41. Yoongi
Si dijera que me encontraba tranquilo, sería una mentira, porque en realidad estaba todo lo contrario a tranquilo en ese preciso momento, entre más avanzábamos mi corazón comenzaba a latir más rápido, mi garganta sentía que se secaba y poco a poco iba cerrándose, lo que me obligaba a que de vez en cuando tragará saliva inútilmente para tratar de quitarme esa sensación tan espantosa que estaba sintiendo por culpa del nerviosismo, prácticamente hoy sería el día en conocería a la familia Park y eso no me estaba ayudando en nada en realidad.
Y mucho menos me ayudo que el vehículo se detuviera, sentí mi cuerpo paralizarse en cuanto el conductor piso el freno del vehículo y esté dejo de moverse por completo, apreté ligeramente mis dientes sintiendo la leve presión sobre todo mi ser, demonios, ojala Jimin no hubiera aceptado venir con su familia, pero ya era tarde para pensar algo como eso.
—Hemos llegado —anuncio Jimin haciendo que mis pensamientos se esfumaran por breves instantes, gire mi rostro para mirarlo, pero él ya se encontraba abriendo la puerta para salir del vehículo, volvía a tragar pesado antes de disponerme a tomar la pequeña manija de la puerta del vehículo para permitirme abrirla.
Y en cuanto lo hice, el leve calor de la tarde no tardo en inundar el ambiente, me agache levemente para después impulsarme hacia adelante para permitirme salir del vehículo y en cuanto lo hice y mis pies tocaron la acera no pude evitar mirar hacia el frente, abrí mis ojos en grande y sin discreción alguna me permití inclusive entreabrir mis labios ante la sorpresa de la gran casa que se encontraba justo frente a mí. Más bien se trataba de una inmensa mansión de una planta baja y dos pisos, rodeada de lo que parecía ser un inmenso jardín el cual estaba rodeado por diversos arboles de diversas especies y arbustos tupidos de hojas y adornados de diversas flores de colores blanco, rosado y purpura, además de eso, en la parte de enfrente de la casa se encontraba una pequeña fuente con una escultura de un enorme lobo grisáceo el cual permanecía con la cabeza en alto aullando de su hocico salía el agua que corría por la fuente, la gran mansión era de tonalidades crema los ventanales tenían su estructura hecha de madera barnizada con herrería de color blanco, todas y cada una de ellas eran cubiertas por cortinas de color blanco de tela fina, la puerta era inmensa y de color café oscuro, no era de madera como los ventanales.
—Maldición... —no pude evitar decir eso, me esperaba una casa elegante, sí, pero no una jodida mansión, aunque es Park Jimin así que...
Una suave risa me saco de mi pequeño trance, mire hacia mi costado derecho encontrándome con la presencia de Jimin a mi lado mientras soltaba un sonoro suspiro.
—¿Sorprendido?
—Un poco —mentí, estaba más que sorprendido.
—Es pequeña, no es para tanto.
—¿A esto llamas pequeño? —Jimin elevo una ceja al escucharme—. Debes estar demente, Park, esto es una jodida mansión kilométrica —Jimin se permitió soltar una sonora carcajada ante mis palabras y yo rodé los ojos ante su burla.
—Eres fácil de impresionar con algunas cosas, gatito —comento Jimin entre risas—, es solo una mansión, es todo, solamente una casa más.
A veces siento que Jimin solamente le gusta minimizar algunas cosas, sobre todo cuando se trata de las más valiosas, pero no importa. Estaba algo perdido en mis propios pensamientos, pero sentí como Jimin tomaba mi mano, entrelazando nuestros dedos y dándome un ligero apretón indicándome que podía tomar su mano, no tarde en mirar hacia abajo para mirar nuestras manos entrelazadas, mire hacia Jimin, quien me compartía una sonrisa.
—¿No te importa que los demás nos vean? —le pregunte. No quería hacerlo, pero me veía en necesidad de hacerlo, estamos en casa de sus padres, y la probabilidad de que sus padres se sintieran incomodos por vernos de este modo... me hacía sentir asustado.
No sé ni siquiera si Jimin les ha hablado de mí, tampoco sé si él le ha dicho a sus padres sobre sus gustos... obviamente no creo que tenga esa libertad de decirle a todo el mundo que le encanta ser un maldito controlador a la hora de tener relaciones sexuales, y no es como si se pudiera hablar abiertamente con los padres de estos temas, a menos que los padres sean muy liberales, pero había una posibilidad de recibir desprecio y no quería que eso pasará, no quería sentirme incomodo, ni que Jimin se sintiera así.
—¿Por qué debería incomodarme? —volví a mirarlo—. Escucha, Yoongi, a mis padres les importa una mierda mis preferencias sexuales, me lo dejaron claro el día en que cumplí mi adolescencia, ellos quieren que sea feliz esté con quien esté y eso hago.
¡Vaya! No me esperaba eso, pero me hizo sentir reconfortado, un peso menos sobre los hombros.
—¿Estás seguro? —Jimin dio un asentimiento—. De todas formas, no veo el porqué quieres tomar mi mano, ni siquiera somos pareja.
—¿No lo somos? —pregunto Jimin haciendo que soltase una risa—. Por un momento pensé que ya lo eramos, cariño.
—Ni siquiera me lo has pedido, tonto —dije mientras le daba un ligero empujón con mi hombro.
—Bueno, pensé que desde la otra vez que aceptaste acostarte conmigo había sido suficiente para dejarte claro que somos pareja —sentí como la vergüenza le daba un golpe a mis mejillas.
—¡No tienes porque ser tan grafico, Park! —Jimin en verdad disfruta de todo esto, el hombre a mi lado no dejo de reírse por un buen rato antes de volver a prestarme su atención—. Podrían escucharte.
