MÁSCARA & AFRODISÍACO

DISCLAIMER. Antes de empezar quiero dejar en claro que los personajes no me pertenecen, ellos son enteramente propiedad del MCU y de la mitología nórdica, yo sólo los uso para dar rienda suelta a mi imaginación.


N/A. ¡Hola! Sí yo aquí de nuevo, como nadie comentó en el anterior creo que no lo hice tan bien pero me esforcé y creo que he mejorado aunque sea un pelín con este. Cualquier mejora que pudiera hacer agradecería que me la hicieran saber en los comentarios. Esto me ayudaría para traerles mejor contenido también :3.

...............

Era el solsticio de verano y como de costumbre, Odín había ofrecido un baile.

La celebración era soberbia: habían juglares, bailarines traídos de Vanheim y Rifelheim, bufones y por supuesto un gran festín. La comida había sido vasta y diversa, platillos exóticos con postres estrafalarios habían desfilado uno tras otro en manos de los sirvientes, quienes presurosos habían surtido la mesa de los invitados que demandaban tener pronto el estómago saciado.

Aquello, sin embargo, fue sólo el preámbulo de lo que verdaderamente tenía la velada por ofrecer. Todos los miembros de la corte habían sido prevenidos sobre la temática innovadora que se le había ocurrido implementar a uno de los príncipes aquella noche de fiesta.

Cada uno de los cortesanos pues, terminada la cena, se dispuso a dirigirse al gran salón de baile para lucir las mejores galas que habían encargado a sus sastres las semanas previas al evento. Pero antes y con el beneplácito de los reyes, las luces fueron apagadas para que los invitados tuvieran tiempo de ponerse sus máscaras y así, cuando se encendieran las velas de nuevo, podrían jugar ese juego de misterio que le daba un toque de novedad a la velada.

Hombres invitaron a mujeres, que nunca se atreverían a sacar a bailar, a hacerlo, envalentonados por el actual secretismo de su identidad. Mujeres hicieron lo mismo con estos.

Claro que nadie, ni con la mitad de la cara oculta podría dejar de saber que el hombre rubio con una figura de Adonis y estatura prominente, era sin lugar a dudas el codiciado Dios del Trueno. Tampoco es que las doncellas intentaran ocultar su adoración por este pero ahora incluso las más tímidas se acercaron a pedirle un baile.

Él por su parte, sabiéndose descubierto y el centro de atención no pudo más que ceder amablemente a cada una de las peticiones de las damas. Hizo conversación, aceptó piropos subidos de tono y confesiones de amor hasta que, sin ningún tipo de cortesía, una figura emergió del lado derecho de su actual acompañante y la apartó de sus brazos en medio de una pieza.

—Oh querida, cuanto lo siento, pero creo que alguien debería haberte dicho sobre el agujero que tienes en la parte trasera de tu falda. —Una voz aterciopelada se hizo escuchar antes de que la muchacha saliera de su aturdimiento y le reclamara por su desfachatez.

Sólo esa amenaza de hacer el ridículo bastó para hacer que la joven pelirroja saliera corriendo en busca de un espejo o a llorar, si no era lo suficientemente práctica para afrontar la situación.

—¿Me concedería esta pieza príncipe Thor? —le propuso la bella dama con una sonrisa de suficiencia en su cara, como si fuera ella la que le daba el privilegio de su compañía y no al revés.

Divertido, Thor asintió y se dejó llevar por la música. Con una mano ceñida en la cadera de la susodicha y la otra sosteniendo la de ella intentó guiar el vals que bailaban. Pero no lo consiguió, aquella doncella era muy voluntariosa, demasiado demandante en cada paso que daba para ejecutar la danza.

Era ella quien dominaba cada vuelta, quien decidía en qué dirección debían ir para que su vestido negro con incrustaciones de joyas verdes refulgiera con más intensidad en la semi-oscuridad que imperaba en la pista.

De repente se volvió evidente para todos los presentes que pese al ritmo medianamente acelerado de la melodía, aquellos dos personajes que emitían poder con cada movimiento ya no estaban interpretando un número cordial y lleno de las maneras propias de los desconocidos. Era mucho más que eso.

Ninguno de ellos podría suponer cuánto.

