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—No olvides llamarme, hermano —esas fueron las palabras que salieron de los labios de Mina, y por supuesto le sonreí, por más que ella se quiera sentir como una estricta hermana mayor, sé que no es así.

—Descuida, te llamaré, además me tendrás de regreso pronto —dije para después acercarme a ella y estrecharla en un abrazo, Mina no tardo en corresponderme apretando más el abrazo mientras soltaba un leve chillido de emoción.

Cuando nos separamos del abrazo, Mina miro a Jimin de inmediato, quien ya llevaba mi mochila con la ropa que usaría.

—Cuídalo bien —demando Mina—, lo quiero de regreso sano y salvo, señor Park Jimin.

—A sus órdenes, Min Mina —dijo Jimin mientras le sonreía, este hombre estaba totalmente de buen humor.

Mina volvió a mirarme antes de soltar un suspiro y por fin despedirse, cuando mi hermana cerro la puerta, fue cuando me gire para mirar a Jimin, quien mantenía aquella sonrisa tenue que parecía no sería borrada de su rostro en un largo tiempo.

—Debemos irnos, gatito —dijo de inmediato—, tenemos tres horas para ir al aeropuerto, debemos darnos prisa.

La sangre casi se me va del cuerpo, trago en seco, demonios, odio los aviones, no les tengo miedo, he viajado un par de veces, pero definitivamente lo que más detestaba era cuando despegaban, era de lo peor, y no quería experimentar de nuevo esa sensación, una vez tuve que viajar por otros asuntos junto a mi madre, y demonios, tenía trece años, y lo único que quería era bajarme, casi me desmayaba allí dentro, la ultima vez que me había subido a un avión, fue por mi hermana y su urgencia por querer irse de vacaciones, pero eso fue lo último.

—¿N-no podemos ir por carretera? —necesitaba viajar en tierra.

—¿Carretera? —Jimin me mira, estamos caminando para dirigirnos a las escaleras—. Serán demasiadas horas de viaje, hay que ir en avión, será mucho más eficiente y rápido.

Solté un resoplido, el sonido del aire salió por mis labios tembloroso, cosa que hizo a Jimin mirarme de inmediato, demonios, me estaba comportando como un idiota, y no le tengo miedo a las alturas, solamente detesto subirme a los aviones y que estos despeguen.

—¿Le tienes miedo a...? —no lo dejo terminar.

—No —dije de inmediato—, la verdad detesto cuando un avión comienza a despegar, me dan nauseas.

—Oh... —dice y hace una breve pausa, seguramente ha de estar burlándose de mí ahora mismo—, no te preocupes.

—¿Eh? —Jimin me regala una nueva sonrisa, sin mostrar sus blancas perlas.

—Puedes tomar mi mano si es que te empiezan a entrar nervios —mi corazón comienza a acelerarse con sólo esas palabras, ¿hablaba en serio? Aprieto mis labios levemente—, no tengo problema con que lo hagas, gatito.

—E-está bien —mis mejillas se sienten calientes, demonios, ¡odio que este hombre tan atractivo me haga sonrojar en demasía! Pero... es dulce de su parte considerarme de ese modo—, por cierto, te debo una disculpa.

Jimin eleva ambas cejas al escucharme, parpadea un par de veces, preguntándome la razón por mi disculpa, dejo de mirarlo por unos momentos.

—Lo digo por Mina —mencione—, a veces ella no tiene filtro cuando se trata de hablar.

El hombre a mi lado suelta una suave risa que logra llamar mi atención.

—No te debes disculpar por eso —me dijo—, además, tu hermana es muy agradable y divertida.

—De todas formas, no deberías de seguirle la corriente —dije y en mis recuerdos pasa aquella palabra que jamás creí iba a escuchar.

—¿Por qué lo dices?

—Porque pienso que decirle cuñada —recalque la última palabra—, estaba demás...

Jimin relame levemente sus labios antes de sonreír ampliamente.

—No veo el problema, es sólo por juego, además se ve que le gusta molestarte, y te ves adorable cuando arrugas levemente la nariz cuando te molestan —¿en verdad lo hago? Demonios—, pero no es nada por lo que te debas disculpar —lo miro por breves segundos—, hace mucho que no tenía un desayuno con personas agradables.

—Supongo te la pasas muy ocupado —mencione.

—De hecho, casi toda mi vida se ha visto envuelta en soledad —a pesar de lo que dijo, Jimin no pierde esa sonrisa—, tener a mi familiar reunida sin que fuera algo por negocios... es algo que nunca pasa.

