ANAL, LÁTEX Y NEGACIÓN DEL ORGASMO
DISCLAIMER. Antes de empezar quiero dejar en claro que los personajes no me pertenecen, ellos son enteramente propiedad del MCU y de la mitología nórdica, yo sólo los uso para dar rienda suelta a mi imaginación.
N/A. Ok. Con esto concluyo el Thorkinktober porque voy a avanzar otro proyecto pequeño para navidad y también mi fic en progreso "Todo y Nada". Espero les guste.
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El payaso comenzó contando los mismos chistes y preguntas graciosas que se les hacían a los niños siempre en las fiestas. Su primogénito de 6 años corrió para entregar el reloj que Thor le había dado para que ganara el premio; cosa que no sucedió al ser su prima Morgan quien llegara primero.
—No llores Fenrir —le dijo mientras este se pegaba a su rodilla para acallar sus sollozos—. La próxima vez será, ¿sí?
Lo fabuloso de los niños, pensó Loki, era lo rápido que olvidaban sus malestares y volvían a jugar. Como precisamente lo hizo el cumpleañero que, sin más remedio que aceptar lo sucedido, volvió a sentarse en el césped junto a sus amigos para seguir viendo el show.
—Stark, no te invité para que tu hija le ande robando los premios al mío —refunfuñó Thor en voz baja, a poca distancia de él.
—Entonces no nos hubieras invitado —le respondió mordaz el hombre con lentes de sol, aún en contra de la advertencia de Steve de no hacerlo—. Esa niña lleva la grandeza en la sangre, no la culpes por tener el mejor material genético. —Volteó a ver a su esposo un momento y un segundo después se volvió hacia Thor —. A mí.
Loki hubiera volteado los ojos o al menos le hubiera regresado la pulla si no fuera por las ganas que tenía de golpear a su marido y porque, aprovechando la distracción y que tanto Frigga como Odín cuidaban a su segundo y tercer vástago, podía así escabullirse del amplio patio para llegar al baño más cercano.
Giró la perilla y suspiró aliviado. Pronto cesaría todo, bendito fuera Tony por su típica irreverencia. Hizo una nota mental de agradecerle luego con algo, pero antes de que pudiera echarle seguro a la puerta de madera, esta se abrió de golpe y dejó pasar a la gran existencia que suponía el cuerpo de su esposo.
<<"Mierda" pensó>>.
—¿Creíste que sería tan fácil?
Tragó fuerte y retrocedió con cada paso que el rubio dio hacia adelante, hasta que sus pantorrillas se toparon con las gradas que daban al jacuzzi, causando que su peso y la gravedad hicieran su trabajo.
Pero no, Thor no dejaría que cayera en otro lugar que no fueran sus brazos, unos en lo que no quería estar ultimadamente. Así que sí, ahí se encontraba él, en aquellos fuertes miembros que lo estaban haciendo temblar, literalmente, en la fiesta de cumpleaños de su hijo.
—¡Suéltame maldito enfermo! —Le soltó mientras intentaba escurrirse de su cuerpo.
—Oye, no digas eso, tú accediste a hacerlo —le reclamó, frunciendo el ceño y soltándolo en el acto.
—Sí, creí que sería divertido pero ya no puedo más, ¿no lo entiendes? —La voz se le entrecortó, dejando salir un gemido ahogado a la vez que el menor se doblaba en dos—. Necesito...
Fue tomado del cuello y en unos instantes su boca se encontró en estado de guerra con la lengua que la invadía. No pudo resistirse, no así como estaba. Escuchó las risas de los niños en el jardín y lo único que pudo hacer fue ignorarlas y subir una pierna a la cadera de Thor, quien viendo su intención, la sostuvo en ese lugar mientras pegaba a su omega contra la pared.
Loki rodeó con los brazos el cuello del rubio y empezó a tomar impulso de ahí para restregar su entrepierna con la del alfa, la fricción era exquisita y la mano que ahora había comenzado a descender por todo su torso, acariciándolo suavemente, no hacía más que ponerle los pelos de punta y despertar sus sentidos hasta su punto de quiebre.
<<"Fenrir, perdóname, yo también soy un maldito enfermo">>.
Sintió el momento exacto en el que su pantalón era desabrochado y aprovechó para esparcir su olor mientras mordía el labio inferior de Thor con fuerza. Pasados dos segundos pudo percibir un poco de sangre derramarse por su boca y él la lamió extasiado por ello.
