4

Jimin

Luego que salimos de mi trabajo junto a Tae, no dije absolutamente nada ya que cuando Jungkook preguntó cómo es que sabía que venían por mí, casi lo arruino todo. Espero y sea todo un presentimiento mío, pero juro que vi unas pequeñas luces en mis ojos, pero puede ser solo mi imaginación.

Al llegar a casa me coloco mi ropa para dormir, siempre la dejosobre mi cama para poder encontrarla con más facilidad. Cenamos junto a Taehyung en mi habitación y hablamos un poco acerca de cómo le había ido en su trabajo y sobre un chico que intenta pretenderlo.

—¿Te gusta? —cuestiono, mientras con mis manos palpo sus muslos para poder recostar mi cabeza sobre ellos.

—Es lindo —responde no tan entusiasmado. —¿Qué opinas? —me pregunta, acariciando mi cabello de manera suave y confortadora. —Jimin —llama mi atención tirando un poco de un mechón de mi cabello.

—Sí, si —hablo tratando de sonar natural. —Bueno, pienso que deberías de darle una oportunidad.
Tú sabes —digo sonriendo un poco.
—Tae, habla —le pido al no escuchar su voz.

—No lo sé, Jimin.

Levanta mi cabeza de sus muslos.

—Estoy de pie ahora —me advierte.

Palpo la orilla de la cama con mis manos, me sostengo de esta y me pongo de pie para luego sentarme en la cama con la ayuda de Taehyung.

—No es mi tipo —suelta.

—No creo en eso de los tipos —replico mientras siento como la cama se hunde un poco.

—Eres ciego, Jimin —me reprocha, Taehyung.

—Lo sé, pero no es como que las personas se han como los perros y sus diversos tipos, Taehyung —hago una pausa. —Soy ciego y la única forma en la que puedo enamorarme es por la forma de ser de la persona conmigo. Sabes lo difícil que es para nosotros no ver a las personas y solo pensar, su voz es linda, seguramente debe ser atractivo ,—tome un poco de aire. —Claro que no lo sabes —digo en un suspiro.

—Espera, no me refería a eso —dive a la defensiva, tomando mis manos.

—Como sea, Taehyung —balbuceo dando por terminada la conversación.

—¿Quién es la persona que tiene linda voz y piensas que es atractivo? —pregunta ansioso.

—Basta, Taehyung. Debe ser demasiado noche y tú entras temprano a trabajar —sacudo mis pies y me acomodo en la cama.

—Sabes que soy tu amigo y puedes decirme lo que quieras —me recuerda mientras escucho sus pasos en mi habitación. —¿Qué haces? —indago, mientras me arropo con el cobertor.

—Te dejo el bastón sobre la mesa de noche, dejare lista la ropa y la toalla te la dejare cerca de la almohada —contesta. —¿Te recordaras de todo? —tomo mis mejillas con sus manos.

—Basta, claro que lo recordare —coloco mis manos sobre las suyas intentando que deje de presionar mis mejillas.

—Eres un chico listo y lindo —me elogia, presionando con más fuerza mis mejillas.

—Basta, Kim Taehyung —rezongo.

—¿Quién es mi chico listo? —pregunga, agitando mi rostro aun haciendo presión en mis mejillas.

—Debe ser broma —mascullo con dificultad.

—No, no lo es —dice entre risas.

—Yo lo soy —respondo, empezando a molestarme.

—Bien. ¿Quién es mi chico lindo?

Suspiro frustrado.

—Yo lo soy, ahora déjame dormir —me quejo.

—Así es.

Siento sus labios sobre mi frente y como deja unos cuantos besos sobre está.

—Feliz noche, Jimin —pasa rozando mi brazo con sus dedos y luego escucho como cierra la puerta de mi habitación.

Taehyung, ea de esa manera conmigo, pero con otras personas su carácter es tan cambiante que me averguenzo de su actitud constantemente, cuando escucho que trata mal a las personas que se acercan a nosotros.

Él es alguien demasiado protector desde que ambos empezamos nuestra adolescencia, el comportamiento de Taehyung hacia mi cambió de manera drástica. Le gustaba ayudarme en todo, incluso impedía que mis padres hicieran cosas por mí, puedo decir con certeza que Tae y mis padres saben todo con exactitud con respecto a que hacer con mi ceguera.

A la mañana siguiente me levante más temprano de lo usual debido a que mi alarma humana no había llegado a despertarme. Me duche y me vestí con la ropa que Taehyung había escogido para mí, luego me senté en la cama y me quede pensando en el pequeño y su madre que debía ayudar de ahora en adelante.

