6
Jungkook
Al parecer, haber acompañado a Jimin a su casa había causado un poco de molestia en su amigo y acompañante.
No me importa su actitud hacía mi persona, estoy tan acostumbrado a ser tratado de peor manera por las personas debido a mi forma de ser tan liberal y desalineada para muchos.
De camino a casa mientras conduzco en mi motocicleta, hago una parada en un establecimiento de Burger King, pido una hamburguesa cuádruple, papas fritas y una soda extra grande para llevar. Luego de comprar mi combo de hamburguesa, paso a una pequeña tienda, compro dos cervezas y un pequeño bolso para poder llevar todo lo que he comprado a salvo y seguro a mi casa.
Me coloco el casco y con mucho cuidado coloco el bolso sobre mi hombro derecho, arranco la motocicleta y me dirijo a casa lo más rápido posible.
Cuando llego a casa, estaciono mi motocicleta al lado de mi auto deportivo y mi camioneta, salgo del estacionamiento y entro a casa por la entrada trasera.
—Joven Jungkook —me saluda la mucama que está a punto de salir de mi casa.
—Hola —respondo y continúo caminando.
Llego a la sala y veo a mi padre sentado en su enorme sillón de cuero, con una de sus manos sostiene su Tablet y con la otra se ayuda para seleccionar lo que desea.
—Puedes saludar al menos —habla con superioridad y sarcasmo.
—Buenas noches, padre —saludo por compromiso sin ni siquiera mirarlo.
—Tengo una conferencia está noche —me informa, como si me interesará lo que hace.
—Como sea —digo desinteresado.
—Buenas noches joven Jungkook —me saluda la única sirvienta que se queda a dormir en nuestra casa.
—Buenas noches —articulo con respeto.
—¿Desea algo para cenar? —pregunta con una sonrisa sobre su arrugado rostro.
—No, llevo comida —respondo al mismo tiempo queseñalo mi bolso y sonrío.
—Oh, entiendo —murmura, para que mi padre no empiece una discusión del porque no me alimento con buena comida.
—Si se le ofrece algo no dude en hacérmelo saber —habla normalmente.
—Claro —digo con mi mismo tono de voz, vacío y un tanto áspero.
Continúo el recorrido hasta mi habitación, abro la puerta y encuentro todo en orden como siempre. No importa el desorden que cause por la noche o en la mañana, mi habitación al día siguiente cuando regreso a casa siempre se encuentra en perfectas condiciones.
Cierro la puerta con pestillo y camino hacia mi escritorio, coloco el bolso sobre la silla y me dispongo a sacar las cosas que he comprado, cuando las he sacado lanzo la bolsa a un costado del escritorio, me retiro mis zapatos luego mi pantalón y mi camisa y solo quedo con mi ropa interior.
Camino hacia el cuarto de baño, me retiro mi ropa interior y enciendo la ducha, me refresco un poco y luego de una ducha rápida, me coloco mi pantalón de seda para dormir. Dejo la toalla alrededor de mi cuello para que las gotas frías de agua que desprende mi cabello se han absorbidas por la toalla.
Tomo la laptop de mi cama y la llevo al escritorio, tomo asiento en mi cómoda silla de cuero y me dispongo a cenar. Abro una de las cervezas y bebo de la lata como si de un refresco se trata.
—Ya necesitaba esto —murmuro luego de dejar salir un eructo de mi boca.
Hago a un lado la comida junto a mis bebidas, abro mi laptop y espero unos segundos a que encienda, mientras continúo devorando mi deliciosa hamburguesa acompañada por un sorbo grande de cerveza.
Cuando he terminado mi hamburguesa y una lata de cerveza, abro la siguiente, limpio mis manos con una de las servilletas para luego tocar mi laptop. Entro a Google y me quedo estático por unos segundos recordando lo que he hecho en este día.
—Mierda —susurro con una sonrisa burlona en mi rostro.
Recuerdo que le he dicho a Jimin que le ayudaré con el niño y su madre, pero cómo es que me he metido en esto. Cómo es que me he ofrecido a ayudarle cuando no sé una mierda de lo que debo hacer.
No se absolutamente nada de cómo tratar a una persona ciega, no me siento incomodo con Jimin, por alguna extraña razón la forma en la que él se expresa y se defiende me hace parecer que no estoy tratando con una persona ciega, pero el niño y su madre es algo completamente distinto.
Tomo la lata de cerveza y de un solo trago bebo todo el contenido que tiene dentro, hasta dejarla completamente vacía.