Su esposo, por su parte, dejó salir un sonido estrangulado y apartó su boca de la de él, viéndolo de manera reprobatoria. Su castigo no se hizo esperar, siendo privado de los besos húmedos que tanto le gustaban y martirizado al instante, cuando sintió cómo aquel aparato dentro de él se agitaba una vez más, violando su próstata y dejándola en carne viva
Oh exquisita agonía, que le permitía únicamente quedarse en su lugar y dejarse hacer mientras las contracciones lo atormentaban a niveles desproporcionados. Ondas de ardor subiendo por su piel, dañándola, vejándola y al mismo tiempo alabándola.
Pero en un instante aquello se terminó. Ahora sólo quedaba un Loki muy cabreado que en muda protesta, dejó salir más de sus feromonas para aletargar a Thor. Pronto este jugó la misma carta maestra en su contra: la esencia del limón con mango luchaba por superar a la de tierra mojada y madera. Aquello se volvió un duelo a muerte por ver quién dominaba la contienda y atrapaba al otro con el cebo.
Claro que sus manos nada tenían que ver con aquellas riñas abstractas puesto que ambos pares ya estaban muy ocupados desvistiendo la parte baja del otro a la vez que aprovechaban para generar una distracción en el contrario al provocar con roces groseros la piel sensible del otro.
Pronto ambos eligieron su estratagema para controlar al otro: Loki arañaba y Thor mordía.
El primero estaba obsesionado con sentir los músculos de su cónyuge tensarse ante tal agresión, saber que palpitaban al compás que sus uñas les marcaran le daba una sensación de poder infinita. Thor por otro lado, no tuvo otra opción más que esa pues sus brazos estaban ocupados, uno estirando la nalga derecha de su amante mientras el otro metía dos dedos por su entrada buscando algo.
—Hijo de... ah. —Involuntariamente dejó escapar un gemido y hubieran sido más si no hubiera optado por morderle el hombro al rubio —Ya sácalo.
Era vergonzoso, estar mojado así era humillante. Ni siquiera era su celo y hacía rato que sentía cómo su ropa interior ya no daba para absorber todo el lubricante natural que su cuerpo había estado secretando, desesperado por recibir al idiota que fingía buscar el maldito vibrador. Uno que claramente ya había encontrado.
Thor cumplió la orden pese a su enojo por no poder seguir jugando un rato más con el bonito hoyo rosado y mojado que palpitaba al son de su toque. Su mano tiró y poco a poco, cada una de las bolas plateadas en forma de vara, fueron saliendo del cálido interior que las hubiese alojado durante gran parte de la mañana. Si estas estuvieran vivas, Thor estaba seguro que hubieran suplicado por permanecer allí más tiempo, como él siempre lo hacía.
Loki soltó un suspiro y sin querer, dejó salir un poco de baba que se escurrió por el hombro de Thor, quien lo tomó del cabello y tiró de él, demandando un beso de su amante.
Colocó mientras tanto un pedazo de papel de baño en el lavabo para dejar allí el tan preciado artefacto y sin soltar los labios de su esposo, aprovechó el estado de alivio post-penetración en el que el cuerpo del omega se ponía flácido y jaló su muslo derecho hacia arriba.
El menor soltó un gritó ahogado por la sorpresa que sufrió su ano al ser penetrado una vez más y de golpe, por un objeto de mayor diámetro y longitud que el anterior. La calma le había durado sólo unos instantes al pobre anillo de músculos, que habiendo sufrido un estiramiento continuo en un lapso muy largo, ahora era desfigurado en un ovalo irregular que luchaba por amoldarse a las demandantes penetraciones que le propinaban.
Su órgano interno, viendo el dilema de vida o muerte que su recto tenía, buscó secretar mayor fluido y evitar el posible desgarre que la mallugada próstata estaba sufriendo a manos del perpetrador.
Sollozos se escuchaban por todo el cuarto de baño. Loki suplicaba clemencia que no era dada. A merced de su alfa y con las embestidas hasta el fondo de su ser no podía hacer más que dejarse llevar. Había perdido y su cuerpo nunca se había sentido más como un esclavo que en aquel momento.
O como un Dios al mismo tiempo.
