CAPITULO 50


Adentro tuyo hay un conflicto interior. Un hombre no puede ser Salvador y al mismo tiempo opresor. Luz y oscuridad.

Uno de los dos debe sacrificarse por el otro. Debes elegir y hacerlo con sabiduría, no te equivoques o ambos correrán con la misma suerte y morirán.

SIMÓN.

Había pasado un mes desde el secuestro de Natasha, desde la última vez que la vi. Whisky no había estado cuando llegue a la escena, suponía que se lo habían llevado con ellos, hasta que tres horas después apareció ladrando en casa desesperado.

La agencia había entrado en una especie de tensión, todos debían recopilar datos, interferir llamadas e investigar hasta encontrar el paradero de Natasha.

Yo no era el mismo, no sin ella.

Lo único que calmaba la ansiedad mortífera que sentía era el alcohol, se que no es la solución, pero después de buscarla por todos los lugares imaginables y no hallarla, era lo único que lograba apaciguarme hasta quedarme completamente dormido.

Tampoco dormía bien, las pesadillas me asaltaba noche tras noche. Mi subconsciente jugaba con mi cabeza, imaginando las mil formas en las que ella podría estar sufriendo y yo acostado en mi cama miserable e impotente.

El timbre de mi casa suena una, dos y tres veces, pero no me levanto a mirar quien es. Agarro el vaso de whisky de la mesa de luz, me tomo lo que queda y vuelvo a tirarme en mi cama, tapando mis ojos con mi brazo.

El timbre deja de sonar y respiro con agradecido. La cabeza me retumba horrible y siento la boca pastosa, hace mucho tiempo que no me agarraba estos tipos de borracheras, creo que desde los quince años.

El cuarto se encuentra sumido en total oscuridad, cuando de repente algo pasa y se hace la luz, cegando mis ojos de una manera dolorosa. Ahora podía entender a Dracula y su aberración por el sol.

Parpadeo varias veces, hasta que mis ojos se acostumbran a recibir la calidez de la luz, entrando por mi ventana. Cuando logro abrirlos y enfocar, una figura alta e imponente se cierne sobre la ventana mirando el paisaje.

Lo reconocería donde sea.

Duncan mira hacia afuera en total silencio, no se como mierda logro entrar, pero si se que me costara un montón echarlo de aquí.

-¿Qué haces aquí? Creí que había quedado claro que no quería ver a nadie.

El se gira lentamente con las manos en los bolsillos. Su expresión es pétrea, no demuestra ningún tipo de emoción y eso me sorprende un poco. Normalmente el es así con todo el mundo, menos conmigo y su familia, pero hoy el me esta mostrando la misma indiferencia con la que encara al resto de los mortales.

-Lo que tú quieras en este momento me importa una mierda. Levántate de la cama y ve a darte una ducha, te quiero listo para ir a trabajar en menos de cinco minutos.

-¿Y si no quiero?

Sus ojos flamean con furia- no querrás saberlo.

Me levanto con torpeza y camino hacia el baño, despotricando contra Duncan. El agua calma un poco mi fatiga y el dolor de cabeza, pero no lograr hacerme olvidar que le falle, que no la protegí como le prometí mil veces, que ella esta sufriendo por mí culpa y yo no puedo hacer nada.

Mis nudillos impactan contra la pared una y otra vez, hasta que ya no siento absolutamente nada. Cierro los ojos y dejo que el agua se lleve la sangre que me he sacado en mi ataque de furia, luego salgo me pongo una toalla en la cintura y me lavo los dientes.

El reflejo que el espejo me devuelve es de otro hombre. Ya no hay nada alegre o con chispa en mi, todo se marchito, todo murió desde ese día. Las ojeras y las bolsas bajo mis ojos son notables, he perdido varios kilos, que le pasaron factura a mi figura, mi rostro parece mas el de un muerto, que de una persona viva.

