35 +18
—¿Desobedeciendo a mis órdenes, gatito? —mierda, trago pesado, era cierto, él lo había dicho, había sido claro, quédate de rodillas en cuanto entres a la habitación, coloca tus manos sobre tus muslos y mantén la cabeza hacia abajo, mirando tus manos.
¿Cómo pudo habérseme olvidado algo tan sencillo? Estoy en problemas, lo sé por el tono de su voz, es grave, totalmente autoritario, escucho sus pasos por el piso, todavía lleva puestos sus zapatos, le doy la espalda, bajo la mirada a mis pies descalzos, mi respiración a aumentado, tengo miedo, no le obedecí, sé que dijo que no me castigaría, pero en este momento estoy en su territorio, en todo su mundo.
Veo sus pies detrás de los míos, lleva puestos sus pantalones negros, y antes de que siquiera pueda reaccionar, siento sus manos sobre mis hombros, me estremezco al sentir sus tibios dedos acariciar mi piel, aprieta mis hombros y va bajando sus manos por mis brazos, tocando con fuerza, sintiendo a más no poder mi piel bajo su tacto.
—Mereces un castigo —susurra y se acerca más a mi cuerpo, siento la tela de sus ropas, no se ha despojado de su ropa para nada, no quiero mirarlo, siento que debo hacerlo, pero él ha dicho que no lo vea, que mantenga mi cabeza agachada, mirando mis pies—, pero... —su aliento golpea la piel de mi oreja, haciéndome cosquillas—, eso será después —siento su musculo bucal pasar por detrás de mi oreja lamiendo hasta el inicio de mis cabellos y haciéndome soltar un suave suspiro, joder.
Se separa despacio de mi cuerpo, y lo vuelvo a escuchar caminar, se aleja de mí, es inevitable no querer mirarlo, levanto un poco la vista y giro levemente mi rostro para poder ver lo que hace, va a las estanterías, y no duda en tomar lo primero que ve, es un latido, las tiras de cuero se mueven y él lo coloca sobre su hombro, aquellas hebras de cuero descansan en parte de su espalda y su hombro, lo sigo con la mirada, toma una de las tantas cuerdas que se encuentran allí, el material parece ser suave, peor lo dudo mucho, luego sigue su camino y toma algo más, una corbata de color negro que allí estaba tendida, cuando veo que tiene intenciones de girar para caminar de nuevo hacia mí, es cuando vuelvo a mi posición inicial, no quiero que me descubra mirándolo, trago en seco esperando que él no se haya percatado de mi mirada.
Escucho de nuevo sus pasos, camina lento y el tacón de sus zapatos lustrosos y negros se escucha en el suelo de mármol negro, lo escucho acercarse y alejarse de nuevo para pasarme de largo, es allí cuando decido levantar la mirada y lo veo, va directamente a aquel armario de color negro, y no duda en abrirlo, mis ojos se abren en sorpresa al ver parte de las cosas que hay dentro, pude divisar algunos dildos, él toma algo que no puedo ver bien de que se trata debido a que vuelve su cabeza para mirarme y me obligo a bajar la mirada de inmediato.
—¿Espiando, gatito? —demonios, detesto mi curiosidad y detesto más que me haya descubierto en el momento menos esperado—. No te culpo, cualquiera tendría curiosidad de lo que su amo puede hacer.
No respondo, y está bien, no es como si él esperase una respuesta, de nuevo escucho sus pasos, se está acercando hacia mí de nuevo, sus pasos cada vez son más cercanos y se detienen de golpe justo cuando veo sus zapatos cerca de mis pies, lleva su mano hacia mi rostro y toma con fuerza mi barbilla para elevar mi rostro, ahora puedo ver su rostro, sus ojos están ennegrecidos por la lujuria y el deseo de tenerme, su rostro es sereno, apacible y con un brillo nato que me hace ver claramente que está impaciente por lo que planea hacerme, trago en seco, no puedo hablar, lo sé. Sus cabellos están levemente desordenados, pero deja su frente descubierta, sus cejas perfectamente delineadas se elevan levemente mientras sus labios se abren un poco, me sonríe levemente.
—Ve a la cama, sube en ella y mantente justo en medio, sin protestas —me indica y suelta mi mentón—, ¿qué tienes que decir, gatito?