Dejó que el vaivén lo arrullara y que fueran las estocadas las que lo hundieran en la gloriosa miseria. Los testículos de su esposo rebotando contra su carne sensible y rojiza. ¿A quién quería engañar? Él también estaba participando: su propio cuerpo luchaba por la supervivencia y ahí estaba él, complotando en su contra. Moviendo aquella masa de músculos que no reconocía como suyos, subyugándola a su amante tan sólo para que el delirio terminara.
Quería su orgasmo, lo deseaba tanto, ya casi...
Antes de comprenderlo, escuchó un sonido viscoso e indecoroso, algo así como un "plop" para después quedarse vacío. Su anatomía no lo aguantó y simplemente trastabilló logrando al final sostenerse del inodoro.
Su ano pulsaba y él estaba temblando. No. No podía hacerle eso de nuevo, el hijo de puta...
—Ya va a ser hora de repartir la comida.
Loki tomó bocanadas de aire y procuró volverse contra la pared para comenzar a tocarse. Él mismo se liberaría, no necesitaba a ese rubio estúpido para darse el placer que requería.
Sin embargo, su mano fue apartada y su cuerpo aplastado contra el muro. En su estupor no había calculado bien las cosas y aquello que creyó lo ayudaría había jugado en su contra: ahora su trasero estaba expuesto, cosa que le facilitaba a Thor el volver a incrustar el vibrador.
Estaba por protestar cuando la voz de mando lo dejó estático en su lugar.
—No intentes correrte por tu cuenta, si lo haces no respondo por mis actos frente a los invitados.
El omega se crispó ante el escenario planteado y decidió que no le convenía tal cosa. No es que en su luna de miel no hubieran practicado varias veces el voyerismo pero ahora tenían hijos por Dios y sobre todo, aquello era una fiesta infantil.
Ayudaron a la planeadora de eventos a repartir la comida de los pequeñines mientras ella y sus dos empleados lo hacían con la de los adultos. Pese a que se había cambiado la ropa interior y el conjunto verde de algodón que llevaba, por un pantalón de vestir y una playera de viscosa, seguía mojado en todas las partes íntimas de su cuerpo, tanto de sudor como de otros líquidos.
Lo peor de todo era que el imbécil de su marido seguía presionando el botón que volvía locas sus entrañas y lo hacía querer tirarse sobre el pasto y gemir como un animal en celo.
Salió al garaje para botar un poco de basura que los niños habían dejado en sus mesitas cuando de pronto sintió de nuevo aquel estímulo que ya se había convertido en un tipo de escozor en su recto.
Volvió del contenedor de los no renovables y ahí, con una sonrisa lobuna, estaba su alfa cerrando la puerta de metal una vez él regresaba de la calle.
—Estás loco si crees que... —Fue apretado contra el roble que era su marido y recibió, así sin más, una mordida sobre la marca que ya llevaba años en su cuello.
Sabía que lo estaba provocando porque su propio organismo le acababa de alertar que aquello estaba funcionando. Echó la cabeza hacia atrás mientras sentía sus incisivos socavar su sistema nervioso.
Estaba minando sus defensas y él lo estaba dejando. Otra sacudida en su interior se hizo presente, una más potente que las anteriores que hizo que se sacudiera de pies a cabeza, sus sesos se sentían en punto de ebullición, las brasas que estuvieran allí hace un par de horas se estaban avivando otra vez y a mayor velocidad.
Odiaba eso, odiaba estar tan a merced de sus palpitaciones anales que no lograba concretar una acción voluntaria. Sólo podía presenciar los roces que una de las manos de Thor le daba a sus pezones bajo su playera o cómo la otra le volvía a bajar los pantalones.
Una niebla de placer se instaló en sus ojos y para cuando estaba a punto de hilar un argumento con las miles de razones que había para no llevar a cabo aquello en un área tan espaciada, Thor ya se había hincado frente a él y comenzado a chupar su miembro que en algún momento de todo aquel juego previo había liberado.
Quizás esa era una de las mejores virtudes de su alfa, el poder que tenía con la lengua y su habilidad para saber desplazarse por la carne tierna de su pene que más requería atención. Esa, sin duda, podía dejar sus demás cualidades con los niños como un cero a la izquierda.
Recorrió certeramente la ruta que comenzaba en la base de su pelvis hasta el glande y sorbió lo más fuerte que podía, aquello simulaba tan bien las paredes de un ano que casi podía sentir lo que experimentaba su alfa cuando ponía su miembro en su interior.
