CAPITULO 39

Natasha.

Estaba realmente furiosa.

No sabía que me dolía más. Que él no tenga fe en mis habilidades o que no haya tratado de arreglar las cosas.

Termine con el último entrenamiento, donde obviamente lo deje aniquilado en el piso y les di la tarde libre.

Después de que un valiente se me enfrentara y me dijera que yo los estaba masacrando no enseñándoles.

Y tenía razón.

El trato fue que si el duraba más de dos minutos luchando conmigo sin tocar el piso, les daba la tarde libre.

Admito que el muchacho tenía potencial. No duró mucho pero si más que los demás.

Y sobre todo tenía esa mirada determinante, no desafiante. El sabía que yo lo iba a ser papilla, pero igualmente trato de vencerme.

Ahora le estaba dando puñetazos a la bolsa de boxeo. Era la mejor forma de descargar toda la energía que tenía acumulada.

Aerosmith "Pink", sonaba a todo volumen por los parlantes del gimnasio.

De repente el volumen fue disminuyendo, cuando sentí su presencia atrás.

Su perfume inundó mis fosas nasales prometiendo derretirme, pero no yo no me giré.

Seguí pegándole a la bolsa, con más furia.

La música disminuyó y escuché sus pasos firmes y seguros.

-Espero que lo que sea que te estés imaginando en esa bolsa no sea mi atractivo rostro.

Una sonrisa disimulada e imprevista quiso escaparse de mi boca, pero no la dejé.

Idiota.

No me giré y le di con más fuerza, hasta sentir mis que los nudillos comenzaban a doler.

Sus manos como un fuego abrasador, quemaron mi cintura.

Había pasado una maldita semana desde que no nos hablábamos, ni nos tocábamos.

Y su agarre firme y decidido me estremeció.

Me quede quieta con su respiración en cuello.

El sudor caía por mi espalda, mis brazos y mi cuello.

Era todo un desastre sudoroso.

Me pecho subía y bajaba violentamente.

Y mi corazón parecía querer salirse de mi pecho.

-Lo siento.

Me quede petrificada. El me estaba pidiendo perdón pero para mí no era suficiente.

¿Qué me pasaba? No lo sé. Ni siquiera yo me entendía.

-No es suficiente.

-Lo sé- el me giro entre sus brazos. Su miraba azul profundo se clavó en la mía de una forma dulcemente aterradora.

Simón tenía la capacidad de volverme loca en segundos. De hacer que mis piernas temblasen y se volvieran gelatinas.

De acelerar mi corazón con solo dos palabras.

Y de hacer que mi cuerpo estallara en llamas con solo acariciarme.

-Sé que me comporte como un absoluto idiota. Pero quiero explicarme.

No es que yo no tenga fe en ti Mariposa. La tengo y sé que eres una asesina letal y una difícil contrincante.

Pero no puedes culparme por tener miedo. Alcapone ya me ha quitado demasiado y no permito dejar que el siga quitándome más.

Cuando estuvimos secuestrados. Nunca supimos quién nos tenía a su merced, porque no mostró su rostro.

Pero yo no pude quedarme de brazos cruzados. Así que investigué.

Alex el marido de mi madre fue el que me descubrió y me dijo que era un hijo de puta estúpido, pero valiente.

Con tan solo quince años yo ya me había metido en más líos que cualquier chaval normal.

Me metí en las mafias e hice cosas de las que siempre me arrepentiré.

Pero yo sabía que esa era el camino para encontrar a ese hijo de puta y para encontrarte a ti.

Alex me salvó de que me mataran más de una vez y me dio un sermón que nunca voy a olvidar.

El me ayudó y me dijo que a él también le gustaban los líos y que yo era un niñato para darme cuenta que me estaba manejando mal, aunque según él tenía potencial.

Descubrimos que Alcapone fue el que nos retuvo. El nos iba a vender a la trata de personas.

Hasta que tú escapaste y a mí me torturo por perderte.

Luego la conocí a Melody y a Mika. Melody era más fría y calculadora. Mika era dulce y compasiva.

Las dos me ayudaron a escapar.

Mika fue mi novia en secreto. Ella no estaba hecha para el mundo en el que había nacido.

Pero Melody sí. Ella era el ejemplo a seguir el orgullo de papá.

Todo bien hasta que Alcapone descubrió lo nuestro.

El la asesinó y me mandó un vídeo de cómo ella sufrió. Melody corrió a mis brazos, diciéndome que lo odiaba, que quería salirse.

Tu misma sabes que tan difícil es salirte de la mafia.

Así que la ayude. Pero ahora no estoy seguro si la ayude realmente a ella o a su padre.

-¿Así que no siempre fui tu amor?

Me aleje de su cuerpo sintiendo mi pecho oprimirse. Los celos se hicieron notar y la odie. Odie a esa mujer sin conocerla y me odie más a mi por darme cuenta que las personas tenía razón sobre mí, yo era egoísta y mala.

Simón me miro con dulzura y volvió a acercarse tomando mis rostros con sus manos.

-No debes sentirte celosa. Yo siempre te ame, pero con Mika fue un amor distinto, un amor juvenil.

-No me está ayudando eso que me dices-dije entre dientes.

El se rio- te amo a ti, solo a ti.

Yo gire mi rostro hacia el costado y el tomó una respiración profunda.

Luego de su muerte...

Genial. Va a seguir hablando de ella.

