09.

Tras la pelea con el hombre, dentro y fuera del centro comercial, JJ y Billy estaban agotados, físicamente. Juno tenía heridas en la frente y pómulos, y a Billy le sangraba la nariz, por lo que realmente se preocuparon de lo que podía hacer ese hombre.

Entraron al centro comercial ya transformados en ellos mismos. Juno abrazó a Freddy y a Billy e intentaron esconderse entre la muchedumbre. Miraba atrás para evitar un encontronazo con Sivana, como se hacía llamar.

-¿Qué quiere de vosotros?- preguntó Freddy.

-Nuestro poder.

-No se los deis.

-No entraba en nuestro plan, Einstein.- respondió la rubia. De repente, Juno sintió como alguien le agarraba del cuello y la pegaba contra su cuerpo.

-¡Paladín!- exclamó, mirando a Sivana. Billy se giró y corrió hacia él.- Yo no lo haría si fuera tú, niño —comenzó a apretar más su cuello.

-Suéltala, por favor.- lloró Freddy.- Por favor...

-Solo si él viene conmigo.- dijo Sivana, mirando a Billy.

-Está bien, pero no le hagas daño a ella.

-Trato.- respondió Sivana mientras sintió una corriente recorrer su cuerpo y la soltó.- Oh, querida, no te molestes en convertirte en Mar-Vell. Acabo de quitarte tus poderes.

-¿Cómo?- retrocedió asustada.

-Fácil, con la misma varita que utilicé contigo.- le enseñó el fino palo hecho de plata pura.- De verdad que me sorprende cómo dejan por aquí esas cosas. Y ahora, nos vamos.

Con sus poderes, empezó a volar y los dejó en casa. Les aseguró que de esa manera Billy no le atacaría sabiendo que los tenía como rehenes. En cuanto llegaron, llamó al timbre y Darla abrió la puerta.

-Hola, tesoro —dijo Juno cuando vio que se asustaba—. Este amable señor quiere que nos sentemos.

-¿Juno? ¿Qué está pasando?- preguntó Mary. En cuanto vio al hombre, puso a Darla y a Eugene detrás de ella.- Pedro, siéntate. Hagamos caso a Juno.

-Tú, chaval, llama al superhéroe.- señaló a Freddy.

-¿O qué?- la volvió a coger.

-Ella muere.- anunció a Freddy, quien agarró su móvil y marcó el número de Billy.

-¿Freddy, dónde estáis?

-Hola, elegido.

-¡Billy, es él, el supervillano!

-Cabrón.- respondió Billy y colgó la llamada.

-¿Qué quieres de nosotros?- preguntó Darla al borde del llanto.

-De ti nada, tesoro.- las luces se apagaron por un momento.- Lo quiero de él.

-¡Suéltales y entro!

-Creo que no.- Billy entró y se quedó mirando a Juno.

-¿Estás bien?. ella asintió. Billy se destransformó.

-Ah, el amor adolescente. Dime, chico. ¿Cuántos años tienes?

-Quince. Pero aún así, puedo patearte la cara, viejales.

-Sí, Billy, insúltale, que más da, solo podría matarnos.- dijo Mary.

-Hace ya mucho tiempo, el Mago estuvo a punto de darme sus poderes, pero caí en la tentación. No serás un héroe de verdad, pero puedes serlo, dame tus poderes.

-Billy, ni se te ocurra hacerlo.- intervino Juno.

-Lo siento, JJ.- Sivana abrió una puerta al lado y dejó ver la cueva en la que obtuvieron sus poderes. Juno se separó de Freddy y Mary y corrió hacia Billy.

Le abrazó e hizo algo que ni ella misma veía venir. Le agarró la cara y le plantó un beso en los labios. Se separaron y volvió a abrazarle. Mary los separó y dejó que Billy se fuera con el hombre. Juno se abrazó a Mary y comenzó a llorar.

-Tenemos que ir a por él. No podemos dejarle solo.- chilló.

-Vale, coged cosas que puedan derrotar a Sivana.

-¿Y qué pretendes, Freddy?

-Ganar tiempo. Que yo recupere mis poderes y cargarme a Sivana.

-Espera... ¿eres Mar-Vell?- miró a todos.

-¿No era obvio?- todos negaron.- Bueno, pues ahora lo es.

Cada uno cogió algo de casa para atacar a Sivana. Freddy cogió su batarang, Mary un libro, Eugene una pistola de pelotas de tenis, Pedro una lámpara, Darla un palo y Juno agarró un par de cuchillos.

-¿No pensarás matarle, verdad?- preguntó Darla. Juno había dejado que su ira nublase su juicio.

-Claro que no. Solo quiero hacerle mucho daño.

-Te quiero, Juno.- dijo Darla mientras la abrazaba.

-Yo también, Peluchito.

Atravesaron la puerta y vieron a Billy rodeado de los siete monstruos. Cada uno de un tamaño y una forma particular... Los había visto antes en esa misma cueva. Los Siete Pecados Capitales. Miró a Freddy quien lanzó el murciélago, dándole de lleno en la cabeza al hombre.

-Vamos a seguir lanzándole cosas a su calvorota si no deja en paz a nuestro hermano.

-Pequeña pero matona, por lo que veo.- se rió Sivana. El hombre vino hacia ellos. Juno cogió un cuchillo y se lo lanzó, dándole en el hombro. Corrió hacia él, le quitó el cuchillo y le dio un puñetazo en el estómago. Antes de que se incorporase, le hizo una llave de kárate.

-¿Desde cuándo sabes hacer eso?- preguntó Eugene.

-Llevo llendo a clase de kárate dos años y medio, Eugene.

-Ah...

-Bien chicos, eso ha estado bien, pero tenemos que irnos.- entraron a otra sala con un montón de puertas.

-¿Por cuál?- miró al de rojo.

-No tengo ni idea.

-Habrá que probar.- fueron abriendo puertas, pero ninguna era la correcta. Juno abrió una y vio a doce personas discutiendo por algo. Una mujer, con un pavo real detrás suyo, la miró.

-Te habrán arrebatado tu poder, pero no mi don.

-Señora Hera...- se arrodilló.

-Ahora ayuda a tu familia.- sonrió y cerró la puerta.

-¿Cómo usasteis la última vez las puertas?- preguntó.

-Quisimos aparecer en el metro, y aparecimos en el metro.

-Pues haced lo mismo.- dijo Mary.

-Yo me encargo.- Billy cerró los ojos, al igual que todos. De repente, Juno sintió una leve brisa en la cara y comenzó a flotar.

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