17

Al día siguiente, Jimin se levanta a la misma hora, con la diferencia de que la casa esta en total silencio, y eso solo le confirma que Taehyung no había regresado a casa, haciéndolo sentir completamente triste y desilusionado.

Sale de su habitación siendo guiado por las líneas de la pared y los bordes sobre el suelo, llega a la sala y toma asiento dejando caer su bolso al suelo.

Se deja caer en el cómodo sillón, mientras pasan los minutos.

Lo que para él ha parecido unos simples minutos, en realidad han sido dos horas de retraso en su trabajo.

El timbre suena repetidas veces haciendo que Jimin se ponga de pie, y camine hasta la puerta para luego palpar la pared hasta llegar al botón del intercomunicador.

Lo presiona, aclara su voz y habla.

—Sí —se escucha su voz desafinada.

—Soy Jungkook, abre.

El menor asiente.
Da unos cuantos pasos hacia la derecha, extiende su mano y calculando se encuentra con el pomo de la puerta, gira el pequeño seguro, y luego abre.

—¿Por qué no estás en la fundación? —pregunta el pelinegro, luego de haber abierto la puerta.

—Te preguntó lo mismo.

Jeon toma la mano de Jimin, y entran a casa.

—Bueno, Taehyung salió de fiesta y no regresó —miente Park.

—Estas mintiéndome.

Jungkook lo mira mientras que Jimin agita su cabeza de un lado a otro, para luego tratar grueso.

—¿Qué es lo que realmente sucedió cuando me marche? —indaga el azabache.

—Discutimos —susurra el pelinegro.

—No debí marcharme —masculla con desagrado, Jeon.

—Está bien, sólo es una pelea más entre ambos.

Jimin intenta que su novio no lo mal intérprete.

Jungkook suelta la mano de Park, y camina hasta donde el bolso de su chico se encuentra, lo levanta y lo coloca traslapado sobre su hombro y su tórax.

—¿Es lo único que sucedió? —pregunta el mayor, regresando a tomar la mano de Jimin.

—Sí —se limita a responder el pelinegro.

—Bien, ahora te llevaré a la fundación.

Ambos salen de la casa.

El azabache se asegura de cerrar bien la puerta, ayuda abrirle la puerta del acompañante a Jimin para que entre, y luego la cierra, para así poder llevar a su novio a su trabajo.

—Te dejaré aquí —le hace saber Jungkook, colocándole el bolso sobre el hombro izquierdo del pelinegro.

—Mi bastón —dice rebuscando entre su bolso.

—Déjame buscarlo.

Jimin, asiente.

Cuando Jeon lo encuentra, lo deja en la mano derecha de Park.

—Volveré por la tarde.

—Jungkook —suelta con tono demandante el menor.

—Tengo clases, bonito —le informa el azabache.

—Lo siento, creí que...

—No escapare, no ahora que te tengo a ti —el mayor, toma el rostro de Jimin entre sus manos.

—Cuídate mucho, presta atención y no te metas en problemas —le pide el pelinegro, posando su mano izquierda sobre la cintura del azabache.

—Intentare hacer todo lo posible con la última —deja un beso sobre los labios de Jimin, sorprendiéndolo.

—Lo digo en serio, Jungkook —lo sentencia el menor.

—Yo también —dice sonriendo Jeon, alejándose de Jimin, para subir a su auto.

Una semana después...

Jimin comprendió que posiblemente Taehyung, no querría volver a verlo, pasó toda una semana esperando su regreso, pero no apareció.

Jungkook, su novio, tuvo que ajustar su horario para poder recogerlo por las mañanas y llevarlo a la fundación, luego ir a sus clases, regresar por las tardes a la fundación y llevar a su novio a casa y cenar juntos.

—Buenas tardes —saluda la madre de Minho a Jeon.

—Buenas tardes —saluda de igual manera el azabache, entrando al cubículo de su novio, el cual, se encuentra junto al pequeño.

—Vienes tarde —se dirige molesto Jimin a Jeon.

—Me disculpo.

Jungkook toma asiento frente al pequeño y su novio.

—¿Cómo estás, Minho? —se dirige Jeon al niño.