Estaba resoplando y suplicando, entretenido guiando la cabeza de Thor hasta su límite, para probar qué tanto cabía en ella, que no escuchó a nadie acercase hasta que el ruido de unos tacones contra la baldosa deteniéndose lo hizo voltear hacia la ventana que daba a la cocina.
—Loki, la Srita. Rachel quiere saber dónde pusiste los demás vasos de colores fosforescentes para los niños, ya sabes muchos los tiraron a la basura y... ¿Estás bien?
—Sí. —Aseguró, demasiado rápido para su gusto, demasiado nervioso.
Gracias al cielo que la ventana estaba sobre el lavabo y sólo se alcanzaba a ver de sus hombros para arriba o en ese momento su cónyuge y él tendrían que haberle dado muchas disculpas y explicaciones a su suegra.
—¿Estás seguro?
Trataba de empujar con sus brazos a Thor, pero este estaba empecinado en humillarlo al no separarse y seguir empujando contra su erección, bombeando a su vez, sus testículos en semicírculos con su pulgar como guía y sobando una de sus nalgas con parsimonia.
—Sólo necesito algo de paz, ¡ah!
—Loki, en serio me estás preocupando...
—No es nada, están en la alacena —dijo tratando de ignorar a las bolas que ahora se desplazaban de adentro hacia afuera de su recto por obra de una de las manos de Thor.
—Vale. —Se dio la vuelta y justo cuando el omega estaba a punto de mandar al carajo a su esposo, esta regresó sobre sus pasos a la cocina—. ¿En qué parte de la alacena? Es enorme.
—En, en la parte superior de-derecha, ah.
—Ah —acotó Frigga al mismo tiempo que él soltaba un gemido—. Recuerda que ya casi vamos a repartir los dulceros. No te tardes y por favor, dile a Thor que se apresure.
Sin más, la mujer salió de ahí como había llegado y él pudo sentir como la sangre le subía a las mejillas a la vez que su marido al fin se despegaba de él y comenzaba a reír a sus pies.
Él lo lanzó lejos con toda la fuerza que tenía pero él rubio ni se inmutó cuando cayó de espaldas al suelo y tendido ahí, siguió soltando carcajadas a sus anchas.
—No es gracioso. Idiota.
—Había olvidado que a veces papá y ella también desaparecían durante horas por algún lado de la casa. Una vez los descubrí en el sofá.
—Thor que asco, no me quiero imaginar a tu papá así.
Un escalofrío subió por su espina dorsal al conectar al regio Odín y a la dulce Frigga con un escenario sexual tan fogoso como aquel. No quería hacerlo, no deseaba si quiera rozar ese pensamiento.
Pero lo que sí quería era su orgasmo. Maldición, lo deseaba con la intensidad de mil soles.
—Ni siquiera lo pienses mi amor. Hay que ir a ayudar a Rachel y a mamá.
Su alfa hizo énfasis en dicha situación, ayudándolo a vestirse de nuevo. Incluso le arregló el cabello e intentó alisar su playera.
Sin embargo, ntes de que salieran de aquel reducido espacio con un omega enfurruñado y su relación pendiendo de un hilo, el rubio lo abrazó por detrás y adelantándose a las protestas del castaño, le plantó un beso en la frente.
—Vuelvo en un momento, voy por cigarros.
Loki lo vio partir desconcertado por lo incoherente del asunto pero no le dio muchas vueltas pues no quería arruinar el cumpleaños de su hijo, enojándose con su otro progenitor. Volvió sobre sus pasos, listo para desempacar las cajitas con adornos que les habían costado casi una fortuna.
Todos los pequeñines estaban felices no sólo por el subidón de azúcar que implicaba su nuevo obsequio sino por las dinámicas que los animadores y payasos les ofrecían. Vio sonreír a Fenrir y aplaudir a Narfi, su bebé rubio y regordete de 4 años.
La más pequeña, Erin, estaba demasiado entretenida jugando con el pasto y una muñeca, supervisada muy de cerca por su abuelo, cuyo único ojo brillaba enternecido ante la visión de su descendiente más joven. Era increíble que fuera él precisamente quien sugiriera que Loki comenzara a tomar píldoras anticonceptivas.
Justamente eso estaba pensando mientras acababa de sacar el pastel de la nevera, como le estaba indicando Rachel, cuando sintió el maldito hormigueo que agitó una vez más sus partes bajas en una sacudida involuntaria. Si aquello estaba pasando era porque el cabrón estaba ya lo suficientemente cerca para usarlo.
