9
Jimin
Dos semanas después...
En dos semanas Jungkook y yo no hemos convivido mucho tiempo, todo se debe a que él trabaja en la casa de la señora An, instalando todo para que al pequeño Minho se le facilite moverse en su casa.
Por mi parte, yo debo ir a la fundación y seguir con la ayuda para Minho, el manejo del bastón es nuestro primer avance. El pequeño al principio se frustró, pero con el pasar del tiempo logro maniobrarlo y cada día progresa cada vez más.
Luego de que Minho logro maniobrar el bastón, pase a mostrarle una pequeña superficie del material que iban a adherir a sus paredes. Estás llevan escritas en braille algunas indicaciones, como: baño, habitación de mamá, mi habitación, cocina, sala y entre otras cosas que se le facilitarán el pequeño, su emoción es cada vez más grande.
Amo escuchar la sonrisa del niño, es realmente reconfortante saber, que mi ayuda está dando frutos y que Minho se pone feliz con cada avance que da.
Debido a que solo trabajo con Minho, salgo un poco más temprano, convenientemente Taehyung puede pasar por mí a esa hora, me lleva a casa y luego regresa a su trabajo.
Las veces que logro hablar con Jungkook, o saber que él está cerca es cuando escucho su voz, o una visión inunda mi mente. Lo único que logramos decirnos, es un simple hola y buenas noches.
Jungkook luego de trabajar en la casa de la señora An, debe ir a la fundación a hacer limpieza, dejar en perfecto orden todo, cerrar el lugar y luego irse a casa. Cuando él llega a la fundación Taehyung llega por mí y no podemos comunicarnos mucho más.
El día en el que debo enseñar a Minho como hacer todo en su casa ha llegado, me siento completamente emocionado, espero que el pequeño pueda adaptarse y dar lo mejor de sí. Todo lo que la fundación está haciendo por él, es impresionante.
Si mis padres hubieran tenido la misma ayuda que la señora An y Minho tienen ahora, mis padres y yo nos hubiésemos evitado tanto sufrimiento y tantos malos ratos en los cuales odiaba haber quedado ciego por una mala decisión de mi verdadero padre.
Tenía mucho tiempo en el cual no recordaba la causa de mi ceguera, y justo ahora que se supone que debe ser un día feliz, ese mal recuerdo llega a mi mente. Realmente es muy doloroso recordar que mi propio padre me vendió y luego mis corneas fueron arrebatadas.
Escucho las pisadas fuertes de Taehyung en la casa cerca de mí, por una extraña razón un pequeño vacío ha llegado a mi corazón. Quiero comunicarme con mis padres quiero saber cómo están, quizás el mal recuerdo despertó la angustia que aún está impregnada en mí, para toda la vida.
_Taehyung —pronuncio con voz suave el nombre mi mejor amigo.
—Dime.
—Podrías llamar a mis padres —hago una pausa. —Por favor —le suplico.
—¿Estas bien, Jiminie? —pregunta.
Puedo escuchar como el sonido de su voz cambia de uno cálido a una voz preocupada.
—Sí, yo solo necesito hablar con ellos, por favor.
Me giro, esperando que Taehyung esté en esa posición.
—Mierda, Jimin.
Escucho sus pasos, pero debido a mi ataque de ansiedad no puedo descifrar de donde proviene el sonido.
—Estoy aquí —siento sus manos posarse en mis brazos, me gira un poco fuerte y puedo sentir como su respiración se estrella en mi rostro.
—Solo relájate, voy a llamarlos ahora —me hace saber.
Un raro temor me inunda, y es que el recordar mi pasado es lo peor que pude haber hecho.
—¡¿Señora Lee?! —escucho la voz alterada de Taehyung, mientras toma mi mano izquierda y deja pequeñas caricias sobre esta. —Gracias a Dios. Escúcheme, Jimin necesita hablar con ustedes, está teniendo un ataque de ansiedad —le explica a la que creo es mi madre. —Lo colocare en alta voz —me indica.
Asiento estúpidamente y trato de controlar mis pensamientos.
—Jiminie, tesoro —escucho la voz de mi madre y las lágrimas que retengo empiezan a descender por mi rostro.
Siento como Taehyung intenta soltar mi mano para darme privacidad, pero lo que necesito en estos momentos es tenerlo a mi lado. Presiono su mano evitando que se aleje.
—Esta bien, estaré aquí —empieza hacer círculos con su dedo pulgar en mi mano y eso me relaja un poco.
