Capítulo 12
Capítulo 12
I just want to start a flame in your heart
Cuando Buda recuperó la consciencia, se encontró en una camilla, vendado y con un parche en el ojo. Bueno, no era algo extraño, durante su batalla ese ojo había salido gravemente herido. Buscó con su único ojo una enfermera que estuviera cerca para preguntarle cuánto tiempo estuvo dormido cuando sintió una mano pequeña tomar una de las suyas con fuerza. Pronto tuvo un rostro suave y bonito, con ojos grandes mirándolo preocupado.
—Buda, ¿cómo estás? ¿Necesitas que llame a las enfermeras?—preguntó Zerofuku.
Buda sonrió, llenó de una gran alegría al darse cuenta de que Zerofuku no había desaparecido y que lo ocurrido tras la batalla no había sido una alucinación suya por tanta sangre perdida.
—Zerofuku-chan, estás aquí.
El pequeño dios sonrió suavemente sin soltar su mano.
—Lo estoy.
Buda alzó su otra mano, aunque sentía el cuerpo dormido todavía quería tocar a este pequeño dios. Quería sentir que era real, que estaba aquí con él, que sus almas se habían unido y ahora estaban juntos para siempre.
Zerofuku vio su mano y para evitar que se esforzara tanto, la tomó por voluntad propia y la colocó en su rostro. Su mejilla era cálida y suave igual que su mirada. La vida había sido cruel con Zerofuku, pero Buda estaba decidido a mostrarle lo hermosa que esta podía ser.
Un ser como este no se merecía nada más que amor y felicidad.
—Zerofuku-chan—lo llamó y este lo miró—, camina a mi lado para siempre, por favor.
El pequeño dios sonrió, pequeñas y cristalinas lágrimas brillaban en sus bonitos y expresivos ojos.
—Está bien, Buda—respondió—. Caminemos juntos para siempre.
Fue un lindo momento, hasta que Zerofuku tuvo que llamar a la enfermera porque Buda, en su alegría, se levantó imprudentemente a abrazar al pequeño dios y abrió su propia herida.
Al menos había conseguido abrazar a Zerofuku.
***
Zeus no estaba interesado en la séptima ronda del ragnarok. Anubis los representaría esta vez, pero si ganaba o perdía ya no era algo de su interés.
Había intentado distraer su mente durante la sexta pelea. Había funcionado aunque fue cuando apareció el demonio del sexto cielo. Antes de eso había estado intentando prestar atención al combate sin ningún éxito.
El error de Cronos fue no haber sido un padre para sus propios hijos.
Él lo había sido, ¿no? Él había estado ahí para sus hijos, los había ayudado cuando estos estuvieron en problemas.
Para un hijo, que su padre recuerde el día que nació como un momento preciado, es mucho más valioso que cualquier título o riquezas.
¿Un día? Que sus hijos quieran algo así sería estúpido, ¿de qué servía recordar un día así?
Él no supo criarnos, amarnos ni cuidarnos. Y me temo que tú estás cometiendo esos mismos errores.
Criar a un hijo, amar a un hijo, cuidar a un hijo. Zeus no podía asegurar haber hecho ninguna de esas tres cosas. No las tres juntas. No había criado a ninguno, amaba solo a algunos y "cuidaba" a su mayoría. Eso era suficiente, ¿no?
No torturas a tus hijos, no los encierras, pero tampoco les brindas el amor y la seguridad que un padre debe brindar.
Ares era un dios fuerte y grande como él, sabía luchar y defenderse, él mismo lo había entrenado desde niño. Pero realmente ahora Zeus era incapaz de recordar uno solo de esos entrenamientos. Sabía que lo había hecho, pero no podía recordar cómo había sido para Ares esos momentos.
Ser padre significa mucho más que brindar un título y riquezas materiales a tus hijos.
Era todo lo que Zeus sabía dar...
Si tú no cumples tu rol como padre, no puedes esperar que ellos te vean como uno tampoco.
