Capítulo 10: El Renacer de un Dios
Farbauti y sus gigantes se encontraban aterrados pues frente a ellos estaba el poderoso Thor, ya sin ninguna restricción y con Mjolnir en su mano.
—Vas a pagar por la muerte de mi família —aseguró Thor mientras caminaba hacía los gigantes.
—¿Qué esperan? ¡Acaben con él! —ordenó Farbauti.
Mjolnir surco el aire y destrozó la cabeza de uno de los gigantes mientras el hacha le cortaba la cabeza al otro de un solo golpe. Ambas armas volvieron a las manos del dios cuyos ojos rojos cual fuego seguían fijos en Farbauti. El gigante, llenó de furia, corrió hacía el hijo de Odín y le propinó un fuerte golpe con su hacha. Thor bloqueo el ataque con sus dos armas y apoyó una pierna en el suelo debido a la fuerza que su enemigo ejercía. El dios del trueno empujó sus armas hacía arriba y las separó provocando una descarga eléctrica que obligó a su enemigo a alejarse. El protector de Midgard se alzó a los cielos y esquivó un golpe del hacha congelada de su enemigo para después, a una gran velocidad, conectarle un golpe con Mjolnir en la boca. Varios de los dientes de Farbauti salieron volando junto con bastante de su sangre. Intentó darle un golpe con su hacha pero Thor juntó energía eléctrica en la suya y recibió el ataque, destrozando el arma de su enemigo. Desesperado, el rey gigante golpeo con su mano libre a Thor que salió volando pero se detuvo en el aire antes de arrojar su poderoso martillo, el cual atravesó de un lado al otro las costillas de su enemigo. El asgardiano voló rápidamente y le provocó un profundo corte en el rostro que hizó caer de espaldas al temible gigante. Thor atrapó en el aire su martillo y lo alzó al cielo junto con su hacha. Apuntó a su enemigo con ambas armas y un poderoso rayo eléctrico atravesó el estómago de Farbauti que escupió una gran cantidad de sangre. El dios aterrizó sobre el pecho de su enemigo y lo miro con gran desprecio.
—Nunca debiste meterte con mi família.
Mjolnir atravesó el cráneo de Farbauti de una punta a otra antes de volver a la mano de Thor completamente bañado en sangre. El rey gigante término muerto bajo los pies del renacido dios del trueno. De pronto se escucharon unos aplausos provenientes de Richard Wednesday. Thor floto hasta aterrizar frente al profesor.
—Bienvenido, Thor.
—Siempre supiste quien era, ¿no es así? —preguntó con seriedad.
—Correcto —respondió Wednesday con una sonrisa.
—¿Quién eres?
—Me conoces bien, Thor. Tengo muchos nombres, apodos y títulos. Tú puedes llamarme padre, sí así lo deseas.
Una fuerte luz salió del interior de Wednesday y cuando esta se apagó dejó a la vista su verdadera forma: Odín.
—Siempre supiste que era Farbauti.
—Sí, pero no podía permitir que mi hijo muriera por la ceguera de su furia.
—Lo comprendo, padre. Pero no me pidas que te perdoné.
Escucharon un fuerte estruendo y ambos dioses vieron como más y más gigantes caían del portal.
—Yo me encargo de los gigantes, tú ve por el portal —dijo Odín.
—¿Podrás solo?
Odín esbozó una sonrisa.
—Tengo mi ejército.
La luz del Bifrost golpeo a las espaldas de Odín y de este empezaron a salir cientos de einherjar dispuestos a batallar.
Thor salió volando a gran velocidad viendo como incluso dragones se hacían presentes en el cielo. Arrojó su hacha y con esta le corto la cabeza a cinco de las bestias mientras un gigante con alas se aproximaba. Sin esfuerzo alguno, el dios de las tormentas le destrozó el cráneo con Mjolnir de un solo golpe. Más y más criaturas con alas se aparecieron pero el príncipe de Asgard no se hizo para atrás. Avanzó con coraje y velocidad, destrozando con un solo golpe a cada enemigo que se le aproximaba. Los rayos cruzaban el cielo para acabar con varias de las viles criaturas que se atrevían a invadir el Midgard. Thor término llegando hasta el ojo del vórtice y notó que las calles bajo este estaban llenas de gigantes. Al ver que no había mortales cerca, descendió en picada y golpeo el suelo con sus armas provocando una explosión eléctrica que exterminó a todas las bestias del lugar.
Tras ésto, alzó su vista al cielo y elevó sus armas mientras cientos de rayos impactaban sobre estas y sobre si mismo. Los ojos del dios se iluminaron y junto ambas armas para disparar en dirección al vórtice con todo su poder. El choque de energías se hizó notar a medida que Thor gritaba para aumentar el poder de su ataque, calcinado cualquier criatura que intentara salir en el proceso. La magia que mantenía el portal abierto se fue debilitando hasta que este implosiono y desapareció del cielo. Thor detuvo su ataque y se elevó al cielo de forma imponente. Se permitió tener un momento de calma y pudo sentir la energía divida recorrer nuevamente su ser como en los tiempos de antaño. No se quedó mucho así pues aún había gigantes dando vueltas por el pueblo, y él iba a detenerlos.
La batalla fue épica pero de poca duración. Los gigantes terminaron cayendo ante el poder de los hijos de Asgard. Algunos mortales murieron más sus bajas se mantuvieron al minimo y al empezar a caer la tarde ya no había ningún gigante con vida. Thor y Odín se quedaron parados en la cima de una montaña, contemplando la naturaleza.
—Nunca creí que tú fueras Wednesday.
—Aún hay muchas cosas que no conoces de mí, hijo mío —respondió Odín—. Aunque debiste haber sospechado, pues Wednesday viene de Wotandsys; ese es mi día.
—Estaba muy cegado para pensar.
—Es una buena mujer esa Darcy. Espero de todo corazón que ella te haga feliz.
—Yo igual, padre. Por ella, y por otros motivos, no volveré a Asgard aún. Necesito reconstruir mi lazo con los mortales y mostrarles que los dioses no volveremos a abandonarlos.
—Grandes peligros se acercan, Thor. Ellos van a necesitarte.
—¿Alguno más poderoso que ese sujeto de negro con el rayo en el pecho que enfrenté hace siglos?
—Oh, sí. Mucho más.
—Entonces me estaré preparando.
—Buena suerte, hijo mío.
—Hasta pronto, padre. Sabes donde buscarme si Asgard me necesita.
Odín simplemente sonrió antes de que la luz del Bifrost lo absorbiera.
Darcy se encontraba ayudando a atender a algunos heridos por el ataque de los gigantes cuando Thor aterrizó con cuidado a unos metros frente a ella. La mujer sonrió y corrió a abrazarlo, cosa que el hombre correspondió.
—Me tenías muy preocupada —afirmó la mujer.
—No te preocupes, ya estoy aquí.
Darcy se apartó un poco y observo la oscura armadura que el dios llevaba puesta. Pasos sus dedos por los detalles de esta con una gran curiosidad.
—Entonces, ¿volviste a ser un dios?
—Así es —dijo Thor con una sonrisa.
—Eso es sumamente interesante —dijo Darcy con una sonrisa coqueta.
—¿Por qué?
Darcy se aproximó al oído de Thor y le susurró:
—Sí así de apasionado eras antes, me muero de curiosidad por comprobar cómo eres ahora.
Thor sonrió con confianza ante aquellas palabras.
—Esta noche lo comprobarás —afirmó el dios antes de tomarla de la cintura y darle un apasionado beso el cual ella correspondió.
Thor había vuelto.
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