—Mamá —pronuncio desgarradoramente.
—Tranquilo tesoro, solo tranquilízate. Tu padre viene en camino —la voz de mi madre es la voz más dulce y confortadora que he escuchado en toda mi vida.
—Estoy aquí —la voz de mi padre se hace presente en la llamada.
—Papá —articulo con dificultad, sin dejar de llorar.
—Mi Jiminie, quiero que te concentres en mi voz y en la de tu madre —me pide.
Asiento, como si ambos pueden verme.
—Quiero que pienses en nosotros —asiento de nuevo, mientras mis lágrimas no se detienen.
—Estamos bien cariño, nada malo nos ha ocurrido —esa es la voz de mi madre la que interviene. —Sé que has recordado por lo que pasaste, pero ahora eres más fuerte, eres hermoso sin importar tu discapacidad, mi tesoro —mi madre hace una pausa, y es cuando sé con toda la seguridad del mundo que ella está a punto de quebrarse. —Eres mi tesoro, Jiminie, no importa el dolor que tu verdadero padre te causo, te encontramos y eres nuestro bello tesoro. Hemos luchado contigo todos estos años y te juro cariño que nada cambiara —habla mi madre, haciendo que esas palabras me reconforten.
—Escúchame hijo —me pide mi padre.
—Nada malo va a pasarte de nuevo, y nada malo nos pasara. Encontrarte fue el mejor regalo que recibimos, eres nuestra felicidad y no queremos que ese mal recuerdo destruya lo fuerte y hermoso que eres.
Sorbo mi nariz y sonrío débilmente.
Y ahora recuerdo que mi padre es el de la voz que me da fortaleza.
—Los amo —digo, sorbiendo mi nariz.
—También te amamos, tesoro —dice mi madre con voz quebrada.
—¿Todo está bien ahora? —pregunta mi padre.
—Sí, papá. Todo está bien —digo luego de haber aclarado mi voz.
Me despido de ambos y Taehyung se encarga de limpiar mi rostro con una toalla, sonrío recordando que hacia lo mismo cuando estábamos pequeños.
—Al menos esa sonrisa me indica que estas mejor —habla Taehyung.
—Te amo tanto, Taehyung.
Sus manos se detienen en mi rostro, extiendo mis brazos y cuando siento que palpo su cintura lo abrazo.
—También te amo, Jiminie —confiesa mi mejor amigo, dejando un pequeño y dulce beso sobre mi cabello.
Taehyung se encarga de limpiar perfectamente mi rostro, mientras lo hace una pequeña pelea se desata. Él no quiere que vaya a la casa del pequeño Minho, a lo cual yo me opongo, quiero hacerlo, necesito despejar mi mente, necesito poder pensar en otra cosa.
Así que de mala gana lo convencí de que me llevara a la casa de la señora An, en todo el camino intento que cambiara de opinión, pero no lo hice, me negué.
—Según la dirección que me diste, estamos en el lugar indicado —dice Taehyung, mientras estaciona el auto.
Una imagen de un pequeño llega a mi mente, y sé dos cosas. Una, Jungkook se encuentra en la casa de la señora An, y dos que estamos en el lugar correcto y ese niño que vi en mi mente, es el pequeño Minho.
—Es aquí —le aseguro a Tae.
—Tú no sabes, Jimin. Ni siquiera puedes ver.
Odio sus estúpidas bromas, pero tiene razón, pero estoy seguro de que es la casa correcta, con el simple hecho de la visión que llego a mi mente.
—Jungkook, esta adentro —suelto, para luego arrepentirme.
—¿Acaso ahora eres adivino? —pregunta en son de broma. —Ya te dije que no miras nada, así que saldré del auto iré a esa casa y me asegurare que sea el lugar indicado, mientras tú te quedas en el auto —escucho como abre la puerta y luego la cierra de nuevo, dejándome completamente solo en su auto.
—Es un maldito necio —murmuro molesto.
No tengo idea de lo que está pasando con Taehyung, solo espero que se comporte, mientras aguardo en el auto, juego con los mechones de mi cabello que descienden en mi frente, escucho que la puerta del copiloto se abre.
—¿Y? —indago, alzando mi rostro.
—Es el lugar correcto.
Siento la mano de Tae cerca de mi cintura, me retira el cinturón de seguridad y luego se aleja de mí.
—Dilo —le pido juguetonamente.
—¿Decir el que? —pregunta, haciéndose el desentendido.
