01.
En un barrio de Filadelfia, una chica rubia de ojos marrones, llamada Juniper, entrenaba en sus clases de judo, mientras que su hermano de acogida, Freddy la grababa para luego hacer un montaje con las escenas y subirlas a Internet.
-¡Esa es mi hermana de acogida!- gritó Freddy.
-Frederick, como vea un video mío en YouTube, tú serás mi próxima víctima.- el moreno apagó la cámara.
-Lo siento.- la chica sonrió.- Oye, Rosa me ha escrito. Me ha dicho que han recibido una llamada, parece que van a acoger a otro niño.
-Genial, porque para nada ya tengo que compartir habitación contagio, encima con otro adolescente hormonado.
-Tampoco soy tan malo, ¿no?
-Si así duermes tranquilo.
Cuando salieron de allí, alguien por poco tira a Freddy, pero Juno le agarró antes de que cayese al suelo, la persona, se giró y se quedó mirando a los hermanos. Se disculpó levemente y siguió corriendo, la rubia rodó los ojos y ayudó a su hermano.
-¿Estás bien?
-Sí, no te preocupes. ¿Crees que huía de la pasma?- ambos se quedaron mirando correr al chico.
-Probablemente, pero ese no es nuestro problema, y tenemos que irnos a casa.
En una comisaría de policía, había un chico sentado, escuchando como la asistenta social le recomendaba ir a una casa de acogida, pero Billy, el chico, la ignoraba. Él solo quería encontrar a su madre, que le abandonó hace mucho.
-Billy, una familia de acogida no es tan mala. Además, esta familia tienen muchos niños de acogida, y todos hablan muy bien de ellos.
-Pero no quiero fingir que tengo unos padres. Tengo una madre, Marilyn Batson.
-Sí, una madre que no te quiere, que te abandonó. Billy, tenías solo tres años y te dejó solo.
-No es lo que pasó... Yo fui quien se marchó...
-Billy, esta familia tiene muchos niños de acogida, son muy buenos. Dales una oportunidad, como la que ellos te están dando.
-Está bien...
Cuando salieron de esa sala, Rosa y Víctor Vásquez, los padres de acogida abrazaron a Billy, que se separó de ellos en cuanto aflojaron su agarre. De repente, en la sala irrumpió Juniper, con ocho piruletas en las manos, Rosa la regañó por robar los caramelos.
-No los he robado. Son gratis. Oh, hola.- se quedó mirando a Billy.- ¿Nos conocemos? Tu cara me suena bastante.
-Juno, este es Billy Batson, se quedará con nosotros.
-Ah guay, a Darla le encantará.- la asistenta social salió de su despacho y se sorprendió al ver a Juno.
-¡Juno!- dijo la mujer.- Cuánto tiempo. ¿Cuánto ha sido, dos o tres años?
-Dos años, cinco meses y doce días desde la última vez.- resumió la rubia.- Y le prometo que esta vez, no intentaré escapar.
-Me alegro mucho por ti. Billy, estos son Rosa y Víctor Vásquez. Esta es Juniper Jane Watson.
-Puedes llamarme Juno.- ella sonrió.- Qué borde...- murmuró para sí misma cuando Billy la ignoró.
Cuando llegaron a la casa Vásquez, lo primero que vieron fue a Darla, con un trozo morado de lo que era una pancarta de bienvenida para Billy, pero las pesas de Pedro, otro niño de acogida lo rompieron cuando ella intentó sacar la pancarta de debajo de las pesas.
-¡Hola, Billy!- corrió y le abrazó. Juno se llevó la mano a la cara.
-Darla, no le atosigues. Acaba de llegar.- asintió y se fue.- Le encanta dar abrazos.
-No me digas.- Juniper se quedó mirando al chico, sin gustarle ni un pelo el tono que acababa de usar.
-Es la pequeña de la familia.- dijo la chica.- Es vegana, por lo que no comemos mucha carne por aquí. También es la que hace menos que llegó.
-¡Muere, muere!- Juniper le quitó los cascos al niño delante del ordenador.- ¡Eres un paquete!
-Vaya bienvenida.- murmuró Víctor.
-No es a ti.- Juno dejó un beso en la coronilla del niño.- Eugene, saluda a Billy.
-¿Qué pasa?- "saludó" y siguió jugando con los videojuegos.
-Estoy harta de Eugene.- una chica morena, muy guapa a la vista de cualquiera apareció.- Hola soy Mary.- siguió hablando por teléfono.- ¿Qué es lo que más me emociona?- Mary miró a todos allí.
-Diles que eres una niña de acogida, eso les encanta.- susurró Juniper. Mary repitió lo que dijo la rubia.
-Gracias, Juno.- la rubia le guiñó un ojo.- Lo que más me emociona del campus es hacer amigos, como niña de acogida, ya saben...
-¿No oléis a quemado?- preguntó Billy.
-¡Daral, el tofu– pavo!- la morena salió corriendo del salón.
Subieron las escaleras y se cruzaron con Pedro, que se quitó los auriculares para saludar levemente a ambos adolescentes. Cuando llegaron al piso de arriba, Juniper tocó a la puerta tres veces. Esperó cinco segundos y llamó una cuarta.
