14

Ambos están completamente nerviosos, Jungkook se puso de acuerdo con la cocinera para que le prepara un postre delicioso para cuando regresará a casa junto a Jimin.

Baja las escaleras con dos corbatas, pasa la puerta de la cocina y las empleadas al verlo inmediatamente hacen una reverencia.

—Elijan una —se dirige a las tres mujeres, mientras su respiración es un tanto acelerada.

—Elijo la delgada —habla una de las mujeres.

—Igual —responde la otra.

—Yo ninguna.

Las otras dos mujeres la miran sorprendida.

—Puedes ir así. Colócate un blazer, desabotona uno o dos de tus botones de la camisa y listo.

La jefa de cocina hace aparición y dice.
—Apoyo su punto.

—Muy bien, gracias —se gira sobre sus talones y empieza a subir las escaleras.

—Jungkook —escucha la voz de su padre, y duda en sí detenerse.

—¿Sí? —se frena disgustado.

Lo observa por unos segundos y luego alza sus cejas.

—No te metas en problemas, y vuelve antes de las doce, no me hagas mandarte al servicio militar.

El chico, bufa y sin decirle una sola palabra a su padre, prosigue subiendo los escalones que le restan.

Por su parte, el lindo chico con discapacidad al llegar a su casa marca el número de su mejor amigo, desde el teléfono de la casa.

Le ruega para que le ayude, hasta el punto de hacerlo dejar su trabajo antes de tiempo para que lo arregle.

—Gracias, Tae.

Jimin abraza al cuerpo delgado de su mejor amigo.

—Vamos —rompe el abrazo y caminan hasta la habitación.
—¿Así que tendrás una cita? —cuestiona Taehyung, dejando a Jimin sentado sobre la cama.

—Eso creo —dice Jimin, colocando sus manos sobre sus muslos.

—Jimin...

Su amigo deja salir un sonoro suspiro.

—Sé que piensas que Jungkook es malo Tae, pero conmigo no lo es —interviene el chico.

Taehyung toma sin dudar por un momento de lo que escogió, y camina hasta la cama.

—Solo cuídate, y si ese imbécil se sobrepasa contigo, o quiere forzarte a algo, debes decírmelo.

Jimin, asiente.

—Te quiero tanto —suelta de improvisto, mientras extiende sus manos. —Voy a acercarme —Tae se acerca más para que su amigo pueda tocarlo.

—Deja de preocuparte tanto —le pide Jimin, mientras rodea con sus brazos la cintura de su mejor amigo.

Taehyung se queda en silencio, y es que lo único que le preocupa es que su pequeño y dulce Jimin, corresponda las intenciones del imbécil que lo pretende.

Jimin se arregla con la ayuda de su amigo, el corazón de Tae palpita fuerte y sabe que no puede controlar más el sentimiento que ha crecido dentro de él, por su hermoso mejor amigo.

—¿Cómo me veo? —pregunta Jimin, tomando su chaqueta.

—Bueno... —trastabilla el chico más alto, mientras lleva su mano izquierda a su cuello.

—¿No me veo bien? —realiza la pregunta, dudando mucho de lo que su amigo había elegido.

—No —suelta Taehyung, sorprendiendo, al contrario. —Te ves perfecto, Jiminie —camina hasta su amigo, mientras sostiene el bastón.

—Seguro —duda aun no convencido de la respuesta que ha recibido.

—Sabes que no miento cuando digo que eres hermoso —la mano de Taehyung va a una de las mejillas de Jimin.

—Ok —suspira Jimin, sintiendo la respiración de su amigo sobre parte de su rostro.

—Taehyung —se dirige nervioso a su amigo.

El sonido del timbre se escucha y mientras los nervios de Jimin aumentan, el enojo en el rostro de su mejor amigo se hace presente.

—Voy...

Jimin toma la mano de su amigo dudando y la acaricia.

—Estaré bien, Tae.

Escucha las palabras de su lindo amigo el cual sigue acariciando su mano con la yema de sus dedos, haciendo estragos en el corazón y en los sentimientos de Taehyung.

—Toma —se suelta del agarre de Jimin, y le estira el bastón.

—Te quiero —es lo que dice Jimin, mientras camina hasta la puerta principal de la casa, mientras agita su bastón de un lado a otro, evitando de esa manera tropezar o chocar con algún objeto. —Listo —dice sonando su bastón, llamando la atención de Jungkook.

—Jimin —articula con nerviosismo y felicidad Jungkook, al ver al lindo chico ciego frente a él.

—Jungkook —sonríe para evitar demostrar que está sumamente nervioso.

—Te ves demasiado lindo —extiende su mano, y le retira el bastón.

Jimin sonríe nervioso, siente un leve calentamiento sobre sus mejillas y sus orejas. La mano de Jungkook sostiene la suya y lo ayuda a descender la rampa.