Toma mi mano y me ayuda a salir del auto.
—Sabes a lo que me refiero, ahora dilo —le ordeno.
—Tenias razón, Jiminie.
Cierra la puerta del auto con un azote fuerte.
—Voy a llevarte hasta la entrada —me indica.
Dejo que tome mi mano y me guie.
—¿Cómo lo supiste? —me cuestiona mientras caminamos.
—Lo vi en mi mente —confieso.
Digo la verdad y es que nunca le he mentido a Taehyung.
—¿Las visiones de nuevo? —inquiere.
Trayendo de nuevo lo que le había confesado hace mucho.
—Sip —respondo haciendo énfasis en la 'p'
—Eres tan raro, Jiminie —bromea.
—Lo sé, lo sé —digo sonriendo.
—¿Aun sigues creyendo que esas visiones son de alguien que tiene tus corneas?
—Sé que suena raro Tae, pero sí —contesto a su pregunta, con la misma respuesta que le he dado desde que empecé a tener las visiones.
—Bueno, quizás sea alguien cercano a ti —dice.
—Quizás seas tú —replico mientras lo empujo con mi codo.
—No me jodas, Jimin —alza un poco su voz.
—Es una broma —digo tomando su mano.
—No bromees así, de cuerdo —me pide.
Dejamos de caminar y siento como toma mis manos.
—Si yo tuviera tus corneas, Jiminie. Te juro por Dios que te las devuelvo —suelta repentinamente.
—Dije que fue una broma, Taehyung —reprocho, molesto.
—Lo sé, Jiminie, solo quería que lo supieras —suelta mis manos y luego deja un beso en mi sien—. Estamos en la entrada, no sé a qué horas saldrás así que le pedí al tipo que te lleva a casa.
—Jungkook —le recalco.
—Eso —dice y continua. —Le pedí que te lleve a casa, tu confías en él, así que yo también intentare hacerlo —suelta mis manos.
—Gracias —digo sin pensarlo.
—Sí, lo que sea —dice evitando el sentimentalismo.
—Te amo, Taehyungnie —alzo mi voz.
—Ve adentro, Jimin —me ordena, para luego escuchar cómo se aleja de mí.
—Escalones.
Reconozco esa voz al instante, causando que una sonrisa se forme en mis labios.
—Son tres —específica, asiento y con sumo cuidado y delicadeza los subo.
—Listo.
Sonrío.
—Hola, Jimin —me saluda.
—Hola, Jungkook —respondo su saludo de la misma manera. —¿Qué tal, Minho? —pregunto, evitando que empiece una posible conversación intima, aunque viniendo de Jungkook lo dudo mucho.
—Muy bien, esta impaciente por escuchar tu voz y porque le des un recorrido en su propia casa —me comenta.
—Eso es bueno —digo dando unos cuantos pasos, sin saber hacia dónde me dirijo.
—Déjame ayudarte —toma mi antebrazo de forma suave. —Es por aquí —me guía.
—Gracias —susurro nervioso.
—De nada —hace una pausa. —Estamos dentro —me hace saber.
—¿Estas bien? —me cuestiona.
Trago grueso, y solo me limito a hacer un sonido con mi boca como afirmación.
—Jimin —escucho la voz de la madre de Minho.
—Señora An —sonrío para ella.
—Es un gusto verte.
Jungkook toma mi mano y la extiende para que salude a la señora An.
—Un gusto escucharla —digo, para luego estrechar su mano con la mía.
—Minho esta impaciente —comenta la señora emocionada, su emoción es tan grande que no me cuesta nada descifrar como se siente.
—Sí, Jungkook me dijo lo mismo —le hago saber.
Escucho como un bastón golpea el suelo, y con ese sonido sé que Minho viene en camino.
—Minho —llamo al pequeño.
—Jiminie —contesta.
—Viene solo hacia ti —dice la señora An, completamente orgullosa.
—Esta frente a ti ahora —me hace saber, Jungkook.
—Hola pequeño —extiendo mi mano y toco su hombro.
De manera lenta subo mi mano por su cuello, luego la llevo a su rostro, dejo una pequeña caricia en sus mejillas, subo más mi mano hacia su cabello y lo agito haciendo que Minho sonría.
—Vamos a empezar el recorrido —le indico. —Dame tu mano —le pido.
Siento como Jungkook se acerca, puedo reconocer que es él por el aroma de su perfume.
—Listo —dice, cuando ha juntado la mano de Minho y la mía.
