Capitulo 17

Simón.

-¡¿Se puede saber por qué no me dijiste que te habías convertido en el nuevo objetivo!?

Estaba realmente furioso. Natasha era el nuevo objetivo de Alcapone. Ella debería estar custodiada y asustada como la mierda. Pero no, como siempre ella no encajaba en los estereotipos básicos.

Ella estaba haciendo ejercicio, como cualquier otro día.

-No grites, no es para tanto.

Ella estiro las piernas, dándome una muy buena vista de su trasero. No es momento para distraerte hombre, ella está en peligro.

-El es peligroso Natasha, debe tener que importarte.

Natasha giro su cabeza y me miro con los ojos entrecerrados, como si quisiera decifrar algo.

Luego se acercó caminando hasta mi y me miro sería-me llamaste por mi nombre.

-¿Que tiene de malo?¿Acaso no te llamas así?

-Nunca me llamas por mi nombre.

Ahora entiendo. Ella estaba pensando que yo estaba enojado con ella y por ello le había dicho Natasha. Pero lo que ella no entendía es que si le pasaba algo, me iba a morir.

La tomé de la cintura y fue placentero tener mi mano sobre su cintura desnuda. La acerque hacia mi pecho y ella soltó un pequeño jadeo por la sorpresa.

-No hiciste nada malo.

-¿No?-si voz por un momento fue insegura.

-Bueno si contamos que ayer me dejaste parado como un mal marido y padre...

-¡Oh cállate!

Me reí entre dientes. Todavía no podía creer la escena que me había hecho frente a Miranda, seguramente ella me estaba odiando.

-Creeme que cuando seas padre y marido seré el mejor- le Guiñe el ojo y ella se sonrojo para luego poner su mejor cara de póker.

-Que bien te sienta la modestia querido.

-Asi te gustó -ella rodo los ojos-ahora mariposa, tienes que llevar custodia y nada de caras asesinas como la que me estás poniendo, es por tu seguridad.

- Puedo cuidarme sola. No necesito niñera.

-Lo se. Pero me haría sentir muy bien y más tranquilo si llevaras cuatro escoltas.

-Uno.

-Tres.

-Dos.

-Hecho- dije sonriente y ella refunfuñó.

-Ahora veamos que podemos hacer para cambiarte esa cara de amargada.

-¡No estoy amargada!

-Oh, si lo estás cariño.

Ella se sonrojo y adore ser el único que tenía ese efecto en ella.

- ¿Como me llamaste?

-Cariño- dije sin vergüenza-ahora que aclaramos los puntos vamos a lo importante.

-Simon...-fruncio el ceño.

-Creeme cuando las mujeres dicen mi nombre así no es nada placentero, solo avecina problemas ¿Que pasa?

-Yo no sé si estoy lista para esto. Va demasiado rápido.

-Hey. Respira no te estoy pidiendo matrimonio, no todavia- me reí de su expresión y ella me pegó en el brazo- estoy bien con lo que puedas darme, aunque solo para que lo sepas-me acerque hasta que nuestras narices se tocaron-quiero esto y mucho más. Soy un hombre ambicioso.

Sus ojos brillaron y ella tomo la iniciativa de besarme esta vez. El beso se tornó profundo y muy húmedo.

No se en que momento terminamos contra la pared y ella con sus piernas enroscadas en mi cintura.

Pero lo que sea se es que un momento de conciencia iluminó mi mente. Estábamos en el gimnasio de la agencia y cualquiera podía entrar. Como la mierda que iba a dejar ver a mi chica en su momento de placer.


Mi chica. Eso sí que me gustaba como sonaba, pero como no quería asustarla iba a guardarmelo un tiempo más.


-Cariño-mi voz sonó ronca.

-Mm

-Deberia parar. No lo tomes a mal, tienes mi cuerpo ardiendo por tu atención, pero estamos en el gimnasio de la agencia y cualquiera puede entrar y vernos.

- Tienes razón.

Sus mejillas estaban sonrosadas y sus labios hinchados. Se veían tan caliente.

Ella me dedico una sonrisa. Pero no hablo de las que se le da a la gente, sino de esas que uno sabe que son especiales.

-Vas a matarme mujer.

Puse la mano en su cintura y la guíe hacia la salida.

Ella se rio- yo diría que esa sería una buena forma de morir bebé.

Luego se alejó dejándome atónito, por lo que acaba de suceder.

-¿Como me dijiste?

-No eres sordo, has escuchado muy bien. Si yo tengo apodos Niño bonito tu también.

Luego se alejó contoneando sus caderas y dejándome como un tonto parado en la puerta.

Esta mujer iba a matarme. Pero en algo tenía razón, iba a ser una buena manera de morir.

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