26

Encerrarme en mi habitación parecía la mejor idea de todas, aunque detesto la soledad ahora mismo, pero debía de mantenerme pensativo con respecto a todo lo que había pasado hace tan sólo unos minutos, no quería hablar con nadie, y no sólo era por el hecho de sentirme atemorizado por la llegada de Jimin a la cafetería, sino que también por el hecho de que Taehyung se me había declarado de nuevo, detesto cuando me dicen sus sentimientos.

Me acomodo en mi cama para poder quedar recostado del lado derecho, mirando hacia la ventana, observando que frente a mí hay otra edificación, quizás no debí de escapar de esa manera cuando vi el mensaje de Jimin, quizás inclusive me hubiese despedido de Taehyung de mejor manera, lo que hice fue escaparme, no quería ver a ninguno de ellos, no quería que me hablarán, pero tampoco era como si pudiera seguir escapando para toda mi vida, eso lo sabía, pero por el momento quiero pensar que ninguno de ellos va estar buscándome.

Suelto un largo suspiro, ahora desearía que mi hermana estuviera aquí conmigo para que pudiéramos hablar sobre todo esto, quizás ella me pueda dar un consejo por todo lo que paso, ella es buena con las palabras, aunque a veces lo tome a juego la mayoría del tiempo.

Escucho mi teléfono celular desde la mesita de noche, escucho ese ringtone tan fastidioso de nuevo, desde hace más de una hora estoy recibiendo llamadas telefónicas, ni siquiera me he atrevido a mirar de quien se trata, no estoy de humor para eso, me siento demasiado extraño por lo que sucedió, no quiero que me molesten, aunque también me gustaría hablar de lo que paso, puede que inclusive sea mi hermana la que este llamando y yo sigo aquí recostado como un idiota.

Suelto un resoplido antes de mirar detrás de mi espalda, encontrándome con el teléfono móvil sobre la mesita de noche, sigue vibrando, y esa escandalosa música sigue sonando, estiro mi brazo izquierdo para poder tener alcance a mi celular, y logro tomarlo con mis torpes dedos, sin siquiera fijarme en la pantalla para ver el número y el contacto de teléfono, contesto.

—¿Sí? —mi voz sale cansada, y es que en verdad lo estoy, me siento fatal.

—Cinco llamadas, Min Yoongi —no digo nada, es él, es Jimin—, cinco malditas llamadas, y es ahora que me contestas —definitivamente está molesto.

—No veo la necesidad de contestarte a la primera —dije en voz baja, pero sé que me ha escuchado fuerte y claro—, no quiero hablar.

—Pero yo sí —rodé los ojos, esto no sería tan breve como lo imagine—, en estos momentos quisiera tenerte frente a mí para...

—¿Para qué? —suelto sin dejar que termine de hablar—. ¿Castigarme?

Hubo una pausa, él piensa hacer eso, no soy un maldito niño de cinco años que rompe la vajilla de mamá y se esconde, no soy pequeño, no debería de considerar eso, aunque sabiendo sus gustos, seguramente ahora mismo querrá hacerme sufrir un buen rato.

—Escucha —volví a hablar—, no soy un jodido niño, los castigos ya están fuera de mis pensamientos.

—¿Acaso no recuerdas a lo que te estás metiendo, Yoongi? —su voz ronca penetra en mi ser haciéndome temblar, lo estoy haciendo enojar, y aunque no quiere admitirlo, me gusta cómo se escucha molesto.

—Sí, pero también debes de recordar que no he firmado absolutamente nada, Jimin.

—¿Crees que necesito de tu firma para esto? —sonrió con satisfacción, en verdad está muy enojado, puedo palpar su enojo con mis manos, sé que me estoy metiendo en problemas, pero no me interesa, quiero ver ese lado que me ha estado ocultando en el tiempo en que nos conocimos.

Jimin solamente me ha mostrado su lado amable, aquel que siempre tiene conmigo, me trata bien, hablamos con calma y casi siempre se la pasa sonriendo, pero también esta ese lado del trabajo, ese en donde se pone demandante, y no deja de tener ese semblante serio, pero yo soy quien ha experimentado ese lado oscuro que Jimin oculta, ese en donde su voz se vuelve más grave, ese en donde no deja de mirarme y devorarme en su interior, ese en donde me siento como un pequeño conejo blanco siendo acechado por un feroz lobo gris, joder, he de admitir que me encanta esa faceta de Jimin, y quiero verla.

—Por supuesto que la necesitas —dije en respuesta a su cuestionamiento—, y por el momento, créeme que no la tendrás, además, no tienes por qué enfadarte, sólo era Taehyung quien estaba conmigo.

—¿A qué quieres jugar, gatito? —sonrió en mis adentros, me quiero reír, se escucha molesto y lo estoy disfrutando demasiado.

—A nada, amo —sonrió a la nada, y espero.

Acabo de decirle lo que seguramente ha esperado desde que nos conocimos, relamo mis labios, escucho su respiración, pesada y pausada, está molesto conmigo, está esperando a que hable, pero ni siquiera lo haré, quiero escucharlo hablar, quiero oír su voz, ¿qué harás ahora, Park Jimin?

—Abre la puerta —me incorporo de inmediato sentándome en la cama al escuchar su voz ronca decir esas palabras, no, no puede ser.

—¿Para qué?

