¿acaso planeaba tomarme más de tres veces cuando terminemos con todo esto? Demonios, este hombre si que estaba loco, y quizás pensaba que me gustaba que me tomarán cada tres horas, rodé los ojos, no voy a mentir, me gusta que lo haga, se comporta de una manera tan seductora que no puedo negarme a nada que él me pida. Deje mis pensamientos de lado para mirar que más había allí dentro, deje la cuerda a un lado y seguí husmeando dentro de la mochila.
Encontré algo parecido a un dildo, pero era un poco más pesado y de color negro, no sabía exactamente lo que era, y no le tome mucha importancia, mi boca logró secarse y los cabellos cortos de mi nuca no tardaron en erizarse por completo al ver una fusta dentro de la mochila, la punta era de cuero negro, trague grueso para después alejarme de la mochila, demonios, mi corazón volvió a desbocar sus latidos, el nerviosismo estaba regresando por completo a mi cuerpo.
—¿Para qué quiere todo esto? —pregunte en voz alta.
—Obviamente para usarlo en ti —aquella voz me hizo quedarme quieto en mi sitio.
Maldita sea.
Maldita sea.
¡Maldita sea!
Giré mi rostro despacio, sintiendo mi corazón casi salirse de mi pecho, demonios, ¿ya habían pasado siete minutos? Maldita sea Min Yoongi, ¿cómo puedes ser tan idiota? Debí mantener mi atención en lo que debía hacer, demonios, ahora mismo estaba en serios problemas con el hombre que ya desde un principio desea castigarme, y que me advirtió que no sería piadoso si desobedecía de nuevo, y acabo de hacer lo que él quería que no hiciera, ¡buen trabajo, Yoongi!
Cuando nuestras miradas se conectaron, su rostro no estaba nada sereno, su ceño estaba levemente fruncido, y esa mirada fiera estaba sobre mí, por breves momentos me sentí sumamente pequeño al ver esos ojos furiosos sobre mí, su pecho subía y bajaba lento, pero sus respiraciones eran profundas, no estaba feliz y lo sabía completamente.
—Veo que es muy difícil para ti acatar ordenes —volvió a hablar—, ven aquí, ¡ahora! —grito lo ultimo haciendo que me encogiera en mi sitio.
Joder, esto es peor de lo que esperaba, me levante despacio y sin mirarlo a los ojos, camine a pasos pequeños para poder rodear la cama de nuevo y acercarme hacia donde él se encontraba parado esperándome, sus brazos estaban cruzados sobre su pecho, trague saliva para tratar de tranquilizarme un poco, pero no funcionaba en lo absoluto.
En cuanto escuche sus exhalaciones supe que ya estaba lo suficientemente cerca de él y más cuando vi sus zapatos asomar, no sabía que demonios tenía que decirle, aunque no espero a que dijese algo, una de sus manos de inmediato me tomo por la quijada haciéndome levantar el rostro de forma brusca, el agarre era firme, apretaba levemente, pero no sentí daño alguno, solté un leve quejido cuando sentí que me aproximo hacia él, la distancia entre nuestros cuerpos ya era poca, mire sus ojos oscuros, esa ira contenida dentro de él, su respiración sobre mis labios, analizo mi rostro un poco antes de dejar de fruncir el ceño por completo, sonrió ladino.
—Parece que mi gatito quiere un castigo más fuerte —trague saliva, no, no, no, no quiero, quería negarme, pero mi cuerpo no me respondía ni siquiera para eso.
Escuche una risa corta de su parte, se estaba burlando, seguramente estaba viendo que lo miraba con terror, y es que en verdad me sentía atemorizado.
—Me compadeceré de ti si te quitas la ropa frente a mí —soltó mi mandíbula y me miro de pies a cabeza de forma rápida—, ¿qué estás esperando, gatito?
—A-amo...
—No te pedí que hablaras —me interrumpió, su voz era ronca, demandante y fuerte, mantenía la mandíbula apretada mientras seguía mirándome como si fuera el objeto más valioso del mundo—, será mejor que hagas lo que te dije, ¿o prefieres que te castigue a mi manera? —sonrió ladino—, contesta.
—N-no, amo... —dije apenas en un hilo de voz.
—Entonces ¿qué esperas?
Jamás creí sentirme así de humillado por unos segundos, pero sabía que no debía de quedarme quieto, con mis manos temblorosas logré despojarme del cinturón para poder bajare los pantalones, bajo la atenta mirada del hombre de cabellos rubios cenizos frente a mí, me despoje de mi camisa que estaba usando en ese momento, hasta quedar completamente expuesto del torso, él seguía mirándome sin pudor alguno, y cuando por fin me deshice de casi todas mis prendas, pude verlo relamer sus labios lentamente, como si estuviera saboreando el mejor de los postres, cuando me quite los boxers y por fin estuve completamente desnudo ante él, fue cuando se acercó a mí de nuevo.
Baje la mirada, no quería verlo a los ojos, no ahora, no estaba preparado para algo como aquello, él detuvo sus pasos a escasos centímetros de mí, y antes de que siquiera pudiera hacer o decir algo, él habló.
—Estás curioso por saber que haré con todo eso que traje, ¿no es así? —tragué saliva.
No me dejo contestar, paso a mi lado evadiéndome por completo, pude escuchar sus pasos, se dirigía hacia la mochila, estaba seguro de eso.
—Quieres saber para que traje todo esto —menciono de nuevo, escuche como las cosas eran movidas dentro de la mochila, y como dejaba caer cada una de ellas sobre la cama, aprete mis labios—, tengo muchos planes para ti, gatito —y fue allí cuando escuche como azotaba la fusta sobre la cama con fuerza, haciendo que mi cuerpo temblara en el proceso—, ven aquí.
