16

Muerdo mi labio inferior, me encuentro en la sala de espera afuera de la oficina de Jimin, odio esperar, pero la hora del almuerzo se adelantó debido a que Hyunsu se moría de hambre al igual que Hoseok, así que no pude tener más libertad por querer escaparme de las revelaciones que Jimin llegaría a darme ahora, mi respiración es contenida en cuanto escucho los tacones de los zapatos que lleva la chica que sale de inmediato de la oficina de Jimin.

—Puedes pasar —comento para después sonreírme y retirarse caminando sin dejar de menear las caderas en cada uno de sus movimientos.

Me pregunto, si acaso Jimin notaba esos movimientos, apuesto a que aquella mujer quiere algo con él, apuesto a que inclusive Jimin no se negaría... aunque tampoco es como si estuviera muy convencido de ello, pero había una enorme posibilidad de que mis suposiciones fuesen ciertas, siento la acides subir por mi garganta hasta tocar mi paladar, joder, ¿por qué esto se siente espantoso? Me remuevo incomodo antes de por fin levantarme. Llevo mi mano al nudo de la corbata, de algún modo lo siento mucho más apretado, tanto así que siento que inclusive el aire me hace falta, trago grueso y suelto un suspiro antes de comenzar a caminar los escasos metros que me separan de la puerta para entrar a la oficina de mi jefe.

Llevo el contrato en mis manos, aquel que me dio a leer, de sólo pensar en las opciones que tengo por agregar, definitivamente no le agrada para nada, algunas cosas que estaban escritas allí de aquellos limites las sabía perfectamente, aunque algunas no las he llegado a practicar.

En cuanto mi cara dio con esa puerta de cristal opaco, no dude en empujarla, y allí lo vi, sentado como aquella vez que tuve que entrar a verle, aquella vez que me dijo que le intereso de una manera distinta, el escalofrió no tarda en recorrer mi espalda por completo, debo admitir que estoy temeroso, totalmente asustado ante lo que él pueda llegar a decir.

—Yoongi —y allí estaba, una sonrisa sumamente encantadora—, es bueno que vengas, ¿tu hora de almuerzo se adelantó?

—Sí —y la puerta se cerró detrás de mí con un ruido corto y casi imperceptible, un 'clic' y fue allí cuando supe que estaba en territorio que no era nada mío—, Hoseok y Hyunsu tenían hambre, así que —me encogí de hombros, apreté los papeles en mis manos y le mire—, decidimos adelantar todo... espero no te moleste.

—No es ningún inconveniente, al contrario —se levantó de su silla y camino para rodear el escritorio—, debo estar agradecido, te tengo aquí —trague en seco y aparte mi vista, mierda—, supongo haz venido a hablar de negocios.

—Si es que puedes llamar a esto un negocio —hice comillas con mis dedos al decir la última palabra—, esto —levanté los papeles—, es una locura.

El silencio se hizo presente en la oficina, un silencio que no me estaba terminando de gustar, pero que podía considerar como uno un tanto agradable, a excepción por su mirada que seguía clavada en mí.

—Siéntate, discutamos lo que está escrito allí —asentí en respuesta, él giro sobre su eje para volver a caminar de regreso y sentarse detrás de su escritorio, me apresure a tomar asiento.

Demonios, estoy a punto del colapso de sólo estar dentro de la oficina, no quiero ni imaginar cómo sería si estuviéramos en otro lado ahora mismo, tomo asiento y aprieto mis muslos uno contra otro, dejo los papeles sobre la mesa para llevar mis manos a mi regazo, estoy nervioso.

—¿Tienes alguna duda sobre las normas? —me pregunta, observo como toma unos lentes y se los coloca sobre el puente de la nariz.

—Bueno —siento mis mejillas calentarse—, e-en realidad quería saber si eso de tener que ejercitarme es muy necesario —me acerco un poco más al escritorio, él me sonríe y después da un asentimiento.

—Lo es, digamos que hay prácticas que requieren de mucha fuerza.

