•10•

El bullicio ensordecedor que venía del patio trasero de la casa lo alertó e hizo que asomara al balcón principal, suspirando con pesadez cuando vio a Youngi y todos los demás peleando con algo que aleteaba con fuerza, provocando gritos histéricos.

— ¡Beomgyu, ¿qué está pasando?! —El chico, al escuchar el grito de Jaemin, levantó la cabeza rápidamente para responderle.

—El señor Youngi compró un loro, pero se le ha escapado de la jaula —Soltó un grito cuando el ave voló hacia él—. ¡Ese loro es un asesino y un salvaje! —agregó con dramatismo.

Bajó las escaleras tan rápido como pudo, llegando con rapidez al lugar del alboroto—. ¿Un loro? —Miró con desaprobación a Youngi nada más estuvo a su lado.

—Reclámame lo que quieras cuando esa bestia vuelva a su jaula —dijo Youngi rodeando al animal con ayuda de Hoyeon, pero al primer grito del ave ellos retrocedieron asustados.

—Si no saben tratar a un simple loro difícilmente espero que puedan con sus parejas —Rodó los ojos y los apartó, tomando la escoba que Beomgyu estaba sosteniendo y ordenó traer de la cocina un pedazo de pan.

Enfrascó el pedazo de pan por el palo y se lo tendió al pájaro que colgaba de la reja, dispuesto a largarse de su próxima prisión. No podía volar, sus alas fueron cortadas justamente para que no pudiera hacerlo. Qué crueldad. Hizo sonidos atrayentes con su boca y el pequeño ser verdoso ladeó la cabeza varias veces, lanzándose al instante sobre el pedazo de pan.

—Traigan la jaula y déjenla en el suelo —les dijo llevando al animal hacia allí todavía entretenido con su alimento.

Namsook hizo lo que Jaemin pidió y para después de dos segundos el animal ya estaba encerrado, tal y como había llegado.

— ¡Jaemin es nuestro salvador! —gritó Youngi alzando sus brazos—. ¡Muchas gracias! Voy a subirte el sueldo por eso mismo.

— ¿Por qué trajo un loro? —Cuidó su vocabulario frente a los demás empleados.

—Todos los hombres respetables tienen un loro.

—No recuerdo haber leído algo así —Opinó Hoyeon.

—Es porque tú no lees cosas productivas —Refutó el patrón.

—De seguro está obsesionado con algo, nuevamente —susurró Namsook para Jaemin, quien asintió.

—Señor Youngi, venga conmigo —Youngi lo siguió como si él no fuera el patrón, como si el que mandara en la casa fuera Jaemin. Llegaron al estudio del mayo y Jaemin cerró la puerta—. ¿Quieres decirme por qué trajiste un loro?, sabes que a los animales no debes tenerlos así, ¿No?

—Esta vez me haré cargo yo. Quiero darle una sorpresa a Misuk —sonrió y Jaemin volvió serio su semblante.

— ¿Qué se supone que hará ese loro? ¿Será tu padrino de bodas?

—No es mala idea —dijo y Park lo miró incrédulo—, pero en realidad voy a domesticarlo para que le avise a ella cada vez que estoy molesto o cuando quiero algo.

— ¿O sea que el loro va a cumplir con mi función? —Enarcó una ceja.

—Tú no eres un mensajero ni mucho menos —frunció el entrecejo.

—No puedes usar a un animal para tus fines ridículos, Youngi.

—Los loros son las mascotas del momento, Jaeminie —El menor obvió cómo lo había llamado y se concentró en la nueva locura de su jefe.

—Ningún animal dura contigo tanto tiempo, Youngi. Para cuando te cases tal vez éste haya volado lejos de ti. Solo recuerda a los demás.

—Esos gatos son unos malagradecidos y los perros que tuve quisieron más a mi padre que a mí; este loro es diferente a todos esos ingratos —Se sentó en el sofá Chesterfield marrón.

— ¿Qué se supone que lo hace tan especial? —Se cruzó de brazos.

— ¿Recuerdas que cuando éramos niños deseábamos tener un loro pero nuestros padres no querían porque decían que con nosotros en la casa era suficiente barullo?, este loro representa nuestros sueños de niños —lo miró atentamente y a Park se le cortó la respiración.

—Lo recuerdo, pero de todos modos...

—No hay peros. Ese loro se queda.

—No. No se queda, me niego a tenerlo encerrado en una jaula. O lo liberas cuando sus alas estén sanas o tomaré medidas.

— ¿Amenazas a tu jefe? —Sonrió.

—Amenazo a Youngi. Me siento con la autoridad suficiente como para decirte en la cara que a un animal no lo puedes tener de esa forma y que estoy totalmente en contra.

—Lo pensaré —Miró a Jaemin, sorprendido del cambio en su actitud hacia él. Ya no lo trataba de usted tan seguido y ahora estaba amenazándole si no liberaba al loro. Le gusta ese trato, lo sentía cálido, como el Jaemin de su infancia—. Por cierto, aprovechando que estás amenazándome, procedo a decirte que tendremos un viaje con el equipo a Italia.

— ¡Qué bueno! Italia es muy lindo según vi por fotos —Se recostó por escritorio.

—Sí, te gustará —La sonrisa divertida de Youngi hizo que Jaemin dejara de estar relajado.

—¿Cómo?

