Capítulo 6: Soledad

La lluvia se había detenido poco antes de que los estudiantes llegaran a la cabaña de Donald. El rubio se metió en su hogar sin hablar con nadie dejando a aquellos que debía cuidar solos en su campamento improvisado.

-Señor Wednesday -habló la profesora Darcy.

-Dime, querida.

-Empiezo a dudar de la sanidad mental de nuestro guardia -Wednesday simplemente la observo expectante-. Después de su historia la encontré llorado y pidiéndole disculpas a sus hijos, y a Sif.

El profesor Wednesday se quedó en silencio durante un corto momento antes de sonreír con cansancio y responder.

-El señor Blake también perdió a sus hijos y a su esposa. Tal vez la historia que conte tocó alguna fibra muy sensible.

-¿Su esposa se llamaba Sif? -pregunto la mujer.

-O tal vez él se cree Thor -comentó con indiferencia Wednesday-. Tal vez deberías ir a hablar con él.

-¿Por qué yo? -pregunto Darcy.

-Yo le caigo mal, y los otros profesores tampoco son de su agrado. Tú, en cambio, eres la más hermosa de aquí. Además le eres indiferente, lo cual es mucho viniendo de él.

Darcy lo dudo un poco pero algo en su interior la presionó para que lo hiciera. Saco un termo de su mochila y se encaminó a la puerta de la cabaña. 

Donald se encontraba sentado en su cama con la mirada perdida y sumergido en sus pensamientos hasta que el ruido de alguien golpeando su puerta lo devolvió a la realidad. Aunque no quizo abrir, término haciéndolo por la insistencia del golpeteo.

—¿Qué? —pregunto de mala gana.

—¿Puedo pasar? —pregunto Darcy.

—No —respondió Donald mientras empezaba a cerrar la puerta pero la mano de Darcy la detuvo.

—Dejame pasar —exclamó la morena.

—¿Por qué?

—Porque quiero ayudarte.

Donald no supo porque, pero algo en su interior hizo que se moviera y dejara entrar a la mujer.

—Que zorra —exclamó la directora.

—Lo dices por celosa —afirmó Wednesday.

—¿Disculpa?

—Ella es hermosa y con un gran cuerpo. Tú eres tan horrible que ni un jotnar borracho te fornicaria.

Darcy vertió algo del líquido del termo en lo que parecía un enorme vaso y luego hizo lo mismo en otro.

—Toma —le dijo Darcy mientras le extendía la mano con el vaso.

—¿Qué es?

—Solo pruébalo.

Donald tomo el vaso y bebió un poco de aquella bebida que era bastante dulce.

—Es chocolate caliente —afirmó Darcy—. ¿Te gusta?

—Sabe bien.

—Me ayuda a relajarme cuando me siento mál —dijo Darcy tomando valor—. Te ví llorando después de la historia de Wednesday.

—No voy a hablar de eso —exclamó Blake tomando otro trago.

—No voy a obligarte a hacerlo. Solo quiero que sepas que estoy aquí si me necesitas.

Donald sonrió de costado. No sabía si era por el calor del chocolate o las palabras de Darcy pero se sentía más cálido y cómodo desde que ella entró. Tal vez era por la pequeña conversación pues, como su padre le había dicho hace muchos siglos, las palabras son mágicas incluso cuando no las dice un hechicero. Había algo en aquella bella mujer que lo relajaba, como si todos sus problemas desaparecieran durante unos momentos.

—¿Qué es eso? —pregunto Darcy señalando algo tapado con una manta.

—Nada de lo que quiera hablar ahora —afirmó sabiendo que allí se encontraba Mjolnir.

Darcy se le queda viendo por unos instantes. Aunque aquel hombre era muy reservado, y posiblemente estaba mal de la cabeza, no podía negar que era sumamente atractivo.

—¿Por qué había rastros de sangre anoche? —pregunto con un tono que dejaba ver algo se preocupación.

—Me enfrente a unos cazadores furtivos —mintió mientras le daba otro sorbo a su chocolate.

—¿Te lastimaron mucho?

—Nada muy grave.

—Tengo una amiga que es enfermera, se llama Jane. Me enseño un par de cosas por si necesitas que alguien te atienda.

Donald se terminó su chocolate y la devolvió el vaso a Darcy que lo guardo junto al que había usado ella.

—Iré allá afuera con  los chicos, al menos que quieras que me quedé.

—Puedes irte si lo deseas.

Darcy agachó la mirada como si hubiera sido derrotada por un instante.

—Si me nesecitas sabes donde buscarme.

Cuando Darcy salió, Donald simplemente se recosto. Cuando cayó la noche, y todos se habían dormido, el ex dios salió a dar una caminata con su hacha en la espalda. A paso lento término llegando a un pequeño arroyo cerca de su hogar y se sentó a la orilla de este. A pesar de la noche, la Luna estaba tan brillante que parecía iluminar todos los rincones del bosque.

—¿Tan poco puede dormir, señor Blake?

Donald se volteo y se encontró con el profesor Wednesday se tenía su pequeña botella de whisky en la mano.

—Ví que la profesora Darcy entró a su cabaña —comentó el profesor de forma lasciva.

—Y yo te ví ayer con la chica rubia.

—Oh, Astrid. Si, es una hermosa adolescente tetona de 17 años.

—Eso es ilegal —afirmó Donald.

—Las leyes me la chupan casi tan bien como lo hace ella —respondió Wednesday mientras se sentaba al lado del guerrero—. Si quieres hasta te la comparto.

—No —respondió a secas.

—Más para mí. Adoro sus grandes y palidas tetas, recorridas por las venas azules como un buen queso.

—Eres repugnante —dijo Donald sin siquiera verlo.

—Solo disfrutó de las bellas descendientes de Ask y Embla —exclamo el hombre mientras le daba un trago a su whisky para luego ofrecerle al rubio—. ¿Quieres?

Donald aceptó sin decir ninguna palabra.

—Creo que le gustas a Darcy, yo en tu lugar aprovecharía.

—Disfrutó del silencio —exclamó molesto el rubio.

—Pues perforate los putos oídos —dijo Wednesday mientras se levantaba—. Jamás te daré otro consejo para tu bienestar.

—Toma tu botella.

—Quédatela, tengo más.

Donald se quedó nuevamente en soledad, disfrutando de la paz de aquel lugar. Casi era una lastima que esa paz no fuera a durar.

A la mañana siguiente, todos los estudiantes estaban reunidos alrededor de la fogata apagada junto a los maestros pues ese era su último día en aquel lugar. Donald los observaba desde la puerta hasta que en un momento su mirada se cruzó con la de Darcy que le sonrió cálidamente.

—Antes de que arranquemos nuestro viaje de regreso a la sociedad, creo que es hora de nuestra última historia —exclamó Wednesday—. Esta sera posiblemente la más oscura de todas pues descubrirán el lado más oscuro de Thor, y sabrán de su confrontación final contra uno de los dioses más poderosos: Odín.

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