—Wow, ¿sientes ganas de vomitar? Porque si lo vas a hacer, ahí está el lavabo. —Escuchó la voz de Tony cuando volvió a enderezarse—. No me digas que estás embarazado otra vez porque si con cuatro no puedes, imagínate con cinco.
—¿De qué hablas idiota? Sólo tengo tres.
—Oye, Thor también cuenta.
Iba a responderle que él también iba por ese camino, pues ya se le notaba la panza de su tercer embarazo, pero su ano no dejaba de recordarle que había un asunto que atender mucho más urgente que ponerse a discutir con Tony.
Otra contracción en su recto le vino, creando más espasmos y sin querer soltó un gemido cuando ya iba dando la vuelta por el pasillo hacia su alcoba. Tenía que llegar, sabía que era una trampa, pero no podía ignorar por mucho tiempo los constantes temblores que por oleadas continuas lo seguían azorando.
—Oye, ya casi es hora de partir el pastel, ¿a dónde vas?
Ignoró el reclamo y el insistente sentimiento de culpa por perderse las mañanitas de su primogénito pero necesitaba su liberación pronto o se volvería loco. Su frustración ahora ya no era sólo eso, sino un deseo de venganza contra Thor, uno que vería cumplido con lo único que sabía a él también le traería aquel sentimiento de desesperación. Oh, lo iba a disfrutar tanto.
Echó el pestillo e inmediatamente y sin ningún preámbulo, se despojó de su ropa. Thor ya estaba allí, sonriendo como si hubiera ganado los juegos olímpicos o algo mucho mejor. Él se lanzó a sus brazos y el rubio lo recibió encantado.
De nuevo vino la vorágine previa al coito. Bocanadas de aire dadas dentro de la boca ajena fue lo que sustituyó a los besos y las caricias suaves dieron paso a un tono agresivo dentro de los toques propinados al otro.
El omega lo empujó sobre las sábanas, el alfa gruñó complacido con el entusiasmo y atrajo más de su pareja hacia él mismo. Loki lo tomó del cabello y tiro, mordiendo la mandíbula del otro, dando picotazos con sus dientes a su clavícula: como si él fuera el alfa y no el rubio.
Thor apretaba sus nalgas y las masajeaba de manera tal que estaba seguro su piel blanca ya tendría más un color rosado tirándole al melocotón. Cansado de la pasividad, el rubio envolvió sus brazos entorno a la cintura del omega y sin mucho esfuerzo hizo que ambos giraran sobre la cama. Pero no, Loki ancló su pie a las colchas y logró frenar el movimiento que sabía lo pondría bajo su amante.
Quedaron de costado, viéndose frente a frente y así, sin ponerse de acuerdo, se halaron el uno al cuerpo del otro. Loki sintió cómo era liberado del vibrador de un jalón y sintiendo dicho placer recorrerlo, sólo atinó a envolver con más fuerza la pierna que tenía en torno a Thor y seguir restregándose contra la erección de este.
El alfa mientras tanto, lamía los botones rosados. Parecía un niño en búsqueda de pecho, usando sus labios como gancho para estrujar lo más que podía el pezón sensible. Loki carraspeó y continuó rozando su pene con el de su amante.
Una mano del menor descendió rumbo a su trasero e insertó allí su dedo medio, el cual se unió a la tarea que dos de los dígitos de Thor ya estaban efectuando con maestría y soltura: abrir aún más su agujero, jugando con sus bordes y palpando las paredes internas de Loki para ello.
Líquido lubricante chorreaba sobre dichos miembros y aunque dicha preparación no era necesaria pues su agujero ya era más bien un resorte demasiado vencido por su uso, el sentir que era invadido por algo no hacía más que excitarlo de maneras desproporcionadas.
Quería, necesitaba su orgasmo ya.
Thor pareció sentir la urgencia y sin más apartó un poco la pelvis de su marido de la suya y la bajó hasta que su pene estuvo perfectamente direccionado a su objetivo. Más que listo, el glande comenzó a traspasar el ano, que escurridizo le daba la bienvenida nuevamente, cuando sin más, Loki lo empujó con ayuda de su pierna.
