34
Cuando el ruido del motor dejo de escucharse, fue cuando caí en cuenta de lo que estaba a punto de suceder, trague saliva, mis nervios estaban a flor de piel, y el recuerdo de mis palabras en el restaurante no tardo en atormentar mi mente de inmediato, recordándome claramente en lo que estaba a punto de meterme, ¿tengo miedo? Un poco, pero estaba decidido, por más que una pequeña parte de mí quisiera que le dijese a ese hombre que prefería ir a otro lugar, no podía, no quería, simplemente ese no era mi mayor deseo ahora mismo, lo que quería era estar aquí, era ver de todo lo que era capaz, aunque sabía muy bien que no me demostraría todo, pero si una parte, y eso es lo que me mantenía a la expectativa.
—Puedes venir aquí cuando gustes —sus palabras me logran sacar de mis pensamientos, giro mi rostro del lado del conductor para mirar a Jimin—, el camino es algo lejano, pero si tomas taxi, no dudes en decirme, lo pagaré sin problema.
Que dulce.
—Gracias —no me gusta mucho que paguen las cosas por mí, es decir, tengo un empleo, mi estabilidad económica está bien, aunque él quiere darme todos mis gustos y yo me quiero negar a ello—, pensé que vivirías en alguna de las zonas más cotizadas.
Él me regala una sonrisa ladina y un leve levantamiento de hombros, aparta la mirada de mí para después quitar las llaves de su vehículo, y guardarlas en su bolsillo.
—Esas zonas no son de mi agrado —menciono para después volver a mirarme—, vamos.
No, no, no.
Tal parece que hablar aquí no es lo importante por el momento, pero demonios, quiero seguir teniendo una conversación antes de siquiera salir del vehículo y ver lo que me espera allí adentro, pero antes de que siquiera me dejase protestar, es él quien primero abre la puerta del lado del conductor y se dispone a agachar la cabeza para empujarse y salir, yo sin esperar tanto tiempo allí dentro, decido hacer las mismas acciones que él, no tardo en salir cuando escucho la puerta de su lado cerrarse, y entonces fue cuando empuje de igual forma la puerta de mi lado para que se cerrase, Jimin coloca los seguros de las puertas gracias al pequeño control en sus llaves y entonces lo miro, comienza a caminar rodeando el vehículo para después detenerse y mirarme.
—Ven, gatito —trago en seco al escuchar ese apodo, prometí hacer lo que él me dijese por todo este tiempo restante del día, no debo desobedecer, así que, aunque quiera desistir de todo esto, no podía.
Suelto un resoplido antes de comenzar a caminar, me acerco a él, camino lento, lo miro un poco y no puedo evitar bajar la mirada, mi cabeza no es lo suficientemente creativa como para poder imaginar lo que este hombre ahora mismo se encuentra pensando, y no es como si quisiese saberlo de inmediato. En cuanto di mi último paso para por fin estar cerca de él, Jimin no duda en acercarse los pocos centímetros que deje de espacio entre nosotros, mis sentidos están totalmente alerta a sus acciones, sonríe ladino y no tarda en pasar su brazo por mi espalda baja, y rodearme por la cintura para después atraer mi cuerpo hacia el suyo, es inevitable que suelte un pequeño suspiro de sorpresa haciendo que él me vea a los ojos.
—¿Qué pasa, gatito? —dirige su mano libre a mi rostro, sus dedos tocan mi piel con delicadeza, pasando de mis mejillas a mi mentón y tomándolo sin fuerza alguna, dándome leves caricias—. No haré nada que no te guste, no deberías de temer.
Demonios, no puedo dejar de verlo, su voz aterciopelada me hizo sentir en el paraíso, era como escuchar a una deidad, sus palabras me tranquilizan, dejo de sentir la presión ejercida en mis hombros, me relaja, su mirada me dice claramente que no me lastimará, y eso me mantiene sumamente tranquilo y a la vez curioso por saber todo lo que me hará.
No pude responderle, simplemente comenzamos a caminar de nuevo, había pocos automóviles en el estacionamiento, y la luz allí dentro era buena, faltaban pocas horas para que comenzase a oscurecerse, pude divisar un ascensor, estaba justo frente a nosotros, nos dirigíamos allí, unos metros más y nuestros pies se detuvieron, en las puertas metálicas pude ver mi reflejo distorsionado en líneas verticales junto al de Jimin, los dos... tan juntos, si esto fuera otra situación, me pregunto si él estaría así conmigo.
