07. Yoongi

Aquella confesión había sido inesperada para mí, tan inesperada que en realidad no podía creer que estaba pasando en realidad, pero había pasado, Jimin había dicho lo que quería que dijera hace meses, y no podía negarlo, estaba feliz o incluso más que feliz, ¡estaba sumamente encantado! Pero... no podía dejar de pensar en todo lo que paso, el contrato, su rechazo, todo, absolutamente todo se mantenía en mi memoria como si hubiese pasado ayer.

Llame a mi hermana pidiéndole disculpas y que le dijera a mamá que no iría al trabajo por cuestiones de fuerza mayor, mi hermana pensó por unos momentos que debía de ir conmigo para hacerme compañía si es que me encontraba enfermo, pero le dije que no era eso, que me encontraba bien, sólo que había recibido una enorme sorpresa y una gran noticia, aunque claro se le diría después con más calma cuando estuviéramos en casa, relamí mis labios.

Mire al frente, allí estaba él, Jimin, recogiendo el pedido que había hecho, no teníamos un lugar en específico al que ir, y Jimin había insistido mucho en que fuera con él a comer algo y así hablar, encontramos un Mc Donald's, no me gustan mucho los lugares más comerciales, pero tampoco era como si quisiera pasarme un buen rato en una cafetería con menos personas, o en un restaurante casi vacío, siendo este lugar un poco más concurrido, hacía que me sintiera un poco más tranquilo ante su presencia, y además, no seríamos el centro de atención.

—Perdona la tardanza —su voz me hizo regresar a mi realidad, Jimin coloco la bandeja sobre la mesa para después disponerse a tomar asiento frente a mí, sus cabellos estaban levemente despeinados—, desde que tienen pedidos a domicilio, ni siquiera atienden bien a los demás clientes —refunfuño, soltó un resoplido y volvió su mirada hacia mí.

Aparte la mirada, escucharlo molesto me hacía sentir levemente feliz, no debía estarlo, pero era inevitable, mi corazón no había dejado de latir desenfrenado desde su confesión, podía hacer una fiesta en donde todo dijera que él me dijo que me ama, de sólo imaginarme celebrando algo tan absurdo me hacía querer reír, mire hacia la comida, la orden de papas fritas, y aquella hamburguesa encerrada en su pequeña caja de cartón, no tarde en sentir un poco de apetito, había desayunado, pero no mucho.

—Yoongi —deje de mirar la comida para pasar a verlo a él, Jimin siempre se me hizo una persona sumamente determinada, que sabía lo que quería cuando lo quería, pero ahora, verlo apartar la mirada de mí, no evite sonreír levemente al verlo así—, yo —llevo su mano derecha s su cabello, haciéndolo hacia atrás.

—¿Estás nervioso? —pregunte por lo bajo y él volvió a mirarme, soltó una risa seca, indicándome que, en efecto, estaba nervioso, ¿por qué?

—Debes pensar que me veo estúpido —parpadee un par de veces, para mí no se veía estúpido—, perdona si no te deje ir a trabajar.

—Descuida —dije y me permití agarrar una de las papas para acercarla a mis labios—, no es ningún problema —lleve la papa dentro de mi boca, sintiendo ese sabor salado en mis papilas—, hace mucho que no vengo aquí.

Su mirada no dejaba de estar sobre mí, y pude notar en sus ojos aquel brillo tan autentico que siempre ha tenido al verme, aunque cuando se percató de que lo había descubierto mirándome, volvió a apartar la mirada.

En otras circunstancias, él seguramente hubiera puesto esa linda sonrisa suya llena de seducción para después hacer un comentario inapropiado y hacer que casi me atragante con la comida, es su especialidad, pero ¿por qué parecía ser tan tímido? Este no parecía ser Park Jimin.

—¿De qué querías hablar? —me anime a preguntarle, no quería que nos quedásemos en silencio uno frente al otro y con la comida enfriándose sobre la mesa.

—A decir verdad, no lo sé —dijo Jimin en voz baja, volvió a conectar su mirada con la mía—, bueno, no es que no lo sepa, yo —soltó un bufido y cerro sus ojos con fuerza—, maldita sea —susurro por lo bajo y volvió a mirarme—, seré franco, quería pasar un rato contigo.

Aprete mis muslos al escuchar sus palabras, ahí estaba de nuevo ese Jimin que conocía, uno que no desviaba la mirada y la mantenía encima de mí y que decía las cosas sin titubear.

—¿Por qué? —pregunte.

