02.
Billy estaba de camino al instituto, escuchando cómo Darla le contaba todo sobre el centro. TODO. Su único respiro llegaba cuando Juno le pedía a Darla que hablara más lento. Billy sentía que Juno era la única que entendía lo complicado que podían ser los primeros días en una casa de acogida.
-Es un instituto bastante grande, con más de 2.000 estudiantes. Si eres pesimista, pensarás: vaya, 2.000 desconocidos, pero si eres optimista, pensarás: vaya, 2.000 nuevos amigos.- Billy miró a Juno, quien parecía divertirse con su situación.- Este es un arco de seguridad. Pasas la mochila y así se aseguran de que no tienes armas o nada peligroso.
-Ya sé lo que es.- dijo Billy, intentando conseguir un poco de calma.- ¿Siempre es así?- le preguntó a Juno.
-Sí.
-El silencio me incomoda.
-Y nunca estás incómoda.- respondió Eugene, absorto en su móvil, jugando a los videojuegos.
De repente, Darla lo miró y lo abrazó. Juno, sonriendo, acarició un poco la cabeza de Darla y le susurró algo al oído. Darla se separó, aún sonriendo. Billy intentó recomponer su compostura y se colocó la chaqueta. Miró para otro lado, intentando olvidar lo que acababa de pasar.
-No tienes por qué abrazarme todo el rato.-le dijo a Darla.- De hecho, no somos hermanos. Ya sabes, no compartimos nada en común.- Se arrepintió al ver la cara triste de Darla. La rubia, se agachó al lado de Darla.
-Lo siento...
-No te sientas mal, Peluche. Es nuevo y está nervioso.-Darla asintió.- ¿Recuerdas cómo estabas tú los primeros días?- la niña asintió.- ¿Me das a mí un abrazo? No me has dado uno desde esta mañana y me siento vacía.- Darla sonrió y abrazó a Juno, corriendo después hacia dentro del instituto.
-No quería hacerla sentir mal.- dijo Billy, apenado.
-No te preocupes. Posiblemente ya se le habrá olvidado. Pero ten un poco de cuidado, ¿vale? Aunque parezca muy optimista, solo tiene nueve años.
Billy asintió y entraron a clase. Por suerte, compartía muchas asignaturas con Freddy y Juno. El día pasó y llegó la hora de comer. Vio a Juno sentada en una mesa y decidió unirse a ella. Cuando ella lo vio, sonrió y quitó sus cosas para que pudiera sentarse.
-¿Cómo te ha ido el día?- preguntó Juno.
-La gente es demasiado amigable. Todo el mundo intenta que me caigan bien.
-Sip, eso pasa cuando eres nuevo.- respondió ella, sonriendo. De repente, un chico de pelo moreno puso su mano en el hombro de Juno. Billy miró al intruso.
-¿Qué quieres, Brett?- dijo Juno, con desganas.
-Que vuelvas conmigo. Hacíamos muy buena pareja.
-Después de lo que le hiciste a Freddy, en mi vida voy a volver con alguien como tú.
-Jane, por favor. Tampoco fue tan grave.
-Ni se te ocurra llamarme Jane. Para ti soy Juniper, en todo caso, Juno. Y segundo, sí que fue grave. Os aprovechasteis de él e hicisteis que le expulsaran dos meses del instituto.
-Billy sonrió disimuladamente al escucharla.- Y ahora, si me perdonas, tengo que volver a una charla con alguien muy interesante.
Al volver a sentarse con Billy, Juno parecía orgullosa de sí misma, pero al mismo tiempo cansada de Brett. Continuaron conversando hasta que Freddy se sentó a su lado. Con su habitual energía, empezó a preguntar sobre si preferirían ser invisibles o volar. Billy solo se pudo concentrar en que Juno creía que él era interesante.
-Todo el mundo prefiere poder volar, ¿sabes por qué?- dijo Freddy.
-¿Para salir volando de esta conversación?- contestó Billy, bromeando.
-Porque ser invisible es un poder estúpido.- afirmó Juno.
-Explícate.- pidió Freddy.
-Nosotros vemos gracias a que los rayos de luz atraviesan nuestra retina. Si nuestros ojos son invisibles, la luz los atravesaría y no seríamos capaces de ver nada.
Billy observó el ceño fruncido de Freddy. Juno sonrió, satisfecha de haber comprobado su punto. Sin embargo, Freddy empezó a explicar por qué era mejor volar, ignorando completamente a Juno. Parecía que ella ya conocía su argumento de memoria.
Salieron de la cafetería y Billy tenía unas ganas horribles de que Freddy dejase de hablar, por lo que decidió meterse al baño, pero cuando Billy estaba a punto de entrar al baño, Freddy lo detuvo.
-Sé que me robaste la bala de Superman.- dijo él, mirándolo intensamente.
-Yo no te robé nada. Pregúntale a ella.- dijo Billy, echándole la culpa a Juno.
-Sé que ella no la tiene. Es mi mejor amiga y nunca haría eso.- respondió Freddy, decepcionado.
