11

—No sé si completamente estaría dispuesto a algunas cosas que hay aquí —mencione.

—¿Qué es lo que no te gusta de allí? —entreabrí los labios, pero no sabía que decirle exactamente, por lo que me interrumpió sin haber dicho una respuesta—, si es por lo de la dieta, lo comprenderé, te haré comprender de esté modo que esta dieta se basa mucho en tus propios gustos, no te enviaré con un nutriólogo o algo por el estilo —eso me tranquilizo un poco, aunque de todas formas no es como si comiera como un desquiciado—, si también te llega a incomodar el hecho de los tratamientos de belleza, puedo quitarlo.

Volví mi mirada a la primera página, las normas no estaban del todo mal, pero mi problema era que debía obedecer al pie de la letra cada una de las reglas, y por supuesto los mandatos del hombre frente a mí, 'mi amo' como allí decía.

—¿Puedo pasar por alto los castigos? —pregunte, le mire de nuevo y él alzaba ambas cejas, parece que le sorprendió escuchar eso.

—Me temo que esto no sería divertido sin los castigos —bufe ante eso—, no lo tomes a mal, pero los castigos pueden inclusive gustarte —relamió con lentitud sus labios—, no sólo busco complacerme a mí, Yoongi, esto también se trata de complacerte a ti.

—¿Complacerme? —me regalo un asentimiento como respuesta—. Ni siquiera sé lo que realmente me gusta a mí.

—Entonces, ¿qué dices si lo descubrimos, juntos? —joder, apreté mis piernas una contra la otra al escucharlo decir esa propuesta.

En toda mi vida hasta ahora, jamás he querido complacerme, no del todo, a comparación de otras personas, no sabía cuales podían ser mis más locas y brillantes fantasías en el ámbito de lo sexual, sé que algunos las tienen presentes, inclusive pueden llegar a excitarse de sólo pensarlas, pero yo no, mi vida sexual era activa, y ahora disminuyo mucho desde mi anterior pareja, jamás me sentí realmente complacido.

—¿Te molesta el apartado de seguridad de las normas? —su pregunta hizo que mis pensamientos pasados se fueran.

—No... es decir, no fumo, ni consumo drogas, no me gustan, y el alcohol —solté un suspiro—, solamente he bebido menos de cinco veces en mi vida, no me gusta consumirlo —su sonrisa me hizo quedarme a mirarlo, parecía satisfecho con mis palabras—. Tal vez si me moleste lo de tener un entrenador personal —rodé los ojos ante esa idea, no me agradaba para nada.

—El ejercicio físico es necesario, ayuda a que tu cuerpo se mantenga de mejor salud, aunque si no quieres hacerlo, entonces podríamos hacer ejercicio juntos para que te animes un poco —¿en verdad haría eso con tal de que acepte esto?

Debo decir que me sorprendía cada vez más con sus palabras, supongo que algunas personas en mi situación ya lo hubieran mandado a la mierda, pero debo decir que yo no lo hago por el simple hecho de que me interesa, admito que me interesa, estoy curioso inclusive por cualquier movimiento que este hombre pueda llegar a hacer, Jimin podía ser considerado alguien impredecible en cuanto a su actitud, en el trabajo se comporta serio y como un mandamás, y aquí ahora parece ser una persona de lo más amigable, como si me conociera de años, pero en cambio, no conocía la otra faceta, esa en que seguramente se volvía un dominante total, relamí mis labios rápidamente antes de apartar mi mirada de él.

—¿Me darás tiempo para pensarlo? —Jimin soltó una risita, casi resoplándola.

—Yoongi, sólo son las normas —era cierto—, te daré tiempo para que leas todo en casa, además —recargo de nuevo sus codos sobre la mesa, su sonrisa, demonios, no podía dejar de ver su sonrisa—, te mencione que voy a convencerte, lo que significa que tendrás el tiempo necesario para pensar las cosas.

También eso era cierto, demonios, ni siquiera había leído lo demás de las hojas y ya estaba asumiendo que esto ya era el contrato completo y que debía de firmarlo de una vez por todas, pero no, era cierto, él me dijo que me convencería, no sé lo que hará después, quisiera leer sus pensamientos para saber cuál será su siguiente movimiento y así prevenirme, pero lastimosamente no puedo hacerlo, y eso de algún modo me atemoriza.

—En ese caso —comencé a hablar—, lo leeré con cuidado —y vaya que lo haría—, ¿me dirás como harás para convencerme? —las comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa que hizo desaparecer sus ojos por unos momentos, junto las palmas de sus manos, restregándolas y ladeándolas para después soltar un resoplido.