—Gracias —digo para luego empezar el recorrido.
Jungkook no se separa en ningún momento de nosotros, está detrás de nosotros mientras le enseño como mejorar a Minho a leer los letreros en braille en su casa.
Jungkook nos relata en que parte de la casa nos encontramos, la señora An se decide cocinar y pide que la cocina sea el último lugar del recorrido.
Después de haber paseado por toda la casa de Minho, y de haberle mostrado como entender mejor los letreros, llegamos a la cocina, el aroma de la comida que la señora An ha hecho es más que tentador.
—Huele delicioso, señora An —comento.
—Huele rico —dice Minho.
—Lava tus manos —le ordena la señora a su hijo.
—Ve —lo motivo al mismo tiempo que suelto su mano.
—Tú puedes, Minho —dice Jungkook.
No sé qué es lo que sucede, lo único que espero es que Minho se guie por las líneas de la pared de su casa, ni la madre ni Jungkook dicen algo, la intriga me mata, lo que menos quiero es que el pequeño se sienta mal.
—Lo ha conseguido —escucho la voz de Jungkook detrás de mí.
Dejo salir un enorme suspiro de alivio, simplemente luego de sentirme un poco mal, el saber que Minho lucha por ser mejor aún con su discapacidad, me hace feliz.
Todos comemos la deliciosa comida de la señora An, Jungkook y ella hablan de programas de televisión, por mi parte, comento algunas cuantas cosas, ya que hay programas que debo escuchar, mientras Taehyung los ve.
Cuando hemos finalizado, Jungkook se despide de Minho, por mi parte, la madre del pequeño se acerca a mí.
—Muchas gracias, Jimin —toma mi mano y la sostiene de manera fuerte.
—No tiene por qué agradecer —digo sin saber que más decir.
—Gracias por esto. En serio te lo agradezco —continúa con sus agradecimientos.
—Esta bien, tranquila —acaricio su mano. —Espero que continúen visitándome, me gustaría pasar tiempo con Minho —le hago saber a la señora An.
—Da lo por hecho —dice la señora.
—Bien, es hora de irnos —comenta Jungkook. —Ha sido un gusto señora An —se despide de la señora.
Salimos de la casa y me quedo de pie por unos segundos.
—¿Quieres que te ayude o lo harás solo? —pregunta Jungkook.
—Ayúdame —extiendo mi mano izquierda para que Jungkook la sostenga y me ayude a bajar los escalones.
—Traje mi motocicleta —dice Jungkook, luego que hemos bajado los escalones.
—Lo sé —divago.
—¿Cómo lo sabes? —indaga.
Me golpeo mentalmente por mi torpeza.
—Taehyung, me lo ha dicho —miento de forma rápida.
Jungkook, suelta mi mano.
—Si quieres podríamos ir al parque o algún otro lugar —propone Jungkook.
Me quedo en silencio por unos segundos, procesando la propuesta que me ha hecho.
—Pero si no quieres...
—Sí, quiero —interrumpo.
—Esta bien —escucho su voz relajada, pero nerviosa. —Voy a colocarte el casco —me hace saber, luego de aclarar su garganta.
Jungkook sostiene la motocicleta como la última vez y me deja subir solo, interiormente le agradezco mucho ese gesto, se siente bien hacer cosas que la gente que tiene su vista realiza con normalidad.
—Te llevare al parque, un día por la noche pase y probé unos deliciosos churros que debes probar —dice Jungkook en voz alta mientras conduce.
No digo nada, solo me limito a disfrutar del viaje en su motocicleta mientras me aferro su cintura.
Luego de un no tan largo viaje llegamos al parque, le pido a Jungkook que me ayude a bajar de la motocicleta debido a que me siento un poco mareado.
—Voy a tomar tu mano —me indica.
—¿Estas pidiéndome permiso? —lo cuestiono sonriendo.
—No, solo te lo hago saber —dice, para luego tomar mi mano derecha.
—¿Cómo has estado, Jungkook? —intento empezar una conversación no tan intima, pero si personal.
—Pues un poco cansado, ya sabes la universidad, las horas en la fundación y trabajar en la casa de la señora An —responde a mi pregunta.
—Muy cansado —digo.
—Sí.
Continúa guiándome.
—¿Y tú qué tal Jimin?
—Pues bien —me decido por una respuesta corta y mentirosa. —No. Sabes que, no estoy muy bien —decido confesar la verdad.
—¿Te sientes mal?
