12
Jungkook
Estoy molesto, muy molesto por la actitud y forma de pensar de Hoseok. Simplemente ver y escuchar de su propia boca el mal concepto que tiene de mí, más allá de molestarme me decepciona.
Conduzco mientras Jimin simplemente disfruta del aire que entra por la ventana, saca su mano derecha y sonríe al sentir la brisa cálida entre sus dedos.
Me relaja mucho ver siempre esa sonrisa que adorna su bello rostro, hace que mi enojo y preocupación se disipen.
—¿Lo estás pasando bien? —pregunto.
Sonríe y con un sonido de aprobación, me hace saber que sí.
—Disfruto al sentir el aire en entre mis manos —habla. —Es relajante —recarga su cabeza en el respaldo del asiento.
—Tengo muchas preguntas, Jimin —confieso, girando un poco el volante.
—¿Así?
Gira su rostro, como si pudiera mirarme.
—Sí —contesto.
—Pregúntame lo que quieras saber, lo responderé con gusto —dice sereno.
—Los colores de las rosas, ¿cómo lo sabes?
Me detengo por unos segundos, mientras espero que el semáforo cambie de rojo a verde.
—Todo el mundo sabe que las rosas son rojas —se ríe, y sé que está bromeando.
—Claro —digo, mientras arranco de nuevo.
—No nací ciego, Jungkook.
Su rostro ya no está en mi dirección, ahora lo deja al frente, como si va mirando el camino hacia mi casa.
—Sí, yo... claro —trastabillo nervioso, ante su respuesta.
—Es una larga historia —interrumpe, cuando estoy a punto de tomar la iniciativa de articular algo con sentido. —Muy larga —sonríe bajo, y luego deja de reír, como si algo que recordó le doliera.
—No debes contármela justo ahora.
Sueno el claxon para que el auto de adelante se mueva.
—Pero lo haré más adelante —su mano izquierda la extiende un poco hacia mí.
Levanto mi mano derecha y dejo que sienta mi mano cerca de la suya, la toca suavemente como si intentara reconocerla.
—Lo prometo —une nuestras manos.
Algo dentro de mí se emociona y es que lo que Jimin me hace sentir, es tan inexplicable.
Doy un giro con dificultad debido a que solo conduzco con una mano, continúo el trayecto ahora más lento, diviso mi casa, giro hacia la izquierda y estaciono la camioneta.
—Listo, llegamos.
Suelta mi mano y tantea por el paradero del broche del cinturón.
—Déjame ayudarte.
Él niega cuando escucha mi propuesta.
—Puedo hacerlo, solo pon mi mano en el lugar.
Sé que no me mira, pero asiento como si él puede verme.
—Aquí —coloco su mano sobre el broche. —Presiona con fuerza hacia abajo, y listo.
Asiente, para luego hacer lo que le he dicho.
—Lo logre —dice emocionado.
Retiro mi cinturón y abro la puerta.
—¿Quieres que te ayude a bajar o prefieres hacerlo tú? —pregunto antes de salir de la camioneta.
—Quiero hacerlo yo, pero... —hace una pausa.
—Dime.
—Pero quiero que estés cerca, solo por si me caigo —dice nervioso.
—No te caerás.
Bajo de la camioneta, cierro la puerta y trotando llego frente a la puerta del acompañante.
—Abre —le pido.
—Ok —dice con su rostro un poco sonrojado.
Escucho como palpa cosas y luego, se escucha un sonido que nos indica que la puerta se ha abierto.
—Muy bien, abriste.
—Ahora, gírate lentamente —hace lo que le pido, mientras se sujeta del asiento. —Es una camioneta, es un poco más grande. Primero baja un pie y luego el otro —asiente muchas veces—. Oye, tranquilo, Jimin.
No se mueve por unos segundos, toma una fuerte calada de aire y luego asiente con más confianza.
—Estaré aquí, frente a ti.
Coloca su mano derecha sobre el marco de la camioneta, y la izquierda la sobre la puerta.
—Aquí voy.
Me acerco un poco más.
