Capítulo 9
Capítulo 9
The third tea cup
Diario de Jack
21 de enero de 1899
Querido diario:
Hoy hablé con la señora Megara respecto a mi futuro. Ella dice que, aunque estoy cerca de empezar la universidad, todavía soy demasiado joven para elegir qué ser en mi futuro. Dice que no hay por qué apresurar las cosas y que lo mejor sería que me centre en mis pasatiempos y en conocerme a mí mismo. No seguí con el tema porque creí que eso molestaría a la señora Megara.
El señor Hércules no volvió. Lleva días sin volver a casa. Según la señora Megara, el señor Hércules está ocupado con asuntos de su trabajo y no volverá hasta dentro de unas semanas. Realmente lo extraño mucho. La sonrisa del señor Hércules y su brillante color es de las pocas cosas que me hacen muy feliz.
He pensado en escribirle cartas y enviárselas, pero la señora Megara me dice que el señor Hércules está viajando constantemente y que enviarle una carta sería imposible. Lo único que me queda es esperar a que llegue para contarle todo lo que he hecho durante este tiempo. Me encanta tomar el té con él mientras le cuento sobre algún libro nuevo que he leído o algún poema que he escuchado.
Viviendo aquí descubrí que los días pueden ser más agradables de lo que habían sido.
26 de enero de 1899
Querido diario:
El señor Hércules al fin regresó de sus viajes. Me ha traído libros nuevos con historias de todo tipo. Sabe que amo leer, así que siempre que tiene que salir regresa con regalos para mí. Estaba tan feliz que lo abracé. Él me abrazó también. En un momento, mientras seguía aferrado a él, pensé en lo chistoso que debo verme al lado del señor Hércules. Él es muy grande, mucho más alto que yo y más ancho. Soy un pequeño animalito a su lado, al cual acaricia con cariño como si buscara consolarme luego de pasar tantos días afuera.
Muchas veces he pensado que me veo como un pequeño gato. Algunos dicen que todos tenemos un espíritu animal, posiblemente ese sea el mío.
Hablé hasta tarde con el señor Hércules porque quería contarle todo lo que había pasado, incluso si se trataba solo de un pequeño viaje a la tienda con la señora Megara. Como siempre, él me escuchó atentamente y compartió algunas anécdotas de su viaje conmigo. Me encanta pasar estos momentos a su lado. Siempre que hablamos y tomamos el té, terminamos sentados muy cerca el uno del otro. Nunca noto el momento en que eso pasa, pero me gusta descubrir que está sentado muy cerca de mí. El cuerpo amplio del señor Hércules es cálido y me hace sentir en casa. A veces desearía que no se fuera nunca de mi lado, pero entiendo que tiene una vida y que eso lo obliga a estar afuera. No quisiera que se aburriera de mí tan rápido, seguramente eso pasaría si siempre estamos juntos. Realmente mi vida no es interesante, solamente leo la mayor parte del tiempo y paseo con Megara cuando los días son demasiado aburridos. Londres no tiene muchos espectáculos para ofrecer así que no hay demasiado que pueda compartir muchas veces con el señor Hércules. Él tiene tanto para ofrecer. No solo vive cosas más interesantes, sino que también me ofreció una casa hermosa y una estabilidad en mi vida que posiblemente nunca hubiera tenido antes.
Tengo tanto para agradecerle al señor Hércules, tanto para devolverle.
Hay tanto que quisiera hacer por él.
El señor Hércules me gusta tanto.
28 de enero de 1899
Querido diario:
Hoy el señor Hércules me invitó a tomar el té a una cafetería nueva y bonita de Londres. Solo fuimos él y yo porque la señora Megara tenía cosas para hacer. Fue realmente uno de los mejores momentos de mi vida. La cafetería era hermosa, pero realmente no era lo que más me importaba. Teniendo en cuenta que salí con el señor Hércules a solas, realmente algo como un edificio o un té no es comparable.
La conversación no fue profunda, fue realmente algo trivial y que posiblemente podría olvidarse al poco tiempo. Yo recuerdo cada palabra, pero posiblemente el señor Hércules no. No importa, no cuando recuerdo su hermosa sonrisa cada vez que hablábamos.
No hubo motivos ocultos para llevarme ahí. Según lo que me dijo, simplemente quería que pasemos tiempo juntos antes de que tuviera que volver a irse por asuntos de trabajo. No me importan los motivos por los cuales me llevó, lo único que realmente me gustó fue pasar tiempo con él, ver su brillante color siempre intacto incluso en mi presencia, ver su sonrisa grande y radiante, escuchar su melodiosa risa y ver sus cálidos ojos.
No sé si mis sentimientos por el señor Hércules son correctos o no, creo que sería fuertemente juzgado por ellos, pero mientras se mantengan en secreto no me importará. No quisiera arruinar nuestra bonita relación por sentimientos sucios que el señor Hércules podría considerar inapropiados. No quisiera arruinar su brillante color con mis perversiones. El señor Hércules no se merece nada de eso.