—Porque hemos estado casi diez meses sin vernos y —soltó un suspiro—, te extrañe...

Sentí mis mejillas calentarse debido a la vergüenza, mi corazón no pudo evitar palpitar un poco más rápido ante sus palabras, ¿en verdad él me extraño? No podía creerlo.

—No sabes —volvió a hablar al percatarse que no diría nada—, lo mucho que en verdad desee que estuvieras conmigo de nuevo —recargo sus brazos cruzados sobre la mesa para inclinarse un poco, y me regalo una sonrisa, una tan dulce que casi podía sentirme derretir allí mismo—, ni siquiera he podido concentrarme en el trabajo, todo debido a que no has parado de estar dentro de mi cabeza, ¿qué me hiciste, gatito?

De nuevo ese apodo, no lo había dicho, y, a decir verdad, extrañaba el apodo, por más que lo odiase desde un principio, no tener a Jimin conmigo diciendo a cada rato ese apodo, me hacía sentir que ya nada valía la pena en realidad, escuchar de nuevo ese apodo salir por sus labios, escuchar su voz diciéndome de ese modo, hacía que mi corazón se sintiera en paz.

—No hice nada —canturrie y volví a tomar algunas papas—, ¿tuviste otro sumiso después de mí?

—No —me respondió Jimin, lo mire a los ojos mientras llevaba la comida a mi boca, en sus ojos había sinceridad—, no tengo la intención de volver a tener esa clase de relación con alguien.

—Pensé que eso te gustaba, ¿sabes? —me encogí de hombros—. Sin compromisos, sólo...

—Sexo —completo Jimin—, pero eso ya no me interesa ahora —relamí mis labios sintiendo la sal sobre ellos—, lo que me interesa ahora en realidad —me miro a los ojos—, es enamorarte de nuevo.

¿De nuevo?

Park Jimin, ¿cómo te explico que estoy totalmente enamorado de ti? No me he olvidado de ti, cada una de tus caricias sigue tan marcada en mi piel al igual que un tatuaje, imborrables, ¿cómo te explico que mi corazón no ha parado de sentirse cálido desde que me dijiste que me amas? ¿Cómo?

Me removí en mi sitio antes de soltar un resoplido.

—¿Por qué querrías hacer a-algo como eso? —carraspee mi garganta levemente.

—Porque quiero demostrarte que en verdad estoy enamorado de ti, Yoongi —me dedico una pequeña sonrisa—, quiero que sepas lo mucho que anhelo volver a ser la causa de esa bella sonrisa tuya, quiero que entiendas lo mucho que me haces falta en mi vida, me encantaría ser parte importante de tu día a día, demonios, inclusive extraño que me respondas de mala manera —soltó una suave risa—, quiero todo de ti, Yoongi, quiero que me lo entregues a mí, y quiero ser capaz de entregarte todo de mí sólo a ti.

Si hubiera alguna clase de medidor de amor, él mío ya hubiera explotado en ese mismo instante, escuchar a Jimin decir todas esas cosas me hacía sentir avergonzado, totalmente fuera de mí, lograba llenar mi pecho de calidez.

—El problema es —volvió a hablar—, que no tengo la menor idea de cómo hacerlo —sonrió sin gracia alguna y yo no pude evitar reír suavemente ante su confesión.

—¿En verdad jamás has tenido a alguien?

—En efecto —menciono Jimin—, las relaciones formales siempre se me habían hecho una pérdida de tiempo, pero contigo, valdrá la pena cada segundo.

¿Por qué carajos tiene que hacerme sentir tan bien?

¡Maldición! Quiero gritar de la emoción y lanzarme hacia él para besarlo.

¡Contrólate un poco, Min Yoongi! Me regaño a mí mismo.

—¿En serio no sabes que hacer? —Jimin soltó un largo suspiro ante mi pregunta.

—Para serte sincero, no tengo la menor idea de que debo hacer para enamorarte.

—Sólo... —sonreí tenuemente—, has lo que tu corazón te diga.

El silencio era inundado por las demás conversaciones a nuestro alrededor, las risas de los niños, además del sonido tenue que se escuchaba proveniente de la cocina, aunque no me importaba mucho, la mirada de Jimin seguía clavada en mí, como si estuviera pensando en algo, quería saber lo que pensaba en ese preciso momento.

—En ese caso —hablo de nuevo—, mi corazón me pide que te besé, que te abrace, y que no te deje ir nunca, ¿es lo correcto?

Veo que no soy solamente yo quien piensa lo mismo.

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