21

—No creo que eso sea correcto —desternilla en risa, Jimin.

Riéndose con todas sus fuerzas provocando que su estómago duela y el sonido exagerado de sus carcajadas resuene dentro del auto alquilado que su novio conduce.

—Lo digo en serio, deja de reírte —le pide Jeon, con su tono de voz serio, pero con una sonrisa en su rostro.

—Jungkook, eso es estúpido —logra hablar el menor, luego de haber cesado sus carcajadas.

—Es estúpido, pero si lo intentas te apoyaré —suelta el menor, llevando una de sus manos a su estómago.

"Gire a la derecha en la siguiente calle"

Le ordena el GPS a Jungkook.

—Dime como está el cielo —le pide Jimin.

—Creí que lo habías visto a través de mis ojos.

—Jungkook, es incoloro. No sé con exactitud de qué manera está —le explica el pelinegro.

El azabache se queda en silencio procesando lo que su novio ciego le ha confesado, traga grueso, le da una breve mirada y luego fija su mirada por unos segundos al cielo, mientras disminuye la velocidad.

—Azul, algunas nubes lo adornan, y el sol está enorme y fuerte, tiene un amarillo hermoso —le narra el mayor.

Una sonrisa se posa en el rostro de Jimin, provocando que Jeon, sienta un remolino en su estómago.

—Me gusta verte sonreír.

—¿Te gusta mi sonrisa? —le pregunta el pelinegro, acomodándose en el asiento.

—Me gustas tú, me gusta todo de ti, pero tu sonrisa hace que me rinda a ti por completo.

Jimin empieza a reír, y a Jungkook le resulta imposible no hacerlo cuando la risa de su novio lo contagia.

—Era un cumplido —le recalca el azabache.

—Lo sé, cariño —responde Jimin, con sus mejillas sonrojadas.

—Según el GPS, estamos a dos manzanas —le informa el mayor, dejando salir un sonoro suspiro.

—Todo saldrá bien, mi madre de seguro va amarte.

—¡Mierda! —exclama el mayor, debido a su nerviosismo.

—Jungkook.

—Estoy bien, es solo que estoy nervioso —dice, mientras estaciona el auto.

—Puedes volver si quieres.

El menor se desabrocha el cinturón.

—¿Y qué se supone que les dirás a tus padres?

—Que tienes un asunto importante con tu padre, por eso no pudiste acompañarme —responde sin problema a la pregunta.

—No te dejare solo.

Jeon se retira el cinturón y luego apaga el motor del auto.

—Y quiero conocer a tus padres, es solo que es mi primera vez —toma el bolsón con la ropa de ambos y sale del auto.

Rodea el auto y abre la puerta del copiloto.

—¿Qué casa es? —pregunta Jungkook, al ver tres casas ante ellos.

—La de en medio, seguramente mis padres estén juntos esperando por nosotros.

El azabache traga grueso al ver la imagen de dos señores de aproximadamente cincuenta y cinco años, sonriendo en su dirección.

—Ellos están esperando por nosotros —le hace saber, Jeon.

—Lo sé —sonríe bajo Jimin, luego de haber tenido una pequeña, pero gratificante visión de sus padres.

—¡Mi pequeño regalo! —exclama emocionada la señora, bajando los tres escalones de la casa a toda prisa.

Su esposo la mira, sonríe y niega, al verla que no puede contener la emoción de tener de visita a su hijo.

—¡Mamá! —grita Jimin, acelerando un poco sus pasos, alejándose de su novio.

—Estoy acá, mi amor —la señora lo atrae hacia ella, y lo abraza con todas sus fuerzas. —Te extrañe tanto, estás precioso —dice la madre del pelinegro.

—Gracias, mamá.

Rompen el abrazo.

—Espero y también tengas un abrazo para mí —habla el señor.

—Papá —suelta el menor, mientras sus ojos incoloros se llenan de lágrimas.

—Mi pequeño —el señor lo abraza, dejando pequeños besos sobre su sien.

—Los extrañe a ambos —confiesa el menor.

—Y bueno, preséntanos a tu amigo —le pide su padre, poniendo nervioso a Jeon, el cual mira con alegría, nostalgia y envidia la forma en la que los padres de su pareja lo aman.

—Es mi novio, papá —lo corrige el pelinegro. —Ven acá —le pide Jimin.

El azabache se acerca a las tres personas.

—Está frente a nosotros —le notifica su madre.

Jimin, asiente sonriendo.

—Mamá, papá, les presento a mi novio —dice emocionado el pelinegro.

—Lee Suni —se presenta la señora con una enorme sonrisa, extendiendo su mano hacia el azabache.

—Un gusto, señora Lee —habla nervioso Jeon, estrechando su mano con la de la señora.