Jimin no tarda en llamar al ascensor para que pueda abrir las puertas, tarda un poco, pero él no se desespera, ni siquiera yo lo hago, cuando las puertas se abren, Jimin no duda en caminar haciendo que yo lo haga de igual forma para poder ingresar al elevador.
Mis ojos viajan por la cabina, las paredes son lisas, todas metálicas, hay un tuvo justo en medio, atravesando tres de las paredes del elevador, nos quedamos parados justo en medio, el piso es de un color grisáceo oscuro, miro el tablero de los pisos, y no tardo en fruncir el ceño al ver que los tres últimos, tienen botones, pero al lado hay una pequeña cerradura, Jimin deja de tener su agarre en mi cuerpo y se acerca al tablero de botones para después sacar un juego de llaves y agarrar una en específico, una pequeña llave metálica de color platinado, la coloca justo en el botón final de todos los pisos del edificio, ese piso tiene el numero veintisiete.
—¿Vives hasta arriba? —pregunte.
—Sí —me dijo para después oprimir el botón—, estás llaves son para pisos totalmente exclusivos —se vuelve acercar a mi cuando las puertas se cierran—, tengo todo un piso para mí solo.
Elevo las cejas al escuchar eso, me ha sorprendido, por un momento pensé que no podría tener algo como aquello, pero lo tiene.
El silencio no es incómodo para ambos, lo sé porque estoy viendo su rostro sin mucha discreción, sé que me está viendo, pero parece querer ignorarme por el momento, mantiene su vista en un punto fijo, y yo no puedo evitar mirar de igual forma hacia el frente, cuando lo hago, es cuando él no duda en pasar de nuevo su brazo por mi cintura y abrazarla sin pegarme a él, simplemente la mantiene allí, y me da leves caricias, siento un cosquilleo cuando pasa sus dedos por sobre la tela de mi camisa.
Nadie más sube al elevador, no sé si considerarlo como una buena o una mala señal, pero eso ya no importaba por el momento, ahora debía de concentrarme en lo que estaba a punto de suceder, estaba justamente metiéndome a la cueva en la que dicen hay un oso enorme que podría matarte, soy ese niño tonto que se ha inducido a esa cueva, porque no tiene miedo a nada, porque sabe que seguramente son mentiras, pero que no sabe que la realidad es que si hay un oso, y en cualquier momento podría matarme. Es así como me siento, y estoy nervioso por lo que pueda llegar a suceder, cuento unos segundos más, sólo unos más, y cuando menos siento, la puerta del elevador se abre.
Ante mis ojos, el piso esta simplemente impecable, el azulejo es blanco, todo es blanco, brillan de lo limpio que están, al frente, hay un pasillo corto, que se deja abrir poco a poco hasta darme vista a la estancia, tiene tres sofás de color negro, parecieran de terciopelo, hay una mesa de centro, de patas de madera con detalles esculpidos, y la paleta de la mesa es de cristal, arribe a de ella hay un cenicero y un florero pequeño con tulipanes rojos, debajo de ella hay una alfombra pequeña de color dorado con detalles en café oscuro, y detrás de todo eso, hay una pared, que está cubierta de cristales, todo, absolutamente toda esa pared son ventanales enormes, que me dan la vista inmediata de la ciudad, de la punta de algunos edificios, y del cielo que está dando un hermoso color rojizo a las nubes, anunciando que muy pronto, todo dará paso a la oscuridad y a las estrellas.
—¿Te gusta? —la pregunta de Jimin me saca de mi revisión detallada, lo miro y él sigue esperando por mi respuesta.
—Es muy lindo —dije y era verdad—, me encanta —solté haciendo que él me regalase un asentimiento, de nueva cuenta comenzamos a caminar.
—No es mucho, pero es cómodo —¡no tiene que ser tan modesto, joder!
—Para alguien como yo, esto es demasiado, es decir, es exclusivo así que —me encojo de hombros—, es lindo, muy lindo.
Pasamos la estancia y es cuando giro mi rostro para ver lo que hay también, hay un televisor de aproximadamente sesenta pulgadas en la pared, literalmente esta incrustado en la pared, debajo de este mismo puedo ver un X-Box, además del cine en casa y unos retratos familiares de Jimin, los retratos están sobre un mueble pequeño que tiene dos cajones, mientras que los otros dos se encuentran en una mesa larga, pude ver el aparato de reproducción de DVD's allí de igual forma, seguimos caminando y es cuando veo que allí mismo, está la cocina, toda integrada, el refrigerador es enorme, la estufa igual y tiene un horno aparte, hay una isla en la cocina y allí mismo hay un canasto con frutas frescas, no pude ver más debido a que dimos un giro para pasar más adentro del departamento.