—¿Qué haces? ¿No quieres acabar? —habló entrecortadamente el rubio, intentando volver a posicionarlo de manera adecuada a sus intereses.
—No —exhaló el menor—. No va a poder ser así. Estás demasiado excitado...
—Oh, sí que lo estoy —le respondió con una sonrisa que abarcaba casi todo su rostro contorsionado de placer. Sudor perlando su frente.
—Es que, ya llevo tres días sin tomarme los anticonceptivos —apuntó triunfante.
La cara de Thor se quedó en blanco y por un momento, más que su placer, Loki saboreó la victoria. Estaba dispuesto a reír un rato, antes de proceder a masturbarse, cuando de repente Thor estiró la mano hacia su buró y trajo consigo un paquetito cuadrado, pequeño en realidad.
—A decir verdad lo que fui a comprar fue esto y sí, ya sabía que no las estabas tomando.
Otra vez la sonrisita de suficiencia apareció en sus labios y lo odió de nuevo. Quiso patearlo en sus bolas pero se contuvo a tiempo mientras este se colocaba el condón: no podía dañar aquel bultito lleno de semen, tal vez por ahí flotando entre todos los demás se encontrara alguno de sus futuros hijos.
La abstinencia continua lo estaba volviendo estúpido.
Sintió cómo lo jalaban de las caderas y su culo era puesto sobre un regazo más musculoso. Thor lo concentró de nuevo en la escena, ahora el rubio estaba hincado y bombeando su erección con ayuda del líquido pre-seminal que se arremolinaba en su glande.
Suspiró una vez más y cedió. Tenía que hacerlo, por sus propios testículos que ya estaban quizá más azules que los ojos de su marido. Lo necesitaba tanto y el estúpido de Thor lo único que hacía era frotar entre sus nalgas su erección, ilusionando a su pobre y deseoso ano, al meterle la puntita para después volverla a retirar.
—¡Ya por Dios, ¿quieres que suplique?!
El alfa alzó una ceja y se inclinó para besarlo sobre las lágrimas que no sabía que estaba derramando.
—Intenta aguantar todo lo que puedas, ¿sí?
De una sola estocada escurrió su miembro directamente hacia su centro y Loki soltó un sonido entre suspiro y jadeo, fuerte. Si hubiera estado consciente y no luchando por clavarse el falo de su esposo, hubiera estado preocupado porque sus sollozos no se escucharán hasta el jardín, pero no lo estaba.
Sólo pensaba en cómo sus brazos no eran lo suficientemente musculosos para flexionarse a mayor velocidad y darle un impulso más ágil o en cómo sus piernas no eran lo suficientemente largas cómo para anclarse a la base de la cama para tener un punto de gravedad más estable.
Sólo podía moverse conforme al instinto que le decía desde qué ángulo su próstata era sobada con mayor intensidad o sólo podía gritar para exigirle a Thor que se apresurara en su cometido.
Ráfagas de aire eran alojadas dentro de su cavidad, ocasionando sonidos obscenos, como el de un chapoteo y de aplausos cuando la pelvis de su marido chocaba contra sus nalgas. Proporcionarle un descanso a su parte baja no era una opción incluso con lo que estas le exigían una reducción del lacerante ritmo.
—Casi llego, casi—dijo con la voz ahogada.
El rubio no podía parar. Era adictivo, tan adictivo naufragar por el interior de Loki que casi no sentía el sobre esfuerzo que su cuerpo hacía, ahogado en el placer que cada estocada le proporcionaba a sus terminaciones nerviosas.
El estímulo era alucinante, haberse aguantado durante tanto rato sólo lo hacía más memorable: más que expulsar semen sentía que dejaría salir lava sobre su amante y lo asustaba lo perturbado que aquello sonaba.
Necesitaba besarlo y lo hizo. Su pecho blanco era un lienzo perfecto para los besos húmedos que fue dejando en donde quiera que su boca aterrizaba. Su respiración estaba demasiado acelerada, sus pulmones quemaban y su pene simplemente no podía dejar de apurar a sus caderas para que dieran más empuje.
Aún no podía entender cómo las entrañas de su omega hacían para seguir permaneciendo apretadas después de tantos años de casados, después de tres expansiones para darle cabida a sus vástagos.
Follarlo no era suficiente. Oh Dios, quería preñarlo otra vez. Ojalá el condón se rompiera, ojalá su semen encontrara dónde echar raíces.