Era todo lo que podía darles...
Si ellos no son importantes para ti, no hay motivo para que tú seas importante para ellos.
El piso se rompió ante su fuerza. Su cuarto tembló con su poder. El sillón frente a él terminó hecho trizas cuando llevó su fuerza a su brazo derecho. Maldito padre de la humanidad, maldita Hestia. Su mente era un caos ahora.
—Zeus.
Apretó los puños buscando calmarse un poco. Se giró lentamente viendo a su esposa Hera ahí de pie. Se veía impecable, como si no tuviera ningún problema en su vida, como si todo fuera perfecto.
—Hera.
Ella dio un par de pasos hacia él, pero al ver el aura oscura que invadía a Zeus se detuvo.
—¿Ha pasado algo? ¿Necesitas mi ayuda?—preguntó suavemente, con un aura tan pura y tranquila.
Zeus solo quería estar solo y descargarse, golpear tantas cosas como le fuera posible y no tener que soportar a nadie.
—Claro, imagino que puedes ayudarnos demasiado, Hera—Zeus sonrió desagradablemente, con todas sus emociones dominándolo—. Solo llevamos dos victorias, ¿crees poder hacer algo para ayudarnos a remontar las victorias? Tal vez podrías participar, ¿crees ser capaz de hacer alguna diferencia?
Las victorias realmente no eran algo que estuviera preocupando mucho a Zeus, pero estaba tan molesto con todo que simplemente se descargaba con quien no debía y con argumentos que no tenían que ver al respecto.
—Sabes tan bien como yo que no soy capaz de...
—¿Y entonces en qué crees ser de ayuda?—interrumpió Zeus bruscamente—Tu presencia aquí no cambia nada. Sigues siendo un inútil estorbo que no cambiará nada. Así que Hera, mejor regresa a casa, donde al menos puedes ser un poco útil.
Hera se mantuvo en su lugar un momento, mirándolo como si no hubiera menospreciado su presencia ahí. Ella mantuvo su postura, sin alterarse, sin mostrar nada. Solamente asintió y dio media vuelta para regresar por donde había venido. Por un momento se detuvo frente a la puerta antes de abrirla, como si quisiera decirle algo, pero no lo hizo. En su lugar abrió la puerta y salió de ahí sin decir una sola palabra.
El malestar dentro de Zeus no hizo más que crecer.
***
Thor no tenía demasiados muebles en su cuarto en la arena del Valhalla, por lo que tuvo que hacer que llevaran varias cosas para que sus invitados se sintieran a gusto ahí y pudieran ver cómodamente las batallas. Para Thor una silla y la pantalla estaba bien, pero sabía que no todos pensaban así, además de que no quería quedar mal ante el padre de Lü Bu, así que mandó a amueblar su espacio. Lü Bu, Randgriz y Lü Shang tendrían las comodidades suficientes para quedarse ahí.
—No pensé que te gustaba tener tantas personas cerca—comentó Lü Bu alejándose un momento de su padre y su valkiria para ir al rincón donde Thor estaba.
—¿Te molesta?
—No, solo me intriga—Lü Bu se apoyó contra la pared cruzándose de brazos—. Desde que tu hermano el raro nos visitó te noto diferente.
—Solo estoy preocupado—reconoció el dios frunciendo el ceño—. La ayuda de Freya no fue solo por bondad, ella sabe que algo va a pasar.
—¿A qué te refieres?
—Mi padre es un dios poderoso, pero así como es fuerte y poderoso, también tiene una estabilidad mental cuestionable—Thor sabía que su padre no estaba del todo cuerdo, incluso cuando intentaba aparentarlo—. Freya cree que planea algo y que eso puede llegar a perjudicarte. Loki mismo me confirmó que mi padre está molesto conmigo por lo ocurrido en el ragnarok.
