▒#🎗 tie a yellow ribbon
Jisung le miraba con asombro e inquietud desde la cama sentado, pues Felix mantenía una actitud calmada y pacífica. El menor doblaba su ropa con cuidado y luego la colocaba en la maleta como si el viaje que iba a realizar fuera algo común y de todos los días.
Cuando Felix termino con su labor, se giro quedando algo confuso ante la mirada incrédula del contrario.
—¿Qué?.
—¡Te pasaste la carrera entera llorando por tu novio y ahora luces muy calmado!. -el coreano echó su cuerpo hacia atrás con dramatismo y frustración sobre el colchón- Volverás a verlo. Incluso yo estoy nervioso, ¿por qué tú no?.
El aludido mordió su labio inferior con incomodidad. "Volverás a verlo".
—Si lo estoy, pero por dentro. En serio.
—Bien, está bien. Pero de todos modos esto es importante. ¿Qué harás al llegar?
El pecoso no tenía la menor idea de lo que haría o lo que se encontraría allá, en su hogar. Hace tres años se había marchado sin meditarlo bien, dejando a todos sus seres cercanos tristes y confundidos. Sin embargo, el más afectado seria Changbin. El menor le había prometido (ambos lo habían hecho) que estudiaría en una universidad cercana para no estar lejos del otro y Felix simplemente rompió su promesa cuando obtuvo una importante beca en una universidad demasiado lejana y sin pensarlo la acepto al instante.
Pero cundo se dio cuenta de lo que casi irse al otro lado del país implicaba, ya era muy tarde; sabía que le rompería el corazón a su novio. Por eso decidió darle la noticia una día antes de su largo viaje.
Se había presentado en la casa del mayor con manos inquietas y con el corazón apunto de salirse de su pecho. Estaba seguro de que el mayor se lo tomaría mal, que lloraría y le gritaría cosas horribles dando fin a su noviazgo. (Estaba exagerando).
Changbin escucho atento a la explicación innecesaria del australiano (porque desde que escucho que Felix tendría que irse él ya estaba destrozado) y cuando acabó, dio un largo suspiro, alzó la cabeza con el rostro totalmente apagado y serio le dijo que se fuera y no volviera a cruzar la puerta de su casa.
El menor no tuvo más remedio que obedecer la orden de su novio y, para la noche de ese día, ya estaba listo para dejar al pelinegro solo.
El menor obviamente no se quedó de brazos cruzados. Primero, pensó en volver a la casa del contrario y pedirle el perdón que tanto quería, e incluso decirle que se quedaría junto a él, cosa que en realidad hubiese sido mejor para ambos.
Mas no quería que Changbin pudiera rechazarlo; prefería dejar las cosas como estaban. Él le había pedido que se largara. Nunca le dijo que lo odiaba o que terminaban la relacion, y Lix no quería ir con él para comprobar que así era.
Así que decidió escribirle una carta.
Le explicó en ella que lo amaba, que dejarlo sería un horrible dolor en el corazón y que de tener la manera, volvería en el tiempo para rechazar la beca y quedarse para siempre entre sus brazos. Le contó además que lo sentía y que era libre de odiarlo y de todo. Pero además le pidió un último favor.
Felix quería que Changbin atara un listón amarillo, al árbol del patio de la casa si aún lo amaba. Así cuando volviera al pueblo podría pasar por afuera y saber si aún era merecedor del corazón del mayor. Si no veía listón alguno, no volvería a molestarlo nunca más es su vida.
En realidad, la propuesta sonaba sencilla pero Bok no estaba preparado para volver y observar el árbol vacío sin ninguna tela amarilla decorando el tronco.
—Ya sabes, iré a su casa y veré el árbol del jardín.
—Estoy seguro que encontraras un listón. Es imposible no amarte, idiota.
Jisung le acompañó a la terminal de buses y le recordó que si las cosas salían mal, el mismo iría a patear el trasero de su exnovio y le diría de lo mucho que se perdía al rechazarlo. El pecoso le prometió que así sería aunque, por supuesto, no quería que su amigo le pateara a nadie alguna parte de su cuerpo.
Subió al bus con las piernas como gelatina y cuando encontró su asiento miró por la ventana hacia al de mejillas regordetas que se despedía con una linda sonrisa.
Tal ves debía quedarse junto a su amigo. Volver era demasiado arriesgado, pero si no lo hacia, nunca lograría saber que es lo que Seo pensaba de él y por más que pudiera doler la verdad, la necesitaba, porque nunca dolería más que el engaño.
Sentado en el bus, intentó calmarse pensando en todos los lindos momentos que había vivido junto a su novio.
Lo había conocido en la escuela y por casi tres años se escondió tras un poste del patio para observarlo junto a sus amigos y no fue hasta que Seungmin lo empujó hacia el mayor y mientras caminaban por el pasillo, comenzaron a hablarse más y forjar una amistad.