Veinte segundos. No dudaría más, no podía. Le había dicho a Loki que aguantara pero... Quince segundos, su glande ya se estaba hinchando como si le hubieran inyectado helio. Diez segundos el cuerpo blanco bajo él se estaba crispando, estaba sucediendo, él, su Loki, estaba eyaculando, estaba tan sonrojado, tan sublime, tan perfecto, lo apretaba tan bien, prácticamente lo estaba ordeñando...
—Te amo...
Y eclosionó, cada tendón en su cuerpo vibró al permitirse secretar cada gota de semen que había soportado aprisionar en sí mismo durante todo aquel día. Para él también había sido una tortura. La más fabulosa de todas.
Su respiración se acompasó mientras descansaba en el pecho de Loki, quien todavía seguía agitado, esperando a que su nudo bajara, cosa que sucedería en cuestión de unos veinte minutos o más.
—Tho, Thor...
—¿Mmmm? —dijo perdido en el paraíso terrenal.
—A, ayu, ayu...
El rubio frunció el ceño y sin pensarlo dos veces se levantó, lentamente eso sí, para preguntarle a la luz de su vida si tanto había sido el poder del orgasmo que le había afectado el habla, cuando percibió el color anormalmente rosado que tenía su piel y la forma en que su pecho se contraía para jalar aire.
Algo estaba muy mal.
Lo abordó el pánico y sin saber bien qué estaba pasando, quiso salir en busca de ayuda pero pronto cayó en la cuenta de que estaba atorado dentro de su pareja y que no podría hacerlo en un rato.
—Tranquilo cariño, lo resolveremos ¿sí?
Las palabras eran lo único con lo que podía reconfortarlo mientras marcaba al 911 para informarles de la situación en que se encontraban. Agradeció lo rápido que habían atendido a la llamada, no así al millón de preguntas irrelevantes que le lanzaba la operadora.
—¡Señorita, mi omega se muere! ¡Lo único que debe hacer es mandar una maldita ambulancia a mi domicilio!
Había sacado esas palabras como un rugido gutural, que de estar presente la fémina, estaba seguro que esta quedaría totalmente sometida a su dominancia alfa, cosa que sucedió en parte, pues en seguida fue despachado y él volvió a lo suyo.
—Loki, cariño, respira. Vamos a hacerlo juntos, ¿ok?
Intentó transmitir calma al menor pero este cada vez se iba cundiendo más de diminutas ronchitas y aunque intentaban respirar pausadamente, a su pareja le costaba más hacerlo que antes.
Finalmente Thor escuchó las sirenas acercándose y el alboroto al otro lado de la puerta que le siguió y sin muchas otras opciones viables, abrazó a Loki y lo cargó con sus miembros envueltos en torno a él para ir a quitarle el seguro a la puerta.
—¡Aquí! ¡Ayuda!
En realidad no contaba con la situación que al otro lado vivió, un escenario totalmente sub-realista en donde la mayoría de los invitados de la fiesta estaban arremolinados alrededor de los paramédicos que habían llegado sin previo aviso a la residencia y que ahora lo miraban con cara de absoluto asombro.
—Morgan, Peter, vamos al patio.
Con el oportuno escape de Tony muchos de los padres que llevaban a sus hijos de la mano reaccionaron siguiéndolo, incluida su madre que llevaba en brazos a su pequeña Erin y a Narfi pegado a sus faldas, quien lo veía sin comprender.
—¿Es usted quien llamó por una emergencia?
—Sí, soy Thor Borson y mi esposo no puede respirar.
Rápidamente el susodicho fue llevado a la ambulancia y esta recorrió todo el rumbo hacia el hospital mientras los dos paramédicos intentaban ayudar a Loki en la precaria situación en la que se encontraba.
—¿Hace cuánto tiempo que anudó en él? —interrogó la doctora una vez había acabado de hacerle las preguntas rutinarias.
—¿Perdón? —le contestó Thor cohibido.
—Señor, no es tiempo de jugar al puritano. La vida de su marido peligra.
—No lo sé, quizá 40 o 45 minutos...
—Ya deberían haberse podido separar, el oxígeno que le suministramos ayudará pero no por mucho si el ritmo cardíaco del Sr. Loki no baja.
Aquello alteró mucho a Thor y a su vez, a Loki quien comenzó a dar bocanadas más irregulares para jalar aire mientras era apretado más fuerte contra el abrazo del rubio.