Es allí cuando nos detenemos, Jimin suelta un suspiro antes de volver a tomar sus llaves, miro al frente, las paredes están pintadas de un color blanco, y hay una puerta allí, frente a nosotros, totalmente pintada de color marrón oscuro, tiene cerradura, trago grueso, recordando la puerta de la habitación en la cabaña, ¿será lo mismo aquí? No tardo en satisfacer mi curiosidad, Jimin se acerca a esa puerta, saca sus llaves, y elijé una para después introducirla por la cerradura y abrir, pero no era lo que esperaba, aunque si me sorprendí al ver aquello.
Era un armario, uno de ropa, uno que era prácticamente una habitación completa, abrí los labios, mi hermana definitivamente le gustaría tener algo así. Jimin pasa dentro de ese armario y no tarda en mirar por detrás de su hombro para mirarme.
—Te daré indicaciones, así que entra —demanda para después dejar de mirarme.
¿Indicaciones? ¿Qué clase de indicaciones estaba a punto de darme?
No quiero preguntarle, su semblante es serio, pero pude ver la emoción en su mirada, no dude en volver a caminar, hasta acercarme a esa habitación, pude verlo, se quitó el saco que llevaba puesto, luego paso con la corbata, quitando el nudo, y antes de quitársela por completo me miro justo cuando puse mis pies dentro de la habitación-armario.
—Cierra la puerta —de nuevo dándome ordenes, pero le obedecí, un sumiso debe ser obediente ¿no?
Me giré para después tomar la puerta y cerrarla, relamí mis labios, ¿qué es lo que planea? Vuelvo a girarme sobre mi eje para encararlo, me ve de pies a cabeza y cuando cae su mirada con la mía es cuando habla.
—Desvístete —¿qué? Nunca creí que me pediría esto, y mucho menos aquí.
—Pero... —no pude decir más, ya que él camino con prisa hacia mí, y cuando lo hizo me sentí temeroso, se detuvo frente a mí, nuestra distancia no importaba, estaba invadiendo mi espacio personal.
—Sin peros, ¿o quieres que te castigue, gatito? —negué levemente con la cabeza, demonios—. Bien, no volveré a repetir, así que quiero que me escuches claramente —su voz es grave, demandante, estricta, di un asentimiento—, aquí me tendrás que responder como es debido, di; sí, amo, cada que te pregunte algo, ¿entendido?
No puedo, demonios, no puedo, pero sé que él se enojará si no le obedezco.
—Dije, ¿entendido? —vuelve a repetir, me estoy ganando una reprimenda, lo sé.
—Sí, a-amo —suelta un resoplido por su nariz antes de alejarse de mí y quitarse la corbata del cuello.
—Bien —me dice para después darme la espalda—, ahora, seré claro, hay dos puertas aquí —su mano izquierda se levanta—, derecha e izquierda —me señala ambas—, cada que te pida que vengas aquí, te despojarás de todas tus prendas de vestir, las dejarás allí —señala de mi lado derecho, puedo ver cajones que están abiertos y están vacíos—, y después te dirigirás a la puerta de la izquierda —entonces es esa habitación—, ¿comprendiste?
—Sí, amo —vuelvo a decir, me siento un idiota, pero esto me está gustando.
—Abrirás la puerta, entrarás, cerrarás detrás de ti, y me esperarás allí, de rodillas y con las manos sobre sus muslos, sin levantar la mirada.
Estoy estupefacto definitivamente muy estupefacto.
—Sí, amo —gira su cuerpo de nuevo y se vuelve acercar a mí, noto que ha desabrochado tres de los botones de su camisa, dejando ver parte de sus pectorales y sus clavículas, dejando a la vista parte de su piel levemente bronceada.
Camina hacia mí.
—Baja la mirada —no quiere que lo vea, no quiero problemas, así que lo hago sin rechistar, cuando sus pasos se detienen, es cuando siento que el tiempo se ha detenido—, muy bien, gatito —casi puedo verlo sonreír complacido—, ahora, quiero que te quites la ropa frente a mí.