—Bien, muy bien. Jiminie me enseña a leer en braille —le comenta, emocionado el pequeño.

—Eso es genial —dice el azabache.

—Ahora es tu turno, dime lo que lees con tus dedos —le pide el pelinegro a su alumno con ceguera al igual que él.

El pequeño lleva su mano derecha hasta donde siente los pequeños puntos, los palpa y comienza a leer lo que palapa con las yemas de sus dedos.

—A

Jimin, asiente.

—E, I —trastabilla un poco.

—Tú puedes —lo motiva Park.

—O —el niño hace una pausa. —U, si es u —corrobora el menor.

Jungkook, sonríe al observar la emoción del pequeño.

—Lo hiciste bien, Minho —lo felicita el azabache.

Gira su rostro hacia la izquierda y observa a la madre del pequeño con sus ojos llorosos, orgullosa de ver el progreso que poco a poco su hijo logra.

—Muy bien, ahora veremos palabras formadas por las vocales que logras leer con tus dedos.

El pequeño asiente.

—¿Estas listo, Jungkook? —lo cuestiona Jimin.

—Claro, cuando quieran —dice el azabache, mirando bajo y sobre los puntos del braille las palabras escritas con su letra.

—Empieza, Minho —le pide el pelinegro.

El niño de nuevo lleva sus manos hasta donde siente los puntos, los palpa y susurra bajo cada letra que reconoce.

—A... Agua —dice dudando el pequeño.

—Así es —dice Jungkook.

—Ele... —hace una pusa, y pasa sus dedos nuevamente sobre los puntos, para cerciorarse de que lo que dirá será lo correcto. —Elefante —suelta cuando está seguro.

—Bien —se escucha la voz del azabache.

—I-I... Imán —articula con temor.

—Tranquilo, está bien si no lo logras —intenta relajarlo el menor.

—Es muy fácil —dice Minho, luego que ha palpando lo que dice.

—Dímelo entonces —le pide Jungkook.

—Oso —verbaliza con una enorme sonrisa el niño.

—Minho, es muy bueno, Jimin —habla Jungkook.

—Por supuesto que lo es —secunda orgulloso el pelinegro. —Una más, y finalizamos —informa Jimin a todos.

—U... Uva —murmura Minho.

—Eres genial —Jeon alza su mano y la lleva al cabello del pequeño, para luego agitarlo y desordenarlo un poco.

—Lo hiciste muy bien, Minho, estoy orgulloso de ti —Jimin palpa el brazo izquierdo del niño, y luego lo abraza.

El pequeño corresponde el abrazo de su tutor, mientras la señora An, junto a Jungkook presencian la bella escena.

—Muchas gracias —susurra la madre del niño cuando hace contacto visual con el azabache.

—Su hijo es muy inteligente —le hace saber Jeon.

—Hasta mañana, Jiminie —se despide el pequeño, mientras es ayudado por su madre. —¿Cuándo podré hacerlo solo? —pregunta, molesto al sentir la mano de su madre guiarlo.

—Cuando tengas más seguridad en ti mismo —contesta Jimin.

—Adiós, Jungkook —se despide el niño.

—Hasta mañana, campeón —se despide el azabache.

—Gracias por todo lo que hacen, estoy demasiado agradecida con ambos —expresa feliz la señora An.

—Jimin, es un excelente tutor —habla Jungkook.

—Si que lo es —secunda la señora, para luego marcharse.

Park, recoge las cosas mientras que Jungkook saca una silla y la lleva a su lugar para regresar de nuevo al cubículo de su pareja.

—Sé que estas molesto, pero todo tiene una explicación —rompe el silencio el azabache.

—No estoy molesto —suelta con frustración, Jimin.

—Si lo estas.

El menor, bufa.

—Me encontré con mi padre, le pedí ayuda con algo, y por alguna extraña razón accedió.

—Deja de hacerle promesas a tu padre que no cumplirás —le pide Jimin.

—Pues he cumplido todas sus órdenes, y he cumplido mis promesas.

Jeon toma su bolsón y de este, saca una pequeña caja.

