•13•

Youngi marca un numero con las manos temblorosas. En un hilo de voz llamó a la única persona a quien le confió un secreto como el suyo.

Caminó en círculos agarrándose el cabello y dejando fluir un llanto que provenía desde lo profundo de su ser. Un llanto lleno de angustia, de arrepentimiento. Por qué lo hizo, por qué tuvo que decir aquello justo en ese momento.

—Eres un idiota —Lleva repitiéndose mientras no dejaba de arañarse los brazos.

Cuando se desparramó en su sillón y se frotó la cara, entró a la oficina un hombre alto, de pelo oscuro y mirada preocupada.

—Se fueron, Yunseo. Se fueron... —Fue lo primero que dijo cuando vio entrar a su amigo. Desordenó sus cabellos con agresividad—. ¡Soy un imbécil!

—Sabías que eso pasaría —dijo colocándole seguro a la puerta para evitar ser interrumpidos.

—No pensé que seguiría doliendo —Aflojó el nudo de su corbata y a Yunseo le dolió ver a su amigo de aquella forma: desaliñado y con el rostro rojo por el llanto—. Pensé que él estaba enterrado en los escombros de mi memoria, pero verlo abrazado a Kim me dio náuseas y unas ganas inmensas de romperle la cara a ese niño estúpido. ¡Yo soy mejor que esa porquería!

Trató de detener su llanto. Agarró el pañuelo que le pasó Yunseo y secó su rostro.

—Ha pasado mucho tiempo, ¿Qué esperabas? —Choi se sentó en frente de él—, lloriqueaste por Jaemin todo el tiempo que estuvimos en Alemania, y cuando volviste decidiste emparejarte con otra mujer; después con otra y otra. ¿Por qué reaccionas así ahora?

— ¡Lo sé!, pero tenía mucho miedo, ¡habían pasado casi siete años! ¿qué se supone que tenía que hacer? —Suspiró, conteniendo un nuevo llanto.

—Incluso así tus relaciones no funcionaron.

—También lo sé —Resopló—. Todo es un maldito fracaso. Y ahora la cagué de nuevo.

— ¿Qué pasó?

—Se me ocurrió mencionar que iría a vivir a Japón después de casarme.

— ¿Piensas casarte de verdad? —preguntó clavando su mirada con dureza en él—. ¿Vas a hacerlo cuando a quien quieres es a otra persona?

—No me queda de otra; Misuk es una chica hermosa, amable y carismática, tendré una vida feliz a su lado... o eso espero. Además, está el contrato con su padre.

—Haz lo que quieras, sabes perfectamente que no va a ser así.

— ¿Qué propones, ah?, ¿que salga corriendo detrás de él y decirle que estuve enamorado toda mi vida pero que...?

—En efecto —Youngi suspiró y se agarró una mata de cabello.

—No es algo fácil, Yun. Me duele el alma cuando lo miro... Me mata cada día un poco más saber que no es mío y me fulmina más comprender que no lo será.

—Ese es el problema de la conciencia.

—Amo a Jaemin más que a mi vida. Y simplemente no puedo decirlo, no puedo decírselo a él —Las lágrimas volvieron a correr por sus mejillas.

No tenía pena frente a Yunseo, podía ser vulnerable frente a él y no se sentía juzgado.

—No perderías nada intentándolo, Youngi, porque también se le nota el amor en los ojos.

—No me ilusiono. Sé que no siente lo mismo. Además, está con Kim ahora, y prefiero mil veces que esté con él a que solo sufra conmigo. Tú mejor que nadie sabe cómo fueron las cosas.

— ¿De dónde sacas que va a sufrir? Youngi, tú eres el ser más genial que hay sobre la tierra. Lo amaste desde pequeños, lo cuidaste desde las sombras y ahora...

—También hay otra persona, aparte de Jaemin y Misuk.

— ¡Mierda, Youngi! —Se lanzó a la silla con fastidio—. ¡Ya decídete de una vez! A este paso vas a terminar con un octágono amoroso.

—Es que este chico me recuerda mucho a él, solo es por eso —Recordó al chico del club—. Sus movimientos, sus manos, sus labios... todo, excepto por la mirada cargada de seguridad y erotismo.

