CAPITULO 56
Natasha.
Despertarme nunca fue tan atemorizante.
Ese miedo de abrir los ojos y darse cuenta que todo fue un sueño. Abrí uno y luego el otro y me gire lentamente. Una sonrisa se extendió por mis labios al darme cuenta que no lo había soñado, que el era real.
Dormía plácidamente, boca abajo, con su cabello rubio todo desordenado. Lo llevaba más largo que la última vez que nos vimos y mentiría si dijera que le quedaba mal, creo que no había nada en este mundo que lo hiciera ver menos guapo de lo que era.
Lo observe por un rato, hasta que me comencé a sentir como una psicópata y me levante con cuidado de no hacer demasiado ruido. Abrí el grifo de la ducha y me sumergí en el, soltando un suspiro de placer.
Era un alivio poder bañarme, sin que dos mujeres me tengan que ayudar como si siguiéramos en el siglo XV. Me envolví en una toalla y pasando la mano por el espejo, para poder verme, agarre el cepillo y desenrede mi cabello.
Lave mis dientes y le sonreí a mi reflejo. Había algo que mi hermana me había enseñado y eso era a estar agradecida con lo que la vida nos da y con las personas que siempre están para nosotros incondicionalmente. Yo hoy me encontraba así, agradecida y era una sensación nueva para experimentar.
Salí del baño y me puse una camisa de Simón, para ir a preparar el desayuno. Coloque la cafetera y batí unos huevos, mientras tarareaba una canción. Unas manos grandes me agarraron de la cintura dándome vuelta y sentándome sobre el mesón. Sus ojos soñolientos me miraron con adoración, algo que yo quería conservar para toda la vida, quería que siempre que me mirara de esa forma.
-Cuando me desperté y no te vi, pensé que lo había soñado.
-Sigo aquí-acaricie su mejilla sin afeitar y el cerro los ojos ante mi tacto.
Sus manos acariciaron mis muslos y con su boca beso la punta de mi nariz, antes de apagar el fuego y verter los huevos en sus respectivos platos.
-¿No queremos provocar un incendio verdad?
Sonreí por lo bajo, acomodándome un mechón de pelo detrás de mi oreja. El me hizo mirarlo y sonriendo dijo-eres tan hermosa.
Sentí mis mejillas calentarse. No voy a mentir al decir que nadie me lo había dicho ya, pero viniendo de el, todo tomaba otra forma y otro color. El podía decirme la frase más trillada o cursi de la historia, pero el efecto de sus palabras hacia estragos en mí, cuando en otra circunstancia le hubiere pegado por ponerse demasiado meloso.
Simón me había arruinado. Había cambiado tanto desde que lo conocí y termine siendo su mujer en una noche de borrachera y por accidente. El solo hecho de verlo sonreír cuando algo lo apasionaba o cuando me daba esas miradas picaras hacia de mi día maravillas.
Comimos los huevos y tomamos el café entre risas y confesiones. Estar tanto tiempo separados nos hizo dar cuenta que si bien nos conocíamos entre nosotros, había ciertos detalles que nunca nos habíamos preguntado, como por ejemplo nuestro color favorito, día lluvioso o soleado, estación del año etc.... preguntas que muchos no tenemos en cuenta, pero que hacen a los detalles.
El día trascurrió entre risas y arrumacos. Al caer la tarde, el humor decayó, los dos sabíamos que lo que se avecinaba no seria fácil y menos para mi. Enfrentar mi pasado nunca fue una tarea fácil, antes pensaba que lo hacia día tras día, pero la verdadera batalla era hoy.
Mirar al hombre que me dio la vida a los ojos no era una tarea sencilla. Ese hombre que me dijo que solo valía como arma y que los sentimientos eran para los débiles, cuando unos años después lo vi enamorarse y tener la familia que siempre soñó, una familia en la cual no había lugar para mi.
El hombre que mato a mi primera mascota, para enseñarme una lección y el que me convirtió en la asesina letal que era. Y sobre todo el que me hizo creer y pensar que no era digna de ser amada, que yo había nacido fallada.
-¿Estas lista mariposa?
Mire la puerta fijamente, una vez que entrara todos mis demonios saldrían a querer morderme el trasero y yo debía ser valiente y terminar con esto de una vez por todas, necesitaba un cierre.
-No, pero creo que nadie esta listo para enfrentar a sus peores demonios.
-Lo harás bien, solo se tu misma y todo saldrá bien. ¿Quieres que te acompañe?
-No, esto es algo que debo hacer sola.
Tome una gran bocanada de aire y entre. Mi padre se encontraba esposado y desalineado. Su camisa blanca estaba hecha una pasa de uvas y la tenía por fuera de sus pantalones y su cabello que siempre se encontraba impecable, estaba desordenado y despeinado.
Sus ojos verdes como los míos me paralizaron y una sonrisa triunfadora salió de ellos.
