07

 Miedo es una palabra pequeña para mi verdadero sentimiento en este preciso momento, relamí mis labios con lentitud, mientras que mi mano seguía sobre la manija de la puerta de cristal opaco, sabía que detrás de esa puerta se encontraba el hombre que ha estado atormentando mis pensamientos durante ya varios días, y sinceramente me estaba volviendo un completo loco en este preciso momento, ¿qué hacer? ¿Irme y decirle que he olvidado que tenía que verlo? Yangmi me dijo que ese hombre no gusta de que le desobedezcan.

"Para ser un grosero, eres bueno obedeciendo, apuesto a que eres muy obediente en otros aspectos."

Sacudí mi cabeza ante sus palabras, esas palabras que se habían repetido en mi cabeza las estaba detestando, ¿a qué carajos se refería con eso? Trague grueso y mi mano apretó con fuerza la manija, sigo parado como un incompetente mientras me pierdo en mis pensamientos, vamos Min Yoongi, sólo tienes que abrir esa puerta y entrar.

¿Se molestará si no llamo primero a la puerta? Demonios, ese hombre es impredecible, aunque puede que, si se moleste, después de todo, todo mundo se enoja cuando entra alguien a invadir tu espacio personal sin antes llamar para entrar, así que estoy seguro de que será lo mismo con él, ¿qué hacer? ¿Llamar a la puerta, o quedarme aquí parado como idiota?

—Oh, vamos sólo toca —me anime para después con mi otra mano cerrarla en puño y golpear el cristal dos veces, trague grueso, se va enojar, estoy seguro que eso pasará, me mandara a la mierda en cuanto me vea entrar.

—Pase —escuche su voz, y mi corazón seguía como un loco, latiendo desenfrenado como si hubiese corrido una maratón en Boston.

Apreté mis parpados por breves segundos y después jale la puerta para poder abrirla, abrí mis ojos encontrándome con aquel hombre sentado detrás de su escritorio, mientras se dedicaba a mirar unos papeles con detenimiento, leyéndolos como si no hubiese un mañana, camine un par de pasos para poder ingresar y me detuve, mi mirada permaneció sobre él, mientras que poco a poco la pesada puerta se cerraba hasta hacer un sonido corto, un 'click' fue cuando entonces él dejo de mirar los papeles en sus manos y sus ojos se concentraron en mí, deteste que me atrapase mirándolo.

—Min Yoongi —bajo los papeles dejando su rostro descubierto, y allí estaba de nuevo aquella sonrisa, parecía maliciosa, pero a la vez encantadora—, siéntate —me invito a tomar asiento frente a él, en su escritorio, delante había dos sillas giratorias parecían ser cómodas, pero con su mirada definitivamente no me sentiría para nada cómodo.

A duras penas mi cuerpo avanzo en dirección a la silla, evite mirar al frente, me concentre en observar la silla de tonos grises y a tomar asiento de inmediato, sabía que él seguía mirándome, pero quise restarle importancia a lo que fuera a hacer o decir, demonios, siento que mi pulso tiembla, apreté mis labios y él carraspeo la garganta para llamar mi atención, le mire de inmediato.

—Hay cosas —comento mientras llevaba sus manos al frente, recargando sus codos sobre el escritorio y juntando sus palmas de sus manos—, que no me gusta ver que haces.

—¿Qué? —fruncí levemente el ceño ante su comentario.

—Aprietas mucho tus labios —deje de fruncir el ceño ante esa observación—, tu ceño fruncido también lo detesto —sus ojos me examinaban—, además de tu mala educación.

¿En verdad me había llamado para esto? ¿Para decirme lo que debo o no hacer? Esto era ridículo, quería levantarme de la silla y salir de allí sin decir una sola palabra, pero no pude, no cuando él se levantó primero de su asiento, me quedé paralizado, sentado en mi sitio, sin saber que hacer o que decirle al respecto.