-Sí, pues qué pena por tu bala.- dijo Billy mientras se metía en el baño, temiendo que, al salir, ellos aún estuvieran allí.
Al salir, se sintió aliviado al notar que los hermanos de acogida no estaban. Regresó a clase y se sentó junto a Juno, quien lo ignoró por completo, sin prestar atención a los pequeños papeles que le dejaba. Al cuarto papelito, ella los agarró todos y los tiró a la papelera que tenía al lado.
Al terminar las clases, todos salieron al exterior y Billy volvió a intentar hablar con Juno, quien seguía ignorándolo. Ella estaba esperando a Darla, que iba un poco más lenta, cuando, de repente, un coche se estrelló contra Freddy. Juno corrió a socorrerlo y, acto seguido, le dio una patada al coche.
-¡Sois idiotas o qué os pasa!
-Perdón, Juniper.- dijo Brett con una sonrisa burlona, mientras su hermano agarraba a Freddy por la chaqueta y lo estrellaba contra el coche.
-¿Quién va a pagar eso, Freeman?- exigió Brett.
-¿Pagar por lo que vosotros habéis hecho?- respondió Freddy, plantando cara.
A los hermanos no les gustó que Freddy los enfrentara y lo tiraron al suelo, comenzando a darle patadas. Juno no pudo contenerse y se acercó a ayudar a su hermano. Darla, a su vez, les plantó cara, pero Mary la apartó, temiendo que pudiera hacerse daño.
-¡Dejad a mi hermano en paz!-gritó.
-Oh, ¿vas a llorarle a tu familia de mentira? ¿Vas a llorarle a su mamá? Cierto, que no tienes.- dijo uno de los hermanos, provocando que Billy, al ver a Darla angustiada, agarrara una de las muletas de Freddy y, con ella, golpeara la entrepierna y el estómago de su agresor. Juno, aprovechando el momento, le dio un puñetazo a Brett en la cara, logrando soltarse y darle otro en el estómago.
Billy se dio la vuelta y salió corriendo, agarrando a Juno de la mano para que lo siguiera. Ella rió un poco mientras corrían, los hermanos morenos persiguiéndolos. Se metieron en el metro, deslizándose por las barandillas antes de encontrar un sitio para sentarse y cerrar las puertas en las caras de sus perseguidores.
Finalmente, Juno volvió a sonreírle, hasta que se dieron cuenta de que las luces del metro estaban haciendo cosas raras. Unos símbolos extraños aparecieron y, de repente, la gente del vagón desapareció. Ambos se levantaron, confundidos.
El metro frenó en seco, y Billy tuvo que sujetar a Juno antes de que se cayera. Ella le agradeció el gesto, mientras ambos recogían sus cosas y salían del metro, encontrándose entonces en una cueva. Ambos dieron una vuelta sobre sí mismos, y notaron el frío de la cueva.
-Dios, no puede ser real... - dijo Juno, visiblemente alterada.
-¿Estás bien?- preguntó Billy.
-No lo sé.- Ambos comenzaron a caminar hasta que, de repente, un hombre mayor y una mujer más joven, muy bella, aparecieron ante ellos.
-Tú... - dijo Juno a la mujer.
-Juniper Jane.- respondió el hombre con voz grave.- Me alegra que estés aquí.
La mujer chasqueó los dedos y, de repente, tanto ella como Juno desaparecieron de su vista. Billy miró al hombre, quien le aseguró que todo estaba bien y que ella estaba a salvo. Comenzó a contarle una historia sobre ser el elegido y tener un corazón puro, así como sobre dos paladines y su deber de proteger a los inocentes.
-No existe nadie puro de corazón, y créame, si existiese, no sería yo.- Billy replicó.- Ella.- dijo al hombre, señalando donde estaba Juno.- Solo ella tiene un corazón puro.
-Tú y ella sois lo único que nos queda. Sois los campeones. Ahora, pon tus manos sobre mi báculo y di mi nombre.
-¿Su culo?- preguntó Billy, antes de que el hombre explicara qué se refería a su báculo.
-Ahora, di mi nombre.
-No sé cuál es su nombre.
-SHAZAM.
-¿En serio?- el hombre asintió.
-¡Vamos, no me queda mucho tiempo!
-¡SHAZAM!- Un rayo de energía lo atravesó, y al mirarse en un charco de agua, vio la cara de un hombre adulto, de unos treinta años.
-Ahora portarás mi nombre y con ello, sus poderes: la sabiduría de Salomón, la fuerza de Heracles, la resistencia de Atlas, el poder de Zeus, la ferocidad de Aquiles y la velocidad de Mercurio.
-¿Billy?- oyó de nuevo la voz de una mujer. Se giró y vio a la misma mujer de antes, con el traje azul, las botas rojas y los toques dorados.
-Juno... - dijo, con preocupación. Ambos observaron a su alrededor, esperando ver a los demás, pero solo había polvo y cenizas.
-Vamos a morir.- dijo ella, mientras el sentimiento de incertidumbre invadía el ambiente.
El traje de Juno y su estilo de moda
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