—Si vas a andar por la vida enamorándote de chicos porque solo se parecen a él, vas a terminar mal, te lo advierto.

—Ya deja de regañarme y pásame la botella de whisky —Sorbió los mocos.

Yunseo rodó los ojos y se levantó, caminando hasta el mueble con licores, sirviéndole un vaso a Youngi.

—Dije la botella, no un vaso.

—Recuérdame sacar esta cosa de aquí después —Apuntó la mesita y le pasó la botella al pelinegro.

—Gracias —Llevó a sus labios el contenido del frasco luego de destaparlo con rapidez. Sintió su garganta quemar—, ah, Yunseo, ¿Qué voy a hacer?

—Yo en tu lugar ya le habría dicho todo.

—Ojalá fuera tan fácil —suspiró dando otro trago—. No puedo llegar un día y decirle: Ey, Jaemin, ¿sabes? Estoy loco por ti desde que somos chiquillos—chasqueó la lengua—. No, no puedo.

—Tardaste mucho, amigo —negó con la cabeza—, si le hubieras dicho todo cuando volviste no estarías en este dilema ahora.

—No quiero hacerle daño a nadie. ¿Qué crees que pasaría si ahora se lo digo? Misuk también sufrirá. ¿Qué crees que pasará si mi padre se entera? ¡Ni siquiera sabe que trabaja en mi casa!

—Debiste pensarlo antes de atarte a ella por convicción y dejar de lado tus sentimientos.

—Sabes que lo hice para protegerlo —Bebió otro sorbo.

—Lo sé —le quitó la botella y Youngi protestó—, pero deja de beber así, hombre, no vas a conseguir nada con esto.

—Solo eran unos tragos.

—Dices eso y luego terminas inconsciente y murmurando su nombre.

—No tengo nada más. Solo eso me queda de él, su nombre.

—Qué poeta tiene el país —Suspiró con pesadez.

—No te burles.

—No me burlo, pero fuiste tonto, hermano —Dejó la botella en su lugar y giró hacia Youngi—. Solo necesitas valentía para resolver esto—Hizo una pausa. Suspiró al verlo con la mirada perdida en su lapicero—. Eres inteligente, Youngi, sabrás cómo solucionarlo. Ahora tengo que irme. Te visitaré el viernes, tal vez. Llámame si quiere que te acompañe.

Yunseo se acercó a la puerta pero volvió a girar sobre sus pasos y caminó hasta el mueble donde estaba la botella de alcohol.

—Me llevaré esto. Piensa en lo que te dije.

—Haz lo que quieras —dijo sin mirar salir a su amigo—. Perder una botella no se compara con lo que perdí.

Yunseo era el más fiel de sus confidentes, amigos por gusto y socios por trabajo. Había pasado varios inviernos entre la sociedad alemana con la compañía de él, convirtiéndolo en casi un hermano después de años juntos.

La única persona que conocía su historia desde la primera letra; le había contado todo cuanto vivió, desde su niñez hasta el día que pisó tierras extranjeras. Incluso después de volver a Corea lo siguió y entre ambos fundaron una empresa que escaló a ser una de las más grandes de Corea del Sur.

Admiraba su madurez con tan solo Choi tener veintinueve años. La capacidad para resolver problemas era lo que le había sorprendido en demasía los primeros años que estuvieron juntos. Su carácter imponente y su carisma le habían dejado entrar en el mundo laboral con una facilidad asombrosa y que a veces deseaba tener.

Mientras Youngi era la inteligencia; él era el de los buenos tratos.

Pero sin contar las habilidades que tenía, lo que le había hecho decidir permanecer a su lado fue la comprensión.

Fue -y sigue siendo- la única persona que guardó su secreto con una solemne lealtad, y eso se lo agradecería hasta el último día de su vida.

Sentía aún el paso del alcohol quemar su garganta.

—Lo siento tanto, Jaemin... —sollozó débilmente para después romperse en un llanto doloroso y desgarrador, similar, sino idéntico, al de hace quince años en un avión con destino a tierras europeas.

🥀

Ahora vamos a conocer la versión de Yoon 😢😢😢😢😢😢❤

Les juro que mi gusto culposo es Woosung x Jimin. Perdonen a esta alma pecadora 🤧

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