30.- Pantimedias


OMGOMGOMGOMGOMG

Un reto más y habré terminado! Casi un año, jajajaja, lo siento de verdad, pero así es mi inspiración de rara... 

No era lo que tenía pensando en un inicio, pero espero que les guste.


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Era el tercer suspiro que exhalaba en menos de 5 minutos, y es que aunque tanta tranquilidad era buena en cierta manera, el turno del minisúper por la noche era realmente aburrido, el flujo de mujeres era escaso, si no es que nulo la gran mayoría de las ocasiones y ya había tenido algunos inconvenientes con un par de borrachos, aunque dada su complexión no había tenido muchos problemas en sacarlos. Tal vez por eso le había contratado sin ahondar mucho en su experiencia, y si bien la zona no era del todo mala debía de reconocer que se necesitaba de alguien que impusiera su presencia ante la gente que llegaba a esa hora.

No levanto la vista pronto de su revista deportiva cuando la puerta se abrió, por lo que solo pudo apreciar la espalda de un hombre en traje adentrarse al lugar antes de que volviera su atención a las predicciones de los expertos sobre el torneo de fútbol de invierno. Su lectura se vio interrumpida cuando un paquete de pantimedias cayó sobre la revista, entonces alzó la mirada para toparse con la visión de un hombre de piel muy blanca y ojos increíblemente verdes. La combinación con su cabello negro era realmente impresionante, y el otro debió notarlo, porque con su dedo índice golpeo su frente un par de veces.

- Cóbrame, quiero irme a casa – dijo como si nada, apenado, sin levantar la vista recibió el dinero y entregó el cambio a su dueño, dejando que se fuera antes de ver nuevamente su espalda a la distancia cuando la vergüenza había disminuido.

Intento seguir leyendo pero entonces recordó que lo que había comprado el hombre habían sido unas pantimedias... ¿Por qué compraría alguien como él eso...? Muy seguramente su novia se las había pedido.

La rutina le permitió olvidar el incidente de manera consciente, aunque un par de veces se despertó pensando en aquel hombre sin recordar del todo la naturaleza del sueño. 4 días después, en cuanto vio de reojo la espalda enfundada en el traje, no le perdió de vista, observando que nuevamente iba a la sección de productos femeninos y llegaba a la caja con un nuevo paquete de pantimedias.

- Buenas noches – saludó como un pretexto para ver los ojos verdes, esos que eran tan brillantes como los recordaba.

- Vaya, parece que hoy estás más despierto – respondió su cliente, entonces fue consciente de la voz del otro, sonaba formal y suave, como si estuviera compartiendo algún secreto.

- Es más temprano – se excusó mientras entregaba el cambio.

- Tienes razón – acordó, y rozando su mano al tomar el dinero, salió de lugar.

¿Qué demonios pasaba con él? Su corazón estaba latiendo como loco y nuevamente no había podido levantar la vista muchos minutos después.

Lo resolvió por la mañana, cuando su turno había terminado. Hacía mucho que no estaba con alguien en la intimidad y la piel de aquel hombre era tan suave como la de una chica. Sí, eso debía haber sido, se dijo y con esa convicción olvidó el incidente nuevamente.

No supo cuanto tiempo había pasado esta vez, sin embargo tampoco se había dado cuenta cuando entró aquel hombre a la tiendo, fue hasta que el paquete de pantimedias apareció en su vista que levantó la cabeza, solo para toparse con la visión de este sacudiendo ligeramente su cabeza y dejando caer sobre sus hombros, largos mechones de cabello increíblemente negro, ¿estaba soñando? ¿Era posible que ese hombre tuviera el cabello así de largo?

Enredó una de sus pálidas manos dentro de las hebras de seda negra y despeinó este ligeramente, entonces al darse cuenta que era observado, le dirigió una mirada.

- ¿De nuevo estas dormido? Cóbrame – le escuchó y sintiendo que la lengua no le respondía para poder excusarse, simplemente recibió el dinero y devolvió el cambio, mirando de reojo el cabello negro en la espalda de su dueño desaparecer de la tienda.

Bien, ese hecho no pudo olvidarlo como todo lo anterior... el tipo compraba pantimedias varias veces al mes, además tenía el cabello largo y hermoso como una chica.... ¿Eso quería decir que las medias... eran para él?

El solo pensarlo no solo le puso la cara roja, sino que provocó movimientos extraños en la parta baja de su cuerpo. ¿Qué demonios estaba pensando? Era un hombre, carajo, los hombres no usan pantimedias, pero sobre todo, los hombres no le excitan en lo absoluto.