—Sé que no puedes ver, y que es difícil que puedas utilizar un celular, así que investigué y descubrí que existe un celular para personas —se detiene al no saber si sea correcto decirlo.

—Ciegas. Ciegas como yo y muchas más.

El azabache hace un sonido con su boca.

—Dilo Jungkook —le pide el menor.

—Pará personas ciegas.

Jimin asiente con una pequeña sonrisa.

—No me siento mal por ser ciego, o porque me lo digan, así que no hagas eso —dice con voz relajada el menor.

—Investigué todo, y le pedí a mi padre todo el dinero que me ha limitado desde que cumplo con mis horas sociales en la fundación, para poder —el mayor, saca el aparato de la caja y camina hasta Jimin. —Te compre un celular —toma la mano izquierda de Park, y deja el móvil sobre su mano.

—¡Jungkook! —dice sorprendido, Jimin.

—Tiene dos teclas, para marcar y llamar, es su única función. Si deseas...

Jimin lleva su mano derecha hasta el rostro de su novio, se acerca y besa sus labios, interrumpiendo su explicación sobre el aparato electrónico.

—Gracias —susurra sobre los labios de su novio.

—De nada, bonito —abraza al menor y se dan unos cuantos besos.

Salen de la fundación en la camioneta del mayor en la cual, se encarga de explicarle al pelinegro las funciones del celular, para luego obligarlo a practicarlo.

—Entonces tu número y el de la policía están al inicio.

—Así es.

Jeon sale del auto, para luego abrir la puerta del acompañante.

—Presiono una vez el botón derecho y marca tu número —repite todo lo que el azabache le ha explicado.

—Eres muy inteligente, bonito —toma la mano de Jimin, para ayudarlo a bajar de su camioneta.

—Pero también puedo darle órdenes con mi voz, y pedirle a quien llamar —continúa recordando el menor.

—Exacto —cierra la puerta Jungkook, para luego caminar hasta su novio, y rodear la cintura del pelinegro con su mano derecha—. Descargue una aplicación para ciegos en mi celular, investigare como se utiliza y luego te enseñaré.

Jimin sonríe al saber que Jungkook se interesa en él, que está dispuesto a aprender para luego enseñarle.

—Si aprendo, que lo haré, revisaré tu celular —bromea el pelinegro.

—No podría ser infiel a tus bellos ojos, y a mi bonito novio.

Las mejillas de Jimin se tornan de un rosa tierno, debido al comentario que Jeon ha realizado.

Se detienen frente a la rampa, el mayor se pone frente a Jimin, sin alejarlo.

—Dime como está el cielo —le pide el menor, intentando desviar el tema, ya que está nervioso, muy nervioso.

—Oscuro —responde Jungkook.

—Cómo mis ojos —agrega Jimin.

—No.

Jeon toma ambas manos de su lindo novio.

—El cielo está en tus ojos.

El menor abre un poco sus labios, mientras su corazón late sin control.

—Tus ojos, tus lindos ojos son mi cielo.

Las manos de Jungkook viajan hasta los pómulos de Jimin, limpiando sus pequeñas lágrimas.

—El único cielo que me interesa.

El menor extiende sus brazos y abraza de forma fuerte al azabache, sin poder dejar de llorar.

—Ya bonito —le pide Jeon, acariciando la espalda de Jimin. —No llores —el azabache rompe el abrazo, pero sin distanciarse.

Limpia una vez más el rostro de Jimin, y deja un beso sobre su sien.

—Basta, bonito, deja de llorar —le ordena Jeon.

—Tranquilo, es de felicidad.

Entrelazan sus manos y entran a la casa del menor.

Ese día luego de cenar, Jimin convenció a Jungkook para quedarse junto a él, durmieron luego de hablar de muchas cosas, de reírse el uno del otro, de discutir por quien tiene la razón hasta quedar abrazados.

Jimin estaba rodeado por los brazos de Jeon, y su cuerpo, sintiendo el calor, la calidez y el amor que el azabache siente y demuestra hacia él.

Es feliz, feliz de saber que Jungkook está a su lado, y que posiblemente las visiones que mira constantemente provienen de los ojos de su novio.

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