—¡Jimin! —escucho un grito de Taehyung a la distancia.

—¡¿Sí?! —grito de la misma manera.

—Mierda, me dormí.

Escucho sus pasos de manera rápida sobre la madera de la casa.

—Date prisa —digo riendo.

Mientras escucho que él agua de la ducha corre, me muevo de manera lenta por la cama hasta llegar a palpar mi mesa de noche, alzo mi mano y busco mi bastón, cuando lo tengo en mi mano lo desdoblo y luego me pongo de pie, camino recto sacudiendo mi bastón evitando estrellarme contra alguna pared o algo en mi camino hacia la salida de la habitación.

Cuando siento los golpes de mi bastón al moverlo de derecha a izquierda deduzco que ya estoy frente a la salida. Me muevo un poco hacia la derecha y tomo mi bolso, salgo de mi habitación y alzo un poco mi mano derecha para sentir la línea que Taehyung había hecho con madera para guiarme hasta la sala.

—Es demasiado tarde para mí —se queja Taehyung, con voz chillona la cual me causa mucha risa.

Al no sentir más la línea en la pared, coloco la punta de mi bastón en el suelo de nuevo y me detengo hasta sentir que mi bastón ha golpeado algo.
Con mi mano izquierda trato de palpar algo, al sentir lo suave sonrío de felicidad ya que he encontrado el sillón, me acerco más y me giro un poco sin retirar mi mano del sillón, tomo asiento cuando me cercioro con mis manos que estoy seguro.

—Casi estoy listo.

Escucho los pasos de Tae en la sala.

—¿Andas desnudo? —pregunto.

—Encenderé la tele —dice esquivando mi pregunta.

—Eso es un sí —sonrío divertido.

—Cállate y escucha —me reta.

Mientras él termina de vestirse en la sala, escucho lo que dicen en la televisión, unos segundos más y Taehyung y yo salimos de casa, como siempre él me abre la puerta del auto y me ayuda a subir.

—¿Algún día me dejaras intentar hacerlo solo? —inquiero, cuando escucho que enciende el auto.

—No —es su respuesta como siempre.

Detiene el auto y sale a hacer quien sabe que, muchas veces pienso que Taehyung se aprovecha de mi ceguera para hacer algunas cosas que estoy seguro que no me agradaría ver si pudiera hacerlo.

—Estamos por llegar —dice entrando al auto.

Asiento y no le pregunto absolutamente nada.

—Amo esa canción —digo alzando mi voz con solo escuchar la introducción.

—Lo sé —escucho a Taehyung, el cual sube un poco el volumen.

—¿Llegamos? —pregunto, retirándome el cinturón al no sentir que el auto se mueve.

—Salimos cuando la canción termine —me indica.

Accedo porque simplemente amo esa canción.

La introducción de la canción dura aproximadamente dieciocho segundos, cuando deja de sonar, Taehyung empieza a cantar.

—In the morning when I wake and the sun is coming true...

El resto de la letra él se la inventa una y otra vez provocando que mi estómago duela de tanto reírme.

Cuando el coro llega yo estoy más que dispuesto a cantarlo.

—¡Can i be close to you! —alzo mi voz mientras Taehyung canta desafinadamente.

—Uh uh uh uh —canta, haciendo las segundas notas.

Repetimos lo mismo una vez más mientras ambos sonreímos.

—But my world is you —digo inspirado, mientras Taehyung repite el coro de nuevo.

Dejamos que el sonido de la guitarra y silbidos llenen el auto, para de nuevo volver a cantar el coro de la canción.

—Can i be close to you...

—Uh uh uh uh uh

—Es una linda canción —habla Taehyung, mientras escucho que abre la puerta del auto.

—Claro, the paper kites nunca decepciona —comento riendo.

Escucho como la puerta del acompañante se abre y como él me ayuda a salir del auto.

—¿Listo, Jimin?

—Siempre. Ahora déjame adentro para que puedas irte y no llegues demasiado tarde —tomo su antebrazo con fuerza para dejarme guiar por él.

—Listo, estamos dentro. ¿Puedes caminar por ti solo? —pregunta, dudoso.

—Sí —respondo al mismo tiempo que extendiendo mi bastón.

—Déjame lo hago por ti —me arrebata el bastón de las manos.

—Puedo hacerlo solo, Taehyung —le recuerdo molesto por su gesto.

—Te ves demasiado tierno haciendo pucheros.

Toma mi mano derecha y coloca mi bastón.

