7

Al día siguiente de que dieran de alta a Freddy, quedé de verme con Daniela y contarle lo sucedido en el hospital. Era una chismosa, lo sé, pero debía contarle alguien o iba a explotar.

―¿Entonces él estaba atendiendo a Freddy? ―asentí―. Quién lo diría.

―Lo sé ―hice una mueca.

―¿Y qué vas a hacer?

―¿Cómo que qué voy a hacer? Obviamente nada. Estoy a nada de comenzar algo serio con Freddy, además él también tiene su novia y...

―¿Y qué?

―¡No! ―me eché para atrás y la silla en donde me encontraba sentada se tambaleó―. Eso no va a pasar. Dejemos el tema.

―Pero eres tú quien siempre comienza hablando de Jos.

―Sólo dejémoslo.

Estaba claro que yo no iba a dejar pasar la oportunidad de estar con alguien como Freddy sólo porque había coincidido un par de veces con el mismo chico que había encontrado afuera de la Casa de Julieta.

¿Y si era una señal?

No, no y no.

―¡Ale! ―me llamó Dani.

―¿Qué? ―abrí mis ojos más de lo normal.

―Que si ya te dijeron a donde te vas para lo del servicio social ―negué―. ¿Cuándo te dicen?

―Nos van a dar una plática y ahí nos van a decir.

Miré el reloj en mi teléfono y recordé que le había prometido a Freddy ir a visitarlo a su casa.

―Tengo que irme, nos vemos luego ¿sí?

Y sin más, abandoné el lugar.

De camino a casa de Freddy me detuve en un centro comercial a comprar un par de cosas para comer. La verdad es que no tenía muchas ganas de cocinar pero se trataba de Freddy así que lo haría.

Agarré una bolsita de sopa de letras, helado, y lo necesario para preparar sincronizadas.

―Ale, pasa ―me recibió la mamá de Freddy con una gran sonrisa―. ¿Cómo has estado?

―Muy bien, gracias y ¿usted?

―Pues cuidando a Freddy, esas ronchas no se le bajan.

―En el hospital nos dijeron que le durarían una semana ―hice un mohín.

―¿Y eso? ―señaló la bolsa que llevaba con lo que había comprado.

―Oh, es para prepararle algo de comer a Freddy ―sonreí apenada.

―La cocina es tuya ―sonrió―. Estaré arriba, por si necesitas algo.

―Muchas gracias.

Cuando me aseguré de que la mamá de Freddy ya estaba arriba, comencé a preparar la sopa y luego las sincronizadas. Guardé el helado en la nevera.

Después de que todo estuvo listo, saqué unos platos para poner la comida y con mucho trabajo alcancé una charola para poner los platos.

―No te rasques, se te va a quedar una marca ―lo regañe apenas entré a su habitación.

―¿Por qué no tocaste? Pude haber estado desnudo o solo en boxers.

La verdad es que verlo en bóxer no era algo que me fuese a molestar, Freddy tenía un cuerpo maravilloso.

―Lo lamento ―sonreí―. Te traje la comida ―coloqué la charola sobre el escritorio de cristal que tenía cerca de la puerta―. Iré a ver si tu mamá o tu hermano quieren comer, no me tardo.

Salí de la habitación y subí las escaleras.

―Hola, Ale ―saludó Israel.

―Hola, Isra ¿quieres comer? Hice sincronizadas y sopa.

―Uh, sí ―sonrió―. Gracias.

―¿Vas con mi mamá? ―asentí―. Está dormida, tuvo un día pesado en el trabajo.

―Oh, bien. Vamos abajo y te sirvo.

―Descuida, ve con Freddy.

―Bueno, igual tengo que bajar ―me reí y él hizo lo mismo.

Esta vez toqué antes de entrar a la habitación de Freddy.

―Ya para qué, el peligro fue la primera vez que entraste.

―Nada te parece ―sonreí―. ¿Está rico?

―Demasiado, ven ―palmeó el espacio vacío en su cama y me acerqué a él.



―¡Ya llegué! ―exclamé cuando entré a la casa.

―Mi mamá salió al súper, dijo que no se tardaría ―dijo Andrés apareciendo por el pasillo―. ¿En dónde estabas?

―Con Freddy, te mandó saludos y también Isra.

―Gracias ―sonrió.

Freddy había venido un par de veces con su hermano y a pesar de que Andrés era un poco más chico que Isra, se llevaban muy bien. Ambos compartían el gusto por los videojuegos, supongo que eso los mantenía unidos.

―Ale ―lo miré―, llamó un hombre del hospital, dijo que habías dejado unas cosas.