—Sí, amo —suelto en un hilo de voz, siento mi garganta cerrarse ante sus órdenes.
—Bien, muy bien —sonríe ladino antes de quitarse de mi camino para que pase, me indica con el mentón que avance y lo hago, bajo la mirada de él, me dejo llevar por mis pies, siento mi cuerpo temblar como gelatina, demonios.
Siento que en algún punto terminaré por tropezar con mis propios pies, pero por fortuna no sucede y lo agradezco inmensamente, sigo mi camino y en cuanto veo las sabanas oscuras de la cama, no dudo en subirme en ella para después gatear sobre la suave tela y recostarme, joder, mi corazón no para de latir desenfrenado.
—Recarga tu espalda en las almohadas, y no veas a tu amo directamente a los ojos —obedezco sus órdenes, no le miro, y hago lo que me pide—, perfecto, eres muy obediente, gatito.
Quiero aplaudirme por no desmayarme por todo esto, pero ni siquiera ha comenzado. De nuevo sus pasos se escuchan, se acerca a la cama, y en cuanto lo hace, toma mis muñecas con fuerza y me hace juntar las palmas de mis manos una contra la otra para después, y con la cuerda que vi que agarro con anterioridad, pasarla por mis manos, está haciendo un nudo, uno muy fuerte, puedo sentirlo, ajusta bien mis manos, como si no quisiera que escape, no puedo verlo a los ojos, y no es como si quisiera, no sé con qué podría encontrarme.
Cuando termina de anudar mis manos, con el resto sobrante de la cuerda, jala hacia el frente para obligarme a estirar los brazos y después los jala hacia atrás, meto la cabeza entre mis brazos y lleva la cuerda atrás, me deja de nuevo recostado, miro como su cuerpo está casi sobre el mío, y como ata la cuerda al respaldo de la cama, que está hecho de madera, y que apenas notaba, tenía barrotes de madera sólidos, en donde no duda en atar la cuerda con varios nudos, lo hace con fuerza, demonios.
Me mira de nuevo y yo esquivo su mirada, suelta un suspiro antes de acercarse a mi rostro, veo que tiene ahora la corbata en sus manos.
—Cierra los ojos —¿está loco? Aprieto los labios levemente antes de hacer lo que me pide, y en cuanto lo hago, no tardo en sentir como la tela de la corbata cubre mis parpados cerrados—. Muy bien, gatito.
Cuando dice aquello, siento sus manos, mi piel se eriza al sentir su toque por debajo de mi abdomen, casi llegando a mis partes íntimas, aprieto mis manos cuando siento sus manos bajar por mis muslos y detenerse casi al final de estos.
—Tienes una piel sumamente deleitante, gatito —me halaga—, juguemos un poco —el tono de su voz es divertido, como una insinuación a temprana edad, demonios.
No puedo verlo, no sé lo que hará, quiero verlo para saber lo que puede hacer, pero simplemente no puedo hacerlo, siento cuando se baja de la cama, escucho sus pasos, solamente un par de pasos, esta de mi lado derecho, escucho como abre el cajón pequeño de la mesita de noche que se encuentra de aquel lado, trago en seco, ¿qué es lo que busca? Vuelve a cerrarlo.
Es ahí cuando escucho el sonido del metal, como una cadena, sus eslabones se golpean unos contra otros, y luego, siento ese frio metal en mi piel, sobre mi muslo, me remuevo en mi sitio al sentir aquello, él desliza aquella pequeña cadena por parte de mi pierna, subiéndola después a mi cuerpo, rozando mis testículos levemente y pasando después a mi abdomen, el frio del metal pasa a estar tibio debido al contacto con mi piel, joder, todavía puedo sentir el toque de esa cadena en mi piel, cuando llega cerca de mi pecho es cuando la aleja, y luego es cuando siento como algo con poca ligereza golpea en mi muslo haciéndome rechistar, el cuero del látigo.
Me ha dado un azote pequeño, uno que me dejo leves cosquillas sobre ambos muslos, uno que me hizo dar un leve jadeo por la sorpresa.
—¿Sabes? —habla de nuevo, su voz es grave, ronca y con poco interés—. De todo lo que hay aquí dentro, los látigos —suelta un largo suspiro—, me encanta usar los látigos, sobre todo en tu hermosa piel, gatito.