-De esa manera Freddy sabe que no soy una intrusa.
-¿Por qué...?
-Frederick, este es Billy.- ambos entraron en la habitación.
-Muy graciosa Juniper Jane.- le lanzó un calcetín.
-Por favor, llámame Juno.- dijo amable.- Este cavernícola es un idiota cabeza de chorlito que no comprende que odio el nombre de Juniper. Por eso, prefiero que me llames Juno.
-¿Cómo la diosa de la mitología romana?- preguntó Billy.- Ya sabes, la esposa de Zeus.
-Sí, exacto. La diosa del espacio sideral y la maternidad, por eso han dado por hecho que tendré muchos hijos, pero con uno.- señaló a Freddy.- Me basta. También asumen que soy tonta, por lo de ser rubia, aunque, en realidad tengo una media de ocho y medio, pero bueno, la gente que tiene muchos prejuicios.
-Y luego dices que yo digo cosas raras.- dijo Freddy.- Discúlpala, tiene hiperactividad. Hoy no se ha tomado la segunda dosis de pastillas.
-Es que dices cosas raras.- miró a Billy.- Y no tengo hiperactividad, solo que el mundo va demasiado lento para mi cerebro.
-Lo raro es que los romanos se lavaban los dientes con su propia orina.- Juniper puso una mueca asqueada en su cara.
Billy se acercó a la ventana, estaba comprobando la altura de la caída. La chica se colocó detrás del de ojos azules y también se asomó, se estremeció al recordar la vez que intentó escapar y se partió la pierna, quedándose un mes inválida en el sofá.
-Una buena caída, créeme, lo sé por experiencia.- Freddy señaló sus muletas.- Víctor me empujó por ahí. Parecen agradables, pero esto es como Juego de Tronos.
-¿Qué?- dijo Billy.
-Es broma. En realidad, tengo un cáncer terminal.- la chica se puso seria siguiendo la broma.
-El médico le dio un par de meses.- Billy le miró entre asustado y nervioso.- De eso hace ya un mes y medio.- dijo Juno entre llantos.
-Es broma, has debido pensar "un niño inválido y de acogida, lo tiene todo.- Billy volvió a mirarla.
-Pero Billy, no lo hagas. Yo intenté escapar y siempre encontraba una razón para no hacerlo.
Billy se dio la vuelta y se quedó mirando el Batarang que tenía Freddy expuesto en una estantería, por su parte, Juno se sentó a leer La Canción de Aquiles, pero de repente, se vio dentro de una cueva, con una mujer muy hermosa mirándola.
-Dentro de poco, Juniper, dentro de poco.
-¿Qué? ¿Para qué queda poco?
-Todos a su debido tiempo.
Ni Freddy ni Billy se habían dado cuenta de que había desaparecido. Ella se levantó de la cama mareada y casi se cayó, de no ser porque Freddy y Billy le sujetaron antes de que lo hiciera. Se agarró el estómago cuando tuvo ganas de vomitar, pero con un par de bocanadas de aire, consiguió relajarse.
-¿Juno, estás bien?- dijo Freddy.
-Solo tengo que sentarme.- ella se sentó durante unos minutos intentando analizar lo que acababa de pasar.
Todos bajaron a comer, y Juno se sentó en frente de Billy, Darla, al lado de Juniper, le sirvió un poco de agua. Juno no podía dejar de mirar a Billy, que solo miraba su plato, lleno de comida. La chica sonrió un poco cuando Víctor puso su mano en el centro.
-Manos al centro.- dijo Víctor. La rubia vio que Billy no puso su mano y le gesticuló un "no pasa nada" .- Señor, gracias por esta casa, esta familia y estos alimentos.
-Aunque no estaría mal comer un poco de carne de vez en cuando.- murmuró Juniper y todos rieron un poco.
Cuando terminaron de comer, volvieron a su habitación. Freddy se fue a lavarse los dientes y ella se quedó sentada, terminando los últimos capítulos de la novela de Madeline Miller. Estaba a punto de terminar el penúltimo capítulo cuando un dedo se posó sobre la página. Miró hacia la persona y era Billy.
-¿Qué te hizo quedarte?- el chico evitaba mirarla a los ojos directamente.
-¿Qué?- dijo, la pregunta la había pillado desprevenida.
-Antes has dicho que siempre encontrabas una razón para quedarte.
-Oh, para empezar porque sé que nadie está buscándome allí fuera, y segundo porque los Vásquez me han dado todo el cariño que las otras casas de acogida no me dieron.- dijo. Billy pareció reconsiderar la idea de quedarse y suspiró.
-¿No hay nadie buscándote?
-Mi padre murió hace cuatro años, y mi madre me abandonó cuando yo era un bebé. Mi padre siempre me dijo que era una mujer extraordinaria, pero que por una depresión post parto, empezó a beber, y tuvo que meterse a desintoxicación.
-Vaya...
-Lo sé. Por eso me quedo. Rosa y Víctor nunca harían eso. Porque siempre intentan ser lo mejor posible para sus niños.
-Intentaré quedarme.- sonrió ella, satisfecha.
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