24
—¿Quieres crema batida, o prefieres solamente la bebida? —Mina se ve alegre ante mi llegada, y eso hace las cosas mucho mejores, ella en verdad parecía estar sumamente animada, ella a comparación de mí, es así—. Tienes que responderme tarde o temprano —su melodiosa voz me hizo rodar los ojos.
—Sabes que no me gusta la crema batida.
—Entonces, sin crema —ella soltó una risa antes de pasarme el batido de café que le había pedido—, ¿sabes? He pensado en renunciar a mi trabajo.
La miro a los ojos, ¿es en serio? Mina trabaja por medio tiempo en unas oficinas, no es la gran cosa, aunque ella la mayor parte del tiempo se la pasa quejándose de que sus compañeros de trabajo son unos idiotas, y se siente mucho más aliviada lidiando con los clientes de la cafetería que estando encerrada en una oficina, puedo comprender eso, pero ella recibe un buen salario semanal, así que pienso que ella debería de pensar mejor las cosas.
—¿No crees qué es una decisión muy precipitada? —ella negó.
—No, ya estoy algo harta de estar allí, todo es; Mina, esto, Mina trae aquello, Mina deja de hacerte la tonta —soltó un largo suspiro—, prefiero quedarme aquí por un tiempo en lo que encuentro otro empleo —me regalo una sonrisa a media, para después mirarme directamente a los ojos—, ahora —sonrió con picardía.
Deje de tomar mi bebida para soltar un bufido, sé de lo que quiere que hablemos, pero no quiero hacerlo, aunque, de todas formas, ella sabe buenas formas para hacerme soltar las cosas, así que tarde o temprano terminaría por enterarse de lo que había pasado entre Jimin y yo.
—No te diré nada —sonrió con diversión al ver como ella infla sus mejillas junta sus manos en suplica mientras parpadea repetidas veces, siempre hace eso para pedirme que le platique sobre todo lo que paso—, ni con esa cara tan dulce, lo haré.
—¡Vamos, hermano! —dijo Mina insistente—. Estamos en confianza, nuestros padres están ocupados, además de que estamos en la cafetería, aquí lo único que podría interrumpirnos es la música de jazz.
Rodé mis ojos y cruce mis brazos sobre el pecho, Mina sí que podía ser insistente, es mi hermana, ella y yo siempre hablamos de todo, de nuestros problemas, de nuestros sueños, de todo, no hay casi nada que uno no sepa del otro, es agradable tener a alguien con quien puedas tener esa confianza.
—Bien —no pude evitar recordar lo último que hicimos, no fue mucho, después de que Jimin me haya dejado la ropa limpia y nueva, fui a ducharme y luego desayunamos en la cabaña, después de eso, me dijo que era hora de irnos, aunque siento que el trayecto fue más largo de lo normal, parecía que inclusive él no quería que el día se acabase tan pronto, me llevo a dar un paseo por la ciudad en su automóvil, uno muy largo, nos detuvimos dos veces, una porque yo tenía unas enormes ganas de ir a orinar, y la otra para comer un helado, Jimin me había dicho que esa heladería era la mejor en la ciudad, y estoy de acuerdo con él, después de eso, me llevo al departamento, no le invite a pasar, no le tenía esa confianza todavía, así que nos despedimos y él se fue, dejándome parado en la acera mientras veía desaparecer su vehículo en la carretera—, no hicimos gran cosa.
—¿Qué no hicieron gran cosa? —Mina se vio sorprendida ante mis palabras—. Min Yoongi, ¿cómo puedes decir eso? Saliste en una cita de fin de semana con un galán.
Me reí ante sus palabras, y más al ver su expresión, en verdad estaba sumamente sorprendida al ver que prácticamente me lo estaba tomando como si no fuese la gran cosa, y no lo es, Jimin es una persona más en el mundo, una con la que coincidí por accidente, una coincidencia que definitivamente no será fácil de olvidar.
—Mina —la regañe—, no es para tanto.
—Díselo y verás que se enfadará contigo, después de todo es tu amo —rodé mis ojos.
—Para tu información, todavía no firmo ese contrato —ella dio un asentimiento.
—¿Piensas hacerlo pronto? —de inmediato di un gesto de negación con la cabeza.
—No quiero apresurar nada —dije—, quiero esperarme, además, él menciono que quiere convencerme de que me gustaría tener ese tipo de trato.
—¿Acaso hizo algo en esa cita suya para tratar de convencerte? —sonreí ladino, no sé qué me estaba pasando este día, pero de alguna forma, quería gritarle al mundo que me había acostado con Park Jimin, era una sensación extraña, como si algo dentro de mí estuviera bailando de alegría por haber ganado la lotería—. Esa sonrisa tuya dice que sí, ¡dímelo!
Solté una risa, relamí mis labios y entonces me acomodé mejor en mi asiento.
—Adivina —dije y ella soltó un bufido.
—¿Te compro algo? —negué, aunque si me había comprado ropa, pero no se lo diría—. ¿Te llevo a su isla privada?