Escuche sus pasos, rodeando el escritorio, y después colocándose frente a mí, su traje perfectamente planchado, sus manos dentro de los bolsillos del pantalón, y su saco desabrochado, demonios, ni siquiera podía mirar su rostro, él saco su mano derecha y la dirigió a mi mentón, tomándolo con sus dedos pulgar e índice y obligándome a levantar el rostro para mirarle. Joder, relamía sus gruesos labios frente a mí, dejándome desconcertado ante ese acto.

—No suelo llamar a mis nuevos empleados a mi oficina, Yoongi —apreté las orillas de los reposabrazos de la silla—, de hecho, no suelo hacer tanto contacto con alguien, ni siquiera con mis socios.

—¿Q-qué quiere decir con eso? —demonios, él sonrió para después soltar mi mentón, agradecí al cielo por esa acción, pero él parecía no querer apartarse de mí.

—Quiero decir que debes de sentirte especial por esto —¿especial? ¿Cómo carajos debo sentirme especial por esta clase de trato? Este hombre sí que esta demente—. Pero... —volví a prestar atención a sus palabras—, debo decir que no me gusta tener a rebeldes como tú cerca de mí.

—No soy un rebelde —ataque, a veces pienso que mi boca se maneja sola, demonios, su semblante cambio de inmediato ante mis palabras.

—Lo eres —dejo de recargar su peso en el escritorio, y empezó a caminar, rodeándome, como si estuviese rodeando a su presa para atacar, su mirada afilada estaba sobre mí, causando que mi cuerpo se estremeciera—, aunque diga esto, debo decir que me interesas —fruncí levemente el ceño—, deja de fruncir el ceño —demando a lo que obedecí, su voz había salido rasposa y demandante, estaba molesto le había hecho enojar sin querer—, muy bien, gatito...

¿Había escuchado bien? Demonios, ¿me había dicho aquello? Definitivamente quería escapar.

—Como te decía —prosiguió al no ver alguna reacción negativa de mi parte ante aquel apodo tan inusual que ahora me había dado—, me interesas —se detuvo justo detrás de mí y soltó un suspiro—, aunque no quiera admitirlo —soltó una suave risa—, me interesas más de lo que piensas, Yoongi.

—¿Por qué debería yo de interesarle a alguien como usted? —sé que debo hablarle con respeto, pero quiero largarme de allí y gritarle lo degenerado que esta.

—Hay cosas que no pueden juntarse con el trabajo, Yoongi —volvió a caminar, de nuevo rodeándome—, y este interés mío, es algo que definitivamente no puede juntarse con el trabajo, ni tuyo, ni mío —escuche sus pasos alejarse, levante la mirada y observe justo cuando tomo asiento detrás de su escritorio, sus ojos brillaban en deseo algo que hacía que quisiese apretar mis muslos debido al calor que estaba sintiendo en ese momento—, quiero ser claro contigo, ¿has escuchado alguna vez en tu vida sobre los sumisos?

—S-sí —sabía del tema, odiaba esos temas, todo lo que tuviera que ver con la sexualidad estaba fuera de mis límites para soportar una conversación.

Cuando era adolescente, siempre había platicas en las escuelas de lo mismo, escuchaba inclusive a mis amigos hablar del sexo, de sus experiencias en la cama, y de muchas cosas que inclusive por mí cuenta tuve que investigar y de las que logré arrepentirme de inmediato, no quise saber más de esos temas, me repugnaban en su totalidad, jamás pude encontrar placer en tener relaciones sexuales con otra persona.

Tuve pareja y lo hicimos un par de veces, pero, jamás me sentí tan complacido, muchos alardeaban de sus experiencias, de las mejores que han tenido en su vida, inclusive mi hermana llego a presumirme un encuentro casual de sexo, según ella su mejor experiencia, en cambio yo... jamás podré darme el lujo de presumir algo como aquello.

—Sé de ese tema, pero —le mire a los ojos—, ¿qué tiene que ver eso?

—Verás —sonrió y recargo su peso completamente en su silla—, soy esa clase de persona que gusta de dominar —joder—, y pareces ser un chico muy obediente, a pesar de que te reveles de vez en cuando —sonrió ladino—, y me encantaría que tuviéramos una relación de este tipo.