Demonios...
¡Maldita sea, quiero salir corriendo! No me importa si los demás me ven desnudo, quiero irme.
—¿No me escuchaste? —de nuevo alzo la voz—. ¡Ven aquí ahora mismo! —y volvió a azotar la fusta sobre la cama, maldición, me estaba ganando la reprimenda más grande de mi vida.
Solté el aire que estaba reteniendo, y entonces me gire sobre mis talones y allí lo vi, tenía la fusta en su mano derecha, apretaba su agarre con fuerza, camine despacio hacia él, pero antes de que siquiera llegara a aproximarme a la cama, él carraspeo su garganta.
—Colócate en cuatro allí —señalo con la fusta la mullida cama—, no quiero protestas.
—S-sí, amo —dije en voz baja.
Bajo su atenta mirada, me acerque a la cama y no dude en subirme en ella, me coloque de rodillas, mirando hacia él, y sin levantar la mirada, coloque mis manos sobre el colchón, gateando hasta quedar posicionado de forma correcta, con la espalda totalmente en horizontal, trague saliva y espere a que él dijera algo más, pero no hubo palabras, en cambio, él comenzó a caminar, sus pasos eran pesados, como si quisiera que supiera hacia donde se dirige.
—Tienes una hermosa piel, gatito —sentí un escalofrió inmenso recorrer mi cuerpo cuando sentí la punta de la fusta sobre mi piel, sobre mi espalda, paseándose y rozándome ligeramente, el frio del cuero poco a poco se volvía tibio cuando pasaba despacio por mi espalda, haciendo que mi cuerpo temblará en el proceso—, tan exquisita...
Cerré mis ojos con fuerza cuando sentí que la punta de la fusta se detenía justo en el inicio de mis glúteos, maldición.
—Siete minutos —menciono Jimin—, no pudiste hacer lo que te dije en siete minutos, ¿algo que decir a tu favor, gatito? ¡Contesta!
—No, a-amo.
—Lo suponía —casi podía verlo sonreír ladino—, ¿Te gustan las matemáticas, gatito?
—N-no mucho, amo... —mi voz temblaba, joder.
—Que mal —dijo en voz baja—, me fascinan los números —la punta de la fusta se alejo de mi cuerpo, pude sentirme un poco más relajado—, ¿sabes contar, gatito?
—S-sí, amo —maldición, abrí mis ojos en grande, quería que contará, pero, ¿cuántas veces serían?
—¡Perfecto! —en su voz se escuchaba la satisfacción completa por mi respuesta—, siete es un numero muy pequeño, ¿no lo crees? —de nuevo la fusta estaba sobre mi espalda baja, y mi corazón se sintió intranquilo ante esa acción—, pero diecisiete... —maldita sea, no—, es un numero perfecto.
Hizo una pausa antes de hacerme sentir un leve golpe con la fusta sobre uno de mis glúteos, haciéndome apretar los labios en el proceso.
—Quiero que cuentes cada uno de los azotes, y si no lo haces bien, volveremos al inicio —este hombre está loco—, ¿has entendido?
—S-sí, amo.
—Bien —menciono Jimin—, será mejor para ti si es que no te equivocas contando, no quiero que me pidas que deje de hacerlo, porque no lo haré —sentí su mano sobar levemente la piel de mis glúteos—, ¿listo, gatito?
Ni siquiera me dejo responder.
Cuando menos lo sentí me había propinado el primer azote, y joder, aprete mis dientes con fuerza al sentir aquel golpe, demonios, el ardor era insoportable, mi cuerpo tembló en el proceso.
—¿No te escucho, gatito? —quería mandarlo a la mierda, pero sabía que, si lo hacía, él sería peor, así que deje de lado mis pensamientos, trague saliva antes de contestar.
—U-uno... —mi voz tembló, y entonces volvió a darme uno nuevo, maldición—, d-d-dos...
Tres... maldita sea, cerré mis ojos con fuerza.
Cuatro... aprete mis manos en las sábanas, arrugando la tela entre mis dedos, demonios.
Cinco... ¡dolía como mil demonios! Seis... un jadeo escapo de mis labios después de decir aquel número.
Siete... quería que dejase de hacerlo, maldición. Ocho... el ardor de los anteriores azotes no me estaba ayudando en nada, y más sabiendo que vendría uno nuevo.
Nueve...
Diez...
Once...
Maldita sea, solté un nuevo jadeo al sentir el doceavo azote en mis glúteos, mi piel ardía con intensidad, esto me iba a doler por el resto de este día y al día siguiente, el treceavo azote no tardo en llegar y mis ojos picaban, las lagrimas no tardarían en salir por mis ojos, no quiero llorar, pero quiero que deje de hacer esto.
Sé que me lo he buscado, pero demonios, no pensé que querría darme tantos azotes. Catorce... mordí mi labio inferior con fuerza para evitar que un sollozo saliera por mis labios, sentía mis ojos aguarse a cada momento, pero debía resistir, aunque sea un poco más.
Quince...
Dieciséis...
Y diecisiete... solté un leve jadeo al sentir el ultimo de los azotes sobre mi piel, mi respiración era intranquila, y sentía una ligera capa de sudor sobre mi frente, mis brazos temblaban levemente ante la posición en la que me encontraba.
—Muy bien, gatito —estaba complacido, podía escucharlo claramente—, ahora, quiero que trates de sentarte sobre tus piernas, y lleves tus manos hacia atrás, aún no hemos terminado.
Joder.
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