Joder, trago grueso antes de siquiera comenzar mis acciones. Me quedo paralizado por breves momentos antes de siquiera comenzar a desvestirme, lo primero que hago es separarme un poco de él antes de comenzar, y mis manos tiemblan un poco, pero las dirijo justo a mi cuello, comenzando a quitarme de ese modo la corbata que traigo puesta, la deslizo para después ver que Jimin me extiende sus manos para que se le entregue y eso hago, no tardo en desabotonar mi camisa, y despojarla de mi cuerpo, dejando que Jimin se percate de mí en su totalidad, luego desabrocho el pantalón para bajarlo me agacho un poco para quitarme los zapatos y después de eso me saco por fin el pantalón y se lo entregó, aprieto mis labios antes de quitarme los calcetines y me detengo cuando pongo mis manos sobre mi única prenda.
—No tienes nada que no haya vista ya, gatito —menciona Jimin, me apresura, demonios. Sin más, me despojo de mis boxers y es allí cuando también se los entrego, me siento expuesto, totalmente expuesto ante él—, ve a la puerta de la izquierda y espérame allí dentro.
—S-sí, amo —maldigo dentro de mí por tener que hablar entrecortado, pero me siento en la necesidad de querer esconderme por un largo, largo tiempo dentro de un frasco pequeño y guardarme en la alacena, en un rincón.
Camino pasando de él sin levantar la mirada para así no hacerlo enojar, cuando me alejo unos pasos de él, es cuando levanto la mirada y me aproximo a la puerta del lado izquierdo, trago en seco al ver la puerta de madera de color blanco, que se acerca conforme doy más pasos al frente, aprieto los labios y dirijo mi mano de forma lenta para poder tomar la manija de la puerta y girarla un poco hasta que hace un sonido que me indica que se ha abierto, trago grueso y miro por breves segundos a Jimin, me da la espalda, está doblando mi ropa, demonios.
Antes de que siquiera note que lo miro, empujo la puerta para poder ingresar en la habitación, mantengo la mirada en mis pies descalzos que sienten el frio del piso, y cuando entro a la habitación, noto que el piso allí dentro es de color negro, un negro totalmente oscuro, matizado, casi brillante, mantengo la mirada baja por unos momentos, poco a poco levanto la cabeza, encontrándome con la puerta blanca, y entonces me giro lentamente para dar un vistazo a lo que hay alrededor, las paredes están pintadas en color vino, y abro la boca en sorpresa al ver lo que hay dentro.
Es sumamente increíble las cosas que estoy viendo, en la pared de mi lado derecho hay una estantería, tablas largas de madera de caoba barnizadas, todas pegadas a la pared de color vino, y en ellas puedo ver varios objetos, látigos de cuero, unos sueltos, otros trenzados, de colores oscuros, del café al negro, veo antifaces de color negro con detalles en telas de encaje, hay cinturones delgados y gruesos, esposas y grilletes, puedo ver cuerdas de grosores distintos al igual que colores, trago en seco mientras que mi vista se dirige a lo demás, veo unas barras, y en ellas tienen cadenas en la parte alta, la estructura de tubos en forma de una U al revés, tiene esas cadenas con anillos delgados, en la base también las hay, miro despacio del otro lado, encontrándome con la cama en medio de la habitación, pegada a la pared, es una cama matrimonial, tiene postes como la que está en la cabaña, uno en cada esquina, no hay cortinas en ellos, las sabanas son de color negó, y las almohadas blancas y rojas se dejan ver como decoración, noto que en los postes de madera de roble, hay sogas atadas con fuerza en un nudo que al parecer será difícil de quitar, hay dos mesitas de noche a cada lado de la cada cerca de la cabecera, cada uno con una lámpara pequeña, están encendidas, y allí puedo ver que hay varios paquetitos platinados y negros, condones, joder.
Dejo de mirar allí para pasar al siguiente lado de la habitación, hay un armario alto de color negro, y una puerta a su lado, ¿qué es lo que habrá allí? No quiero ir, tengo curiosidad, pero si él no me ve en donde me quiere ahora mismo, sé que será capaz de castigarme, lo sé perfectamente.
Muerdo mi labio inferior con algo de fuerza, estoy sumamente nervioso por lo que él puede hacerme, camino un paso hacia atrás, y es cuando escucho que la puerta de abre, me paralizo en mi lugar.
Escucho como la puerta es abierta, un par de pasos más, y luego se cierra y se escucha como la cierra con llave y coloca el seguro.
Él está dentro. Estoy perdido.
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