26. Jimin
Sé que Yoongi, no es alguien a quién pueda impresionar con el dinero, puede que de vez en cuando haya logrado obtener algo de su atención con un par de cosas, pero en sí, él no es la clase de persona que se interese por lo material y lo económico, por eso, me había dado a la tarea de buscar un sitio en el cual se sintiera mucho más cómodo, y en donde podamos estar más tranquilos, el lugar era un pequeño restaurante algo alejado, pero no mucho, después de todo él no quería ir tan lejos, y me dispuse a buscar uno que estuviera lo más cercano al domicilio de su edificio para que pudiera llevarlo tranquilamente a casa, sin que estuviera preocupado por llegar tarde.
—¿Qué tal estuvo el trabajo? —pregunte, el ambiente y el silencio no eran incomodos, pero podía notar que Yoongi no había dejado de jugar con sus dedos mientras mira por la ventanilla del vehículo, no tardo en girar su rostro para verme, aunque yo me mantenía mucho más concentrado en el camino frente a mí.
—Bien —dijo en un pequeño susurro, lo mire de soslayo—, a decir verdad, fue un día aburrido —se acomodo en su sitio—, ¿qué hay de ti? ¿Algo paso en tu trabajo?
—Siempre he sido un hombre ocupado —mencioné y solté un pequeño resoplido—, pero no paso mucho, tuve una reunión con mis colegas de otras empresas amigas, nada del otro mundo.
Yoongi dio un asentimiento ante mis palabras, y note como miraba al frente, al camino al igual que yo lo hacía, en cuanto el semáforo no estuvo a nuestro favor, detuve por unos instantes el vehículo, esperando a que volviera a estar a nuestro favor para avanzar, fue cuando me dispuse a mirar a Yoongi, mantenía sus dientes clavados justo en su labio inferior, con un poco de fuerza y volvía a seguir jugando con nerviosismo con los dedos de su mano, sé que algo esta mal, porque se ve distraído, nervioso, algo no estaba bien.
—Estás algo nervioso —dije a lo que él volvió a dejar sus dedos en paz y me volvió a mirar—, ¿pasa algo?
Dejo de mirarme a los ojos, sé que le pasa algo, no por algo tenía ese comportamiento, pero no estaba seguro de que él me diría lo que estaba aconteciendo en sus pensamientos, quizás estaba nervioso porque volvíamos a compartir un momento juntos, o quizás por el trabajo, o por algo que había dejado pendiente en su departamento y sabía que no tendría tiempo de terminarlo, no estaba seguro de lo que pasaba, pero eso no dejaba que mi cabeza se llenará de posibilidades.
De un momento a otro, soltó un resoplido.
—Creo que no debería decírtelo —menciono Yoongi.
—Vamos, Yoongi —lo anime—, puedes decirme lo que acontece por tus pensamientos sin problema, además quizás pueda ser de ayuda para ti.
Él sonrió levemente, y fue cuando me percaté de que ya podíamos seguir avanzando, volví a poner en marcha el vehículo y mantuve mi vista al frente, pero estaba atento a Yoongi de igual modo, no debía descuidarlo.
—Y dime, ¿qué es lo que te tiene preocupado? —pregunte, así podía darle a entender que estaría prestándole atención, aunque no lo pareciese.
—Bueno... —hizo una pequeña pausa—, hoy en la cafetería no hubo muchos clientes, no tantos como es habitual, me toco estar preparando los pedidos ahora —di un asentimiento—, y... —soltó un pequeño resoplido—, cuando estábamos en un punto en que los clientes tenían sus pedidos y parecía que no iba a entrar nadie más a pedir algo, pensé que podía inclusive tomarme un pequeño descanso, pero, terminaron por entrar dos personas.
—¿Por qué le das tanta importancia a esas dos personas? ¿Las conocías? —mire de soslayo por breves segundos a Yoongi, y dio un asentimiento.
—Sí —reafirmo con su voz—, uno era tu amigo, Jeon Jungkook —eleve mis cejas, ¡vaya! Así que sí me hizo caso en ir a la cafetería—, por cierto, ¿por qué andas diciéndole a todos tus amigos que vayan a la cafetería?
Sonreí al escuchar su cambio de voz, parecía levemente quejumbroso, pero a la vez agradecido.
—Así que mi amigo me delato —negué levemente con la cabeza.
—Sí, no es un gran amigo si te delata de ese modo, ¿sabes? —relamí mis labios, estaba feliz por haber sido descubierto, pero quizás Yoongi me regañe por esto—. Tus acciones no fueron tan discretas.
—Sí, quizás no lo fueron del todo —mire a Yoongi por unos segundos antes de volver a mirar el camino—, pero mi querido, Yoongi, he de admitir que el lugar es encantador, además de que el servicio y los alimentos son exquisitos, recomendar un sitio así es un honor, y lo haría un millón de veces más.
—¿Estás seguro que no lo hiciste para darle una buena impresión a mi familia? —cruzo sus brazos sobre su pecho.
—No necesito dar una buena impresión, Yoongi —sonreí ladino—, además, creo que ya tengo ganada a tu familia, pero por supuesto, su hijo es un hueso duro de roer —Yoongi rodo los ojos—, dejando eso de lado, dijiste que había dos personas, ¿quién más estaba con Jungkook?
Yoongi soltó un largo suspiro ante mi pregunta.
—Para serte franco, la otra persona que acompañaba a Jungkook, ya la conocía —fruncí levemente mi ceño.
—¿Quién era?