Me cambio y voy hacia la cocina en donde supongo que Duncan estará. El esta sirviendo dos vasos de café negro y apenas pongo un pie en el lugar, se gira y me entrega una taza y con la cabeza me hace una seña en dirección los taburetes, en donde hay muchos tipos de comidas y repostería.

-La señora Harves y Mushka insistieron en que debía obligarte a comer y ya sabes que yo nunca incumplo mis promesas.

Tomo un sorbo de mi café y agarro una dona, bajo su atenta mirada. Cuando le doy un mordisco y el asiente complacido y deja unos papeles en la mesa- no voy a darte una charla cursi y sensiblera de saber como te sientes y que todo mejorara, porque ese no soy yo. Ha pasado un mes y se que la situación es una mierda, pero debes levantarte y seguir buscando Simón, solo tu puedes encontrarla. Eres el único que le ha seguido la pista a Alcapone por años y el que mas cerca ha estado de atraparlo.

-¿Y como me ha ido con eso ah?

-Como la mierda-responde una voz muy familiar.

Alexander me mira con un whisky en la mano y una expresión tosca- ¿Ya te has olvidado de lo que te enseñe muchacho? Sabias que esta vida no era fácil, ninguna lo es en realidad, pero esta, la que ustedes dos eligieron es peligrosa. Nunca van a estar a salvo y deben aprender a jugar ya moverse en este mundo si quieren sobrevivir.

-¿Y que me recomiendas que haga? Por que la he buscado por todos lados, he hecho de todo y no la he encontrado, yo le he fallado.

Su expresión se endurece- este intento de hombre, no es mi hijo Duncan. Mi hijo no se rendiría ante la adversidad o los golpes, sino que se los devolvería. Mi hijo nunca hubiera parado de buscarla, se haría pasar por el mismísimo presidente si eso lo haría encontrar aunque se una pista de su paradero.

La furia se extendió por mis venas como lava hirviendo-¿y quien coño te ha dicho que he dejado de buscarla? Nunca lo hice, ni lo haré. Ella mi vida y yo jure protegerla, que le haya fallado, no quiere decir que no trate de reivindicarme. ¡Pero esto es una mierda! Cada vez que me acerco, me doy contra un muro, el siempre ira cinco pasos adelante que yo. Y tampoco puedo usar a la agencia como mi investigadora privada, no es justo para los otros casos.

Duncan y Alex comparten una mirada y luego el me dice-¿y si te diría que tienes a todo un cartel a tu disposición y a mis investigadores privados para hacer esas tareas?

Lo miro sorprendido, intentando procesar que el me esta dando una opción, mas turbia e incluso más peligrosa y para nada legal.

Duncan se acerca y pone su mano en mi hombro dándome un apretón- no es la opción ideal, nos meteríamos de nuevo en toda la mierda que una vez luchamos tanto por salir. Pero hay que ser honestos y prácticos. La mejor forma de encontrarla es metiéndonos de lleno en su mundo, movernos con las mismas personas, en sus mismos ambientes y pensando como lo harían ellos. Esto no es solo una venganza personal de Alcapone Simon, va mas allá y lo sabes.

-¿Dijiste metiéndonos?

-Si tu te metes en esa mierda, no iras solo. Conozco mejor ese mundo que tu y lo sabes.

-Ahora tienes una familia Duncan, no puedes arriesgarte. Jamas me perdonaría si te pasara algo por mi culpa.

-Tu eres mi hermano, por lo tanto parte de mi familia también y no voy a quedarme de brazos cruzados mientras tu te metes en un plan suicida.

-Es lo mas cursi que me has dicho.

-No te acostumbres.

Alexander nos mira divertido- ¿eso es un si?

No tengo que pensarlo mucho, iría al mismo infierno si ella estuviese allí. Lo miro con detenimiento antes de tomar una de las decisiones mas caóticas de mi vida y volver a meterme en el mundo del cual me costo tanto huir y me prometí jamas volver.

-Estoy adentro.

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