08. Yoongi
Salir del restaurante de comida rápida había hecho que mi resiente emoción fuera inclusive más grande, era inevitable para mí, más porque sabía que Jimin sentía lo mismo que yo y eso solamente mantenía mi mente con el constante pensamiento de que le gusto, mi corazón no dejaba de latir con fuerza, apreté mis labios levemente.
—Te dejaré en la cafetería —menciono Jimin en cuanto salimos del restaurante, me gire sobre mis talones para poder mirarlo a los ojos.
—No es necesario —mencione, de sólo pensar en la posibilidad de que mi hermana lo viera me ponía los pelos de punta, y es que Mina en particular estaba enfadada por lo que paso, aunque ahora que recuerdo no es como si lo hubiera pateado en los testículos cuando se encontraron en la calle.
—Insisto —dijo Jimin, sus ojos marrones captaron de inmediato mi completa atención, no podía dejar de mirarlo, inclusive las facciones de su rostro estaban relajadas, parecía que había logrado sacarse un peso de encima—, deja que te acompañé.
Maldición, este hombre me quiere matar de amor, me detesto porque mis sentimientos no han cambiado para nada ante él, pero amo que no haya sido así ya que él me ha confesado lo que esta sintiendo por mí y eso por más que no quiera admitirlo, me fascinaba a más no poder, relamí mis labios con la punta de la lengua antes de mirar hacia otro lado que no fuera su rostro, ciertamente mis nervios se encontraban a flor de piel, y con él cerca y hablándome era como si quisiera torturarme a mí mismo.
—C-creo que lo mejor será que me vaya solo —dije antes de regresar mi mirada hacia él, su ceño se frunció levemente ante mi respuesta negativa.
Puede que me gustes, Park Jimin, pero créeme que no dejaré que me acompañes a todos lados a la primera oportunidad, estoy feliz de tenerlo a mi lado de nuevo, pero eso no evita que sienta tristeza en mi corazón por lo que paso hace meses, así que debía dejárselo muy en claro.
—¿Estás incomodo conmigo? —me pregunto, de inmediato negué con la cabeza un par de veces.
—No es eso.
—¿Entonces...?
—Sólo no quiero que me acompañes —dije de inmediato y él elevo ambas cejas ante mi respuesta, sonreí levemente—, Jimin, te di una oportunidad porque en verdad me sigues gustando —comencé a explicarle—, pero no puedo negar que en verdad me siento triste al verte de nuevo.
Su semblante se volvió serio, sus ojos analizaban mi rostro con sumo cuidado, como si quisiera guardarlo en sus recuerdos por un buen rato, lo vi soltar un resoplido pequeño antes de dar un asentimiento, apretó sus labios levemente y dejo de mirarme, seguramente había comprendido a la perfección a lo que me estaba refiriendo.
—Lo lamento —dije en voz baja, pero él negó con la cabeza al escucharme.
—No es nada de lo que debas pedirme una disculpa —dijo él y se aproximo unos pasos más hacia mí, pero sin invadir mi espacio personal—, lo merezco —me dijo mientras daba un corto asentimiento—, sé que lo merezco, gatito.
Abrí mis labios, quería decirle que no lo merecía, pero definitivamente no podía hacerlo, no cuando había sido yo quien había recibido el impacto de su rechazo, que había sufrido durante varios días al pensar en él, que lloré día y noche por él...
—Yoongi —su voz me saco de mis pensamientos—, ¿por qué lloras?
¿Qué?
Parpadee un par de veces y lleve mis manos a mi rostro, tocando mis mejillas y sintiendo la humedad en ellas, solté un resoplido, de nuevo estaba llorando, de nuevo lloro por él, el dolor es inmenso, lo sé porque es lo que siento, estoy feliz porque ahora sé que me corresponde, pero también estoy triste porque me hizo sufrir en su momento. Tragué saliva y limpié el resto de mis lágrimas, sonreí levemente.
Soy patético, débil y patético.
—¿Estás bien, gatito? —de nuevo me hablo el causante de mis lágrimas, di un asentimiento con la cabeza en respuesta—. ¿Estás seguro de que no quieres que te llevé a tu trabajo?
—Muy seguro —dije en voz baja, le dediqué una media sonrisa—, quizás podamos vernos después.
Sí, es lo que quiero.
—Me parece bien —menciono Jimin—, ¿algún lugar en el cual quieras que nos reunamos, encanto?
¿Por qué mi corazón palpita tan rápido con sus apodos? Te detesto Park Jimin, pero la verdad te amo más de lo que te detesto.
—Cualquiera está bien —me encogí de hombros restándole importancia al asunto.
—Entonces te prepararé una sorpresa —su tono de voz era animado.
Ciertamente Jimin parecía tener un buen control en sus emociones, y estaba seguro de que se encontraba tan feliz como un niño pequeño en Disneyland, sus ojos lo decían a gritos, estaba feliz, completamente lleno de alegría, me dedico una nueva sonrisa antes de agacharse un poco y colocarse a la altura de mi rostro, sus ojos viajaron en cortos segundos hacia mis labios y no pude evitar sentir mi garganta cerrarse al verlo mirar mis labios.