Hasta Odín y Frigga se sorprendieron cuando al finalizar la pieza en lugar de despedir a la delgada y alta doncella de hebras negras atadas en un moño alto, su hijo mayor tomó su mano en la suya propia y frente a la multitud, que se había detenido alrededor de ellos a observarlos, se había inclinado a medio camino y había depositado un beso en ella.

Muchos corazones rotos hubo esa noche cuando tras de eso el príncipe heredero no se apartó ni un segundo de su acompañante. La chica misteriosa de la que nadie sabía nada, la poseedora de una máscara negra con pequeñas esmeraldas adornando su contorno.

Siguieron bailando un rato más, hasta que los demás invitados comenzaron a adaptarse a ellos y perdieron el interés. Fue así que fácilmente y evadiendo el ojo crítico de sus padres, Thor pudo sacar a su amada de la fiesta sin que nadie interviniera o les dieran más que una mirada prometiendo chismes luego.

Caminaron rápido y en algún punto de los largos pasillos que rodeaban el jardín principal del palacio comenzaron a reír como bobos. Y lo hicieron aún más, cada que pasaban a un guardia que saludaba al príncipe de manera estoica y protocolaria.

Obviamente estos creyeron que estaban borrachos.

Y lo estaban: borrachos de amor, de lujuria y de la diversión que el caminar aquella noche en la cuerda floja deliberadamente, había supuesto.

—¿Qué demonio te poseyó para que hicieras algo así sin consultarme? —le inquirió intentando recuperar el aliento después del beso desenfrenado que se habían dado contra la puerta cerrada de su habitación.

—Oh vamos, eres un aguafiestas por naturaleza. Jamás me habrías dejado intentarlo sin enumerarme todo lo que podría salir mal —contestó sin un atisbo de culpa e inclinando todo su peso en el costado del rubio, buscando mimos.

—¡Pero es que es una locura! ¡Ni siquiera usaste tu magia para cambiar de cuerpo! —lo regañó el mayor sin dejar de envolver al otro con su brazo derecho, acercándolo a su pecho.

—Y aun así nadie se dio cuenta, ¿quién diría que las jóvenes aesir son conocidas por su falta de voluptuosidad en el pecho? —bromeó.

—Ven aquí, bendito niño travieso.

—Me declaro culpable.

La cara de Loki obtuvo un tono brillante tras su última declaración. Subió la cabeza con media sonrisa aun es su faz y sin pedirlo más que con sus ojos, demandó un nuevo beso que Thor no demoró en darle.

Era mentira, claro. El rubio jamás podría enojarse con su querido hermano menor, incluso si él alguna vez los echara de cabeza con sus padres y todo Asgard. Él seguiría adorando a su temerario y sarcástico amante.

—¿Loki?

—¿Mmmh? —le respondió el otro cuando acabaron de acurrucarse en la cama del mayor.

—Tengo muchas ganas de follarte.

Una risa fresca y verdadera se hizo oír en el cuarto y aquello no hizo más que aumentar la libido del Dios del Trueno. Aquello era música para sus oídos, un bálsamo para las presiones que la cotidianidad, le exigían. No, Loki era el bálsamo.

—¿Nunca te da pena ser tan descarado? Lo hicimos esta mañana apenas.

—Ya pasaron más de diez horas Loki —le dijo con un gesto que implicaba que el menor estaba siendo tonto.

Otra risa se escuchó y sin más, Loki se colocó sobre el rubio, sin dejarle caer todo su peso, y haciendo uso de sus codos y rodillas comenzó a descender con dirección al sur. Sin embargo, se detuvo cuando una mano interceptó la suya justo al intentar liberar el miembro de su hermano.

—¿Qué estás haciendo?

—Pues estaba por chupártela.

—Eso ya lo veo —dijo con una risa contenida apenas—. Hablo de que lo estás haciendo como si comenzar el sexo fuera impersonal.

—Coito Thor. Ya te he dicho que no le digas sexo, se oye muy corriente y sí lo iba a hacer, después de todo dijiste que querías follar y no hacer el amor.

—Oh, así que de eso se trata.