—Mierda —dice al escuchar su celular sonar. —Es mi jefe —me abraza fuertemente.

—Atiende de una vez —le ordeno.

—Voy —murmura y luego deja un casto beso en mi mejilla izquierda, y se marcha.


»»————- - ————-««

Jungkook

Mi llegada a Miradas de esperanza fue más temprano de lo usual, abrí temprano y adelante mis que haceres para poder asistir a mi día con la psicóloga que el juez me había puesto, para lidiar un poco con mis problemas.

Al pasar el tiempo los trabajadores empezaron a llegar, inclusive nuestro jefe llegó un poco más temprano de la hora. Un cuarto para las nueve decidí asomarme a un metro de distancia a la puerta principal de la Fundación.

Un auto se estacionó frente a la puerta con un poco de curiosidad observé a través de la ventana de quien se trataba. Jimin y el chico que había venido por él la noche anterior se encontraban dentro del auto. Se escuchaba música a lo lejos y pude ver como ambos reían y a mi suponer cantaban.

Unos segundos más y el chico alto de cabello castaño salió del auto y de manera rápida abrió la puerta del acompañante, y ayudó a Jimin a salir del auto.

Cuando me percaté que ambos se dirigían hacia la entrada me alejé un poco, para ver que el chico alto que guiaba a Jimin le arrebatará el bastón y se lo extendía. Antes de irse lo abrazó y por último dejó un beso en una de sus mejillas.

Jimin de cabello negro se quedó por unos segundos de pie en el mismo lugar, esos segundos que él se quedó estático en el mismo lugar lo observé atentamente.
Muchas personas ciegas utilizan gafas de sol negras para ocultar sus ojos, pero a él no le importa mostrar sus ojos incoloros.

Da unos cuantos pasos hacia el lugar incorrecto y yo decido caminar hacia él lentamente.

—¿Quién eres? —pregunta, agitando su cabeza de un lado hacia otro.

Por mi parte, no digo nada y continúo caminando a su lado.

—Puedo escuchar tus pasos —dice.

—Vienes tarde, Jimin —hablo por primera vez.

—¿Jungkook? —habla, dudoso deteniéndose.

—La hora de entrada es a las ocho y media, no un cuarto a las nueve —digo en son de juego.

—Si eres Jungkook —dice seguro mientras se gira un poco.

—¿Por qué lo dices? —indago colocándome frente a él.

—Tu voz —responde.

—¿Qué tiene que ver mi voz, Jimin? —lo cuestionl mientras veo su rostro.

—Es... es como decirlo —trastabilla, empuñando más su bastón.

—Solo dilo —lo animo.

—Es atractiva y fuerte, no sé si me entiendes.

—No lo hago, pero podrías explicarme mientras hago que vayas por el lugar correcto.

Tomo su antebrazo con cautela y lo giro dejándolo en la dirección correcta.

—No debes tenerme lastima —dice para luego empezar a caminar, mientras agita su bastón.

—No lo hago, créemelo.

No miento, lo menos que siento por la discapacidad de Jimin es lastima.

—¿Qué hay sobre la explicación de la voz? —le recuerdo.

—Bueno, usualmente por mi ceguera tiendo a diferenciar a las personas por su voz. Cada voz es distinta, aunque muchas veces algunas son similares y tiendo a confundirme y espero a que las personas me recuerden sus nombres —se explica Jimin.

—Llegamos, estás en tu cubículo —le indico.

—Gracias, Jungkook —sonríe.

Giro un poco mi rostro y veo como nuestro jefe se acerca a nosotros.

—¿El jefe? —habla Jimin, frunciendo su entrecejo mientras ve para la dirección incorrecta de nuevo.

—¿Cómo lo sabes? —lo cuestiono, colocando mi mano sobre uno de sus hombros para colocarlo en la posición correcta.

—Yo... es por el aroma de su perfume —contesta a mi pregunta nerviosamente.

—Buen día a ambos —nos saluda nuestro jefe.

—Buen día —respondemos casi al unísono.

—Te acompañare a tu cubículo, Jimin —toma su mano y luego lo dirige hasta la entrada del cubículo.

—Jefe, me iré, vine temprano e hice lo que correspondía, volveré por la tarde haré lo que me corresponde y esperare hasta que Jimin termine su sesión.

—Solo asegúrate de regresar, Jungkook —me pide.

—Lo haré —contesto fastidiado.

Tomo mi mochila y salgo de la Fundación, saco las llaves de mi camioneta y de manera lenta conduzco hasta el lugar de la psicóloga.