Lü Bu miró hacia el suelo, todavía apoyado contra la pared. Su padre estaba en el sillón, hablando con la valquiria sobre vaya a saberse qué. Si tenía que ser sincero, no estaba interesado. Lo único importante era que estas dos personas estuvieran cerca de Lü Bu. Lü Shang no era un guerrero que pudiera cuidar a su hijo, pero siempre podía escapar y decirle a Thor al respecto en caso de estar lejos.
—Así que... ¿no tengo oportunidad de ganarme a mi suegro?
Thor le dio un golpe con el dorso de su mano en el hombro a Lü Bu. El humano rio antes de devolver el golpe.
—Todo saldrá bien, confía un poco más en mí. No soy el mismo anciano que viste por última vez cuando todavía vivía. Estoy en mi edad dorada, puedo cuidarme y cuidarte, princesa musculosa.
—Lü Bu, esto es serio. Mi padre no es un dios fácil.
—Tonto, tú tampoco y aun así resistí tus golpes—Thos miró un momento hacia las piernas ya curadas de Lü Bu—. Me puse de pie incluso con mis piernas rotas y planeaba seguir peleando, tienes que reconocer eso.
—Reconozco tu fuerza, reconozco que eres el humano más fuerte con el que me he enfrentado. Eres incluso mucho más fuerte que muchos otros dioses con los que he peleado. Pero tu cuerpo no lo es. Quieras o no, tu cuerpo es humano y eso te hace débil.
Lü Bu desvió la mirada, frunciendo el ceño luego de las palabras de Thor. El dios no las decía para ofender, solo estaba recalcando una realidad que podía poner en desventaja a Lü Bu ante su padre. El humano era fuerte, muy fuerte, y resistente, pero tenía sus limitaciones. Y estas eran a raíz de su cuerpo humano. Cuando Thor le decía que era una lástima que fuera un simple humano, lo decía por este motivo. Si Lü Bu tuviera el cuerpo de una divinidad, lo ocurrido con sus piernas en el ragnarok jamás hubiera pasado. Posiblemente hubiera sido capaz de derrotar a Thor de ser así, pero no era el caso.
—No quería ofenderte—dijo luego de un rato de silencio viendo que Lü Bu parecía no querer mirarlo.
Dio un paso más hacia él y puso su mano en uno de los hombros del humano, acariciando suavemente su piel desnuda en un intento de consolación.
—Lo sé, no me ofendí—Lü Bu tomó su mano y la apretó—. Solo me frustra porque sé que es así. Si no tuviera un cuerpo humano seguramente podría arrancarle la barba a tu padre a patadas.
Thor frunció el ceño ante la escena tan irreal de Lü Bu afeitando a su padre a patadas.
—¿Por qué querrías hacer eso? ¿No sería mejor matarlo?
—Suena divertido. ¿Qué pasa? ¿La paternidad indeseada te ha quitado el sentido del humor?
—¿Cuándo dejarás eso?
Lü Bu rio sin soltar su mano, incluso acercándose un paso más a él.
—Cuando realmente seas padre.
Thor suspiró, manteniendo su rostro inmutable.
—¿Todavía no nos casamos y ya quieres hijos?
Lü Bu lo golpeó.
—¿Quién dijo que tendremos hijos?
—¿Acaso debo tenerlos con alguien más?—Thor sonrió y Lü Bu supo que estaba bromeando.
—Si quieres terminar decapitado de abajo, creo que es buena idea.
Thor rio, acercándose a Lü Bu para frotar su nariz contra su cabello.
—Entonces, mi general, prepárese para ser padre algún día.
—Tonthor—murmuró Lü Bu pero no lo alejó.
Ambos se quedaron juntos, uno contra el otro, mientras a unos metros de ellos dos pares de ojos los observaban. Ambas personas sonriendo ante la muestra tierna de cariño.
***
William le pasó una taza de té a Hlök, su valquiria, viendo la séptima ronda del ragnarok. La pequeña valquiria se veía preocupada porque una de sus hermanas estaba peleando con este dios mitad perro. William sabía que tenía miedo, a pesar de decir constantemente que confiaba en ella y sabía que todo saldría bien. En una lucha contra un dios nadie sabía cómo podía terminar todo.
