C12: "Final"

Electra Kaminari caminaba por las calles de Santiago de Chile. Esperaba las fotos del Baby Shower de sus nietas por parte de su hijo. Llevaba mucho tiempo por toda Sudamérica y lo único que quería era llegar a Japón y conocer a las niñas.

Una llamada por parte de su yerno la alegró, por unos segundos.

—¿Hito-

—¡MAMÁ, NO QUIERO PARIR EN UN HOSPITAL DE UNA ALDEA! ¡ME QUIERO IR A MI CASA!

Nadie esperaba que hacer el Baby Shower fuera de Musutafu sería una mala idea. La cabaña que arrendaron se encontraba a 30 minutos de Musutafu. De ida se les hizo super rápido, hablaban sobre la fiesta y todo genial.

De regreso está siendo un infierno.

Hanta conducía juntó con Mina de copiloto, Eijiro, Denki y Hitoshi se encontraban atrás. Delante de ellos, en otro auto estaban los Aizawa. Hizashi, Shota y Eri, junto con Momo y Jirou.

—¿Denki, y si...?

—¡Este auto no se va a detener hasta que lleguemos a la clínica! Además, ¿Cuál es la prisa?— El rubio tomó la mano de Hitoshi suavemente. Eijiro observó al pelimorado. Se veía muy... mal, pero no quería decirle nada aún.

La situación ya era bastante tensa...

Uh oh... — el pelinegro musitó.

—¿Uh oh? ¿¡Uh oh qué!?

El auto se detuvo lentamente, seguido de un quejido del rubio. Un tráfico que se veía completamente largo.

—¿Qué pasó? ¿¡Que sucedió, puñetas!?

—Es infinito... Llamaré a Aizawa-Sensei para ver si sabe lo que pasó.

Al parecer, las coincidencias en la vida de Hitoshi y Denki eran bastante usuales. Y que haya el tráfico más grande que había visto a las once de la noche justo cuando Denki va a tener a las gemelas era una de las cosas más simples coincidencias de la vida.

Unos policías en motocicleta condujeron contra el tránsito para ordenar la fila de autos. Eijiro bajó el vidrio y sacó el brazo para que un policía se acercara hacia el vehículo.

—Hola, ah... ¿Usted sabe a qué se debe el tra...?

—¡Oh por dios, es Red Riot! ¡Ahhhh, y Pinky, Cellophane, Chargebolt y... la pareja de Chargebolt!

—... Todo el tiempo. —gruñó el pelimorado.

—¡Me encantaría un autógrafo de todos ustedes! Oh, y le encantaría uno a mi princesa. ¿Podrían...?— el corpulento señor le entregó su lápiz y su libreta, haciendo que incómodamente le autografiara dos hojas. Cuando le tocó anotar a Denki, preguntó:

—¿Si le escribo un autógrafo nos dejará saltarnos el tráfico?

Oh, claro que no.

Denki lo miró, con una sonrisa asesina. Eijiro recordó perfectamente esa cara, la mirada hipócrita de Katsuki Bakugo. Se le quedó observando con una sonrisa, rasgó la página y se la llevó a la boca, masticando.

—Lo que pasa es que el tráfico no es por un accidente o algo parecido. Sino que es solo por la cantidad de autos.

—Escúcheme, estoy en trabajo de parto hace más de una hora. Y yo me puto rehusó a no parir en la clínica Haha Kuma. ¿¡Así que no puede prender sus malditas lucecitas para decir, o no sé, "Niñas naciendo"!?

El policía se le quedó mirando como entre la cola entre sus patas, solo pudo comentar con algo de energía.

—¿Son niñas?

—Sí, gemelas— comentó emocionado. —¡Ahora haga movernos! Y que se mueva el auto del frente que viene con nosotros.

¿O sino qué?

Bastante mal uso de palabras...

Q.E.P.D.

—¿Cuánto tiempo nos tardamos?

—Dos horas...

Hanta, Mina y Eijiro descansaron enseguida en las sillas más cercanas. Hitoshi habló con la recepcionista, rellenando unos papeles junto a Shota. A Denki lo recibieron con una silla de ruedas y lo llevaron hacia quién sabe dónde.