-Alex me propuso crear la agencia, era la mejor forma de salirme de ese mundo, pero a la vez debía aceptar ciertas condiciones, como no meterme en su camino. El sigue siendo un mafioso pero tuvo hijos que no salieron de ese mazo y otros que sí, pero que no quieren ese mundo.

Acepte sabiendo que iba a poder destruir a Alcapone y encontrarte a ti.

-Se ve que no hiciste un gran trabajo entonces.

-Hey. Claro que lo hice. Con Alcapone fue difícil, pero contigo no. Cuando te encontré te habías vuelto despiadada y eras buscada por la CIA y el FBI.

¿Por qué crees que no te encontraron o porque tenías comodidades en la cárcel? Como siempre tenías un ángel de la guarda que te facilitaba las cosas No digo que tú no hayas sido capaz de hacerlo.

Me lo hiciste difícil al principio. No te gustaba que alguien te cuidase las espaldas.

Duncan me dijo que estaba obsesionado y que lo dejara estar.

Luego pasó lo del castillo y supe que tenía que soltarte. Imagínate mi sorpresa cuando te vi en el operativo de rescate diciéndome "niño bonito" y ni siquiera me recordabas.

Y luego te vi tendida en el suelo con tu sangre cubriendo tu cuerpo, mientras tu piel se iba volviendo blanquecina y fría. Pensé que te me morías en mis brazos y tuve el corazón en la boca hasta que los médicos me aseguraron que ibas a estar bien.

Siempre estuve ahí entre las sombras cuidándote, amándote en silencio.

Sé que puedes contra Melody y muchos más.

Pero quiero que me dejes ayudarte. Yo entrené con ella muchas veces y no pongas esa expresión porque significa que puedo anticiparme a cómo va atacarte.

Te amo Natasha Maclean. Y quieras o no vas a tener mi ayuda porque eres mi mujer y mi familia.

Y la familia hace eso. Se ayuda y se cuida las espaldas.

Lo miré sin pestañear. Pero como dije antes con solo abrir esa tentadora boca yo me volvía estúpida.

Me cruce de brazos y lo mire sería cuando lo que quería era tirarme a sus brazos.

-Ven aquí mariposa y terminemos con esta tortura. No me gusta estar peleando contigo.

-A mí tampoco, pero tengo condiciones. No hablaremos más de tus antiguos ligues y Melody es mía.

-Hecho.

Le sonreí y me mordí el labio antes de sacarme la musculosa y quedar con mi sostén deportivo.

Luego me saque la calza ante su atenta mirada quedándome con mis minis braguitas rojas.

Simón trago saliva. Camine y pase de él para cerrar la puerta con llave.

El se sacó la camisa y su pantalón de un tirón, llevan se los bóxer con él.

Esta vez la que tragó saliva fui yo.

Se acercó a mí como un depredador. Tomó mi cadera con ambas manos y de un salto enrosque mis piernas en su cintura.

Nuestras bocas no tardaron en encontrarse. Fue un beso salvaje y devastador. Mis uñas se clavaron en su espalda.

Mi espada chocó contra la pared más cercana.

Mi sostén desapareció con una agilidad aterradora pero excitante, al igual que su boca.

Sus manos desparecieron y de un tirón arrancó mis bragas lanzándolas para atrás.

Baje mis manos y lo acaricie.

Estaba desesperada. Lo quería ahora.

Lo guíe a mi entrada y él se ocupó del resto, haciéndonos gemir en el proceso.

Una sensación increíble, mejor que la primera vez.

El arremetió contra mi cuerpo y yo no me quede atrás.

Mis talones se clavaron en su trasero y mis uñas en su espalda.

Nuestras bocas se unieron un beso arrebatador. Luchaban como dos espadachines por el control.

Mi cuerpo estalló en espasmos y me aferre más a su cuerpo.

El me siguió unos segundos después cuando lo sentí temblar en mis brazos.

Nos quedamos así un tiempo, quien sabe cuándo.

Simón levanto su rostro y me dedico una sonrisa soñolienta. Sus ojos estaban achinados.

Me dio un beso en la nariz y dijo con voz ronca- aunque me encantaría seguir así un tiempo más. Debemos cambiarnos y yo debo ir con Bruno de informática, para que borre las filmaciones de lo que acabamos de hacer.

Largué una carcajada. No lo podía creer habían cámaras.

-¿Porque no me dijiste que habían cámaras?

-No me diste tiempo. Te empezaste a desnudar y mi sentido racional se apagó.

-Bueno como máximo el usará esto para fantasear por las noches.

La cara de Simón fue un poema y largue una carcajada.

-Nadie va a fantasear con nada y menos Bruno, que es gay.

-Ah ahora entiendo. Si quieres voy yo y le digo que la única que puede fantasear contigo soy yo- dije aguantando la risa y el negó y se pasó la mano por su melena rubia.

-Y yo que pensé que habías perdido el sentido del humor.

Nos terminamos de vestir y nos despedimos con un beso, con la promesa de seguir con lo que empezamos en el gimnasio.

Apague las luces y antes de irme me volví a mirarlo. Nunca pensé que me sentiría así o que terminaría haciendo este tipo de locuras con alguien que esté tan o más loco que yo.

Una sonrisa se plantó en mi rostro para no irse más.

Ni la zorra de Melody ni su padre iban a arrebatarme a Simón. Antes deberían hacer una parada y conocerme.

Ya no era una niña asustadiza de su padre. Ahora era una mujer enamorada y mucho más peligrosa.

Y podría apostar mi vida, a que ellos iban a terminar suplicando por las suyas, mientras unas de mi katanas se hundía en sus podridos corazones.

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