—No tengo un plan en específico —menciono en respuesta a mi cuestión—, pero te aseguro que no estarás arrepentido de mis métodos de convencimiento.

—Jimin—me atreví a llamarlo por su nombre—, esto es una locura —negué mientras sonreía, estaba nervioso, y muy asustado por el futuro que me esperaba—, no entiendo, ¿por qué necesariamente yo?

—Te lo he dicho, eres perfecto —y allí estaba de nuevo esa palabra, esa estúpida palabra que detesto con toda mi alma.

—No lo soy —apreté mi mandíbula, no quería llegar a molestarme—, deja de decir mentiras —lo estaba enfrentando.

—No te estoy mintiendo, Yoongi —iba a interrumpirlo, pero él se adelantó a hablar—, no debe de haber una razón en específico para querer estar contigo —parpadee un par de veces ante sus palabras—, para mí, eres perfecto, y si solamente esa palabra es la que te molesta, me temo que tendrás que escucharla todo el tiempo salir de mis labios.

¡Vaya! Quería reírme en su cara, en verdad quería hacerlo, pero no pude, era la primera persona fuera de mi familia que me decía palabras como esas, siempre he tenido la mala suerte de tener parejas narcisistas, todo son ellos, no les importa nada más, quieren la atención para ellos, inclusive se victimizan, y yo casi siempre me trataba solamente del chico bonito a su lado que solamente seguía siendo hoja marchita al lado de la fresca y frondosa.

Sé que debería quererme, lo sé, pero... siempre en mi mente tengo algo que me impide hacerlo por completo.

—Preferiría que no lo dijeses más —le dije mientras mi vista no se despegaba de sus ojos, él hacía lo mismo, parecía querer analizarme por completo para saber la razón por la que detestaba que hablará de mí como si fuese una bella obra de arte perdida que él había logrado encontrar—, leeré esto en mi casa...

Cambie de tema de nuevo, y él soltó un bufido, dejo de mirarme.

—Quiero que hagas algo antes de que nos volvamos a ver.

—¿Para qué nos tendríamos que volver a ver? —él señalo el contrato.

—Hay unos términos que seguramente te gustaría saber más a fondo —ok, no quiero saberlos, no del todo—, y antes de que comencemos con nuestra explicación, quiero que te veas al espejo cuando llegues a casa, y me digas, las imperfecciones que crees que tienes.

—¿Qué creo que tengo? —él asintió—. Puedo decírtelas ahora mismo.

—¿De verdad? —asentí—. Entonces hazlo, te escucho —recargo su espalda por completo en la silla, y cruzo sus brazos sobre su pecho, esperando por mis palabras.

No debía decir esa estupidez, iba a comentar el color de mi piel, pero... suponía él querría todavía más cosas que creo que son imperfectas en mí, y no las encuentro, me gusta mi altura, mi rostro, mis ojos, mi cuerpo, estoy conforme con casi todo, la piel es lo único que considero que es mi defecto, literalmente me veo como una hoja de papel, pero parece que para él no es así.

—¿No decías que podías? —maldije en mi interior, este hombre parece que le gusta jugar—. Como no dices nada, supongo que solamente te gusta retarme —soltó una suave risa—, debo decir que eres de los pocos que lo hacen, y me agrada...

Trague grueso, ¿le gusta que lo reten? Demonios, esto debe ser una maldita broma, me remuevo algo incómodo por su comentario.

—Te sonrojas por cosas pequeñas —comento—, eso también me agrada —sentí la vergüenza golpear mi rostro, ¡odio avergonzarme! Aparte mi vista al ver que su sonrisa no se borraba de su rostro, quiero salir corriendo al sanitario y vomitar, los nervios me están matando por dentro al igual que la brillante mirada de Jimin sobre mí—, te veré en el trabajo, mañana comenzaran a tener los preparativos para realizar la decoración, no llegues tarde.

—¿Q-qué hay de esto? —señale el contrato.

—Léelo, haz lo que te he dicho antes, y ven a mi oficina en tu hora del almuerzo —se incorporó, acomodo su saco para ajustarlo a su cuerpo y me miro—, estaré esperándote con gusto para darte explicaciones de los detalles, ¿de acuerdo? —di un asentimiento—, Hasta entonces, Yoongi.

Sin más por decirme, se retiró de mi vista, de la cafetería, subió a su vehículo, ni siquiera escuche cuando encendió el motor y se fue, mire las hojas sobre la mesa, sería una larga noche.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top