—Llegué—dijo Hércules ingresando a la habitación con unas galletas recién horneadas.
—¿La señora Megara?
—Vendrá en unos minutos, me pidió que trajera estas antes de que se les enfríe el té.
Al dejar el plato sobre la pequeña mesa donde estaban las tazas con té, Hércules dejó un suave beso en la frente de William.
William miró al enorme dios de manera desaprobatoria. No eran apropiadas estas muestras cariñosas frente a una niña.
—Señor Hércules, compórtese frente a una señorita.
—¿Qué? Solo fue un beso en la frente, no fue nada fuera de lugar—dijo Hlök frunciendo el ceño—. ¡Y no soy una niña como para que me trates así!
William no disimuló la mirada que le dio a todo el cuarto de Hlök que estaba lleno de peluches de todos los tamaños. La valquiria se puso roja de pies a cabezas y comenzó a gritar que eso no quería decir que ella fuera una niña pequeña, que tenía más años que él y que él es quien tiene que respetarla a ella.
Hércules miró el intercambio internamente divertido, William lo sabía muy bien. Mientras él debía escuchar el drama de su valquiria, el señor Hércules disfrutaba el show.
—Oigan, ¿qué está pasando aquí?—preguntó Megara al llegar con un pequeño pastel de fresas y crema.
William sospechó que su tardanza se debió a que había estado decorando el pastel y no quería ir hasta tenerlo terminado. La señora Megara siempre era tan perfeccionista.
—Señora Megara, por favor, tome asiento—dijo William educadamente poniéndose de pie ante la dama—. Con crema y dos de azúcar, ¿verdad?
—Muy buena memoria, Will—Megara sonrió, dejando el pastel en la mesa y sentándose al lado de William—. Por favor, me gustaría una taza de té.
—Meg, ese era mi lugar—dijo Hércules, pero ella lo ignoró adrede y le sonrió a William.
—¿Quiénes están peleando?—preguntó sin moverse de su lugar.
Resignado, Hércules se tuvo que sentar al lado de ella para ver la pelea.
—Anubis y el señor Simo Häiyä.
Megara asintió y tomó su taza de té antes de ver la pelea.
William se sentó a su lado, muy a pesar del descontento del señor Hércules. Internamente sonrió, Hércules se veía muy bonito así de berrinchudo.
***
—Quédate quieto—advirtió Zerofuku poniendo una mano en su pecho para empujarlo de nuevo a la cama.
—Pero ya me siento mejor, Zerofuku-chan.
—No llamaré a las enfermeras una segunda vez por tu propia imprudencia—Zerofuku frunció el ceño, manteniendo su mano en el pecho de Buda—. Quédate acostado.
—Zerofuku-chan, gracias por tus cuidados, pero sé cuáles son mis propios límites—Buda estaba por levantarse cuando vio la mirada de Zerofuku tornarse molesta—. No me mires así, no me convencerás de acostarme de nuevo—el pequeño dios se cruzó de brazos, manteniendo la mirada fija en Buda—. Esa mirada no me retractará de mis palabras. Punto final.
Cuando Jataka apareció a verlo al cuarto donde Buda se estaba quedando, lo encontró acostado en la cama con el pequeño dios con el que lo había visto pelear sentado a su lado y hablando con un pájaro.
—Me alegra saber que mi hermano está respetando sus cuidados.
—No por voluntad propia—resopló Buda cruzándose de brazos mientras Zerofuku sonreía y conversaba con la pequeña ave que saltaba en los hombros y la cabeza del dios.
—De todas formas, me alegra que obedezcas una vez en tu vida. Sabes que es por tu propia salud, esa pelea que tuviste no fue sencilla y saliste muy herido—dijo Jataka mientras se acercaba a la camilla donde estaba Buda.