Luego de la cafetería el señor Hércules me invitó a dar un paseo. Caminamos por bastante tiempo antes de regresar a casa. Se nos hizo un poco tarde, tanto que las estrellas ya brillaban firmes en el firmamento. Admiramos juntos el paisaje y escuché una historia sobre la constelación Orión. Fue una hermosa historia, sobre todo porque el señor Hércules tiene una bella voz.
Durante la cena, la señora Megara nos preguntó sobre la cafetería y comentó que iría a conocerlo pronto también. Le ofrecí llevarla y ser su guía personal. Ella sonrió y me dijo que le encantaría que la acompañara.
La señora Megara es muy amable. Ella y el señor Hércules son realmente muy amables conmigo.
Desearía pasar mi vida para siempre con ellos.
3 de marzo de 1900
Querido diario:
Hablé con la señora Megara sobre amar a otro hombre de manera romántica. No especifiqué de quién estaba enamorado y no creo que ella lo sepa, solo confesé mis sentimientos a un hombre sin rostro ni nombre. La señora Megara sostuvo mis manos y me escuchó, dejando que planteara mis dudas sobre mis propios sentimientos.
Ella no consideraba que fuera malo lo que estaba sintiendo, pero que confesarlo podría ser arriesgado si el otro hombre no pensaba igual que yo. Es decir, si no consideraba que amar a otro hombre estuviera bien.
Pensé que ella podría odiarme y, como me leíste antes, dudé en contarle. Pero mis miedos fueron en vano porque ella no me odió ni me repudió, solo buscó protegerme de algo mucho más doloroso que un simple rechazo. Le dije que no se lo diría nunca porque estaba seguro que este hombre no me correspondería nunca y, además, no era como si tuviera esperanza de conseguir algo con él. La señora Megara me dijo que yo era perfecto para cualquier persona a la que amara, así que no tenía que sentirme mal por nada. Si ese hombre no sería capaz de valorar mis sentimientos, entonces ni siquiera valía mi tiempo. Lo mejor que podía hacer era olvidarlo y entregarle mi corazón a alguien que en verdad fuera a valorarlo.
No sé qué pensaría la señora Megara si le dijera que estoy enamorado del señor Hércules. No sé cómo lo tomará. Ambos son muy cercanos, se nota demasiado la confianza que tienen entre ellos y que claramente no llevan poco tiempo de conocerse. La señora Megara conoce desde el talle de ropa del señor Hércules, hasta lo que le gusta comer dependiendo de su estado de ánimo de ese día. Algo así pasa con él también. Conoce tan bien a la señora Megara que con solo mirarla sabe cómo se siente o incluso en ocasiones ha sabido lo que ha estado pensando. Tanta cercanía, tanta confianza y tanto conocimiento sobre el otro no es algo demasiado normal.
Tengo miedo de que ambos estén enamorados. Si confesara que la persona de la que estoy enamorado es el señor Hércules, sería incómodo para todos. Posiblemente la señora Megara me odiaría y buscaría deshacerse de mí, tal y como pasó con mamá cuando se enteró que el hombre al cual amaba, mi padre, solo la había usado.
Si ella me tratara así, el señor Hércules posiblemente querrá saber por qué. Y si se entera de mis sentimientos, también se sentirá incómodo. No sé si me odiará, sería mi deseo que no lo hiciera, pero sería claro que nuestra relación se rompería irremediablemente.
Esto me asusta más que nada en el mundo.
No quiero perder el cariño del señor Hércules.
22 de octubre de 1901
Querido diario:
Hoy la señora Megara me llevó a almorzar afuera, aprovechando que el señor Hércules no está de nuevo por temas de trabajo. Durante la comida le comenté que quería estudiar literatura y que estaba pensando en hacer el examen para la universidad. La señora Megara me dijo que me ayudaría en todo lo que pudiera y que realmente deseaba que pudiera ingresar si ese era mi sueño.
Esto no es lo importante que quería contarte, sino lo que pregunté después en un momento de valentía.
La duda había estado rondando mi cabeza durante meses, pero estos últimos días me molestó con más frecuencia y no pude evitar tomar el valor de hacer hoy la pregunta. La señora Megara me miró sorprendida cuando le pregunté si estaba enamorada del señor Hércules. Intenté no arrepentirme de hacer la pregunta, porque el silencio de la señora Megara me estaba haciendo sentir inquieto y sus colores habían cambiado a uno extraño que no conocía. Pero ella entonces sonrió y me dijo que ambos se conocían ciertamente desde hacía muchos años, lo que hacía que fueran tan cercanos. Sin embargo, sus sentimientos jamás pasaron a ser románticos y no pasaría nunca.
De cierta forma, su sinceridad y el hecho de que no se haya enojado conmigo por preguntar semejante barbaridad, me hizo sentir más tranquilo.
Incluso si esto no significa que pueda tener alguna oportunidad con el señor Hércules.
Proximo capitulo: 10/6
Nos vemos!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top