—Lindo y sexi —agrega Jeon, provocando que el chico presione el agarre en la mano de su acompañante.

—¿A dónde me llevaras? —cuestiona Jimin, intentado cambiar de tema.

—Iremos a cenar —acota—. Traje mi motocicleta.

El rostro de Jimin se ilumina, y eso a Jungkook por alguna extraña razón le da mucha satisfacción.
Suelta la mano del chico y va por los cascos.

—También te traje un casco.

Jimin, asiente.

—Arruinare mi peinado, y no me veré lindo —dice, formando un puchero sin intención con sus labios, luego que ha terminado de hablar.

—Créeme que te ves lindo como sea —Jeon posa sus labios suavemente sobre los de Jimin, se aleja solo un poco y le comienza a colocar el casco.
—Lo siento, pero no pude resistirme —confiesa, mientras le abrocha el casco. —¿Listo? -ñ—pregunta Jungkook.

—Claro —es lo único que responde Jimin, ya que está intentando asimilar y acostumbrarse a lo atrevido que es Jeon.

Taehyung desde la ventana de su casa presencia todo, y él más que nadie sabe que luego de ver ese beso sin doble intención que un tipo de apariencia como Jungkook le ha dado a su querido Jiminie. Le queda más que claro que debe dejar todo como esta, pero no puede, decide permanecer mirando, dándose cuenta que Jeon no se aparta demasiado de Jimin, pero le permite realizar las cosas por sí solo.

Cuando escucha el rugir del potente motor de la motocicleta, se retira de la venta, y deja que la cortina lo cubra.

Por su parte, Jungkook y Jimin disfrutan de una deliciosa cena en uno de los restaurantes que pertenece a un amigo de su padre. Las risas no hicieron falta, y mucho menos la mirada encantadora con la que Jeon observa al lindo chico que lo acompaña, ganándose algunas cuantas miradas curiosas y de admiración.

—Es hora de irnos, pero antes —Jungkook se pone de pie, y da tres pasos para quedar frente a Jimin.
—Baila conmigo —le pide Jeon, mientras toma una de las manos del chico.

—No puedo —se limita a decir, Jimin.

—Claro que puedes. Voy a guiarte —Jungkook toma la mano de Jimin, brindándole seguridad. —Abrázame, pero no me asfixies —le pide Jeon, mientras suena una melodía de piano acompañado por un violín y un saxofón.

—No creo que...

—Solo confía en mí —le pide Jungkook, colocando su mano izquierda sobre la espalda baja de Jimin.

—Esta bien.

Jimin alza sus brazos y los coloca sobre el cuello de Jungkook, siendo ayudado por el antes mencionado.

—Ahora nos moveremos.

El chico asiente, mientras siente posar la otra mano de Jeon, pero esta vez sobre su cadera.

La risa de Jimin solo deja en claro que está pasándola bien, y si él la pasa bien Jungkook también lo hace.

Luego del baile lleno de risas, y giros con sumo cuidado guiados por Jungkook, ambos suben a la motocicleta para poder ir a la casa de Jeon.

—Debemos practicar el baile, no quiero hacer que pases vergüenza —dice riendo, Jimin, mientras es guiado por Jungkook a su habitación, luego de haber saludado a su amiga la cocinera.

—No me importa pasar vergüenza si estás tú a mi lado —suelta Jungkook, mientras caminan por el pasillo hasta detenerse frente a la puerta de su habitación.

—Lo dices solo para no hacerme sentir mal —bromea Jimin.

—Jamás haría eso —Jeon, abre la puerta y entra junto al chico.

—Descríbela para mí —le pide Jimin, mientras se queda de pie en el centro de habitación, girando su cabeza de un lado hacia otro.

—Es color grisáceo claro, no tanto como tus lindos ojos.

Jimin carraspea su garganta, nervioso, haciendo que Jeon ría bajo.

—Mi cama esta al centro, a un costado mi armario color negro, algunos cuantos pasos más esta mi escritorio y una silla.

Mientras Jimin escucha la descripción de la habitación de Jeon, comienza a caminar hacia el frente.

Jungkook guarda silencio y observa a su lindo chico, mira cómo se detiene frente a la pequeña banca que su padre le hizo de cumpleaños cuando tenía doce. Jimin se gira sobre sus talones lentamente, desciende un poco y palpa con su mano derecha la banca para estar seguro que puede sentarse.

Sonríe grandemente cuando lo ha conseguido.

—¿Cómo supiste que la banca está ahí? —pregunta Jungkook, caminando hacia Jimin.

El chico alza su rostro y traga grueso, se había delatado, y ahora no puede mentirle. Si puede, pero no quiere hacerlo, no con Jungkook.

—Bueno...

Se escuchan unos toques en la puerta y Jeon observa como una de las sirvientas les lleva el postre.

