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Unos brinquitos en su pecho la hicieron despertar confundida, cuando vio a la bolita celeste sobre ella con una expresión feliz de verla abrir los ojos recordó qué había pasado algunas horas atrás.
—¿Qué ocurre, tienes hambre?.. –Bostezó frotándose un ojo a lo que sintió otro brinquito, por lo que aún algo adormilada lo tomó en su mano libre y se levantó para caminar rumbo a lo cocina– Son casi las diez, pero tengo algo de pereza así que recalentaré sopa china, ¿Está bien?
La masita de emblema blanco dio más brinquitos y ella asintió notando que al parecer entendía lo que hablaba, pasaron algunos minutos más hasta que dejó un plato con sopa caliente y un recipiente bajo con algo de fideos tibios para su nuevo amiguito, el cual no tardó mucho en comenzar a comer gustoso.
Luego de cenar y lavar los platos, la de ojos grises se acercó al gran piano que tenía en una esquina de la sala, no había problema si tocaba un poco a esa hora pues por suerte las paredes no dejaban escapar mucho el sonido, así que se sentó frente a este dejando a la bolita a un lado sobre el instrumento y sus manos acariciaron las teclas antes de comenzar a tocar una melodía que le recordaba instantáneamente a su infancia.
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El ser de grandes alas blancas se removía en su cama tras un agotador día lleno de papeleo y problemas pues las búsquedas aún no habían llegado a nada útil, había tenido ya algunas pesadillas hasta que su subconsciente comenzó a dejarle oír una suave melodía distante que lo hizo relajarse a la par en que una vista algo borrosa de alguien tocando un piano se apoderaban de su sueño. No tenía idea de quién se trataba, pero le hacía sentir tanta paz y comodidad que tanto su cuerpo como su atareada mente se relajaron el resto de la noche recordando la canción.
A la mañana siguiente caminaba a primera hora por las oficinas del complejo principal rumbo a la suya mientras tarareaba inconscientemente hasta toparse con la organización asiática que se veía estresado como de costumbre.
—¿Ya encontraste a tu Ball, ONU?, los jefes no tardan en venir para la reunión de esta semana y si llegan a enterarse.. –El azabache lo miró mientras sostenía gran cantidad de papeles entre sus brazos, pero suspiró al notar como la expresión tranquila del contrario pasaba a ser una de pánico– ¿Cómo pudiste olvidarte de algo así en sólo unas horas?
—Tenía muchas cosas pendientes ASEAN, además no puedo hacer nada porque estorbaría a FBI –El de ojos cielo suspiró masajeándose las sienes, estaban a puertas de una importante reunión ese mes y ocurría eso—.
—UNESCO te va a sacar la cabeza como se entere, al menos finge que le prestas atención al asunto –El de piel azul viró los ojos y siguió con su camino antes de que se le hiciera tarde en organizar a los Countrys a su cargo—.
ONU se adentró en su oficina impecable llena de mobiliario blanco y cosas de cristal, se dejó caer en su silla apenas unos momentos antes de que su teléfono sonara.
—¿Lo encontraron? –Preguntó esperanzado apenas aceptó la llamada de la organización de seguridad—.
—No, pero al revisar las cámaras noté que se resbaló de tu brazo mientras corrías y quedó bajo un auto civil para resguardarse del caos, al parecer se escondió en el aro de una de las ruedas hasta quedar fuera de vista. –El de lentes oscuros del otro lado de la línea observaba las múltiples pantallas que mostraban las cámaras disponibles en la ciudad a tiempo real y grabaciones de la tarde anterior– Seguiremos revisando las demás cámaras en donde aparece el auto, señor.
—Al menos sé que nadie lo tomó allí.. –El rubio suspiró cortando la llamada para guardar su móvil y proceder a atender su papeleo del día en lo que esperaba que no llegaran más malas noticias—.
• • •
—No creo que pueda llevarte al parque así que no tengo idea de qué hacer.. –Murmuró la humana mirando a la masita celeste acostada en el sofá, apenas era media tarde y este parecía totalmente estresado por alguna extraña razón– ¿Qué tal si te toco alguna canción como ayer?.. pareció haberte gustado.
Ella lo tomó con cuidado entre sus manos y volvió a colocarlo en el mismo lugar de anoche para así sentarse, suspirando un poco antes de volver a tocar las teclas interpretando un viejo poema que le gustaba en la escuela.
—In Flanders Fields the poppies blow.. Between the crosses, row on row, that mark our place; and in the sky. The larks, still bravely singing.. –Cantaba suavemente con voz fina a la par en que sus manos se movían hábilmente sobre el piano– Fly scarce heard amid the guns below..
We are the Dead. Short days ago
We lived, felt dawn, saw sunset glow,
Loved and were loved, and now we lie
In Flanders fields.
Take up our quarrel with the foe:
To you from failing hands we throw
The torch; be yours to hold it high.
If ye break faith with us who die
We shall not sleep, though poppies grow
In Flanders fields..
Al terminar de cantar notó que la bolita de emblema blanco estaba durmiendo plácidamente con una expresión de tranquilidad, por lo que supuso que había ayudado a calmarlo.. así que sonrió leve ya aliviada pues le fue muy extraño que tras haber despertado tan alegre, de la nada se viese tan agotado y estresado.
En los campos de Flandes
crecen las amapolas.
Fila tras fila
entre las cruces que marcan nuestras tumbas.
Y en el cielo aún vuela y canta la valiente alondra,
su voz apagada por el fragor de los cañones.
Somos los muertos.
Hace pocos días vivíamos,
cantábamos auroras, el rojo del crepúsculo,
amábamos, éramos amados.
Ahora yacemos, en los campos de Flandes.
Contra el enemigo proseguid nuestra lucha.
Tomad la antorcha que os arrojan nuestras manos exangües.
Mantenedla bien en alto.
Si faltáis a la fe de nosotros los muertos,
jamás descansaremos,
aunque florezcan
en los campos de Flandes,
las amapolas.
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