No te dejes intimidar, eso es lo que el quiere. Eso es lo que el ha hecho contigo toda tu vida.
Me senté en la silla del frente y le devolví la mirada.
-Vaya, vaya. Miren quien se ha dignado a visitar a su padre, su hija traidora.
-Tenemos ciertos asuntos que discutir, luego me iré y tú podrás hacer de tu celda tu nuevo hogar.
El largo una carcajada-¿de verdad crees que un grupo de ex criminales novatos podrán retenerme? No has aprendido nada entonces Natasha.
-Créeme, he aprendido lo suficiente. ¿Por qué papa? ¿Porque nunca fui digna de tu amor? ¿Por que no pudiste quererme al igual que Anastasia? ¿Por qué tú y mama siempre fueron tan miserables conmigo?
-Creí que te habían mandado a interrogarme, pero veo que solo viniste a ponerte sentimental y con un montón de porqués.
-Creo que después de todos estos años, lo mínimo que necesito son respuestas. Me las debes.
-Yo no te debo nada niña ingrata. Te he dado todo y tú eres una malagradecida que me has traicionado en cuanto has podido.
Una carcajada seca salió de mi garganta-¿Qué no me debes nada? Toda mi vida he hecho lo que tu has querido y he sacrificado un montón de cosas solo porque a tu parecer yo debía vivir de esa manera. Me la he pasado tratando de complacerte, de ser la hija perfecta, de cumplir con tus malditas expectativas ¿y que he recibido? Absolutamente nada, solo desprecios y comparaciones con tu hija favorita.
-¿De eso se trata eh? le tienes celos a tu hermana.
-Puede que antes los tuviera ¿hoy? Ni hablar. Hemos podido llegar a un punto medio y sobre todo hemos podido hablar y convivir como las hermanas que somos. Ahora somos un equipo y pasamos las festividades juntas, sin roces o malas miradas, todas incentivadas por ti.
-Cuanto resentimiento niña.
-¿Te parece? Llevo muchos años cargando con una mochila que no me corresponde. Pensando en que podría haber hecho mal en mi vida pasada para que en esta me vaya como la mierda.
Cuando en realidad el problema eras tú. Tú creabas competencia y resentimientos, tú nos alejabas y me hacías sentir un ser insignificante y no merecedor de amor e hiciste que me secuestraran para aprender una lección ¿Qué clase de padre hace eso? Eres un maldito psicópata y estas enfermo y no creas por un segundo que no se que tu asesinaste a mama.
Mi respiración se encontraba agitada. Le había lanzado todo en un santiamén, consecuencia de la verborragia del momento.
Mi padre mi miro inexpresivo- tu no sabes nada. Esa perra no era tu madre, ella era estéril Natasha, no podía tener niños. No me mires con esa cara de perro mojada niña, tendrías que haberte dado cuenta, ella nunca te acepto o te leyó un cuento antes de dormir o te llevo de compras.
Una lagrima cato por mi mejilla, miles de recuerdos inundaron mi mente partiendo mi corazón a la mitad. Ella nunca me había querido, siempre me había tratado como una carga, salvo cuando teníamos reuniones sociales, recuerdo esperarlas siempre con ansias, por que era el único momento en que ella no me trataba indiferente.
-¿Entonces quien es mi madre?
-Fue una de las chicas de aseo, que teníamos en ese momento. Justo nos habíamos enterado que no podríamos tener hijos, cuando tu verdadera madre me dijo que estaba embarazada. Al principio fue un caos, debo admitir, ninguna de las dos quería dar el brazo a torcer, asique decidimos que te tomaríamos bajo nuestra custodia como hija nuestra y legitima y le pagaríamos una suma a alguien para desaparecerla.
-¿Ella esta muerta?
-Claro que si ¿Qué pensabas? ¿Que dejaríamos un cabo suelto? No podíamos darnos el lujo de dejar alguien que supiese la verdad y nos chantajeara en un futuro.
Era mucha información para procesar. Mi madre no era mi madre y la que lo era estaba muerta. Ahora que lo pensaba desde esta perspectiva muchas cosas comenzaban a tomar sentido.
-¿Y cual es tu excusa?
-¿Mi excusa?
-Si. Porque tú no me amas, se supone que los padres aman a sus hijos.
-Yo te amo niña, a mi manera, pero lo hago.
-Ojala pudiese creerte.
-No puedo convencerte de lo contrario.
Asentí con la cabeza. Las palabras quedaron atascadas en mi garganta, ese hombre no merecía un pensamiento mas mío. Me levante dispuesta a irme, cuando el pregunto si me hermana también había venido a verlo.
No me juzguen, pero una ráfaga de dolor cruzo mi pecho partiéndolo en dos. Respire hondo antes de encogerme de hombros, no necesitaba su amor y atención, cruzando esa puerta había alguien que valían por miles y que me amaba por quien era, sin pedir nada a cambio.
Hoy dejaba mi pasado atrás.
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