Al llegar las mismas malditas pláticas.

¿Qué tal tu semana?
¿Has bebido estos días?
¿Has tenido ansiedad?

Y las preguntas que más odio son con respecto a mi familia.

¿Has visitado a tu madre?
¿Qué tal la relación con tus padres?
¿Has mantenido alguna conversación con tu padre?

Cuando esas preguntas hacen su aparición ni siquiera me tomo la molestia en abrir mi boca, simplemente niego.

—Debes tener un avance, Jungkook —habla la pelirroja, mientras apunta algo en el reporte que le envia a la jueza.

—Lo tengo, no he bebido y salido del país —respondo cortante.

—¿Algún día responderás a las preguntas sobre tus padres? —me cuestiona mientras se pone de pie.

—No hay necesidad de preguntar de lo que ya sabe la respuesta —replico me pongo de pie de igual manera. —Si esto es todo nos vemos la próxima semana —salgo de la habitación y subo a mi auto.

Trato de distraerme un poco, almorce y luego camine por el parque por unos minutos.

Veo mi reloj y me percato que casi se acerca la hora en la que la mayoría empieza a salir de la Fundación y solamente quedará Jimin, junto a la madre y su pequeño hijo.

El maldito tráfico hace que me retrase un poco más de la hora, bajo de mi camioneta de forma rápida y entro a la Fundación, camino hasta el cubículo de Jimin y observo como habla con la madre.

—¿Puede describirme con detalle? —le pide a la madre del pequeño de ojos incoloros al igual que los de Jimin.

—Sí —responde la señora, mientras trata de controlar a su hijo.

Jimin parece impaciente, mueve sus pies de manera rápida y lleva su mano derecha a su nariz para rozarla con su dedo índice.

—Buenas tardes —saludo y entro al cubículo de Jimin.

—Buenas tardes —responde la señora de cabello rojizo.

—Jung...

—Sí —lo interrumpo mientras tomo una hoja en blanco y un bolígrafo.
—Voy a ayudarte —digo colocándome detrás de Jimin.

—Gracias —susurra.

Anoto todas y cada una de las palabras que la señora An expresa de su hijo, incluyendo las que creo que podrán ayudar a Jimin para ayudar al pequeño Minho.

—Eso es todo, mañana empezaremos de lleno con nuestro proceso de educación.

Extiende su mano hacia el frente y unos segundos después la pelirroja extiende su mano y la estrecha con la de Jimin.

—Hasta mañana, Jimin —se despide, tomando la mano de su hijo para guiarlo a la salida.

—Adiós —sonríe el pelinegro. —Jungkook —me llama.

—Estoy detrás de ti —le hago saber.

Se pone en pie apoyando su mano izquierda sobre la mesa y su mano derecha sobre la silla.

—Muchas gracias, en serio gracias —me agradece.

—Está bien —respondo observándolo.

—Llegaste tarde, eh —habla palpando la mesa hasta encontrar su bolso.

—Claro —digo secamente.

—Jiminie —escuchamos ambos.

—Te buscan.

—¡Por aquí, Taehyung! —alza su voz.

—Vienen por ti.

Estoy por darle la hoja cuando Jimin se tropieza con la silla frente a él, suelto la hoja y me anticipo a su caída.

—Rayos —verbaliza mientras se sostiene fuerte de mis antebrazos.

—¿Estás bien? —pregunto, asegurándome de que se encuentre bien.

—Sí, solo fue un tropezón —dice en voz baja.

—¿Seguro que estás bien? —pregunto de nuevo.

—Lo está —escucho la voz del chico de nuevo.

—Taehyung —habla molesto, Jimin.

—¿Qué?

El chico alto entra al cubículo observándome de manera furiosa.

—Debemos irnos, Jiminie.

Empieza a caminar hacia donde nosotros.

—Voy a soltarte —le indico.

—Sí, gracias —dice Jimin.

El chico le retira el bolso a Jimin y entrelaza sus manos de forma autoritaria.

—¿Qué te sucede, Taehyung? —lo cuestiona Jimin.

—Nada, ahora vámonos —da dos pasos para que Jimin lo siga.

—Hasta mañana, Jungkook —se despide.

—Hasta mañana, Jimin —respondo saliendo del cubículo tras ellos.

Cierro la Fundación y camino hasta mi vehículo observando como el chico alto de cabello castaño le ayuda a Jimin a entrar al auto.
Entro a mi camioneta la enciendo y luego conduzco hasta mi casa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top