Parte 2
Minho había terminando de leer por cuarta vez su guía desde que había tomado su último descanso, y se levantó para buscar algo de comer. Jisung le había preparado una cena hacía rato, y la había dejado en el microondas para cuando Minho tuviera hambre.
Esperó unos minutos a que la comida se calentara y le echó un vistazo a su novio, viendo que estaba sentado en el suelo, coloreando un cuaderno con tranquilidad.
―¿Ji? ―llamó Minho, temiendo que su novio hubiese disociado en ese momento, aunque debió haberlo intuido cuando lo vio bajar por las escaleras con un cuaderno, un estuche, y su peluche hace unos pocos minutos.
Minho no podía cuidarlo esa noche, tenía que estudiar para rendir bien al día siguiente. No había tenido tiempo para estar con él desde que comenzaron las clases y se odiaba por ello, pero Minho tenía que estudiar.
Comió con rapidez, acercándose a su novio para ver qué estaba haciendo. Dejó su tazón a un lado y acarició su cabeza con cariño, haciendo que sus grandes ojitos le miraran con curiosidad. Hanji era demasiado lindo.
―Te quedó muy bonito, Hanji ―dijo Minho con dulzura, recibiendo una sonrisa y un pequeño aplauso de parte de Hanji.
Los colores se salían de las líneas, pues cuando Hanji pintaba era un poco desprolijo, pero no tanto como para que quedara feo. Minho sonrió y besó su frente, recibiendo una hermosa sonrisa y un beso en su cachete. Terminó de comer y se levantó del suelo, dándole una última mirada a Hanji antes de dirigirse a la cocina.
―Quédate ahí, amorcito. Ya regreso.
Minho lavó los trastes que se utilizaron en la preparación de la cena y limpió toda la cocina, pues Jisung había hecho un pequeño desastre.
Minho suspiró pesadamente. Jisung había cenado solo, en su habitación, porque Minho solía distraerse si lo tenía cerca, preocupándose por todo lo que hacía o sólo admirando cuan bonito era. Le había pedido ―en broma o en serio― varias veces que mantuviera la distancia para que aquello no ocurriera, y hasta el momento no se había dado cuenta de qué tanto podría afectarle eso al menor.
Jisung había disociado unas tres o cuatro veces en dos semanas, y eso significaba que debía estar bajo mucho estrés. La última vez que había sucedido con tanta frecuencia había sido hace ya unos años, cuando la vida de Jisung no era más que tratar de sobrevivir en una casa llena de drogas y abuso.
Minho suspiró secando sus manos con un trapo y regresó a la sala, miró a Hanji antes de sentarse en la mesa y sonrió. Soltó un jadeo angustiado por no poder ir a jugar con él y, finalmente, buscó la guía, al no verla, frunció el ceño, pensando si la había llevado a la cocina. Se levantó nuevamente y fue hacia ella, arrastrando los pies.
―¿Hanjia, tomaste mi guía?
Minho regresó a la sala y caminó hacia el menor, viendo que este tenía un lapiz azul en su mano y la guía estaba sobre su regazo, algunas hojas ya lucían arrugadas.
Hanji levantó la cabeza y sonrió con felicidad dejando ver sus dientes. Había hecho pequeños dibujitos sobre las hojas de Minmin, para que se vieran más lindas, pensando que así Minmin se pondría feliz y no tendría esa cara de ogro otra vez.
A Minmin le gustaban sus dibujitos y estaba seguro de que se pondría muy feliz.
―¡No! ―Minho gritó con desesperación, provocando que Hanji soltara el lapiz del susto y se quedara quieto, con sus grandes ojos bien abiertos.
Minho se acercó rápidamente al menor, le quitó la guía y revisó las hojas, sintiendo que su corazón se salía de su pecho al ver los rayones sobre sus anotaciones. Se levantó y comenzó a quitar todas las hojas marcadas velozmente, anotando en otra hoja cuáles eran.
―¿Qué hiciste? ¡Te pedí que te quedaras quieto! ―dijo angustiado, elevando la voz, su ceño estaba fruncido y juraría que se echaría a llorar viendo que todo su trabajo estaba marcado.
No tenía suficiente tiempo para hacer una nueva guía, así que Minho optó por volver a imprimir solo las hojas dañadas, luego desarmaría el cuaderno para acomodarlas en orden.
Hanji, en cambio, parpadeó confundido y sus ojos se llenaron de lágrimas, sus puños estaban apretados debido al susto que se había llevado y no podía reaccionar, había sido toda una sorpresa escuchar a Minho gritarle. Abrió su boca y un sollozo silencioso se escapó de sus labios.
Minho no le estaba mirando porque tecleaba en su laptop. Trataba de imprimir las páginas que habían sido dañadas cuando se dio cuenta de que la máquina no tenía tinta, haciendo que las impresiones salieran mal. Arrugó aquellas hojas y las lanzó con molestia, bufando al ver que no podía hacer nada para arreglarlo.
Minho despeinó su cabello y soltó un fuerte golpe sobre la mesa, causando que tanto Hanji como el propio Minho se sobresaltaran por la violenta acción. Minho miró hacia su pequeño tratando de recomponerse, dándose cuenta de lo estático que este se hallaba, mirándole con un profundo miedo.
―¿Han... Hanji?
Hanji reaccionó entonces, gateando hacia atrás para alejarse de Minho todo lo que pudiera, quien se acercaba a él temeroso. El rostro de Hanji se distorsionó debido al pavor que sintió, temiendo que Minho fuera a hacerle daño, y lloró con más fuerza, chillando para que este dejara se acercarse a él.
―Bebé, lo siento ―Minho susurró en tono bajo, tratando de sonar tranquilizador, aunque probablemente estaba tan desesperado como el menor―, no debí hacer eso... lo siento mucho.
Hanji llegó a la esquina y se aferró a sus rodillas, escondió su rostro entre sus piernas, hecho una bolita en aquel rincón. Seguía sollozando en un tono más bajo y su cuerpo temblaba, Minho se acercó en silencio, dejando sólo un metro de distancia entre ellos.
Minho jadeó preocupado, odiándose por haberle gritado al pequeño Hanji. Lo último que hubiera deseado era empeorar la situación, ahora ni su guía ni Hanji estaban bien.
―Hanji, mírame ―susurró Minho con dulzura―. Soy Minmin, no estoy enojado.
Minho continuó hablando en tono bajo, evitando perturbar más a Hanji. Sin embargo, en algún momento, Hanji dejó de temblar y levantó la cabeza, su ceño estaba ligeramente fruncido.
Minho ahogó un suspiro, reconociendo esa mirada al instante.
―Peter... ―jadeó.
―¿Le gritaste a un niño, Lee?
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