―¿Quién era?

―No le pregunté su nombre pero me dijo que pasaras al área de objetos perdidos.

―Gracias enano. ¿Ya comiste?

―No.

―Ven, te preparo algo.

Toda la noche estuvo rondando en mi cabeza lo que Andrés me había dicho, ¿y si Jos había llamado? Aunque bien pudo haber sido cualquier otro doctor. Tal vez una enfermera había pasado el reporte y me habían llamado de la recepción.


+ + +


A la mañana siguiente me desperté temprano para ir al hospital antes de entrar a clases, no se me ocurría que era lo que había dejado. Tenía mi cartera y mi telé...

―Mi teléfono ―murmuré.

Me despedí de mi familia y luego agarré las llaves del carro.

―Hola señorita, disculpe ¿en dónde puedo encontrar el área de objetos perdidos?

―No tenemos tal área ―negó la señorita del otro lado del mostrador―. ¿Dejó algo en su última visita?

―Sí, olvidé mi teléfono.

―¿Me podría proporcionar el número de la habitación?

―La doscientos treinta.

La señorita marcó un número en su teléfono y después de intercambiar palabras con la persona al otro lado de la línea, me dijo que la habitación estaba ocupada pero que alguien me atendería en el consultorio ciento trece.

Jugueteé con mis dedos mientras el elevador subía, seguramente llegaría tarde a la primera clase.

Apenas se abrieron las puertas salí corriendo en busca del consultorio.

Cuando lo encontré toqué un par de veces hasta que me dijeron que podía pasar.

―Ale.

¿Por qué señor? ¿Por qué?

―Hola ―sonreí―. Me dijeron que viniera aquí por...

―Tú teléfono ―sacó el aparato de un cajón y me lo extendió.

―Muchas gracias, de verdad ―lo agarré―. Yo tengo que irme, llegaré tarde a la escuela. Otra vez gracias.

―Ale.

¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡Sólo déjame ir!

―También dejaste esto ―me extendió una bufanda color café.

―Oh ―sonreí apenada―. Gracias.



―Amiga, esos ya no son encuentros casuales ―dijo Dani después de que le conté.

―¿Cuáles no son encuentros casuales? ―preguntó Freddy sentándose a mi lado.

―Ya no te rasques ―lo regañé.

―No contestaste a mi pregunta.

―Oh, es que me he estado encontrando son un chico, muchas veces. Al principio era muy extraño pero ahora hasta hablamos ―dijo Dani.

¡Gracias amiga!

―¿Y te gusta? ―me atraganté con mi comida―. ¿Estás bien, Ale? ―asentí.

―Pues no lo sé, hay alguien más con quien estoy saliendo y...

―Uh qué lío, cosas de mujeres ―agitó las manos al aire―. Mejor las dejo hablar a solas. Te veo más tarde, pequeña ―dijo depositando un beso en mi frente. Sonreí apenada.

Freddy era realmente lindo.

―De nada ―dijo Dani cuando Freddy se fue.

―Gracias, de verdad gracias.

―Entonces ¿te gusta Jos?

―No podría decir que me gusta porque no lo conozco bien. Es muy atractivo, sí pero es que Freddy, ¿no es un amor? De verdad creo que me estoy enamorando de él.

―¿Y Jos?

―Él es como mi amor platónico. Como mi crush.

―En que líos te metes, Alejandra.

Dani estaba exagerando un poco. En realidad yo no estaba metida en ningún lío, era ella quien estaba haciendo conclusiones muy apresuradas y ni siquiera me estaba consultando. Como había dicho antes, estaba haciendo una tormenta en mi pequeño vaso de agua y de vez en cuando me ponía a pensar pero yo tenía muy claro que estaba enamorándome de Freddy y que Jos era solo un alguien que había aparecido en mi vida pero no jugaba ningún rol importante. Como un artista que sólo ves en la TV pero que jamás llegas a ser algo de él.

Yo iba a seguir con mi vida y Jos con la suya. Un par de encuentros no significaban nada.

+ + +

¡Alo pipol aka nuggets!

He vuelto pronto porque la otra semana no estaré así que quiero consentirlas con un par de capítulos ah. 

Espero, de verdad espero poder actualizar aunque sea una vez la siguiente semana.

En fin, ¿cómo las trata su martes?  

Quiero leer que piensan que va  a pasar con Ale, Jos y Freddy :c

¡Muchísimas gracias por leer!

+ ¿Qué canción le pondrían a la historia? Esta no la voy a responder yo por obvias razones jajaja.

Todo el lof para ustedes,

Cit.

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