Tenía que procesar las palabras que habían salido de la boca de ese hombre, demonios, ¿esto era un sueño? Este tipo, acaba de pedirme que sea su sumiso, ¡no quiero hacer esa clase de cosas! De sólo pensar en eso me hace sentir escalofríos en todo mi cuerpo, demonios, quiero escapar, debo escapar.

—¿Por qué piensa que me gustaría tener algo como eso? —él no dejo de sonreír mientras me miraba.

—Tómalo como una experiencia, te encantará.

—No quiero —me negué de inmediato y él levanto las cejas ante mi negativa, estaba sorprendido—, estás loco si piensas que aceptaré algo como eso.

Es hora de dejar las informalidades, no quiero que piense que soy tan fácil como para que logre convencerme de dicha relación, asqueroso.

—Bien —soltó un suspiro, quería fruncir el ceño, pero recordé que se enfada por eso y no lo hice, pero me dejo contrariado al escuchar su suspiro en derrota—, supongo que tendré que convencerte, ¿no?

—No lograrás convencerme —dije, jamás lo lograría—, esa clase de cosas no me gustan.

—¿De verdad? —ladeo la cabeza, ¿acaso está jugando conmigo? Rodé los ojos a lo que él soltó una risa—. ¿Qué te parece sí hacemos un trato?

Su mirada volvió a ser brillante ante su propuesta, no entendía a qué se refería con un trato, y odio ser curioso, pero quería saber a lo que se estaba refiriendo en ese momento.

—¿Qué clase de trato? —él me sonrió, sus dientes perfectos asomaron, y debo admitir que tiene una hermosa sonrisa, pero eso no quita el hecho de que ese hombre me esté poniendo los pelos de punta, y lo peor de todo es que no sé si es por miedo o porque está logrando que sienta cosquillas en el vientre bajo, demonios.

—Sí logro convencerte, entonces firmarás conmigo un trato para ser mi sumiso —mierda—, pero si no lo logró, entonces dejaré de molestarte, nuestra relación será siempre de trabajo, hasta que tu contrato con la empresa se termine —se levantó de nuevo, y camino rodeando por la izquierda su escritorio para después colocarse frente a mí y recargar su peso en su escritorio—, ¿estás dispuesto?

No sabía que responder en ese momento, por una parte, sabía que no podía caer ante lo que sea que haga para tratar de convencerme, no estaba seguro de lo que llegaría a hacer, pero sabía que mi fuerza de voluntad era mucho más fuerte que nunca, jamás lograría caer en un juego tonto como esté.

Estaba seguro de mí mismo, no caería, era ridículo, además si él perdía eso significaría total relajación para mi persona, una relación de sólo trabajo, nada más, dejaría de sentirme intimidado por aquel hombre, y eso es lo que quería, entonces, ¿debía aceptar ese trato?

—¿Cumplirás con tu palabra? —me atreví a cuestionar, no quería que hubiese trampa en esto.

—Por supuesto —contesto—, soy un hombre que sabe cumplir con su palabra, no te sentirás timado, gatito.

Ignore el apodo y volví mi mirada a mi regazo, no perdía nada, además sé que no caeré en su juego, sea lo que sea que Park Jimin haga, no caeré, jamás lo haré.

Me puse de pie bajo su atenta mirada y me obligue a verlo a los ojos, él me miraba con esos ojos brillantes en deseo, y me obligue a que mi cuerpo no temblase cuando estire mi mano para cerrar el trato, él sonrió de nuevo, y estrecho su mano con la mía.

—Es un trato —menciono, pero antes de que siquiera pudiera zafar mi mano de su agarre, él me detuvo apretando mi mano con algo de fuerza y obligándome a acercarme a él, nuestros pechos chocaron y nuestras respiraciones se mezclaron, sus labios rozaban los míos, haciendo que mi cuerpo se tensara en su sitio—, espero estés listo para lo que te haré, gatito...

Con cada palabra que había dicho rozaba mis labios, trague grueso y entonces él acorto por completo la distancia para morder mi labio inferior, haciéndome dar un brinco en mi lugar para después soltar mi mano.

Min Yoongi, ¿en qué te habías metido? Pronto lo averiguaría.

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