Dejo de sentir el cuero sobre mis piernas para luego sentirlo sobre mi abdomen plano, dándome un leve azote que me hace reprimir un jadeo, casi puedo verlo sonreírme.
—¿No te encanta como se siente en tu piel, gatito? —me habla en voz baja—. Respóndele a tu amo cuando te habla.
—S-sí —vuelve a darme un azote, esta vez con algo más de fuerza que me hace rechistar—, me g-gusta, amo... —joder, los latidos de mi corazón no dejan de ser fuertes, mi respiración aumenta, el dolor estaba allí, ese piquete que se extiende en mi piel, pero de alguna forma, no puedo evitar sentirme gustoso por esto.
—Abre las piernas —me indica, tengo miedo de hacerlo, pero debo de obedecerle, me estoy arrepintiendo un poco por mis palabras en el restaurante.
Tranquilo, Yoongi, debes de resistir, esto no es nada, estoy seguro que él planea hacerme más cosas, cosas que ni siquiera podría llegar a imaginarme nunca en la vida.
Hago lo que me pide, y siento como sube a la cama con cuidado, sé que se posicionará en medio de mis piernas, no necesito ser adivino para saberlo, y eso hace, pega su cuerpo al mío, siento la tela de sus pantalones pegarse a mis partes íntimas, levanta mi región trasera con sus manos, y luego de eso siento como una de sus manos se dirige a mi entrada, no tardo en sentir sus dedos, están húmedos, roza sus dedos jugando con mi entrada, desliza arriba y abajo haciéndome remover y soltar un jadeo.
—¿Te gusta lo que tu amo te hace, gatito?
—Aaahh —suelto un suspiro al sentir como sin previo aviso introduce dos de sus dedos en mi interior y comienza a embestirme, joder, recargo mi cabeza sobre las almohadas detrás de mí—, a-aaahh...
Su cuerpo se pega más al mío, no deja de mover sus dedos dentro de mí, joder, cierro mis parpados con fuerza, se sentía tan bien como estaba arremetiendo con mi entrada, no tardo en volver a sentir su lengua, lame mi pecho, roza mis pezones con su lengua lenta y tortuosamente, dándole más atención a mis pezones, lamiéndolos con parsimonia, mi piel se eriza bajo sus acciones, relamo mis labios, joder, lo está haciendo tan bien que me está encantando.
Su lengua va subiendo, dándome lamidas largas hasta que se queda sin saliva, llega a mis clavículas y no duda en morderme, me remuevo un poco debido a que sus dientes muerden con desespero mi piel, con fuerza, chupa con sus labios y me hace suspirar en el proceso, sube besando mi piel, hasta llegar a mi cuello y comenzar a darme leves mordiscos, me hace cosquillas cuando lo hace.
—Eres sumamente exquisito, gatito —su aliento pega con la piel de mi cuello, y cuando termina con esas palabras, no duda en lamer la extensión de mi cuello, joder.
Muevo mis caderas al sentir que él sigue penetrándome con sus dedos, lo hace despacio en unas ocasiones, se detiene por breves momentos antes de continuar y seguir penetrándome, suelto un gemido al sentir como sus dedos juegan en mi interior de arriba abajo, en círculos, joder, me estaba encantando lo que estaba haciendo, soltaba gemidos, necesitaba más, quería más.
—A-amo —gemí, no podía soportar más, lo quería dentro de mí—, m-más... aaahh a-amo...
—¿Quieres más?
—S-sí... aaaahh amo —suspire complacido, lo necesito, lo necesito con urgencia dentro de mí, lo quiero.
—Pídemelo, gatito —comenzó a besar mi cuello con insistencia, mordiendo, lamiendo y chupando mi piel sensible, haciéndome soltar más gemidos—, ruega por mí, gatito.
Joder, removí de nuevo mis caderas, pegándolas a su zona intima, sintiendo el bulto en los pantalones de Jimin, esta tan excitado como yo, gemí de nuevo al sentir sus dedos arremeter con más ferocidad en mi entrada.
—P-por... aaaaahhh fav-vor, amo —gemí de nuevo, las sensaciones me estaban matando por completo.