¿Qué planeabas, Park Jimin?
Volvió su mirada a mis ojos.
—¿Puedo besarte? —me pregunto.
Fue como si todo se hubiera desplomado para mí en unos instantes, me estaba pidiendo permiso para besarme cuando antes ni siquiera lo hacía, solamente le gustaba lanzarse sobre mis labios, y ahora que él me pidiera permiso se me hacía algo extraño, no pude evitar encogerme en mi sitio y reír levemente ante su petición, fue una risa corta, no podía siquiera creer que ese frente a mí se tratase del Park Jimin que conozco, Jimin me miro extrañado por mi repentina risa y yo no pude evitar mirarlo con diversión.
—No te dije algún chiste, Yoongi —menciono Jimin.
—Lo sé, pero —apreté mis labios levemente evitando que una nueva risa saliera por ellos—, no entiendo porque me pides permiso cuando antes... antes parecías mucho más decidido.
—No puedo evitarlo —Jimin me mostro una sonrisa ladina—, preguntarte es una manera de saber si quieres o no que lo haga —dejo de estar a mi altura—, aunque —camino unos pasos más, me paralice en mi sitio, demonios, estaba a punto de invadir mi espacio personal—, si quieres, puedo hacer todo a mi manera —su tono de voz era ronco, y cuando menos lo espere ya estaba rodeando mi cintura con su brazo izquierdo y en un movimiento rápido me aproximo hacia su cuerpo, choqué contra su fornido pecho y sentí mi garganta secarse por la cercanía que teníamos.
Maldición.
Me encanta que sea todo a su manera, joder.
Tragué saliva despacio antes de levantar mi rostro para mirarlo, él mantenía esa sonrisa llena de arrogancia en su rostro, sonrisa que me gustaba, sonreí levemente, estoy nervioso, en verdad que lo estoy, casi puedo escuchar los latidos de mi corazón en mis oídos y van demasiado rápido, siento mi rostro arder en vergüenza y él simplemente se la pasa mirándome y sosteniéndome con firmeza hacia su cuerpo, demonios.
—¿Qué prefieres, gatito? —susurro, sentí como su mano apretaba mi costado—. ¿Quieres que me comporte como antes lo hacía, o prefieres una versión más suave?
Carajo, ¡quiero todo! No, no, no, no, maldición, Min Yoongi.
—A-ah... —trague saliva, sentía que si me soltaba en cualquier momento caería al suelo porque sentía que ya no me servían las piernas—, n-no lo sé.
—¿No lo sabes? —negué levemente con la cabeza—. ¿Qué versión quieres probar primero?
Diablos, Park Jimin.
El hombre frente a mí me regalo una sonrisa ladina, mientras yo sentía como la sangre golpeaba mi rostro, la vergüenza en todo mi ser estaba a más no poder, mis piernas eran gelatina, blanda y tambaleante gelatina.
—Creo q-qué... —dije y me aparte un poco de él, coloque mis manos sobre su pecho para poder darme un pequeño impulso, aunque el agarre en el que me tenía hacía que mis acciones casi se vieran inútiles—, p-prefie-ero no d-decirlo —solté una risa nerviosa.
Jimin elevo una ceja al escucharme, pero no tardo en soltar una suave risa, mostrándome su perfecta hilera de blancas perlas de su boca, relamió la comisura de sus labios antes de dejarme libre, pude respirar con normalidad al sentir que dejaba de aprisionar mi cuerpo entre sus brazos.
—Supongo no has cambiado de número.
—Estas en lo correcto —dije mientras daba un pequeño asentimiento.
—Excelente —Jimin soltó un suspiro—, te llamaré muy pronto, gatito.
Antes de que pudiera decirle que estaba bien, que esperaría por su llamada, él volvió a acercarse para invadir por completo mi espacio personal, su rostro se acerco al mío, y no pude evitar cerrar mis ojos con fuerza, pensé que inclusive él me besaría en los labios, no estaba preparado mentalmente para algo como eso, no sabía si reaccionaría bien o mal, pero en cambio, no sentí nada en los labios, su aroma varonil inundo mis fosas nasales y sentí como sus belfos se estampaban contra mi frente en un suave beso fugaz.
Cuando se separo de mí, abrí los ojos, parpadeé un par de veces y lo vi sonreírme.
—Nos vemos pronto, gatito.
No espero a que yo le dijera algo, quizás pensaba que no podría siquiera articular alguna palabra, pero estaba bien con eso, mi lengua parecía enredarse en mi boca, y con aquel acto suyo, no podía siquiera darle un hasta luego, lo mire irse, dejándome parado en medio de la acera, lo vi caminar despacio, confiado y con la mirada en alto.
Ese es el Park Jimin que conozco.
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