Se levantó rápido de su posición y atrapó a Loki entre sus brazos antes que este saliera corriendo de la cama. Volvieron a reír y Thor lo tiro para ser él el que en esta ocasión quedara suspendido sobre el menor. Empezó a repartirle besos tanto en el cuello como en la parte inferior de su cara, mientras el receptor de sus caricias trataba de quitarle la máscara roja que portaba.

—No, espera. —Lo detuvo el mayor, separándose un poco del otro.

—¿Cuántas veces me has deteniendo hoy? —Exasperación se hizo oír en su voz—. Tienes baba aquí.

Sin decir más, se la quito de la barba y le plantó un beso. Sólo eso bastó para que volvieran al ataque.

Sus lenguas volvieron a encontrarse y a bailar la electrizante melodía que hacía una hora habían estado interpretando en el salón de la gala. No necesitaban parar a respirar, años de práctica les habían hecho hábiles en jalar aire por sus fosas nasales sin separarse.

Claro que aquello tampoco había podido quitarle la mala costumbre a Thor de casi bañar con saliva a más no poder la cavidad de Loki. Así de poco elegante era el rubio incluso en aquello, pero el menor ya no rechistaba. Ahora le parecía tierna la torpeza e impulsividad del susodicho.

—¿Qué tan travieso te sientes hoy? —interrogó con una ceja alzada el Dios del Trueno, luego de acabar con su sección de besuqueo.

—Yo siempre me siento travieso Thor.

—Bien.

................

Drakor se había visto obligado a presenciar muchas cosas raras en el palacio, desde la pelea de dos damas de la corte por un vestido hasta la transformación de un mago en salero, pero jamás había pensado que lo haría con algo parecido a lo que ahora contemplaba.

Era el príncipe, de eso no había duda alguna y la verdad es que poco importaba la dama con la que estaba porque el que estuviera retozando allí con ella contra una columna de la sala de artes, era en realidad, en todo en lo que podía fijarse actualmente.

Casi se delata a sí mismo al gritar sorprendido cuando entró a hacer su acostumbrada guardia nocturna en esa parte del castillo, pero logró taparse la boca justo a tiempo.

Quizá lo más prudente hubiera sido irse y dejar a su joven general seguir con lo suyo sin molestarlo. No había podido hacerlo, y no había podido hacerlo porque aquel acto era más que una simple follada que él hubiera tenido o visto alguna vez. Aquello era como un show, un espectáculo que le hubiera encantado realizar él mismo.

Esa dama era grandiosa. En lo que llevaba mirando ya habían tenido tres rondas seguidas, aquella era su cuarta y la posición que ahora tenían era algo más que escandalosa por no decir que deshonrosa para cualquier doncella que se preciara de ser decente.

El príncipe tenía a la muchacha sobre una de las mesas ornamentales con sus cuatro miembros aferrados al cristal inútilmente, pues estos resbalaba hacia adelante cada vez que el Dios del Trueno embestía a la dama y esta, junto con las manos del susodicho, se encargaban de retroceder la misma distancia para recibir la siguiente estocada.

Los cabellos negros de la joven que quizá previamente estuvieran fijos en un peinado ahora caían medio libres a los lados, dándole el perfil de una de las brujas de los cuentos que de niño le leían. Sus pies estaban anclados a la orilla de la mesa y con ello se daba impulso y dirección a sus meneos. La falda de su vestido se contoneaba también, sin dejar de cubrirle la parte íntima en donde de seguro estaba alojando el pene de su general.

En ese momento el príncipe tomó una de sus piernas blancas como la leche y le dio vuelta sobre sí misma sólo a medio camino, dejándola sobre su costado. Cosa que le había costado un buen golpe en el hombro y el brazo, uno que le hizo gritar de dolor pero que no sirvió para detener el vaivén constante que ambos se traían entre manos.

—¡Thor no seas bruto, por lo menos avísame! —le gritó entrecortadamente con la voz ronca de tanto jadear y gemir.

—Es que tu agujero se siente tan bien. —Logró resoplar apenas, alargando la penúltima palabra todo lo que pudo.

Drakor no prestó atención a cómo el príncipe mordía el cuello o la mandíbula de su amante, que se habían pintado de un precioso rojo escarlata para ese instante, sino que toda su atención se quedó fija en la mano del Dios del Trueno que no sostenía la pierna de su pareja, sino en la que había apartado la falda del vestido para acariciar vigorosamente el pene de la que creyó en un principio era una doncella.