—¿Cómo cuáles? —Jimin relame sus labios y recarga su peso sobre el respaldo de la silla.

—La fuerza en los brazos es necesaria, como te he dicho antes, puedo hacer ejercicio contigo si gustas, así no te sentirás incomodo ni siquiera con el entrenador personal, y por supuesto podremos estar juntos.

—No me agrada mucho el deporte, ¿sabes? —aparte la mirada para ver el contrato—. Soy un desastre, inclusive el profesor de gimnasia me lo decía a menudo.

—Podemos hacer algo al respecto con eso, no debes preocupar, Yoongi —le dedique una media sonrisa—, ¿qué me dices de lo demás?

—El presupuesto para la ropa —comente—, ¿es necesario?

—Como mi sumiso, me veo en la responsabilidad de darte lo mejor —asentí.

—No pienso que sea necesario de todas formas, tengo un trabajo, y además... —él negó.

—No importa si es necesario o no, eres mi responsabilidad, y más con este contrato, debes entenderlo.

Me removí en mi asiento aparatando la mirada, luego llevé mis manos a las hojas del contrato y solté un resoplido.

—Por lo que veo eres celoso —comente al leer lo que estaba escrito en la página cuatro, mis derechos como sumiso, si es que se le podían considerar de esa forma—, no me compartirás —reí levemente—, ¿no te gusta que alguien más esté presente?

—Es sentido de pertenencia, Yoongi —se acercó más, recargo sus codos sobre el escritorio, y mordió sus labios mientras me miraba con esos ojos brillando en deseo—, no me gusta que toquen lo que me pertenece, o dime ¿a ti te gustaría que yo tenga relaciones con alguien más a tus espaldas?

Abrí mis labios, pero no salió una respuesta, me había dejado sin palabras, parpadee un par de veces antes de cerrar la boca, demonios, de algún modo eso me incomodo, pero ni siquiera estaba seguro de sí él tenía a alguien y yo sólo me trataba de un juguete para su diversión.

—¿Cómo puedo estar seguro de que seré el único? —lo mire a los ojos, desafiante, quería fruncir el ceño, pero sé que a él le molesta que lo haga, además de que también sé que le molesta que le rete de esta forma, pero de algún modo, es interesante verlo molesto.

—¿Quieres comprobarlo? —trague saliva—. Puedo demostrártelo de muchas formas, Min Yoongi.

—¿De qué formas, señor Park? —Jimin sonrió ladino ante mi respuesta, me aplaudo por no haber tartamudeado al decir eso, aunque la celebración dentro de mí no dura mucho, no cuando él acerca su mano hacia mi mentón para tomarlo y elevar un poco mi rostro.

—Una vez que me comprometo con estar con alguien, no le dejo ir con facilidad, gatito —allí estaba ese apodo de nuevo, sus ojos oscuros y brillantes se fijaron en mis labios por breves segundos—, no soy un hombre que se tome esté tipo de relación a la ligera, debes comprenderlo —acaricio con su dedo pulgar mi barbilla—, ¿o es que tú si eres esa clase de hombre? ¿Te atreverías a traicionar mi confianza, gatito?

Joder, siento como mi boca se seca, mis ojos viajan hasta sus labios, su sereno rostro está demasiado cerca del mío, unos pocos centímetros más y podía besar aquellos labios tan tentadores frente a mí, dejo de verlos para pasar a ver sus ojos, sé que él quiere lo mismo que yo, mi pulso se acelera, y no es la adrenalina que me exige irme, si no que quiere que me quedé aquí, con él, quiero que me tome, quiero que tome mis labios, quiero saber cómo es que se siente que te besé este hombre.

—N-no lo soy —susurro, mi aliento choca con sus labios, y él relame sus labios para después sonreírme—, pero, ¿cómo he de confiar en ti?

—¿Cómo podría dejar a tan bello ser irse de mis brazos? —joder, acerco más su rostro al mío—. Jamás dejaría que alguien más te tuviera, y créeme Yoongi, no está en mis planes tener a alguien más conmigo, más que a ti.