Dejamos de caminar.
—Estoy bien de salud —le hago saber—. Es más emocional y psicológico.
Jungkook empieza a caminar de nuevo, y por mi parte hago lo mismo.
—No soy bueno en esos temas, pero si es algo del pasado, solo no dejes que te afecte y destruya tu presente —dice Jungkook.
Asiento y es que tiene toda la maldita razón.
—Llegamos.
Escucho como jala una silla.
—Toma asiento.
Palpo el respaldo de la silla, doy tres pasos hacia el frente, y con la ayuda de Jungkook tomo asiento.
—Sé que puedes hacerlo solo, pero quería ayudarte —suelta de la nada.
—Esta bien, Jungkook —sonrío.
—Estoy frente a ti, por cierto —me hace saber.
Me rio un tanto alto debido a que, que tenía mi rostro hacia la derecha.
Jungkook ordena los churros, los cuales están deliciosos, definitivamente no me arrepiento de haber aceptado a su propuesta.
—Gracias por los churros, son deliciosos —comento.
—De nada, pediré una bolsa más para que la disfrutes en tu casa —dice Jungkook. —Y dime, Jimin ¿has tenido pareja? —pregunta de la nada, sorprendiéndome un poco.
—Bueno... —trastabillo un poco, y hago memoria. —No he tenido una pareja duradera, como sabes soy ciego —alzo mis manos y señalo mis ojos.
—El que seas ciego no quiere decir que no puedas tener pareja —me interrumpe.
—Lo sé, lo que quiero decir es que la mayoría de chicos solo quiere aprovecharse de mi discapacidad —confieso, por mis dos experiencias pasadas—. El primer chico con el que salí en la prepa, me invitó a dos citas acompañado de Taehyung, la tercera cita me invitó a su casa, cenamos y luego de la cena tomamos asiento en su sillón, empezó a tocarme y a intentar desnudarme. Agradecí mucho a Taehyung por haberme seguido esa noche.
Jungkook permanece en silencio.
—El segundo chico era un amigo de Taehyung, me decía cosas lindas y me regalaba dulces. Tú sabes lo típico que hace todo chico —bromeo. —Al final resulto siendo un idiota como el primero. En conclusión, no he tenido novio —respondo sinceramente. —¿Y tú? —pregunto, para evitar quedarnos estancados en un incómodo silencio.
—Solo una relación seria, y antes de que preguntes terminamos por la distancia. Yo me mude con mi padre —me hace saber, Jungkook.
—Interesante —alzo una de mis cejas.
—Eres demasiado lindo, Jimin.
Mi cara se pone rígida al escuchar lo que Jungkook acaba de decirme.
—¿Te sientes bien? —lo cuestiono.
—Me siento feliz, por una maldita y extraña razón cuando estoy contigo no soy un maldito hijo de puta —se sincera.
—Yo...
—Solo escúchame —me pide, no dejando que lo interrumpa. —Estas dos semanas han sido un caos, y cada vez que salías de la fundación y podía verte por unos minutos me tranquilizaba y me hacía feliz. Los primeros dos días no lo entendía, pero después eras el motivo para ir a la fundación, porque solo quería verte, no me importaba si solo era por unos breves segundos, o algunos minutos. Alegrabas mi día agotador —siento las manos de Jungkook tomar las mías. —Por alguna extraña razón me haces bien —acaricia mis manos. —Quiero ser tu amigo, Jimin —hace una pausa.
—Ya lo somos —digo, aprovechando que guarda silencio por unos segundos.
—Quiero ser tu amigo íntimo. Quiero ser tu confidente. Quiero ser la persona en la que te apoyes y sonrías siempre. Quiero ser tu novio —escucho su confesión junto a su risa nerviosa. —Más adelante, claro —especifica.
—Estas loco, Jungkook.
Me suelto de su agarre y extiendo mis manos.
—Déjame tocar tu rostro —le pido.
Siento sus manos sobre el dorso de las mías, sus manos guían las mías hasta dejarlas sobre sus mejillas, y luego las retira.
Empiezo a palpar su rostro, siento su suave piel sobre el tacto de mis palmas. Toco su frente, su nariz, sus parpados, sus pómulos, su barbilla y por último toco con mis dedos pulgares sus labios.
—Como debí imaginármelo —susurro.
—¿Cómo? —pregunta con voz curiosa.
—Atractivo —contesto con una sonrisa en mi rostro.
—No tanto como tú.