—Bien...—Hitoshi revisó los papeles nuevamente, acercándose a su familia y amigos.—Hay que subir al tercer piso. Oigan, ¿Y Denki?

—Se escapó. No quería parir en una clínica en la cual pidió por dos horas sino no iba a sacar a las gemelas de su útero. Quizás se fue a parir al primer hospital al que pasamos— Hanta comentó.

—No me agrada que cuando estés cansado digas sarcasmo. Espero que no se le pegue a mis hijas como la lepra. Ven, hay que ir a la sala de maternidad.

—¡Ay, son tan bonitas! Me encanta, vamos.— YaoMomo exclamó, aplaudiendo por la emoción. El grupo se movió hacia los ascensores, subiendo al tercer piso.

La diferencia del ambiente fue muy notoria. Pasaron a una sala de urgencias, blanca y pálida, llena de tensión y agobio; A una sala de espera de colores pasteles, con un olor a talco de bebé y... a bebé.

Se quedaron en la sala de espera, excepto Hitoshi, Shota, Eijiro y Eri; que caminaron hacia la sala donde se encontraba Denki.

La salita de Denki se encontraba de color celeste, había manicaria y sillones de descanso. Varias enfermeras se encontraban ordenando la habitación para la comodidad de la familia.

—¿Den-

—¡No miren mi trasero!— exclamó, girándose y tapándose con una hoja. El pelimorado sonrió y se acercó hacia su pareja. — La enfermera me dijo que caminar puede ayudar a situar a las nenas... ¿Estás listo, Hitoshi?

El pelimorado se le quedó viendo a su pareja. Suspiró algo nervioso y asintió con la cabeza. Eijiro lo miró y en ese momento se dio cuenta de la razón y el problema de Hitoshi.

—Claro...— musitó — Hitoshi, ¿Me acompañas a la cafetería? Sé de algo que le ayudará a Denki para inducir el parto.

Se encontraban en la cafetería de la clínica, pidiendo lo de Denki y algo para el pelimorado. Bajaron con sus amigos que se quedaron cenando, mientras que el pelimorado y el pelirrojo volvieron con Denki.

Ya eran la una de la madrugada, el pelimorado incluso ya se veía cansado. Hitoshi tomó de jugó entrando al ascensor, y miró de reojo a Eijiro, quien tenía su mirada fija en él.

¿Qué tienes, we?

—... ¿Cuándo empezaste a ser padre?— Eijiro ladeó la cabeza no entendiendo la pregunta. —¿Sabes? Ja, no entiendo cómo Shoto y tú actuaron como padres desde el primer momento que vieron a sus hijos. Denki se ve tan... preparado, y yo soy un manojo de nervios.

Salieron del ascensor, caminando por los pasillos de la clínica. Eijiro lo siguió escuchando, apoyando una mano en su hombro.

—¡¿Qué pasa si se me caen?! Los bebés son muy frágiles, ¡¿Cómo sabré si se están alimentando bien!? ¿¡Y cómo sabré si están durmiendo bien!? ¿¡Qué pasa si cometo un error y jamás me perdonan y...!?

—Wow, nos saltamos como unos quince años. Hey, las primeras semanas solo... lloran, y duermen y... hacen sus necesidades. Shoto y yo no somos los mejores padres, ni estuvimos preparados. En realidad nunca... Fue el tiempo y la rutina lo que nos hizo tener ese vínculo. Hitoshi, vas a ver a tus hijas y todo el amor hacia ellas va a darle sentido a todo... y te quitará algunas de tus preocupaciones.

—¿Solo algunas?

—Sí, porque nunca se van... Van a crecer y te vas a preocupar por muchas cosas más. Va a comer más cosas con nuevos sabores y texturas, va a empezar a tener amistades con otros niños. Ufff, y la primera vez que se enfermen... ahí te quiero ver, socio. Entre nosotros dos, Shoto y yo también tenemos problemas. Mis dragoncitos tienen dos años y son... lo que nunca esperé, pero necesitaba. Mi problema en estos momentos es saber porqué Kati no se quita su disfraz...

—Todos esperan que sea un buen padre.