Lanzo al cesto de basura ambas latas vacías y el envoltorio de la hamburguesa, dejo las papas al costado junto con al vaso enorme de soda, alzo mis brazos y luego llevo mis manos hacia mi cuello, dejo escapar un enorme suspiro, cierro mis ojos y luego los vuelvo a abrir. Veo fijamente la pantalla de mi laptop en blanco con el buscador de Google, listo para que escriba lo que necesito saber.
—Ya me comprometí —digo desganado, bajando mis brazos y llevándolos al teclado de mi laptop.
Tecleo en el buscador Ceguera. Un sinfín de páginas hablando acerca de la ceguera aparecen en la pantalla de mi laptop, retrocedo y vuelvo de nuevo al buscador. Pienso un poco mejor en lo que quiero saber para poder ayudar a Jimin, y su trabajo de ayudar al niño y a su madre desesperada.
Mi celular suena, me pongo de pie y sigo el sonido de este, levanto mi pantalón del suelo y saco mi celular de uno de mis bolsillos delanteros, observo el nombre de mi mejor amigo en la pantalla brillante y sin dudarlo atiendo la llamada.
—¿Qué hay hermano? —escucho la voz alegre de Hoseok.
—No mucho —contesto, caminando de nuevo hacia mi silla de cuero, en la cual tomo asiento por segunda vez.
—¿Salimos? —lanza su codiciosa y llamativa propuesta.
—No —respondo, sin siquiera pensar por unos segundos.
—Espera, acabas de decirme que no —escucho la voz impresionada de Hoseok a través de mi celular.
—Es solo que no puedo, Hoseok. Debo levantarme temprano ir a clases y luego asistir a mis horas sociales —me explico, mientras continúo mirando la pantalla de mi laptop.
—Solo serán unas dos horas como máximo —insiste con su propuesta.
—No puedo, mañana empezare a ser el ayudante de uno de los chicos ciegos de la fundación —me niego de nuevo con una buena y creíble explicación.
—Vamos, Jungkook, tú y yo sabemos que no sabes absolutamente nada sobre personas ciegas o de lo que sea esa fundación que destruiste.
Suelto un suspiro desesperado, sabía que Hoseok diría eso, lo sabía con exactitud, pero mi lengua insistía en que debía compartirlo con mi mejor amigo.
—Gracias por la confianza, hermano —digo fastidiado.
—Vamos Jungkook, solo te digo la verdad —dice él con su tono de voz más suave, como si tratase de disculparse al bajar el tono de su voz.
—Lo sé, ahora debo dejarte. Hablamos pronto —me despido.
—Espera, espera. No te enfades.
Sonrío al escucharlo y luego cancelo la llamada.
—Imbécil, pero tienes razón no tengo la menor idea de cómo ser un ayudante y mucho menos un ayudante de una persona ciega —hablo para mí mismo, tomo el vaso con soda y bebo un poco.
La mayor parte de la noche me la paso leyendo información con respecto a niños ciegos, y con respecto a la forma en la que las demás personas les podemos brindar ayuda y apoyo ante su situación.
Al parecer, el ser un niño ciego no es para nada fácil, y ahora lo sé a la perfección.
Las horas pasan junto a los minutos y los ligeros segundos sin detenerse en ningún momento, mis ojos duelen, pero he llegado a la conclusión que mi curiosidad hacia las personas ciegas se ha despertado, pero no hacia todas las personas ciegas, sino hacia una persona ciega en especifico.
Luego de recostar mi cabeza sobre el escritorio, me quedo completamente dormido y agotado, todo va bien hasta que escucho los mismos toques de todas las mañanas.
Remuevo mi cabeza un poco sin alzarla y siento un leve dolor en mi cuello gracias a que me quede dormido en una mala posición.
—¡Voy! —alzo mi voz adormilada.
Me pongo de pie y arrastrando mis pies descalzos, y luchando para que mis ojos no se cierren de nuevo, camino hacia la puerta, retiro el pestillo y abro la puerta.
—Buenos días Joven Jungkook —me saluda la sirvienta.
—No veo lo bueno aun, pero espero y llegue pronto —hablo con mi voz adormitada.
—Vaya a ducharse, limpiare esto —dice la sirvienta, como siempre con una sonrisa en su rostro y su tono de voz tan dulce.
Asiento de mal humor, odio levantarme temprano, pero debo hacerlo, escucho como arroja algo a la basura y recuerdo lo que he cenado y el riesgo que corro si mi padre se llega a enterar.
