CAPITULO 55


Simón.

Miro a Natasha sin comprender ¿Qué mierda les pasaba a los muertos que no podían quedarse en sus tumbas? No solo mi padre había vuelto de su muerte, sino que ahora también resucitaba mi suegro.

Mierda, mi suegro, no lo había considerado de esa manera, si que estábamos jodidos. Ni hablar por la cantidad de cadáveres que habían tirados en el suelo y los únicos sobrevivientes éramos nosotros. Esto se veía muy mal, podría jurar que en cualquier momento escucharíamos las sirenas de los policías, debíamos salir como el infierno de aquí, antes de que ellos llegaran o estaríamos más jodidos.

-Debemos largarnos.

Dije primero en susurro y luego al ver que nadie me estaba prestando atención, lo repetí en voz alta. Entendía que Natasha quisiera cerrar un capitulo de su vida, pero este no era el maldito momento, ya que si nos agarraban en la escena del crimen, no tendríamos una vida para vivir.

Me acerque a ella y le agarre el rostro con las manos- escúchame cariño. Entiendo que esto sea importante para ti, pero debemos irnos antes de que la policía venga, de lo contrario todo lo que hemos pasado será en vano.

Vi pasar la indecisión por sus ojos, temí que su terquedad le impidiera ver el panorama completo, pero para mi sorpresa, ella asintió con la cabeza y comenzó a dar órdenes.

-Llama a la agencia, necesitamos que trasladen a mi padre a un lugar seguro y de máxima seguridad- dijo Clara por la radio.

Los siguientes minutos, todos nos encargamos de movilizarnos y abandonar la escena del crimen antes de la llegada de la policía. Quedamos en reunirnos en la agencia al día siguiente para tratar el tema del padre de Natasha y Clara y el de mi padre fugitivo.

Luego de dejar todo listo, nos montamos en el coche y fuimos a casa. El viaje trascurrió en silencio, no uno incomodo, mas bien uno reconfortante. Mi mano tomo la suya y ella la levanto y me dio un beso en la mía.

Llegar a casa se hizo eterno, estuve tentado de infringir los limites de la velocidad en varias ocasiones, pero no quería tentar nuestra suerte, suficiente habíamos tenido hasta este momento.

Al llegar y abrir la puerta ella se quedo parada observando en silencio. Una sonrisa se extendió en sus labios, mientras cerraba los ojos y los volvió a abrir humedecidos. Luego corrió y se colgó enredando sus piernas en mi cintura y sus brazos alrededor de mi cuello.

-No te das una idea, la cantidad de veces con las que he soñado este momento.

La mire con adoración, ella era la mujer de mi vida y estos meses sin ella fueron un infierno.

-Aquí estoy y no me iré a ningún lado.

-¿Lo prometes?

-Claro que si, como espero que tu me prometas lo mismo cariño, porque este hombre sensual no puede vivir sin ti.

Sus labios chocaron contra los míos, en un beso febril y necesitado.

En un beso apasionado, donde volcamos todo lo que nos extrañamos, todo lo que sentimos y todo lo que nos amamos.

La ropa no tardo en desaparecer, sus uñas se clavaron en mi espalda cuando entre en ella.

¡Joder! ¡Como había extrañado esto! Esta conexión que sentía cuando le hacia el amor. Su espalda choco contra el colchón de nuestra cama sin hacer, quería verla, quería ver sus gestos de placer, quería verla llegar al orgasmo y capturarlo con mi mente.

Necesitaba saber que esto era real, que ella era real y que esto no era un sueño.

Coloque sus piernas en mis hombros y la penetré lentamente, quería disfrutarlo sin prisas, saboreando cada momento. Ella susurro mi nombre en sus labios y supe que estaba cerca, asique saliendo de ella me introduje y arremetí con fuerza.

Los dos gemimos al unisonó, se sentía tan malditamente perfecto. Ella volteo el tablero y se subió ahorcadas, tomando el control de la situación, mis manos y mi boca jugaron con las cimas de sus pechos, primero uno y luego el otro.

Ella me monto con destreza y sin piedad, tomando todo de mí. Agarre sus caderas con fuerza y acelere los movimientos. Su cuello se hizo para atrás, dejándolo expuesto y un gemido incoherente salió de sus labios.

La di vuelta y con sus piernas enroscadas en mi cintura arremetí contra ella, hasta que sentí mis cuerpo explotar de placer, dejándome un poco confundido e intenso. Nuestras respiración estaban agitadas y nuestros cuerpos sudorosos, pero no importo, me gire con ella en brazos para no aplastarla, dejándola encima de mi cuerpo.

Ella escondió su cara en mi cuello y me abrazo, entrelazando nuestras piernas.

-Te amo Simón Maclean.

-Y yo a ti preciosa.

-Tengo miedo de dormirme y que al despertar no estés aquí. Se que es tonto, pero creo que nunca estuve tan asustada de pensar que no podría volver a ti.

-Te prometo que esto no es un sueño cariño, estamos juntos y no pienso irme a ningún lado. Nunca deje de buscarte, hasta me metí en ese mundo de vuelta para encontrarte. Mi vida sin ti no tenia sentido, no podía comer, ni dormir pensando en algo malo podría sucederte y yo no llegaría a tiempo.

-Lo se. No se como hiciste algo tan estúpido ¿y si Alexander no los dejaba salirse? ¿Qué iba a hacer? Los podrían haber matado.

-Era un riesgo que estaba dispuesto a asumir, si eso significaba tenerte conmigo nuevamente.

Natasha rodo los ojos- si terminabas muerto, juro que yo misma bajaba al infierno te traía de vuelta y te volvía a matar por estúpido.

-Eso traducido, quiere decir "Oh Simón, eres el amor de vida, no puedo vivir sin ti"

Ella largo una carcajada- no tienes remedio, eres un hombre cursi.

Me encogí de hombros- y así me amas, asi que no tienes escapatoria. Vayas donde vayas yo voy a encontrarte.

-Okey, ahora sonaste psicópata.

Me reí entre dientes antes de darle vuelta y empezar a hacerle cosquillas-¿Cómo me has llamado?

-Simón... Para... Vamos cariño.

Ella se descoció en carcajadas.

Estábamos juntos de vuelta y eso era lo que importaba. Natasha era mi mujer ahora y siempre y nada, ni nadie podría decir lo contrario

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