Lo esperamos porque lo serás... como sabemos que Eri será una buena tía.— La albina sorbió su nariz, teniendo pequeñas lágrimas en sus ojitos.— Parece que no eres el único con ese miedo de no ser lo suficiente. Y te aseguro que Shota, Hizashi y Denki también.

Hitoshi abrazó a su hermanita, seguido de abrazar al pelirrojo.

—¿Te gustaría hablar conmigo, Eri?— el pelimorado le preguntó a la albina. Su hermana de 15 años, esperaba un no por respuesta. Hitoshi de quince años negaría. Pero sintió un alivio al ver a la chica asentir.

Si de algo te ayuda, Shoto se desmayó cuando Melody nació. — el pelimorado río, calmándose un poco.

04:53 a.m.

—Falta muy poquito, ¿Quizás caminar por los pasillos le ayudaría? — la enfermera preguntó, analizando los monitores.

—Van a ver mi trasero, ¿¡Tú estás pendeja?! ¡¿Cómo crees!?... Pero estamos bien, no hay pedo — le alzó su puñito para chocarlo.

Hitoshi creyó que sus nervios y preocupaciones ya se habían ido, pero cuando le pusieron el traje de hospital empezó a temblar. "Esto es de verdad, ¿verdad?". Suspiró y se acercó hacia el rubio.

—Te tengo que contar algo. Tu mamá no va a poder llegar tan... rápido.

—¿Cuándo llega?

—El vuelo desde Santiago hacia Tokio es de... 30 horas. Pero tienes todo su apoyo y dice que siempre estará contigo. — asintió el rubio. Acarició su mejilla con dulzura, intentándolo animar.

—Puedo hacerlo, sí... Estoy listo.

Ocho horas y media. Ocho horas de tantos sentimientos encontrados por cada parte de la familia. La primera gemela nació a las 06:06 a.m. y la segunda media hora más tarde, 06:36; del seis de junio.

La albina fue la primera en entrar, a pedido de Denki y de Hitoshi. Caminó por el pasillo en el cual se le hizo mucho más largo que de costumbre.

—Eri, entra, ven...—Hitoshi llamó a la albina en el marco de la puerta. Ella caminó hacia la habitación y entró nerviosa.

Por alguna razón estaba muy nerviosa, más de lo que pensaba. Las últimas semanas estuvo muy pesada con Denki y se sentía culpable y algo hipócrita. Pero al ver a sus sobrinas... obtuvo una paz inimaginable.

Las gemelas dormían en los brazos de Denki. Tenían la piel de Hitoshi, viéndose cual nieve. Su cabello era rubio, escondido en un gorrito: una tenía uno de color azul marino y la otra de color celeste.

Denki las estaba contemplando con una mirada cálida y cansada. Tenía su cabello atado en una coleta baja y Hitoshi lo abrazaba por la cintura, sentado a orillas de la cama.

Eri acercó su rostro hacia las niñas, las quedó observando mientras dormían en brazos de su cuñado.

—Vamos, sé que no es tu primera vez. Carga a una...

La albina lo miró y sonrió nerviosa. Tomó a la del gorrito celeste y la acunó en sus brazos. Lamentaba tener las manos algo sudadas por los nervios, pero a la recién nacida no le molestó y se mantuvo calmada al ser arrullada por la adolescente.

—Quien estás arrullando es Aileen, Aileen Kaminari. La que tengo en brazos es a Darcy.

—¿Tienen tu apellido?— dijo con la voz algo quebrada. El rubio le sonrió y la acarició suavemente la mejilla con su dedo pulgar.

—Kaminari quedaba mejor que Shinso— el pelimorado respondió con una sonrisa.

Denki observó a su pareja quien miraba a Darcy y Ayleen con orgullo. El rubio preguntó:

—¿Estás listo para ser papá de un cachorro humano?— Hitoshi dio una pequeña risita y besó la sien del rubio.

Llevo 9 años contigo, soy un experto.

¡Bienvenidas al mundo Darcy y Aileen: Las gemelas Kaminari!
















Último capítulo que escribo en mucho tiempo. Me voy de Wattpad. Paz.

Adieu!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top