Seo iba dos cursos más arriba y para el australiano verlo irse de la escuela fue atroz; estaba casi seguro que cortarían todo lazo y sería olvidado por él.
Pero el mayor tenía otros planes.
Se declaró ante él en el discurso de graduación. Si. Delante de toda su clase y de sus padres confesó que estaba enamorado de Lee Felix, Lee Yongbok. Sin ninguna muestra de duda.
Cunado bajó del escenario corrió para abrazar al menor, pidiendo perdón por su alocado acto, pero las lagrimas y besos que el pecoso le dio le indicaron que sus sentimientos era mutuos.
Su hyung hacía actos así... tal vez locos, para mostrarle lo mucho que lo amaba. Cuando lo visitaba, el pelinaranja se quedaba en la puerta esperando a ver al pelinegro llegar a la esquina para gritarle "Te amo" y con eso ganarse la molestia de los vecinos, pero también provocaba que el menor riera y sintiera su corazón lleno de amor. A decir verdad, Yongbok sentía el corazon lleno de amor con solo mirar a su precioso novio, sobre todo si lo veía feliz y a la vista esa envidiable y cegadora sonrisa.
No estaba preparado para ser rechazado y dejarlo ir.
Se durmió en el bus, soñando con ver un listón amarillo al rededor del árbol.
La terminal de buses no estaba lejos del pueblo, así que sólo tuvo que pedir un taxi para llegar a él.
El chofer lo miraba extraño, Lix tenía un aspecto terrible.
Tenía los ojos rojos por haber dormido tanto y porque al parecer había llorado al dormir (patético según él). Además, tenía las manos inquietas y a cada segundo revisaba los bolsillos de su chaqueta para luego cerrarlos.
Cuando llegaron a su destino, el hombre no pudo resistirse preguntarle que ocurría mientras sacaba sus pertenencias del maletero. El jóven le explicó que volvería ver a su pareja luego de casi 3 años.
—Oh, eso es mucho tiempo. Te deseo suerte muchacho y recuerda que pase lo qué pase, eres alguien valioso, ¿sí?.
Le agradeció las palabras de consuelo y aliento al señor desconocido y se quedó quieto en la acera viendo como el taxi se alejaba con prisa de él.
La casa de Changbin estaba a una cuadra, mas no quiso bajarse del taxi frente a esta porque el señor lo vería llorar y eso sería algo demasiado vergonzoso. Así que emprendió con miedo la marcha hacia la dichosa casa. A pesar de que llevaba mucho peso consigo, mantenía el paso rápido y constante con sus piernas inquietas y temblorosas. Cada vez quedaba menos para ver el árbol del patio. Cada ves quedaba menos para confirmar que su novio ya no lo amaba.
Entonces llegó.
Las lágrimas salieron apresuradas de sus ojos sin permiso, cayendo por sus mejillas pecosas y así mismo sus piernas quisieron tocar el asfalto. Soltó las maletas para cubrirse el rostro y ocultar el patético llanto del que eran testigos los pajaritos que se posaban sobre el árbol. En el fondo de su corazon estaba la esperanza de que encontraría un listón atado al árbol, porque Changbin había dicho que lo amaba; el pensó durante esos largos tres años que no dejaría de ser así.
Pensó que el mayor lo extrañaría y que lo esperaría fielmente hasta tenerlo de vuelta en sus brazos.
Y fue justo así.
Limpió las lágrimas de su cara para poder ver mejor y sonrió en medio del llanto al ver de nuevo lo que tenía enfrente.
El árbol estaba prácticamente cubierto en cada lugar con brillantes listones amarillos. "Debian de ser cientos". Y todos se movían con irregularidad producto del viento.
Changbin todavía lo amaba.
—Estás aquí.
El mayor apretó el cuerpo que tenía entre sus fuertes brazos, como si intentara comprobar que no era un sueño.
—No debí dejarte.
Felix continuaba llorando y sorbiendo por su nariz porque tampoco se podía creer que en verdad estaba de vuelta, acostado junto al hombre que amaba, en la cama que solían compartir.
—Estás aquí. -repitió Seo para sí mismo, ahora convencido de que en realidad tenía al chico más lindo del mundo aferrado a su cuerpo- Estamos juntos ahora, eso es lo que importa.
—Te amo. -le confesó el mayor después de tanto tiempo.
—Y yo a ti.
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⁋ Esta historia no es de mi propiedad, sino de @yaommings pero su usuario ya no se encuentra. Sin embargo gaysthetiic había hecho una adaptación de esta historia. Tanto @yaommings y gaysthetiic tienen derechos de créditos.
⁋ Espero y disfruten de la adaptación así a como yo la hice transcribiendo cada palabra de esta bella obra.
Tengan un lindo día/tarde/noche. ~🧡
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