Todo debía ser un mal entendido, si, conocía muchos hombres que usaban el cabello largo y no por eso usaban pantimedias, Fandral y él habían dejado esas épocas hace años, pero en ningún momento usaron ni consideraron usar pantimedias. Eran para su novia. Si, eran para ella.

Estaba ya casi convencido de ello cuando otro de esos días, donde el hombre fue a comprar nuevamente pantimedias, antes de que lograra pasar el código de barras de uno de los paquetes, este le fue arrebatado de las manos.

- Espera – dijo y miró la parte trasera al empaque – Esto es talla grande, no me sirve – murmuró y sin más fue a cambiarlo, dejándole con la frase repitiéndose una y otra vez en sus oídos.


"Esto es talla grande, no me sirve"

"Esto es talla grande, no me sirve"

"Esto es talla grande, no me sirve"


No recuerda haberlo irse partir, solo recuerda haber visto la talla del nuevo paquete. Mediana.

"El hombre de hermoso cabello largo y pantimedias" le llamó en secreto durante días, sobre todo al ver que no aparecía de vuelta, tal vez estaba harto de que los modelos eran casi siempre los mismos, había visto en algunas chicas que existían todo tipo de estampados, sin embargo en la tienda la variedad era nula, tal vez por eso no había vuelto. Ansioso ante ese hecho, el rubio sugirió al dueño de la tienda comprar algunos modelos distintos ya que "varias clientas" se habían quejado de eso, y casi brincó de gusto cuando esté llegó un día con un par más de estampados diferentes, quejándose de que había miles de diseños y que se conformaran con que trajera eso.

Antes de acomodarlas en el estante que correspondía, en secreto, el rubio escogió un paquete de medias de red talla mediana, sintiendo el corazón agitado y pasando saliva un par de veces, las guardó para poder ofrecerlas al cliente de ojos esmeralda cuando apareciera.

Aquello sucedió 2 días después, y en cuanto le vio aparecer se sintió emocionado, esperando que llegara a la caja para mostrarle lo que tenía. Apenas el de cabello negro puso un par de paquetes sobre el mostrador, el ofreció las pantimedias que tan recelosamente había guardado.

- Pensé que este diseño te gustaría más – explicó ante el silencio del otro – Creo que te luciría mejor.

El hombre parpadeó un par de veces, mirando el paquete y a él alternativamente, antes de sonreír de una forma que le hizo sentir que había desaparecido su estomago del interior de su cuerpo al igual que todos sus órganos internos.

- ¿Crees que las uso yo? – preguntó en un tono que dejaba en claro que no era así en lo absoluto – ¿Es por el cabello largo? ¿O por las manos delicadas?

Enrojeció como no creyó haberlo hecho jamás en su vida, entonces con torpeza intentó retirar las pantimedias de las manos del otro.

- No es eso, lo siento, no quise ofenderte, solo pensé qué... - esta tan nervioso que no logro tomarlas entre sus manos.

- Esta bien, no pasa nada, me las llevaré también – dijo con una sonrisa divertida, y sacando más dinero de su cartera, pagó estás antes de salir de ahí, sin dejar de mirarle de reojo algo que él deseaba dejara de hacer para poder recuperar no solo su color de piel si no su ritmo cardiaco.

Si bien no dejó de sentirse avergonzado durante la semana, tampoco dejo de imaginarse al hombre con las medias que él mismo había elegido, logrando que n par de veces su entrepierna se mostrara despierta en momentos muy inadecuados.

La siguiente ocasión que apareció, no tuvo el valor de verle a los ojos, e inmediatamente se giró fingiendo acomodar algo detrás suyo.

- ¡Disculpe, joven! ¡Disculpe! ¿Podría venir...? – escuchó la voz del otro minutos después proviniendo de donde se encontraba el baño del lugar, y aunque una parte de él pensó en fingir que no le había escuchado, otra pronto quiso ir a ayudarle en lo que sea que fuera necesitaba.

Cuando se acercó al lugar vio la puerta del cubículo entre abierta y un tanto inseguro terminó por entrar.

- Necesita... - comenzó a decir, sin embargo no pudo terminar la frase, la puerta se había cerrado tras de él y del cabellos negros le miraba con una sonrisa divertida.

- No creía que vendrías por una frase tan sencilla – dijo y ante la observación, avergonzado bajó la mirada, había caído como un idiota. Entonces agregó – Dado que te has dado el tiempo de escoger para mi unas medias, creí que era mi deber mostrarte "lo bien que me lucen".

Su tono era una burla total, sin embargo se sintió nervioso cuando de reojo le vio llevar las manos a su pantalón y deslizar este hacía abajo, dejando ver sus pálidas piernas cubiertas por la red de las negras pantimedias. Sintió su rostro enrojarse completamente y al momento escuchó la risa del otro llenar la pequeña habitación.