—Mi cuerpo ya no es humano, mis heridas no necesitan tanto tiempo para sanar—Buda suspiró viendo al pequeño dios que lo observaba con el ave en la cabeza—. Pero Zerofuku-chan es muy convincente.
Estirando su mano, Buda acarició el largo cabello del dios quien se encogió en su lugar un poco avergonzado.
—Zerofuku-chan—Jataka se dirigió al pequeño dios quien lo miró al instante—, gracias.
—¿Gracias? ¿Por qué?—preguntó confundido Zerofuku ladeando la cabeza.
Buda reprimió sus ganas de apachurrar sus mejillas por lo adorable que se veía. Ah, estaba reprimiendo tantas cosas por este pequeño dios que era increíble.
—Por cuidar de mi hermano. Sé lo terco que puede llegar a ser, he escuchado muchas historias sobre él y puedo garantizar que no es un paciente fácil. Debes tener mucha paciencia.
—Es lo mínimo que puedo hacer por él luego de salvarme—dijo Zerofuku sonriendo dulcemente, el ave sobre su cabeza bajó a sus manos—. Él ha sido muy amable conmigo, me ha enseñado el camino correcto. Cuido de él no solo para agradecer lo que hizo por mí, sino también porque Buda es una gran persona.
Buda miró al pequeño dios que decía sus palabras con tanta seguridad y con una inmensa sonrisa. Su corazón palpitó con fuerza en su pecho y de nuevo sintió la necesidad de saltar sobre el pequeño dios y abrazarlo fuertemente. Si no fuera porque posiblemente este amable Zerofuku se enojaría con él por su imprudencia, Buda lo hubiera hecho.
Como un dios inmortal, Buda había conocido infinidad de seres de todo tipo. Desde humanos hasta divinidades. Conoció infinidades de sonrisas, vio infinidades de actos benevolentes y desinteresados. Había sido testigo de los actos de amor más puros y había presenciado el sacrificio de las almas más puras.
Sin embargo, todo eso que conoció alguna vez quedaba completamente opacado por este pequeño dios que había casi olvidado. Su sonrisa, su mirada, sus pequeños gestos, todo de este dios era realmente puro. Un alma como la suya jamás debió ser contaminada por un demonio como Hajun. Pero esto solo demostraba la fuerza de su alma, su determinación y su fuerza de voluntad para seguir adelante y retomar el camino que había elegido mucho antes de su desgracia.
Un alma tan hermosa como la de Zerofuku debía ser protegida.
—Mi hermano es una persona con un gran corazón—afirmó Jataka acariciando el cabello de Zerofuku—, pero no dejes que te lleve por el mal camino de los dulces o terminarás con todos los dientes picados.
—No lo escuches, Zerofuku-chan. Con un correcto cuidado a tus dientes puedes comer todos los dulces que quieras.
De lo contrario, Buda ya hubiera sido el primer dios chimuelo.
—No intentes llevar a Zerofuku por ese camino—advirtió divertido Jataka cruzándose de brazos.
—Caminaremos juntos un mismo camino y en ese camino están incluidos los dulces.
—Junto con un dolor de barriga asegurado y caries en los dientes.
—Eso no es verdad.
—Zerofuku, simplemente no hagas todo lo que te diga y estarás bien.
—¡No le hables así de mí a Zerofuku-chan!—se quejó Buda cruzándose de brazos indignado de que su hermano fuera capaz de hablar así de él delante de este pequeño dios.
Sus dos invitados terminaron por reír. Fue en ese momento en que Buda pensó que la risa de Zerofuku era mucho más dulce que cualquier otra golosina que hubiera probado en toda su vida.
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Título del capítulo parte de la canción I don't want to set the world on fire de The Ink Spots
La cancion esta relacionada con Buda y Zerofuku
En el trece ya veremos el punto de vista de Hestia y el catorce ya es la lucha de Belcebu y Tesla :D
Espero que les este gustando uwu Nos vemos mañana!
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