—Gracias —dice Jungkook.

—Gracias —repite Jimin, haciendo reverencia hacia otro lado, menos a la dirección de la sirvienta.

—¿Qué es? —pregunta el chico curioso.

—Pastel de chocolate —responde Jungkook.

—Quiero —dice emocionado.

—Pero antes debes responder mi pregunta.

Jimin gira un poco su cuerpo, y se acomoda mejor sobre la banca.

—Te lo diré, porque no quiero mentirte —dice el chico un poco nervioso—. Desde algunos años atrás he visto algunas imágenes, pero no precisamente del lugar en el que me encuentro.

Jungkook lo mira confundido, pero no dice nada.

—Te dije que no nací ciego, pero —hace una pausa al darse cuenta que aún no está listo para decirle la verdad sobre como perdió sus ojos —Creo que veo a través de los ojos de otra persona —suelta sin dudarlo.

—Espera, estás diciendo que...

—Sí —interrumpe Jimin.

—Sé que es una locura, pero es verdad —dice, intentado hacer que Jungkook le crea. —¿Me crees? —inquiere.

—Eso creo —dice Jeon, suspirando.

—Con eso me basta —habla más relajado, Jimin. —Ahora quiero pastel de chocolate —agita un poco sus manos el chico.

—Voy a describirte algo.

Jimin, ladea su rostro.

—Se cómo luce un trozo de pastel, Jungkook —agrega riendo, Jimin.

—Te describiré lo que está en el costado de tu plato.

El chico hace una "o" con sus labios y asiente.

—Pero antes quiero que sepas que lo que Taehyung piensa, algunas cosas son ciertas. Pero créeme que, si me gustas, y mucho.

Jimin permanece en silencio.

—Mi padre ha tenido muchas amantes luego de mi madre. Se divorciaron y él se quedó con mi custodia, no recibí ni recibo el cariño que merezco por su parte, pero mi abuela si me lo dio —hace una pausa al recordar a su abuela—. He recibido algunos castigos, y el estar en la fundación, es parte de eso.

Jimin, extiende su mano derecha intentado tomar la de Jungkook.

—Lo sé, lo supe desde el primer día —le hace saber Jimin. —¿Cuáles es tu punto, Jungkook? —cuestiona el chico.

—Mi punto es que quizás mi pasado este lleno de errores, pero ya no los quiero cometer más. Te conocí, y creo que es bueno haber conocido a alguien que disfrute de la vida, aunque solo pueda escuchar, hablar y palpar las cosa y las personas —expresa Jeon—. Lo que quiero decir es que, quiero vivir mi vida sin reproches como tú lo haces. Pero quiero vivirla cerca de ti, si tú me lo permites.

Un suspiro sale de las fosas nasales de Jimin, nadie de sus demás pretendientes le ha dicho palabras tan lindas y que lo inspiren a no rendirse, aunque muchas veces es lo que él quiere.

—En tu plato color blanco, en el centro se encuentra el trozo de pastel de chocolate, que luce realmente apetitoso —Jimin ríe al escuchar a Jungkook—. A los lados está decorado por algunas ondas de chocolate.

—Es precioso —murmura Jimin, mientras se imagina lo que Jeon le dice en su mente.

—Pero las ondas se detienen debido algunas palabras.

Jungkook se levanta un poco sin soltar la mano de Jimin, y del bolsillo de su pantalón saca un papel mediano, lo desenvuelve y de nuevo toma asiento.

—Léelo.

Deja el papel en la mano izquierda de Jimin.

—Pero...

—Léelo —insiste Jungkook.

Jimin apoya el papel sobre su muslo, con sus dedos empieza a palpar el papel hasta sentir los puntos del braille.

—Ok —dice cuando ahora está seguro de que podrá leer el papel que Jungkook le entregó.

—Léelo ya.

El chico asiente mientras sus dedos palpan cada punto que le dice lo que está escrito sobre el papel.
Cuando ha terminado alza su rostro y se queda en silencio.

—¿Quieres ser mi lindo novio, Park Jimin? —escucha la voz de Jungkook, haciéndole recordar que no es una broma y mucho menos uno de sus sueños.

—¡Dios! —exclama.

Lleva su mano a su boca, mientras sus ojos incoloros se llenan de pequeñas lágrimas.

—Sí, quiero ser tu novio, y que tú seas el mío —habla con voz temblorosa, Jimin.

—Así será, bonito.

Jungkook lleva la mano con que no sostiene a Jimin a su rostro, lo acaricia y luego limpia las pequeñas lágrimas que sus ojos han dejado caer.

—No llores —le pide Jeon, sobre los labios de Jimin.

El chico, niega, para luego sentir los suaves y delgados labios de Jungkook dándole tranquilidad, confianza y amor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top