Y antes de que siquiera nuestros labios se rozaran unos contra otros, él se alejó, soltando mi mentón en el proceso y acomodándose en su silla.

—Vayamos a los límites tolerables —dijo tomando las hojas para ir y ver lo último que faltaba, aquellas preguntas que ni siquiera me había atrevido a responder por mí mismo—, de los primeros puntos, ¿hay algo en lo que no quieras participar?

—Bueno, no me considero muy bueno con hacer felaciones —apreté mis labios—, y también con lo de tragar semen.

—El semen es bueno, podría ayudarte para tu piel, ¿en verdad no te consideras bueno para hacer felaciones?

—N-ni siquiera lo he intentado, el sexo oral no está en mi... mis cosas por quiere hacer.

Asintió para después soltar un suspiro.

—No hay problema, aunque —me miro a los ojos—, podemos darle solución —mis mejillas se calientan, demonios, de sólo imaginarme a mí lamiendo su... ¡ash! Odio esto—, ¿algo más?

—El fisting...

—¿Sabes lo que es? —lamentablemente asentí, una vez me propusieron que lo hiciera—. ¿Lo haz practicado?

—A decir verdad, me han dicho que lo haga, pero —negué repetidas veces con la cabeza—, no me gusta... ni siquiera lo intenté.

—¿Y no quieres intentarlo? Es una forma de llegar al orgasmo mucho más rápido.

—Prefiero no hacerlo, en verdad —Jimin asintió comprendiendo, de inmediato tomo su bolígrafo y tacho la opción del fisting, cosa que me hizo sentir mucho más aliviado.

—¿Estás conforme con los juguetes?

De nueva cuenta el calor subía a mis mejillas, este hombre se está tomando todo muy a la ligera, demonios, estoy sumamente avergonzado.

—N-no lo sé...

—¿Cómo no lo vas a saber?

—Jamás he utilizado juguetes de ese tipo...

—Entonces no será un problema que lo experimentes, podremos ver si alguno de estos es tu favorito —me regalo un guiño que sólo hizo que apartase mi mirada de su rostro—, ¿y el bondage? ¿Hay alguno que no te agrade?

—¿Eso en verdad es tan placentero?

—No puedo comprobarlo, pero —sonrió ladino—, algunos sumisos lo consideran excitante.

¿Algunos? Acaso él... ¿había tenido más sumisos? No estaba seguro, aunque para hacer esa clase de contratos, se necesitaba mucha experiencia en ese asunto, trague grueso y entreabrí mis labios pensando en lo que dijo.

—¿Entonces...? —pregunto a lo que yo mire los papeles en sus manos.

—No tengo problema mientras no me hagas daño.

—No me gustaría lastimarte, Yoongi, esto es por placer, tanto para mí como para ti, no debes de estar preocupado por ello.

Asentí, Jimin miro de nuevo las hojas para pasar a lo siguiente.

—¿Te incomoda que te aten de algún modo? —negué, a decir verdad, no lo sabía a ciencia cierta, así que experimentar sería una opción, lo ha dicho él, y estoy de acuerdo, aunque no con muchas cosas—. Muy bien, ¿aceptas que te venden los ojos, o te amordacen?

—Lo de amordazar no me gusta —Jimin asintió y anoto en las hojas lo que he dicho.

—¿Qué me dices del dolor?

—¿A qué te refieres con eso?

—Hay ciertos grados, si estás dispuesto a tener el dolor suficiente es un máximo de siete, y el menos es a dos y uno, ¿cuánto dolor estás dispuesto a sentir?

—N-no estoy seguro de eso...

—Si no estás seguro de eso —se quitó los lentes para mirarme—, entonces ¿cómo voy a saber cómo castigarte cuando seas un gatito desobediente?

Me remuevo acomodándome en mi asiento y suelto un resoplido, siento que el saco me estorba y que la corbata me está ahorcando.

—No creo que nada de eso pueda ser placentero... —me sinceré—, es decir, ¿quién puede sentir algo de placer con ser c-castigado?

—¿Quieres comprobarlo?

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