—Que me escuchen, me importa una mierda —rodé los ojos ante sus palabras—, además, no tiene nada de malo decirlo, es más lo voy a gritar —sentí como si el alma se me fuera del cuerpo en cuanto vi a Jimin inhalar aire con exageración para comenzar a gritar—, ¡Me encanta tener sexo con mi...!
No dude en soltar su mano para rápidamente tapar su enorme boca con mis manos, me coloque justo frente a él para evitar que siguiera con esto, Jimin elevo una ceja antes de rodar los ojos con diversión.
—¡A veces eres un idiota, Jimin! —le dije haciendo que él se encogiera de hombros—. Voy a...
—¿Qué harás? —Jimin quito mis manos de sus labios, sosteniéndolas por debajo de su cuello—. Vamos gatito, saca esas garras, pero cuando estemos tú y yo en la cama.
—Eres un... —y antes de que pudiera decirle algo más el rechinido de la puerta se hizo presente haciendo que me sintiera levemente atemorizado, seguramente habían escuchado todo el escandalo que habíamos hecho, demonios, que vergüenza.
En un movimiento rápido hice que Jimin soltase mis manos para después caminar el par de pasos que había dado para detener su terrible anuncio de hace unos momentos y solté un bufido molesto al escuchar la suave risa de Jimin, este hombre va a matarme de vergüenza un día de estos. La puerta se abría lentamente mientras las bisagras rechinaban ligeramente mientras la puerta era abierta, y entonces ante nosotros apareció una mujer, su cabello era largo y de color negro como el carbón, su piel era blanca como la nieve misma, portaba un vestido largo de color rojo carmín muy intenso sin tirantes, su figura era esbelta, era casi de mi altura, sus ojos eran levemente grandes, pestañas largas y risadas, sus labios estaban pintados con un tono suave de rojo pálido y sus cejas eran delineadas, el rostro de la mujer era jovial, como si los años jamás hubieran pasado por ella, y con ese semblante serio en cuanto abrió la puerta la hacía ver inclusive mucho más joven, en cuanto su mirada fue a dar a nosotros, en especial en Jimin, el semblante serio se termino, sus ojos se iluminaron como dos estrellas en el cielo y se permitió sonreír de oreja a oreja mostrando sus blancas perlas.
—¡Oh, santos cielos, mi pequeño Mochi! —dijo esa mujer emocionada por verlo, y no tardo en extender sus brazos hacia Jimin para invitarlo a darle un abrazo.
Apreté mis labios con fuerza para evitar que una risa se me escapara, pero en realidad quería reírme a rienda suelta, Jimin lo noto.
—Búrlate si quieres, gatito.
—Lo haré con gusto... mochi... —definitivamente me quiero reír.
Jimin no tardo en acercarse a la mujer para brindarle un abrazo, la mujer de inmediato lo estrecho entre sus brazos mientras canturreaba ligeramente, estaba alegre por ver a Jimin de nuevo y esa alegría era inevitable que se me contagiara al verlos.
—Cuanto tiempo sin verte, mamá —dijo Jimin mientras recibía con mucho aprecio aquella muestra de afecto de parte de su madre.
—¡Hace tiempo que no venías a visitarnos! —la mujer se separo un poco para mirar el rostro de su hijo—. ¡Mírate! Te ves diferente... —la mujer entrecerró sus ojos mientras lo analizaba.
—¿Qué? ¿Más atractivo? —presumido, rodé los ojos ante su pregunta.
—Naciste atractivo, hijo mío, pero esto es distinto, pareciera como si hubieras conocido al amor de tu vida en un sólo día —odie que Jimin me mirará en cuanto su madre dijo eso, pues ahora la atención de la mujer estaba sobre mí, me dedico una pequeña sonrisa, quizás comprendiendo la mirada de Jimin—, oh, trajiste a alguien.
—Buenas tardes... —mierda, no sé su nombre.
—Madre —hablo Jimin esta vez llamando la atención de su madre—, él es Min Yoongi —dijo Jimin mientras caminaba hacia mí, Jimin en cuanto estuvo cerca de mí, no dudo en tomar mi mano de nuevo para hacerme caminar junto a él y así darme animo de acercarme a saludar—, espero no les moleste que haya traído a mi novio a esta reunión familiar.
—¿Novio? —la mujer se mostro emocionada de nuevo al escuchar esa noticia—. ¡Pero que sorpresa! Bien escondido lo tenías, mochi —no te rías Min Yoongi, no te rías—, ya decía yo que esa mirada de tonto enamorado no era normal en ti.
Esta bien, ahora sí me reí, aunque su madre me siguió la risa, esto es tan agradable.
—Un gusto, Min Yoongi —dijo ella extendiéndome su mano para que la tomara, gustoso lo hice, su tacto ea suave, como si sus manos jamás hubieran tocado ningún químico de limpieza jamás—, soy Park Misuk, esposa del señor Park Seongjin y madre de este chico enamorado.
—Es un placer conocerla, señora Park —ella me sonrió.
—Deja esas formalidades, muchacho, puedes decirme Misuk sin problema, además eres el novio de mi hijo, no es necesario que te comportes tan formal aquí, eres parte de la familia.
—G-gracias —dije sintiendo mis mejillas calentarse levemente, no esperaba esa respuesta de parte de su madre en realidad.
—Mamá —dijo Jimin—, deja de avergonzar a mi novio de esa manera.
—Lo siento, es mi trabajo, además jamás habías traído a una pareja a casa, así que permite que me emocione por esto.
¿Jamás?
Mire a Jimin quien le sonreía a su madre, entonces jamás había presentado una pareja a su familia, no me debería sorprender, pues Jimin jamás había querido una relación serie en realidad, hasta ahora, claro.
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