—¿Recuerdas cuando me preguntaste de mis anteriores parejas? —di un asentimiento, un leve sabor amargo inundo mi boca, saber que Yoongi había sido de alguien más me daba repulsión, porque sabía que no había sido yo quien había tenido el honor de ser el primero en la vida de Yoongi, y hubiera querido que fuera así, por supuesto y lamentablemente, el destino no me había dado ese honor, por más que le dijera a Yoongi que soportaba escucharlo hablar de sus otras parejas, no me gustaba, sentía unas enormes ganas de golpear a quienes lo tuvieron antes que yo, pero debía controlarme, eran el pasado de Yoongi, y eso allí quedaba, como historia pasada—. Pues —continúo hablando—, ese hombre que venía con Jungkook era mi ex novio.
—¿Qué? —pude haber frenado el vehículo de forma brusca al escucharlo decir aquello, pero no, no podía, así que simplemente me limite a apretar mis dedos contra el volante, propinándole toda mi fuerza sobre el mismo, sintiéndome levemente impotente por no haber estado presente en la cafetería en ese preciso momento—. ¿Te dijo algo? —pregunte.
—N-no —menciono Yoongi—, aunque sinceramente me tiene algo intranquilo su presencia, hace años que no lo había vuelto a ver en mi vida, después de la preparatoria que no lo veo, y...
Mordí con fuerza mi lengua, sintiendo las terribles ganas de querer alejar a Yoongi de ese sujeto, sí Yoongi decía que aquel tipo lo había dejado intranquilo con su presencia, eso sólo significa que ese sujeto había hecho algo que a Yoongi definitivamente no le agrado en lo absoluto.
—No puedes decir que no te hizo nada —mire de nuevo a Yoongi—, es decir, acabas de decir que te dejo intranquilo su presencia, eso sólo quiere decir que ese malnacido de mierda hizo algo que definitivamente a ti te incomodo, así que será mejor que me digas lo que hizo para que...
Me interrumpió.
—No tiene importancia, Jimin —alzo levemente la voz, pero volvió a bajar su tono segundos después—, no paso nada, es todo.
Apretó mi mandíbula con fuerza, y mire que había un espacio en donde podía estacionar el vehículo, así que no dude en girar el volante hacia la izquierda de forma brusca, y olvidándome de colocar las malditas luces direccionales, ganándome el sonido de un claxon reclamándome por mis acciones tan bruscas, pero me importaba un carajo, mi enfado era mucho mayor, estaba molesto con Yoongi, porque al parecer no entendía que me importa mucho todo lo que pase con él y a sus alrededores.
—¡Mierda, Jimin! —exclamo Yoongi ante la sorpresa de mis acciones, y sin dejar de sostener el volante lo mire, y él a mí, su ceño estaba fruncido—. ¿En qué demonios estabas pensando, idiota? Pudiste chocar.
—¡Me importa una mierda, Min Yoongi! —exclame de igual modo—. Escucha, no sé porque demonios crees que esto no tiene importancia.
—No tiene importancia, porque es la verdad, que él este aquí no importa, ¡no debería importarte!
—Me importa más de lo que crees —dije en tono duro—, Yoongi, todo lo que tenga que ver contigo me importa, y más si se trata de algo que te incomoda, no quiero que la pases mal, ¿entiendes?
Su ceño dejo de estar fruncido, me quedé observándolo un rato, esperando que me dijera algo más, quizás no era un buen momento para discutir, pero estaba molesto, porque él no quería decirme lo que sucedió en ese momento, no del todo, pero sé que esta preocupado por lo que ocurrió, solté un suspiro pequeño y acerque mi mano más cercana a su rostro, mis dedos pasaron deslizándose suavemente por su mejilla, haciendo que él me mirara a los ojos.
—Sé que quizás no sea la persona correcta con la que quieras hablar de esto, Yoongi —le dije con voz más apacible, en un tono más dócil y amable para que él pudiera comprenderme—, pero no puedes quedarte así, en silencio, sé que estás preocupado, y sí lo estás, yo también lo estoy, no me gusta verte así —él dejo de mirarme a los ojos de nuevo—, confía en mí.
Hubo un pequeño silencio, uno en el cual me dispuse a dejar de acariciar su tersa mejilla, uno en el que me dediqué a mirarlo, y a esperar por su respuesta.
—Él... —relamió sus labios antes de continuar—, él pidió algo que yo solía pedir mucho cuando salíamos en nuestras citas... sé que pensarás que es estúpido —volvió a mirarme—, pero para mí no lo es, porque era lo que me gustaba pedir, y sé que él lo recuerda, y por eso pidió eso mismo cuando entro a la cafetería, ni siquiera dejo de mirarme en todo el tiempo que estuvo allí... —soltó un resoplido—, m-me preocupa que él... intente algo más... aunque no creo que lo haga.
—Tranquilo, amor —le dije y le dedique una sonrisa—, escúchame, estoy para ti, cualquier cosa que ese imbécil intente —lleve mi mano hacia las suyas que permanecían sobre su regazo, apretándolas levemente para brindarle más confianza—, no dudaré en ir y darle una lección, no permitiré que se te acerqué, ¿bien?
Yoongi dirigió su mirada hacia su regazo, mirando mi mano cubrir las suyas, y las comisuras de sus labios se elevaron en una pequeña sonrisa, pude notar el pequeño sonrojo que se había pintado en sus mejillas, amo cuando eso pasa, me permití sonreír, y entonces él volvió a mirarme a los ojos.
—Gracias, Jiminie...
—Sólo no olvides decirme todo lo que te pasa, gatito, siempre estaré dispuesto a escucharte y ayudarte.
Yoongi me regalo un asentimiento, después de aquello, volví a poner en marcha el vehículo, ya estábamos a pocos minutos de llegar al restaurante.
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