—Tranquilícese, necesita relajarse Sr. Borson, quizá por eso es que su nudo no se ha deshinchado.
Lo hizo, con todas sus fuerzas se dominó a sí mismo y le ordenó a su pene que liberara a Loki de su invasión. Este, no supo cómo, a los dos minutos obedeció y por fin ambos pudieron separarse.
Puso a su omega cuidadosamente sobre la camilla y dejó que los doctores se lo llevaran para hacerle pruebas mientras una enfermera se quedaba para hacerle preguntas que pudieran ayudar a descifrar lo que pasaba y le daba una bata para que se cubriera.
—¿Algo que inusualmente hayan hecho que pudiera afectar de tal manera a su omega?
—No lo sé. Bueno, quizás... —El rubio agachó la mirada mientras intentaba sacar las palabras—. Yo..., le negué el orgasmo cuatro veces durante todo el día, ¿eso..., pudo haberlo causado?
Se sentía como un idiota por haber hecho algo así, pero esa semana habían acordado tener un tipo de sexo más atrevido y desinhibido del que siempre tenían. Había sido el propio Loki quien sugiriera la negación del orgasmo, aunque quizás él se había pasado...
Pasaron lo que a él le parecieron horas en las que no paró de dar vueltas esperando noticias y en las que sus padres aparecieron junto con dos de sus hijos para hacerle compañía a un muy desesperado Thor. ¿Y si perdía a su pareja por una tontería?
—Papá, ¿qué le pasó a mamá?
—Es complicado cariño —respondió cargando a su hijo de cuatro años.
—¿Por qué mamá y tú estaban desnudos cuando esa gente llegó?
Thor rezó porque con el tiempo sus hijos olvidaran aquel bochornoso accidente y que obviamente no llegara a más. ¿Qué podía decirles? ¿Qué estaban follando duro y de repente su madre había comenzado a hincharse, poniéndose rojo?
—¿El Sr. Borson?
—Sí —dijo Thor dándose la vuelta para encarar al doctor.
—Su omega está bien, vomitó un poco pero lo peor ya ha pasado.
—¿Qué le pasó a mi yerno doctor? —cuestionó Frigga.
—Al parecer su yerno es alérgico al látex.
—¿Qué? —preguntaron Odín, Frigga y Thor al unísono.
—Sí, el Sr. Thor utilizó un condón de látex ultra resistente para anudar sin romperlo, normalmente son los que más porcentaje tienen de este material en sus componentes. Tanta... —dudó—, fricción dentro del aparato reproductivo de su cónyuge hizo que tal alergia se diera a niveles desproporcionados y el intenso orgasmo que le siguió, sólo sirvió para que se propagara más rápido. El Sr. Loki pudo haber muerto.
La cara de Thor era de un color rojo intenso y sus padres lo veían con horror. Su hijo casi había asesinado a su pareja por su desinformada calentura. ¿Cómo era posible que él no supiera que Loki era alérgico al látex?
—Ni yo lo sabía —respondió Loki cuando ya iban de regreso a su casa, cruzado de brazos y sin ver a los ojos todavía a ninguno de los ocupantes del auto.
—Cariño...
—Cállate Thor, no tendrás sexo en una semana mientras yo veo cómo hacer para des-traumatizar a todos nuestros invitados del show que les dimos hoy.
—Sexo.
El omega junto con todos los demás, voltearon a ver horrorizados a la niña de brillantes ojos verdes que acababa de decir con soltura aquella palabra.
—Doble mierda —dijo Loki con ganas de llorar—. Espero que ellos nunca recuerden nada de esto.
Pero lo hicieron, no precisamente porque tuvieran una noción exacta de lo que había sucedido ese día, sino porque Tony después de hacerse cargo de que la fiesta no acabara como un total desastre, había grabado un tipo de reality show donde él mismo contaba la tragedia de la fiesta de su sobrino y lo subía a redes sociales para la posteridad.
Pasaron dos años para que Loki lo perdonara y unos meses para que Thor volviera a dormir plácidamente en su cama.
.................
Intenté hacer algo de comedia, LOL. La verdad me divertí escribiendo este cap, lamento si quedó muy largo pero a veces así pasa cuando sucede XD.
Gracias por acompañarme en este camino lleno de pornosidad, espero haber mejorado en este ámbito para pronto traerles porno de mayor calidad ja, ja, ja.
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