¿Tiene isla privada? Fruncí el ceño, y ella soltó una risa.
—Bueno, ¿tú te...? —hizo un ademán con la mano, pero yo alce las cejas, sabía a lo que quería llegar, pero quería que lo dijera—. Min Yoongi, mi hermano, en verdad ¿te acostaste con él?
—¿Y tú que crees? —y fue entonces que ella soltó un chillido, parecía niña pequeña que había recibido el estuche de maquillaje que tanto le había gustado el día de navidad.
—Debo decir que me sorprendiste —dijo para después soltar una risa—, y ¿es tan bueno como dicen?
—¡Min Mina! —advertí, ella en verdad no tiene filtro en sus palabras.
—Perdón, perdón —sonrió—, pero es que en verdad no puedo creer lo que acabas de decirme, Yoongi, además, estuve investigando un poco sobre él, y algunas personas comentaban que él era un maldito dios en la cama —reí ante las palabras de mi hermana—, caíste en buenas manos.
—¡Ya! —la empuje levemente con mi mano, pero ambos no parábamos de reír—. No digas tonterías, y deja de investigarlo, ni siquiera sabes si esas personas dicen la verdad.
—Cierto, pero puedo entrevistarte a ti, Min Yoongi, el chico que logró poner caliente a Park Jimin.
—¡Ya! —volvimos a reír, demonios, al menos nadie estaba prestando atención a nuestra conversación, si fuese así ya estaría rojo como una manzana por la vergüenza, pero al menos no éramos el centro de atención del lugar y eso era un alivio.
Mina estaba a punto de hablarme de nuevo, cuando una voz nos interrumpió.
—Yoongi —deje de reírme al escuchar esa voz, era grave, muy grave, pero aquel tono lo reconocería en cualquier lado, gire mi rostro para mirar por detrás de mi hombro.
Joder, ¿desde cuándo él esta tan cambiado? No pude evitar entreabrir mis labios y elevar las cejas al ver a la persona detrás, Kim Taehyung, llevaba un abrigo negro que le cubría por arriba de las rodillas, su cabello estaba mucho más largo que antes, le cubría los ojos, pero él lo apartaba para que no fuese así, demonios, este no podía ser Taehyung, no es porque no fuese atractivo, él lo es y mucho, pero ahora definitivamente se había superado así mismo.
—¿T-taehyung? —él me regalo una sonrisa, y allí estaba esa sonrisa, esa que definitivamente no olvide nunca—. Woa... no creí encontrarte por aquí.
—Hola, Tae —saludo Mina a lo que él de igual forma le saludo—, ¿vienes a hablar con el pesado de mi hermano?
Miré a Mina que parecía divertida con la situación, ella me había comentado que Taehyung había cambiado mucho desde la última vez, y no le creí, no del todo, pero ahora que lo estoy viendo con mis propios ojos, demonios, jamás volveré a dudar de las palabras de mi hermana.
—Sí, ¿no los interrumpo? —pregunto haciéndome mirar a mi hermana, quien negó con la cabeza.
—Los dejo solos —Mina se incorporó de inmediato, tomo el vaso que contenía su bebida sabor cereza para después casi salir corriendo del lugar, seguramente iría a hacerle compañía a nuestros padres, solté un resoplido y luego mire a Taehyung, quien se acercaba a mí.
Me incorpore para poder saludarlo cara a cara, no debí hacerlo, Taehyung me sacaba una cabeza de altura, demonios, su mirada, seria y totalmente feroz estaba sobre mí, una de las razones por las cuales casi nadie se atrevía a tratar con Taehyung, era su mirada, parecía que quería saber tus más profundos pensamientos, a mí en particular me gustaba mucho verlo a los ojos, y a él también, en la universidad congeniamos perfecto, tanto así que inclusive nos atrevimos a tener uno que otro encuentro íntimo, relamió sus labios antes de sonreírme.
—¿Sabes lo mucho que te extrañe? —pregunto y yo le sonreí por breves segundos.
—Supongo que lo hiciste —aparte mi mirada, ¿desde cuándo es tan difícil verlo a los ojos? ¡Joder!
—Pensé que no estarías aquí, y que te irías como tanto mencionabas antes, hasta inclusive pensé que tendría que irte a buscar a Paris —soltó una risa grave que me hizo sonreír y volver a verlo.
—No tendrás que hacerlo, Tae —mencione, y antes de que siquiera pudiese decir algo más, avanzo un poco más para después rodearme con sus brazos por la cintura y abrazarme.
Me percate de su perfume, una esencia fresca como la brisa del mar, quede prácticamente en su pecho, mientras que él recargaba su cabeza sobre la mía, mis manos estaban aprisionadas entre mi pecho y el suyo, trague grueso al sentir como me acariciaba la espalda baja, y soltaba un suspiro sobre mi cabello.
—Te extrañé mucho, Yoongi, no te imaginas cuanto lo hice —susurro, su aliento chocaba contra mi cabeza, y yo me dejaba guiar por la calidez de su abrazo.
—Y yo a ti, Taehyung...
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