21
Después de comer aquella deliciosa carne, salimos al lago, no fue un evento que disfrutase del todo, pues las nubes no ayudaron mucho, el clima había cambiado drásticamente, aunque Jimin me dijo que ya estaba pronosticado una llovizna, aunque no ha parado, de nuevo estamos en la cabaña, paseamos por lo menos unos metros alrededor, observamos parte del lago que ya no era iluminado por los rayos del sol, y al final pude ver las gotas caer sobre el gran lago, Jimin me indico que lo mejor era regresar a la cabaña, un fin de semana con él, ¿será esto lo que debí hacer desde antes? No lo creo, suspiro mientras empaño con el vapor de mi aliento la ventana, tenemos vista al lago, es agradable.
—Toma —la cercanía de la voz me hace girar de inmediato, Jimin tiene en sus manos dos tazas con bebidas calientes, es café, agarro una de ellas.
—Gracias —le sonrió para después regresar mi vista a la ventana—, es bonito incluso cuando cae lluvia —escucho una risa tenue detrás de mí.
—Lo es —relamo mis labios, de algún modo, su cercanía me está haciendo querer temblar—, supongo que ya saldremos mañana por la mañana —escucho un resoplido detrás de mí—, ¿quieres hacer algo?
—Dime que tienes juegos de mesa —me gire para mirarle, pero él en cuanto escucho eso soltó una risa corta para después negar con la cabeza.
—No, pero —su mano libre viaja por mi espalda, a mi costado izquierdo y se estaciona en mi cintura, me quedo quieto ante su tacto—, ¿te gustaría ver mi colección de juguetes? —de nuevo esos ojos oscuros están sobre mí.
Sé que Jimin me ha dejado en claro sus verdaderas intenciones, agradezco que lo haga, pero esto en verdad me está volviendo loco, siento cosquillas en la parte baja de mi vientre, demonios, ¿qué se sentirá tener a este hombre para mí? Trago saliva y relamo rápidamente mis labios para después bajar la mirada a la taza en mis manos, todavía está caliente.
—¿Qué se supone que guardas allí? —Jimin sonrió, dejo de tomarme por la cintura y camino mientras daba un sorbo a su café y buscaba las llaves de nueva cuenta en su bolsillo del pantalón.
—Me dijiste que no tenías idea de lo que puede o no gustarte —asentí a pesar de que no me miraba—, también mencionaste que no te han complacido casi por completo —giro su rostro para mirarme—, ¿te gustaría que te muestre cómo funcionan algunas cosas, gatito?
Joder, y más joder.
¿Acaso está pidiéndome que lo haga con él? Doy un sorbo a mi bebida quemando levemente la punta de mi lengua, aparto la taza de mis labios y suelto un resoplido, esto es demasiado para mí, pero, aquella habitación cerrada me sigue intrigando demasiado, ¿qué es lo que esconde en el armario? ¿Qué es lo que quiere hacer? ¿Debería de asustarme o sentirme tan excitado como me estoy sintiendo ahora mismo?
—¿En verdad piensas que eso es lo que quiero? —él deja de verme y abre la puerta, escucho el cerrojo abrirse y la puerta rechinar en cuanto él la empuja, y allí esta, aquella habitación que tanto he tenido curiosidad desde que llegue.
Jimin me mira para después caminar de regreso hacia mi dirección, deja sobre la mesa de centro de la estancia su taza, y no duda en caminar hacia mí para tomar la mía y regresar para depositar la taza sobre la mesa de centro, mis manos quedan libres y eso me asusta, de nuevo me ve con sus ojos feroces, y es entonces cuando siento que no tendré escapatoria alguna, camino hacia atrás mientras él da pasos levemente largos en mi dirección, hasta que mi espalda toca la pared, es cuando mis sentidos se ponen totalmente alerta a sus acciones.
Da un último paso, nuestros cuerpos están pegados, siento su aliento chocar contra mi rostro, quiero apartar mi mirada, pero mis ojos me traicionan al fijarse en sus labios gruesos. Siento como toma mi cintura de nuevo y atrae más mi cuerpo al suyo, sus ojos ven cada parte de mi rostro con fascinación.
—Estás temblando —susurra—, no hay nada de lo que debas de tener miedo, Yoongi —su mano libre va a mi mejilla y la acaricia con el dorso de sus dedos con suavidad, como si de pétalos de flores se tratase—, me encantan tus ojos —hablo en voz baja, levante la mirada para verlo—, me encanta tu figura —siento como acaricia mi espalda baja—, pero lo que más me encantaría ahora es —mira mis labios por breves segundos y luego vuelve a mirarme a los ojos—, besarte.
—Entonces hazlo... —le respondo en voz baja.