—Lee Suk —esta vez se presenta el señor, el cual mira con seriedad al azabache y lo evalúa discretamente.

—Un placer, señor Lee —hace una reverencia ante la pareja. —Soy Jeon Jungkook, el novio de su hijo —se presenta ahora un poco más relajado.

—Estoy feliz de conocerte, Jiminie nos ha hablado un poco de ti —rompe el hielo Suni.

—Vamos adentro, los vecinos empiezan a mirarnos —habla el señor Lee, dándole una mirada desagradable a su vecina que los espía desde el balcón.

—Jungkook —llama el pelinegro a su novio, el cual de inmediato acorta la distancia entre ambos, y juntan sus manos. —Conozco esta casa a la perfección, papá la modifico para mí. Puedo caminar con libertad y en serio pensarías que no soy ciego —confiesa entre risas, Jimin.

—Jimin y mi esposo aman esta casa, ambos la conocen a cavalidad. Cada peldaño, cada habitación, cada paso —agrega Suni.

—Te sorprenderá verlo caminar con tanta confianza —se dirige el señor Lee a Jeon, luego de haber dejado a Jimin subir la rampa, mientras ellos suben los tres peldaños.

—Serviré el almuerzo —dice la señora.

—Te ayudare con la mesa, cariño —le hace saber Suk a su esposa. —Jimin, muéstrale la habitación a tu novio —le pide su padre.

—Claro —dice sonriente el pelinegro.
—¿Estas listo? —cuestiona el menor a su novio, retirándose un poco de él.

—Seguro que no vas a caerte y a golpearte.

—Sería normal si eso pasara, pero conozco esta casa desde los seis, Jungkook —confiesa Jimin.

Empieza a caminar adelante de Jeon, el cual no se aleja tanto y no se acerca demasiado, mientras sigue los pasos de su bonito novio.

—A la derecha está el baño.

El chico da tres pasos hacia la dirección que ha dicho, alza su mano a la altura de su cintura y luego la extiende, trastabilla un poco por unos breves segundos, pero luego consigue dar con el pomo de la puerta, lo gira y abre, demostrándole a Jungkook, que no miente.

Cierra y continúa con el recorrido, se detiene frente a una puerta, se gira sobre sus talones y abre de igual manera.

—Mi madre guarda toallas y cosas de limpieza en este cuarto pequeño.

Jeon mira el lugar y luego a su novio.

—Dieciséis —susurra Jimin, luego de haber cerrado la puerta para continuar caminando.

—Dieciséis ¿qué? —pregunta el azabache siguiendo al menor.

El pelinegro no responde, y continúa caminando hasta detenerse frente a una puerta color café barnizada y reluciente.

—Dieciséis son los pasos para llegar a la habitación desde el cuarto de limpieza. Veintidós desde la habitación de baño, y treinta y cinco desde la entrada principal.

Jungkook, se queda en silencio admirando a Jimin, abre la puerta y mira la habitación.

—¿Jungkook? —articula el menor.

—Eres increíble.

El mayor se acerca al pelinegro, luego de haber dejado caer el bolsón al suelo del pasillo.

Lleva sus manos frías a los mofletes un tanto regordetes de Park, asustándolo un poco.

—Tengo al novio más inteligente y bonito —dice Jeon, colocando su nariz sobre la de Jimin.

—¿Creíste que mentía? —lo interroga Park, colocando sus manos sobre la cintura de Jeon.

—Jamás, bonito. Te creeré siempre —Jungkook deja un casto beso sobre los labios de Jimin.

—¡El almuerzo está servido, desen prisa! —grita la madre del menor.

El azabache se aleja de Jimin, recoge el bolsón, lo deja dentro de la habitación y luego cierra la puerta.

—Sé que conoces esta casa de memoria, pero me gusta sostener tu mano —dice Jeon, tomando la mano del menor, entrelazando los dedos de ambos para luego juntar ambas manos con fuerza.

Jungkook acerca su rostro al de Park, para dejar dos besos sobre los labios del menor, haciendo que ría.

—Puedo preguntarte algo —habla Jeon, mientras se encaminan hacia el comedor.

—Dime.

—¿Por qué tu apellido no es Lee, como el de tus padres? —pregunta el azabache.

Jimin ejerce más presión al agarre en la mano de su novio.

—Es una larga y trágica historia de la cual no me gusta hablar ya que, me dan ataques de ansiedad, pero mi padre puede responder esa pregunta y contarte todo. No tengo ningún problema en que sepas la historia tras mi ceguera —le comenta Park.
—Después de todo, ahora soy feliz —sonríe Jimin, soltando la mano de su novio para llegar hasta el comedor.

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