- ¿Qué sucede? ¿No era lo que te imaginabas? ¿O acaso más que ver querías tocar? – era claro que se divertía, aún cuando no lo veía al rostro, su voz sonaba animada – Entonces toca, ¿qué esperas?

Aquello si que le hizo voltear a verle, ¿estaba hablando en serio?

Su cara debió ser todo un poema, porque el otro rió nuevamente con más ganas.

- Vamos, no te detengas – le animó dejando en claro que no lo creía capaz, sobre todo cuando sus manos se estiraron temblorosas hacías el cuerpo del otro.

Repentinamente toda esa situación parecía demasiado irreal para ser cierta, estando encerrado en una pequeña habitación junto a desconocido que tenía los pantalones abajo y las piernas cubiertas con medias femeninas, lo incoherente de la escena le hizo decidirse, se permitiéndose posar sus grandes manos sobre los pálidos muslos del otro, que se estremecieron bajo su toque.

El otro rió nuevamente, pero esta vez su risa fue más suave, parecía nerviosa.

- Era broma tonto, no me toques – le escuchó decir pero no le importó, sus manos siguieron disfrutando de la textura sobre la fría piel, subiendo estas hasta llegar a las caderas.

El de cabello negros se movió un poco, pero él le mantuvo firmemente sujeto.

- Suéltame – dijo con firmeza, pero realmente no escuchó las palabras, porque aquella situación era una locura, una que le permitía hacer cualquier cosa que tuviera en su cabeza.

- ¡Shh! – le silenció con fuerza, y cuando los ojos esmeraldas le miraron preocupados mientras ponía una mano sobre su pecho para alejarle, sintió un explicable deseo recorrerle, haciendo que con una mano detuviera su muñeca mientras la otra iba hacía la liga que detenía el pulcro y largo cabello, haciendo que este cayera sobre los hombros de la elegante camisa de vestir.

Le vio abrir los labios para quejarse aun cuando su mirada se veía confusa, sin embargo no le dio tiempo de eso, pues pronto se acerco a él para callarle con un brusco beso.

El beso pareció darle al de ojos verdes la fuerza para empujarle contra la puerta para alejarle de él y fue ese mismo movimiento el que hizo que Thor se sintiera encender en deseo y volviera a él para morder sus labios, buscando su rendición.

Los delicados quejidos que lograban escapar de la pálida boca le tenían al borde de la cordura, y necesitándolo le soltó para caer de rodillas frente a él, acariciando no solo con sus manos en esta ocasión las firmes piernas, sino también con sus labios, metiendo la lengua entre los huecos de la red, probando la pálida piel y provocando una sinfonía de placenteros sonidos por parte del otro, que estaba siendo derrotado en su propio juego.

Si alguien se hubiera encontrado afuera, le habrían parecido incomprensibles los sonidos que se escondían detrás de aquella puerta, entre quejidos, gemidos, suspiros y gruñidos, Thor había desgarrado por completo las medias para deleitarse por completo de aquel cuerpo, sobre todo en el momento sus labios rozaron la virilidad ahora erecta del otro por sobre la ropa, y loco de excitación le bajó la ropa interior para meterlo en su boca, chupándole tan duramente que el de cabellos apenas sentía que tenía posibilidad de respirar.

Las piernas no le sostuvieron mucho tiempo y el cuerpo del otro se dobló por completo sobre él, que hacía unos momento no eran más que un tímido corderito y ahora le devoraba como un hambriento lobo.

Las uñas clavándose en sus hombros, los jadeos entrecortados quemándole los oídos, el vello rozando su rostro cada vez que las caderas empujaban contra su boca, y sobre todo sentir el semen caliente llenar su garganta hicieron que el mismo se viniera dentro de sus pantalones, más abundantemente que cuando veía pornografía.

Con cuidado ayudo al otro a sentarse en el piso del pequeño lugar, mientras ambos recuperaban la respiración.

- Prometo pagarte las pantimedias... - le dijo mientras apartaba uno de los húmedos cabellos del otro para ver sus hermosos ojos esmeralda.

- Definitivamente las necesito... - respondió en voz ronca ante lo seca que estaba su garganta ante los previos gemidos, mirando de reojo las destrozadas medias sobre sus piernas.  


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A veces me da la impresión de que mi forma de redactar es confusa... espero que no sea así y les haya gustado, si no pues me avisan y a ver que diablos hago para darme a entender, jajajaja. 

Solo me queda un reto pendiente y después comenzaré con nuevos proyectos que tienen justamente como un año pendiente, jajaja.

Gracias a los que han seguido hasta este punto. Espero sus comentarios :D

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