Los resoplidos callaron un instante y ante el miedo de pensarse descubierto dio un paso atrás antes de notar que la ausencia de ruido se debía al muy húmedo beso que estaba teniendo lugar sobre aquella mesita de ébano con incrustaciones de diamante.

Una mezcla de asombro y asco se instaló en su ser al observar cómo el agujero que él usaba para defecar era empleado para un propósito tan lascivo como aquel. Porque era lo más lascivo que había visto en su vida. No sólo lo era el que el ano de aquel hombre vestido de mujer escurriera semen con cada fuerte latigazo que le propinaba la erección más grande del príncipe sino el rictus de placer que este parecía reflejar en la mitad que podía apreciarse de su rostro.

—Joder Thor, más a la derecha —le indicó, acomodando su pierna mejor sobre el muslo del rubio quien le estaba dando duro desde atrás.

Sujetándose de debajo de la axila del ergi y de su muslo, el Dios del Trueno utilizó su rodilla derecha para emplearla como palanca y alcanzar así el ángulo que el otro tan ávidamente le había pedido. Tuvo un precio claro: ahora la otra rodilla del rubio se enterraba un poco en la cadera del joven de piel espectral con cada movimiento súbito.

—¿Te estoy lastimando? —preguntó el rubio sin detenerse en su cabalgata.

—¡Y un cuerno! ¡Si te paras júralo que te apuñalo! —Expresó sin vergüenza el castaño.

A Drakor aquello le pareció como un buen sueño húmedo. Parecía como si en verdad le estuvieran taladrando las entrañas al ergi, tanto que los jadeos se convirtieron en maldiciones para acto seguido transformarse en porras de apoyo hacia el otro, quien parecía más que complacido en somatarlo con más fuerza sobre la mesa. Había descubierto el verdadero significado de "fornicar".

—¡Mierda, me vengo!

Ante la proclamación del príncipe, este mismo agarró el pene de su contraparte y comenzó a sacudirlo a trompicones con ayuda del líquido pre-seminal que brotaba a borbotones de este, a la vez que cambiaba su agarre del muslo a una de las nalgas blancas que se pusieron rojas al contacto brusco.

Y se meció y se meció y se meció. No había ya control, no había sincronización. Sólo eran ya dos cuerpos que se sacudían sin dirección, desesperados.

Sin saber en qué momento, Drakor había sacado su pene escondiéndose detrás de una de las columnas más cercana a la puerta de salida. Y es que no pudo evitar masturbarse, cuando tenía aquella escena tan irreal a la vista. Sacudió su miembro, imaginándose que era él quien jodía al ergi, por quién este gritaba ahora sin control y sollozaba pidiendo clemencia.

El guardia se vino justo cuando vio el primer chorro blanco brotar del pene del castaño, justo al oír como este al mismo tiempo resoplaba e hipaba como si estuviera llorando. Su príncipe rugió tres segundos después mientras seguía agitando el cuerpo que ahora yacía flácido en la mesa. Convulsiones involuntarias hicieron que ambos cuerpos siguieran follando un momento más hasta que se detuvieron, agotados.

Drakor puso su miembro en su lugar, avergonzado de haber sentido tanta lujuria por aquel ser con la máscara negra y lo que parecían esmeraldas incrustadas.

Antes de irse le echó un último vistazo a la pareja y suspiró quedito al contemplar con anhelo el nuevo objeto de su deseo descansando con el pesado brazo de su príncipe sobre su cadera.

Jamás podría tenerlo. Si tan sólo supiera su nombre...

Si tan sólo Drakor supiera que aquel show había sido en honor a él. Si tan sólo supiera que tanto Thor como Loki habían sabido de su presencia desde el inicio de aquel último acto de la noche.

Si supiera que él había sido el afrodisíaco utilizado para potenciar el orgasmo final que ambos príncipes habían tenido.

...............

En verdad necesito mejorar en esto de las escenas sexuales, uff, ni se imaginan lo bloqueada que ando en este tema pero como siempre he dicho: la práctica es lo que ayuda así que con su con permiso seguiré escribiendo estos intentos de porno. Ciao!




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top