—Te agradecería si...
—No le diré nada al señor Jeon —me interrumpe. —Ahora dúchese y baje a desayunar con él —me pide.
—¿Es una orden? —pregunto, abriendo la puerta del cuarto de baño.
—De parte de su padre, sí —me responde, mientras recoge mi pantalón y mi camisa del suelo.
—Estaré abajo pronto —digo con seriedad.
—Eso espero —dice ella.
Tardo un poco en la ducha ya que he decidido quedarme de pie bajo el agua por quien sabe cuántos segundos, y es que mi cabeza no deja de dar vueltas. Tengo tanta curiosidad, pero sobre todo dudas y preguntas sobre todo lo que tuvo que vivir Jimin al ser un chico ciego.
Salgo del cuarto de baño, busco mi ropa, me cambio de forma rápida ya que en mis planes de este día no está el discutir con mi padre. Busco mi bolsón de cuero e introduzco mi laptop y mi celular, cierro el cierre y la coloco en uno de mis hombros, tomo las llaves de mi auto deportivo y mi chaqueta.
Debo de ser más precavido desde ahora, el amigo de Jimin se había molestado porque lo había llevado en motocicleta hasta su casa, pues si ahora no va de nuevo a recogerlo, lo llevaré de nuevo a su casa, pero esta vez irá seguro en mi deportivo, y así no tendré que soportar el maldito carácter insoportable del amigo de Jimin, y cuidare más de él debido a su problema con la ceguera.
Cuando bajo las escaleras voy directo al comedor, mi padre se encuentra sentado en su silla, lee el periódico y por su parte, la sirvienta se encuentra llenando el vaso vacío de mi padre de jugo de naranja.
—¿Quiere un poco joven Jungkook? —me pregunta cuando ha terminado de servir a mi padre.
—Me lo serviré yo mismo luego de beber un poco de café.
Ella asiente y deja el recipiente lleno de jugo de naranja sobre la mesa.
Camina hacia mí y me sirve un poco de café.
—Muchas gracias —sonrío para ella, y al parecer eso la ha hecho feliz.
Ella abandona el comedor y me deja solo con mi padre, uno frente al otro, observo el reloj de pared y me doy cuenta que llagare tarde a mi clase sino me apresuro a desayunar. Tomo el cubierto y un cuchillo, corto un buen pedazo de pan cake y luego lo llevo a mi boca. Mi padre se percata que no lo he esperado, dobla el periódico y decide empezar a desayunar.
—¿Qué planes tienes ahora, hijo? —pregunta, limpiando su boca con una servilleta.
—Tengo clases dentro de poco y luego debo ir a cumplir con mis horas sociales —bebo un sorbo de café y continúo comiendo pan cake.
—Lindos planes —se burla.
—Claro. ¿Qué hay de ti? ¿juntas o encuentros con mujeres?
Dejo los cubiertos sobre la mesa, tomo el último pan cake lo parto en dos, introduzco un pedazo en mi boca y el otro lo sostengo en mi mano.
—No empieces, Jungkook —me regaña mi padre.
—¿Tú mujer lo sabe? —pregunto burlonamente, luego de haber masticado y tragado la mitad del pan cake.
Me pongo de pie, tomo un vaso limpio vacío y lo lleno con un poco de jugo de naranja, lo bebo de forma rápida y luego introduzco a mi boca el último pedazo de pan cake.
—No me faltes el respeto, Jeon Jungkook, es a tu padre al que te diriges —alza u voz molesto.
La sirvienta hace acto de presencia con su rostro lleno de preocupación.
—Siento mucho faltarte el respeto al decirte la verdad, padre.
Tomo mi bolso con mi mano derecha y con mi mano izquierda tomo las llaves de mi auto y mi chaqueta.
—Nos vemos, padre —me despido y lo dejo solo en la sala.
—Hasta la noche, Annie —me dirijo a la sirvienta.
—Vaya con cuidado joven Jungkook —se despide de mí.
Salgo por la puerta trasera, entro al estacionamiento, abro la puerta de mi deportivo coloco mi bolso y mi chaqueta en el asiento del copiloto y luego enciendo mi auto.
Un largo día me espera, un día de regreso a clases, tareas y luego ir a la fundación y ayudar a Jimin en su trabajo.
Espero tener unos segundos a solas con él y poder aclarar algunas de mis tantas dudas con respecto a la ceguera.
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