—Dije tendremos, Jaemin. Tú vienes con nosotros. Será dentro de tres meses, más o menos. Solo te aviso antes de que me olvide.

—¿Por qué yo?

—Misuk no quiere que vaya mi secretaria, o al menos que no vayamos solos. Me dijo que estaría mejor que me acompañaras tú, ya que siempre me ayudas en cuestiones de la empresa y estas familiarizado con el proceso y demás —Movió las manos, restándole importancia.

«¿Yo soy mejor compañía? Já»

— ¿No va la señorita Misuk? —El nerviosismo se notaba en su voz.

—No, tiene cita con la decoradora y cosas de chicas que hacer, según me dijo. Pero siéndote sincero, creo que Italia no le gusta.

—De todos modos, creo que yo no soy el indicado para acompañarte.

— ¡Patrañas! Nadie es más indicado que tú. Y no se hable más: vendrás así tenga que meterte en la maleta a la fuerza.

Jaemin lo vio con cierto aire preocupado. Usualmente Youngi no actuaría como un lunático, pero estaba siendo extremadamente acelerado y eso lo estaba asustando.

«¿Se habrá drogado?»

Dio media vuelta para retirarse, pero fue detenido de nuevo.

—Jaemin... Ah..., yo quería pedirte otro favor.

— ¿Cena? —Lo miró con una sonrisa con la que trataba de ocultar su incomodidad.

—Me conoces tan bien —Se levantó y rodeó su escritorio —. Es para hoy. Vendrá Misuk y quiero darle una cena decente.

—Como ordenes. Le diré a Nam que haga algo especial —Salió del despacho sin prestarle mucha atención a su corazón herido.

No se enfocó en sus pensamientos tan dolorosos y fue a la cocina, encontrándose a todos los empleados cuchicheando entre ellos.

— ¿Qué se supone que hacen? —Sus compañeros saltaron en sus lugares por el susto.

—Nada, solo hablábamos del loro —Entrecerró los ojos hacia la chica de cabello castaño.

— ¿Por qué siento que me mientes, Haneol?

—Es imaginación tuya —dijo Hoyeon saliendo del lugar directo al jardín, escapando como un sucio cobarde.

—Concuerdo con Jung —Namsook volvió a cortar sus verduras, sin prestarle atención.

— ¿Ustedes también van a decir algo? —Apuntó a las dos chicas que lo veían con cierto miedo.

—No, señor Jaemin —Ambas salieron disparadas y Beomgyu las siguió después de decir que traería algunas cosas del almacén. Negó con la cabeza, divertido ante la situación.

— ¿Qué era lo que en realidad estaban hablando? —se dirigió a Namsook.

—Ya te dijimos que hablábamos del loro —Tiró lo picado dentro de la olla.

—Y yo tengo veinte años —viró los ojos con diversión—. Bueno, no importa; el señor quiere que cocines algo especial para la señorita Misuk.

— ¿Vendrá hoy?

—Eso dijo —Se sentó en una de las butacas, suspirando con cansancio.

—Cuando puedas ¿podrías decirle al jefe que necesito un ayudante más?, al menos uno que me ayude ocasionalmente, sé que no hay mucho que hacer, pero en realidad necesito más ayuda aquí. Tanta comida me sofoca.

—Yo le diré, no te preocupes —Sonrió levemente.

— ¿Estás bien? —Volteó la cara con discreción.

— ¿Por qué no lo estaría? —rio.

—Ya sabes... —No terminó su oración porque Jaemin.

—No, Namsook—Se levantó abruptamente—. Mejor piensa en qué harás para la cena. Iré a ver qué hacen las chicas, ya sabes que a veces holgazanean cuando estoy lejos.

No esperó respuestas y se alejó tan rápido como pudo.

No estaba molesto con los chicos ni mucho menos, estaba enfadado por su propia actitud y por su obvia reacción ante la llegada de la futura señora Min.

«Eres tonto. Ella es la novia, tú solo eres el empleado eterno. El imbécil que lo apoyó desde que eran niños.»

Caminó hasta su habitación y se encerró en ella, pensando seriamente que tenía que hacer algo con su vida.

Youngi se casará y él no puede seguir esperando por algo que no sucederá. Era algo doloroso de decidir, pero, aunque su corazón lo anhelaba, su cuerpo ya no soportaba el paso del tiempo. Se deterioraba, la juventud no es eterna y lo ve al verse en el espejo cada día.

No se le podía ir la vida amando a un hombre que claramente no le correspondía y no lo haría, tampoco.

Suspiró y tomó el celular que reposaba sobre la mesita de noche. Marcó el número y se sentó en su cama a esperar que el otro contestara mordiéndose las uñas.

Estuve orando por un milagro, pero no me esperaba uno tan grande —Sonrió al escuchar la voz de Woosung—. ¿Cómo estás, Jaeminie?

—Hola, Woo —Fue lo único que dijo.

Te escucho decaído, ¿sucede algo? —Su voz se tornó más ronca por la preocupación.

—No... o bueno, sí —Se mordió el labio por lo que estaba por decir y pidió perdón por faltar a su juramento de amor—. Solo sentí que te extrañaba y decidí llamarte. ¿Estás ocupado?

Si Youngi estaba por contraer matrimonio él tenía derecho a un amorío estable, ¿no es así?

🥀

amén 

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