Terminamos de bajar las escaleras, Jimin siguió caminando al frente hasta salir del edificio, y yo me fui un poco más lento, quizás esté hombre se estaba alejando mucho de los sentimientos porque ha vivido de ese modo toda su vida, quizás inclusive sea esa la razón principal por la cual ni siquiera se ha podido dar la oportunidad de conocer a alguien de manera más formal, o también podía estar siendo muy exagerado con mis pensamientos. No lo conozco, no del todo, y, de todas formas, en estos momentos se ve sumamente feliz de haber podido tener un desayuno sin tener que hablar con nadie sobre los negocios de su empresa o inclusive sus negocios personales, eso me hace sentir alegre.

—Gatito, no te quedes atrás —mis mejillas se sienten calientes de golpe, demonios.

—¡Ya voy! —debo dejar de pensar tanto las cosas.

Corro los últimos metros que me faltan para por fin salir del edificio de departamentos, me encuentro con él afuera, y está sonriéndome en cuanto me ve, le devuelvo la sonrisa, y entonces dirijo mi mirada al frente, encontrándome ahora con un automóvil de color gris oscuro.

—No te lo he dicho —hablo Jimin—, pero la empresa Park's tiene su propio servicio de taxis, pero son más exclusivos, tanto para empleados de suma importancia, como para socios o empresarios multimillonarios.

—Supongo que es para que se sientan más seguros ¿no es así? —Jimin dio un asentimiento.

—Nos aseguramos de que el servicio sea eficiente al máximo, es el transporte más seguro inclusive para los políticos importantes.

—Suenas como un comercial —Jimin suelta una risa al escuchar mi comentario.

—Bueno, tienes un comercial exclusivo, no todos pueden tenerlo, gatito —definitivamente tener a este Jimin a mi lado, me estaba gustando demasiado, es dulce, agradable, lleno de energía, y sobre todo muy risueño, me fascina esta faceta—, vamos, entremos.

Sin perder tiempo, Jimin abre la puerta del automóvil indicándome que puedo entrar, no dudo en hacerlo, bajo la cabeza y me agacho bien para poder entrar al vehículo, cuando por fin me logró acomodar y sentarme bien en mi sitio, Jimin se dispone a entrar, deja mi mochila abajo sobre sus pies, y cierra la puerta.

—Llévanos al aeropuerto, y que sea rápido —demando Jimin.

—Sí, señor Park —responde el conductor y sin siquiera darnos una mirada, enciende el vehículo, para así comenzar nuestro viaje.

Es increíble, de verdad increíble, el conductor ni siquiera voltea a vernos por el espejo retrovisor, solamente se dedica a mirar el camino de enfrente, no pronuncia palabra alguna, es como ver a un androide, demonios, supongo que para que esté taxi de la empresa se considere uno de los mejores servicios de la empresa Park's, deben de tener reglas sumamente estrictas.

—Ten —Jimin logra llamar mi atención, haciendo que mire lo que me esta entregando, de inmediato miro que se trata de uno de los boletos de avión, pero también me entrega una tarjeta de pase, que tiene el número cuarenta y siete, escrito en números de color dorado—, uno es el pase de abordaje, y el otro es la llave de tu habitación del hotel.

—Entiendo —supongo estaremos en habitaciones separadas, eso podía considerarse como un alivio, al menos no requeriría de mis servicios tan pronto como creí.

—La reunión será de dos días —dejo de mirar las cosas que me entrego y lo miro de inmediato, Jimin mira al frente sin mucho interés—, nos reuniremos en el hotel Blue Paradise, a las seis de la tarde para el día de hoy, y para mañana la reunión será por la tarde a las dos para ser exactos.

—E-espera —él me mira—, si vamos a reunirnos con tus colegas solamente por dos días, ¿por qué vamos a estar allá durante una semana?

Él sonríe levemente ante mi pregunta.

—Por eso dije que sería un viaje de negocios sin ser un viaje de negocios —menciono Jimin para después dejar de mirarme—, después de la reunión, nos iremos del hotel para ir a mi otro departamento que tengo allá en Saha-Gu.

—¿Tienes otro departamento allí? —definitivamente estaba muy sorprendido, aunque no debía estarlo, es Park Jimin, dueño de una gran empresa de automóviles, maldita sea.

—Sí —dijo sin más—, pasaremos el resto de los días allí.

Oh, no...

—Tenemos asuntos que debemos arreglar entre tú y yo, gatito.

¡Oh, no!

Por unos momentos pensé que inclusive el hombre que conducía el vehículo nos estaba prestando atención, pero cuando lo miré de soslayo, ni siquiera nos miraba o siquiera se ponía atento a lo que decíamos, eso era algo bueno, quizás aquellos hombres estaban tan bien entrenados que sabían que no debían meterse en las conversaciones ajenas de sus clientes. Estaba agradecido por ese hecho, pero, eso no quitaba los nervios de mi cuerpo, sólo tendría dos días en los que podía prácticamente prepararme mentalmente para lo que me esperaba, joder.

Estoy ansioso por saber lo que planea Jimin, y me odio por estarlo.

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