—Sólo abre la maldita puerta —demanda de nuevo.

Estoy en problemas.

Antes de que siquiera pueda darme la oportunidad de decirle algo, corta la llamada, trago grueso antes de dejar caer mi mano con el teléfono sobre mis piernas, ¿en verdad él estará afuera? Puede que lo esté dudando un poco, él sabe en donde vivo, me vino a dejar a casa, pero jamás lo invite a pasar, no quiero que entre, no aquí, tengo mis condiciones, y una es que no entre a mi departamento, no sé si me está jugando una broma pesada, su voz no se escuchaba para nada feliz, aunque ni siquiera mi madre se escuchaba feliz cuando yo pensaba que lo estaba, soy un idiota.

Me arrastro por la cama para poder llegar a la orilla y por fin levantarme, mis pies están sobre el piso, esta frio pero ya estoy acostumbrado, relamo mis labios, no sé si esta será una broma, quiero pensar que es una broma, pero algo dentro de mí me dice a gritos que él está afuera, que está esperándome, y que seguramente ha de estar contando los minutos para que le abra la puerta, joder.

Camino sin prisa alguna hacia la puerta de mi habitación la cual se encuentra abierta, para después salir y caminar por el corto pasillo, llego a la estancia, todo se ve en orden, no debería de interesarme si tengo un desorden a mi alrededor, ni siquiera sé si él está allí detrás de la puerta principal o simplemente es un engaño.

Sigo mi camino hasta cruzar la estancia e ir a la puerta principal, desearía poder tener una maldita cámara afuera para saber si él está allí afuera, pero no soy tan afortunado para eso, en cuanto mi mano se encuentra sobre la manija de la puerta, mi respiración se acelera, mi mano sigue sujetando la manija de la puerta, estoy esperando demasiado, pero no me interesa, no sé si él este allí afuera, no sé absolutamente nada. Trago en seco antes de abrir la puerta, en cuanto la puerta hace 'clic' es cuando la jalo hacia mí y la abro, mi respiración se contiene, lo veo, viste de traje oscuro, una corbata azul cielo, mi vista pasa del resto de su cuerpo para verlo a la cara, demonios, Jimin aprieta la mandíbula, su semblante es sumamente serio, y sus ojos están totalmente fijos en mí.

—Tres minutos —es lo primero que dice antes de siquiera saludarme, aunque dudo mucho que quiera saludarme ahora mismo—, tardaste mucho para abrirle la puerta a tu amo, eso no está bien gatito.

—No eres mi amo —antes de que siquiera me permita volverle a cerrar la puerta, la toma con fuerza con su mano derecha y la empuja haciéndome de igual forma para atrás—, ¿sabes? Es de mala educación entrar sin que te lo pidan.

—¿Sabes? También es de mala educación dejar a tus visitas esperando afuera.

En cuanto él entra, cierra la puerta detrás de él, no ha dejado de mirarme, tengo su total atención y eso es aterrador, pero también debo admitir que me encanta tenerla.

—Te estás ganando un buen castigo, gatito —comenta, pero yo sonrió—, ¿te parece divertido?

—Sí, ¿castigarme? Como te lo dije hace unos minutos, necesitas un contrato para eso —aprieta sus dientes, al igual que sus manos en puños, está enojado—, así que no puedes hacer nada.

Me disponía a darle la espalda, pero él fue más rápido, tomo mi muñeca derecha con fuerza, un agarre fuerte y que sería difícil de romper, me jalo hacia él, haciéndome chocar con su fornido pecho, mis pies trastabillan en el camino y cuando lo veo a los ojos, él hace lo mismo, joder, se ve tan atractivo cuando se enoja, demonios Min Yoongi, debes estar totalmente mal de la cabeza ahora, no sé lo que este hombre puede llegar a hacerme, me estoy comportando como si estuviera jugando con un tigre sin saber que lo estoy fastidiando y en cualquier momento va a atacarme.

—Lo estás haciendo adrede —su voz es grave—, y estás logrando hacerme enojar, gatito.

—¿Qué harás ahora, amo? —él pasea su vista por mi rostro, mantiene el agarre en mi muñeca, y después vuelve a verme a los ojos.

Sé que le gusta tanto como a mí.

—¿Qué pretendes, gatito? —pregunta y yo sonrió.

—Sé que quieres usar uno de tus juguetitos en mí —dije, pude ver sus pupilas dilatarse ante mis palabras, le gusta la sola idea de verme con alguno de sus juguetes, estoy tomando demasiada valentía, sé que inclusive él está sorprendido por lo que hago—, ¿no te gustaría usar uno ahora? —pregunto en un susurro.

Él me sonríe ladino, pero después deja libre mi mano y lleva las suyas a mi cuerpo, una en mi cintura y otra en mi nuca, sin mucha fuerza, pero manteniéndome cerca de él.

—Lo siento, gatito, tendrás que esperar —sin siquiera dejar que yo proteste, me da un beso en los labios, corto, pero cuando se separa, muerde mi labio inferior con fuerza haciendo que logre soltar un quejido—, por el momento, tendrás que esperar.

Relamo mis labios, el sabor metálico de la sangre, me ha roto el labio, demonios, pero ese beso me había encantado, supongo esto será el castigo que obtengo por lo que vio, y además porque ni siquiera quise hablar con él, y me fui, no quiero imaginar lo que hará en otras situaciones.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top