Baja su pie derecho muy despacio, observo cada movimiento que hace con sus manos, coloca su pie sobre el pavimento y sonríe.
—Ya casi lo tienes —me alejo un poco de él. —No bajes el izquierdo hasta que estés seguro —mueve su cabeza en asentimiento.
Coloca mejor su pie derecho, y toma confianza para bajar su otro pie.
—¡Ay, Dios mío! —exclama.
Se queda de pie, mientras se sostiene con su mano derecha de la puerta de la camioneta.
—Lo hiciste, bonito —lo felicito mientras me acerco a él.
—Lo hice —dice feliz. —Si Taehyung estuviera presente, seguro y me baja de tu camioneta cargado —comenta.
—¿No haces cosas cómo estás? —me atrevo a preguntar.
Niega y da pasos hacia mí.
—Espera aquí, sacare tu bolso y luego entraremos a mi casa.
—Claro —mueve su cabeza de un lado a otro, como si estuviera reconociendo el lugar.
Tomo el bolso de Jimin, cierro la puerta y luego me dirijo hacia a él.
—Listo —coloco su mano sobre mi antebrazo, para guiarlo.
—Taehyung, es muy sobreprotector conmigo —comenta.
Ambos caminamos hacia mi casa por el sendero que está en el jardín.
—Joven Jeon —me saluda el jardinero.
—Estaciónala frente a la casa —le ordeno.
Asiente y se dirige a mi camioneta.
—Nos conocimos cuando éramos unos niños, mis padres trabajan para los suyos. No teníamos donde vivir, así que el señor Kim nos había dado una enorme habitación en su gigantesca casa.
Lo atraigo hacia mí, para evitar que tropiece con una piedra.
—Taehyung, siempre me ha protegido desde el primer día que me conoció. Cada vez que lloraba estaba para mí, cada vez que los niños se burlaban de mi discapacidad, él estaba a mi lado —escucho todo detenidamente.
Llegamos frente a la puerta, giro el pomo y abro.
—¿Estás seguro que quieres entrar? —lo cuestiono, dándole la oportunidad de negarse.
—Sé que te comportarás —se ríe con nerviosismo.
—Por supuesto que lo haré —le aseguro.
Veo mi casa detenidamente, todo arreglado, limpio y en buen estado.
—Es hermoso —dice de la nada.
—¿A qué te refieres? —pregunto, curioso.
—A que es hermoso tener a Taehyung, pero muchas veces quisiera que me dejara intentar hacer algunas cosas por mí mismo —se apega más a mí.
—Algunas veces pienso que puedes ver —suelto, guiándolo hacia la cocina.
—Eso sería estúpido —ríe. —¿Verdad? —me pregunta, cuando no escucha nada.
—No. bueno... sí pudieras ver solo un poco esa es una buena señal.
Cruzamos juntos la puerta de la cocina.
—¿No te parece raro, si pudiera ver algunas cosas? —cuestiona.
Hago un sonido de negación con mi boca.
—Joven Jungkook —me saluda la cocinera.
—Hola, SunHee —contesto a su saludo. —SunHee, él es Jimin ±le presento a mi acompañante. —Jimin, ella es SunHee —se aleja un poco de mí.
La anciana se acerca y nota que Jimin es ciego.
—Hola, Jimin.
Con toda la confianza del mundo, ella atrae a Jimin y lo abraza.
—Hola —articula feliz, respondiendo a su abrazo.
—Debes probar un rico dulce de leche que prepare —toma la mano de Jimin y lo guía hasta la sala de comedor que se encuentra en la cocina. —Jungkook, ayúdale a que tome asiento —me pide.
Camino hacia ella y hago lo que me pide, le ayudo a que se acomode en la silla y de forma rápida me siento a su lado dejando mi mano izquierda sobre su espalda, para que se sienta seguro.
—Pruébalo —le pide SunHee, dejando una paila con dulce de leche y una cuchara.
Coloco la cuchara sobre su mano y le ayudo a que tome un poco de dulce de leche, y por si solo lo lleva a su boca.
—Es delicioso —confirma Jimin, feliz.