Las manos de Jungkook, se posan sobre mi rostro.
—Eres demasiado bueno y lindo —dice, haciendo que me ponga nervioso. —Tranquilo, no hare nada malo —me hace saber, mientras acaricia mis mejillas—. Dime que hacer y lo hare, Jimin.
Trago grueso.
—¿Te gusto? —lo cuestiono, intentando que confiese y me aclare lo que realmente siente.
—Creí habértelo dejado claro.
Siento su respiración estrellarse sobre mi rostro.
—Soy ciego, Jungkook —le recuerdo.
—¿Y?
—Y que no quiero ser una carga si en un futuro tú y yo llegásemos hacer novios, no creo que tú quieras ser mi bastón y mucho menos hacerlo todos los días de tu vida. Tú no eres de esa clase de chicos.
—¿Estas juzgándome por el error que cometí en la fundación y por el cual estoy pagando? —pregunta, cambiando su tono de voz.
—No, no lo hago —le aclaro.
—Es lo que parece —me hace saber.
—Sí, tal vez no he sido un buen chico, pero no soy el peor, saco buenas notas e intento ser bueno —se desahoga. —Solo necesito una oportunidad, Jimin —me pide.
—Dios —digo un suspiro. —Jungkook, no soy como los otros chicos, soy ciego y sé que dices que no te interesa, pero solo piénsalo por unos días —intento hacer que piense claramente y no se precipite, no quiero ilusionarme, no quiero.
—Lo pensé durante dos semanas, Jimin, no dejo de pensar en ti, en lo que te hace bien y en lo que no —se sincera—. Solo déjate llevar, no voy a presionarte ni hare algo estúpido como los otros dos idiotas. Te lo aseguro.
Quisiera controlar mi corazón justo como lo hago con mi rostro, pero es inevitable.
—Esta bien —musito. —Somos amigos aun —le hago saber.
—Lo sé.
Escucho como una sonrisa escapa de sus labios.
—Esta ha sido nuestra primera cita, en la cual intento seducirte —habla.
—Se dice cortejar —lo corrijo.
—Yo no cortejo, yo seduzco —dice, sonando coqueto, lo cual me causa gracia.
Caminamos un poco por el parque mientras él me describe lo que ve, como se lo pedí la última vez. Luego de la caminata subimos a su motocicleta y me lleva a casa.
—Listo.
Baja primero de la motocicleta.
—Intenta bajar solo —me pide.
—Claro que lo hare —espeto, aceptando el reto.
Coloco mis manos sobre el asiento y de forma lenta empiezo a bajar de la motocicleta.
—Eso es, lo estás haciendo muy bien —alaba mi progreso y eso me hace feliz.
—Ya está —lzo mis manos, cuando lo he conseguido.
—Lo has hecho bien, ahora ven acá —toma mi muñeca y me atrae hacia él. —Voy a quitarte el casco —siento sus dedos rozar mi mentón y parte de mi cuello. —Tu amigo está en casa —me informa.
—Gracias por traerme, Jungkook —le agradezco.
—Gracias por dejarme seducirte, prometo que no lo echare a perder y que no vas a arrepentirte, Jimin —acaricia mi mejilla, que estoy más que seguro esta de color rojo.
—Suenas como un pervertido —bromeo mientras golpeo lo que parece ser es su brazo.
—Lo soy, lo sabrás con el pasar del tiempo —susurra en la comisura de mi oreja.
—Estoy empezando a creer que quieres aprovecharte de mí —bromeo.
—Me aprovechare de ti cuando me lo permitas, pero también tú podrás aprovecharte todo lo que quieras de mí —coloca sus manos en mi rostro.
Deja un beso en mi sien, mientras yo nerviosamente coloco mis manos al costado de su cintura.
—Está empezando a helar, ve adentro —deja un beso más y luego me aleja de él.
—Taehyung, está espiando ¿no es así? —indago.
—Está de pie frente a la ventana, observando descaradamente.
Sonrío al escuchar lo que Jungkook me ha dicho.
—Debo entrar antes de que salga a golpearte —menciono.
Doy unos cuantos pasos hacia el frente.
—Uno más y está la rampa —alza un poco su voz.
—Lo sé —le hago saber.
—Ve a casa, Jeon Jungkook. Duerme bien y nos vemos el lunes —me despido de él, mientras subo la rampa.
—Descansa, Park Jimin.
Abro la puerta y luego entro a casa con una enorme y nerviosa sonrisa en mi rostro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top