Y es cuando él me empuja para hacerme recargar en la pared y toma posesión de mis labios, joder, el beso es brusco pero demonios, nuestros labios encajan, y con la mano cercana a mi rostro me toma por la barbilla y me hace girar el rostro un poco para darle más acceso a mis labios, chasquidos de nuestros labios se escuchan, él suspira satisfecho por tenerme en su poder, y yo suelto un gemido al sentir como muerde mi labio inferior antes de separarse de mí, nuestras respiraciones se mezclan mientras no deja de mirarme.
—Podría volverme adicto a estos —siento su pulgar acariciar mi labio inferior, me arde un poco, muerde fuerte, pero me gusto, nunca he dejado que muerdan mis labios, y él lo hizo sin siquiera preguntármelo—, ¿quieres que te enseñe algunas cosas?
—¿Q-qué clase de cosas? —mi voz tiembla, y él parece complacido con ello, pues sonríe dejando ver sus dientes blancos.
—Ven —se separa de mí, y camina un par de pasos, después extiende su mano para que la tome, la miro por unos momentos, no estoy seguro de sí será una buena idea, por un lado, tenía mi curiosidad, pero por otro, todavía tenía aquel cosquilleo que me pedía a gritos no ir con él, negarme y ver lo que sucede, pero...
Parpadee un par de veces y con cuidado estire mi mano, lentamente la acerque a la suya, parecía que estaba a punto de acariciar una serpiente venenosa, pero no era así, y entonces cuando mi mano estuvo sobre la suya, él entrelazo nuestros dedos para después tirar de ella para comenzar caminar, la habitación está abierta, la habitación que me tiene curioso, entramos.
—Bienvenido a mi paraíso —o más bien, mi propio infierno, trague grueso, dejo que entrase primero, caminar un par de pasos allí dentro me dejo comprobar que mi teoría era cierta.
Mire, las esposas siguen allí, el armario no está abierto, hay un gancho clavado en la pared, ladeo mi cabeza, ¿para qué será eso? Miro del otro lado, y siento mis mejillas arder, he visto dildos, pero, carajos, había allí tapones anales, colas de gato, zorro, orejas de los mismos animales, otras esposas de cuero, esposas de metal, de plástico, deje de mirar, la vergüenza se apodera de mi cuerpo.
—¿Algo que te gustaría usar, gatito? —escucho la puerta cerrarse después de aquella pregunta.
—¿Tienes acaso un fetiche por decirme así?
—No es por nada, pero pareces un gatito, uno indefenso y hermoso —escucho sus pasos.
—¿Para qué es todo esto?
—Algunas cosas son más para el juego de rol, y otras para complacerme y complacerte a ti —trago grueso ante lo último, escucho como abre el armario y miro por sobre mi hombro, abro los ojos en grande, mi respiración se detiene en seco al ver lo que hay dentro—, ¿te gusta?
Hay dos pares de fustas con la punta de cuero de distinto color, cinco látigos, pero son distintos, uno esta trenzado, mientras que los otros son tiras de cuero, dos negras y otra café oscuro, tiene un par de antifaces, y sogas delgadas y colocadas limpiamente, miro que allí dentro también tiene lubricante, y una cadena de eslabones delgados.
—Ahora pienso que estás demente —aunque no diré que me agradaría saber cómo es que usaría cada una de esas cosas en mí, mi imaginación no alcanzaría, lo sé por su mirada.
—No estoy demente, simplemente me gusta el sexo de una forma distinta.
Asiento y me dirijo a la cama para tomar asiento, suelto un resoplido que sale tembloroso, me abrazo a mí mismo para darme consuelo, ha dicho que soy el primero en ver todo esto, pero no sé cuan real es lo que dijo, quiero confiar, pero la desconfianza me gana al ver todo esto.
—¿Fue demasiado, gatito? —lo veo a mi lado, me perdí en mis pensamientos, ni siquiera me percate cuando avanzo, se sienta a mi lado en la cama y pasa su brazo por mis hombros para brindarme caricias—. Tranquilo, pequeño.
—No es demasiado —respondí—, sólo... me siento impresionado por todo esto —suelto una risa corta—, todavía no puedo creerlo.
—Créelo, gatito, estás en mi mundo, quiero que experimentes un par de cosas, que me conozcas y que yo logré conocerte a ti.
—¿En verdad quieres esto?
Él me mira a los ojos, y yo hago lo mismo, ve mis labios por breves momentos y después me sonríe ladino.
—Por supuesto que sí, gatito —dice y acerca más su rostro al mío—, quiero todo contigo, mi gatito hermoso —y entonces vuelve a juntar sus labios con los míos, moviéndolos lento y tortuosamente, y haciéndome soltar un suspiro que se queda atrapado entre nuestras bocas, cierro los ojos disfrutando del contacto de nuestros labios y me dejo llevar por el vaivén que él ha creado, entonces se separa de mí, relame sus labios y me acaricia el rostro—, hay que ver una película —su voz es ronca, me encanta su voz.
—Sí, Jimin —él sonríe en cuanto digo su nombre.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top