—Pruébalo —unta la cuchara con un poco de dulce de leche y extiende un poco su mano.
Veo a SunHee, la cual nos observa con dulzura, me motiva a que acepte el bocado que Jimin me ofrece.
—En definitiva, es delicioso —digo, haciendo reír a Jimin.
Luego de un tiempo en la cocina, en la cual tuve que ayudar a SunHe a cocinar, y en la cual Jimin aprendió a amasar masa para pan. Ambos aguardamos en la sala a que la deliciosa y exquisita comida este lista.
—¿Entonces no naciste ciego?
Niega, mientras se acomoda en el sillón.
—No, no nací ciego —me responde. —Y crecí lo suficiente para recordar los colores —agrega a su respuesta.
—Ponme aprueba —me pide.
—¿Y que si pierdes? —pregunto.
—Hare lo que me pidas —suelta.
—Esa respuesta es demasiado tentadora, bonito —acaricio su mejilla.
—Apresúrate —golpea mi mano nervioso.
—Muy bien, ¿Qué color es el césped?
Se queda en silencio por unos segundos, y sonríe.
—Verde, como el limón y las hojas de los árboles —contesta.
—Ok, una más difícil —espeto, mientras tomo su mano.
—¿Qué color son las nubes?
—Fácil, blanco —dice sin dudarlo.
—Una más —le propongo. Asiente.
—¿Qué color es el mar?
Se queda por más tiempo en silencio.
Tomo sus dos manos y las agito un poco.
—Vamos dilo, tú lo sabes —lo motivo.
—No —articula en voz baja.
—Lo olvide, Jungkook —musita al mismo tiempo que desciende su rostro.
Suelto sus manos y llevo las mías a sus mofletes para que alce de nuevo su rostro.
—Esta bien, tranquilo —acaricio con mi dedo pulgar sus mejillas.
—Lo olvide —repite.
—Escúchame, bonito. Es normal olvidar cosas, pero yo te recordare que color es —no dice nada. —El mar es azul, azul como el cielo, casi como el lindo color de tus ojos —me acerco más a él. —¿Lo recuerdas ahora? —cuestiono con voz cautelosa.
—Sí, lo recuerdo —dice sonriendo.
—Te lo dije —dejo un beso en su frente. —Perdiste —le recuerdo.
—¿Qué quieres que haga? —me pregunta.
—Nada, solo quédate quieto y dame permiso de hacer lo que tengo pensado —le indico.
—No harás nada estúpido, ¿verdad? —inquiere, nervioso.
—No, bonito.
Se queda estático y su respiración empieza a acelerarse cuando me siente más cerca.
—Solo un poco más.
No se mueve, ni dice nada.
Sonrío y luego coloco mis labios suavemente sobre los suyos. Puedo sentir lo tenso que esta, pero luego se relaja y corresponde mi beso.
—Listo, eso estuvo bien —dejo un beso sobre su nariz.
Escucho tacones y sé que se trata de la novia de mi padre.
—Debemos irnos —me pongo de pie y luego le ayudo.
—¿Todo bien? —me pregunta.
—Sí, es solo que no estas listo para conocer a mi padre y a su novia —tomo su mano y lo guio de nuevo a la cocina. —Para llevar —le indico a SunHee.
—Todo está listo —me da una bolsa con recipientes de comida dentro.
—Nos vemos pronto, SunHee —me despido.
—Adiós SunHee, espero regresar pronto y aprender algo nuevo —se despide Jimin.
—Ven acá, chico —lo abraza fuertemente. —Vuelve pronto —le da la boina que le ha botado durante el abrazo. —Recuerda la cena, Jungkook —me recuerda entre murmuros, SunHee.
—Volverá rápido —le hace saber, Jimin.
Caminamos hasta la salida, mi padre sale de su Mercedes Benz mientras ayudo a Jimin a entrar a mi camioneta, le coloco el cinturón y luego entro yo. Conduzco mientras él canta las canciones que se reproducen desde mi play list, tiene esa linda sonrisa en su rostro y eso para mí es más que suficiente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top