—¿Tanto quieres que entre en ti, mi gatito? —lo escuche suspirar en mi piel.
—S-sí, amoo... aaahh —no resistía más, lo necesitaba dentro de mí, sentirlo por completo.
El sudor en mi frente se estaba acumulando, al igual que el calor en mi cuerpo, escuché claramente cómo se desabrochaba el cinturón de su pantalón y como después se bajaba la bragueta de sus pantalones, relamí mis labios, deseaba poder verlo a los ojos, pero no podía, él no quería, pero mis otros sentidos estaban más que complacidos por sentir tantas nuevas sensaciones, que no me importaba mantenerme con los ojos vendados.
Después de haber escuchado esos sonidos, sentí como sus manos se posicionaban en mis caderas, pero antes de que siquiera pudiera hacerme sentirlo dentro, me hace girar para darle la espalda, joder, sus manos separan mis piernas, mi rostro esta contra las almohadas, estoy de rodillas, y él con sus manos aún sobre mis caderas, me atrae hacia él y pega su hombría contra mi trasero, mi entrada esta dilatada, no quiero que se detenga, lo necesito dentro, y entonces Jimin no tarda en penetrarme.
Entra de una sola vez con fuerza haciendo que mi espalda se arquee y que soltase un jadeo debido a la sorpresa de su acto, mi respiración es agitada, no espera a que le indique que se mueva, y lo agradezco, no me siento capaz de decir algo ahora, sólo quiero que me siga tomando, y joder, vaya que lo hace bien.
Mueve sus caderas, y siento como su hombría entra y sale de mi interior una y otra vez, aprieto los parpados con fuerza, y mis gemidos no paran de salir por mis labios.
—T-tan apretado, mi gatito —me dice en un gruñido que hace que me sienta satisfecho—, me encantas...
—A-amooo —gimo y me dejo llevar por las increíbles sensaciones, relamo mis labios y suelto suspiros complacido por tenerlo dentro de mí, me penetra con dureza, me hace gemir alto y no me molesta.
Me encanta, sencillamente me encanta, me fascina demasiado, sus manos siguen sosteniéndome por las caderas, lo hace con fuerza. No pasa mucho cuando siento como poco a poco y en cada una de esas estocadas que me da, se acerca cada vez más el cosquilleo en mi parte baja, haciendo que mi piel se estremezca y me sienta todavía mucho más sensible a todas las sensaciones que este hombre me provoca.
—¡Amooo! —suelto en un gemido para después correrme, mis piernas flaquean, y mi respiración es entrecortada, Jimin sigue penetrándome un poco más antes de que él se corra dentro de mí, sé que está usando un condón, por lo que no se deja venir dentro de mí.
Nuestras respiraciones es lo que se escucha dentro de la habitación, tarda un poco, no sale de mí hasta después de unos segundos más, cuando abandona mi entrada, siento como él se aproxima de nuevo a mi cuerpo, recargando su pecho sobre mi espalda desnuda, siento la leve capa de sudor de su piel sobre la mía, y cuando mis manos caen en las almohadas, sé que él me ha desatado.
Luego de eso, siento como el nudo que ha hecho a mis manos es aflojado hasta dejar de sentir la cuerda en mis muñecas, pensé en quitarme la corbata para verlo, pero él se adelantó, sentí cuando bajo de la cama y después y sin que yo lo esperase, me tomo por la hendidura de las rodillas y mi costado derecho para cargarme, tenía la corbata de Jimin en mi cuello, y fue entonces que lo vi.
Su mirada feroz sobre mi rostro y esa sonrisa llena de placer en su rostro, no tardo en acercar su rostro al mío para brindarme un casto beso en los labios y separarse de inmediato.
—¿Te ha gustado? —me pregunta.
—Sí... —respondo—, me encanto —era la verdad, estaba encantando con lo que paso.
—Me alegro, mi gatito —menciona y después suelta un suspiro—, en la puerta junto al armario, hay un baño, puedes darte una ducha si gustas, yo iré al otro baño a hacer lo mismo, ¿bien?
Di un asentimiento a sus palabras.
—Mañana hablaremos sobre el contrato.
Mierda, el contrato, era cierto, ahora iba a firmarlo, lo haré.
De ahora en adelante estaré atado a él. Atado a sus órdenes.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top