16

Mis ganas de ir a la boda de Jos no existían pero no encontraba alguna excusa para no ir.

Es decir, si había varias cosas que podía decirle pero muy en el fondo sabía que quería ir.

―Este es muy bonito ¿qué dices?

―Mamá, es blanco. En la invitación dice que de preferencia llevemos algo color salmón.

―Y tú qué le haces caso ―puso los ojos en blanco.

Después de pasearme por toda la tienda por fin encontré algo que me gustaba y que era del color que Renata pedía.

―¿Qué opinas de éste? ―sostuve el vestido frente a mí.

―¿Quieres opacar a la novia? ―sonreí.

―Claro que no, no está tan deslumbrante.

―Lo está, es precioso. Ve a probártelo.

El vestido era de manga corta y la falda llegaba hasta el piso. La verdad es que parecía vestido de quinceañera pero sin el efecto que le da la crinolina.

Cuando me probé el vestido quedé maravillada, se me veía bastante largo pero con un poco de suerte las zapatillas me harían un enorme favor.

―A ver ―me apuró mi mamá.

Salí del probador quejándome de lo largo del vestido.

―Te ves preciosa ―sonrió.

―Supongo que este es el elegido ―agarré parte de la falda del vestido y volví al probador para cambiarme.


+


Me sentía exhausta y ni siquiera había hecho muchas cosas el día de hoy. Pensé en llamar a Freddy para ir al cine o salir simplemente a dar la vuelta pero habíamos vuelto a discutir.

―Mamá, están tocando ―grité desde la sala.

―Alejandra, estás a diez pasos de la puerta, ve a ver quién es.

Gruñí y me levanté del sillón.

―¿Qué ha...

Me besó.

―Lo lamento, de verdad lo siento tanto ―sostuvo mi cara entre sus manos―. Odio tanto que discutamos por cosas que no son tan importantes.

―Freddy...

―De verdad lo lamento Ale ―me besó otra vez. Me besó una y otra y otra vez pero por más que quise no sentirme incómoda no lo logré. Debía terminar las cosas con Freddy ahora o nunca.

―Quiero que terminemos ―me alejé de él.

―¿Qué?

―Es cierto que te quería mucho y todo pero ¿acaso no te das cuentas de que las cosas entre nosotros van cada vez peor? ―hice una pausa―. ¿Todavía me quieres?

Su silencio me dio la respuesta.

―Porque yo por ti ya no siento lo mismo. Te quise demasiado, como no te imaginas pero desafortunadamente dejaste de ser como eras antes y yo también. Las cosas entre nosotros cambiaron y no precisamente para bien.

―Ale, ¿de verdad quieres esto? ―asentí―. ¿Y la boda de Jos?

―Todavía quiero que vayamos juntos, si tú quieres.

Freddy no dijo nada más, solo se limitó a asentir.

―Entonces te veo en una semana ―asentí.

―Vete con cuidado ―sonreí y agité mi mano en forma de despedida.

Esperé a que se marchara y cuando lo hizo cerré la puerta. Un par de minutos después tocaron de nuevo.

―¿Qué pas... Jos ―abrí los ojos en señal de sorpresa. No me lo esperaba.

―¿Terminaste con Freddy?

―Qué rápido corre el chisme aquí ―fruncí el ceño.

―En realidad vine a verte pero te vi hablando con Freddy así que...

―Así que decidiste quedarte a escuchar porque era más entretenido ―Jos sonrió apenado―. ¿Quieres pasar?

―Preferiría que habláramos aquí.

―Bueno.

Nos sentamos en el pequeño escalón que había frente a la puerta.

―¿Nervioso?

―Demasiado. Estoy a una semana de casarme.

―Pues no estés nervioso ―coloqué mi mano sobre su brazo.

―Ah, no invente gracias, ya se me pasó ―ambos nos reímos.

―Pobre Renata.

―Pobre Fre...Pobre de aquél que sea tu esposo en el futuro.

―¿Por qué? ―hice un puchero.

―No tienes sentido del humor.

―Si lo tengo ―lo golpeé suavemente en su hombro.

―Nunca te había visto reír hasta ahora ―juntó sus manos.

Los dos nos quedamos en silencio durante un rato. Se podían escuchar los grillos, el viento mover las hojas de los árboles y algunos autos que pasaban a lo lejos.

―Renata no tiene sentido del humor, todo le molesta ―lo miré.

―Pero la quieres ―sonreí.

―Ajá.

―Oye, debo entrar o mi mamá me va a regañar ―me levanté.

―Sí, yo debo irme, mi mamá ya me está buscando ―sostuvo su teléfono en alto para mostrarme que su mamá le estaba marcando.

―Por favor conduce con cuidado y nada de andar de loquillo en las vías rápidas ―hice una pausa―. Está bien que sean vías rápidas pero no te excedas.

―Si mamá ―puse los ojos en blanco―. Nos vemos, Ale.


+ + +


La semana se había tan rápido que ni siquiera la había sentido.

―¿No piensas ir? ―escuché la voz de mi mamá.

―¿A dónde?

―A la boda ―exclamó.

La boda.

Me quejé en voz baja y luego me levanté más a fuerzas que de ganas.

Por mi mente pasó la idea de no asistir pero mi mamá ya había gastado en vestido, zapatillas y demás.

―Te hice una cita en el salón de belleza para dentro de dos horas. Tienes el tiempo perfecto para desayunar y bañarte.

―Gracias mamá ―dije mientras hacía la cama.

Cuando salió de la habitación me dejé caer sobre la cama. ¿De verdad tenía que ir?

Me tallé la cara con ambas manos y después me impulsé para quedar sentada nuevamente.

Me acerqué a mi armario y saqué la ropa que me pondría.

―Voy a bañarme ―grité.


+


―Podríamos hacerte un peinado con el cabello amarrado ―la chica hizo una pausa―. Tomamos dos mechones de cabello, los enrollamos y los unimos, se va a ver muy bonito.

No tenía idea de que estaba hablando, ella era la que sabía de esto así que dejaría que hiciese lo que quisiera con mi cabello. Mientras me dejara bien todo perfecto.

La chica empezó a cepillar mi cabello y luego de un rato que increíblemente no me pareció eterno, me dijo que estaba lista.

La verdad es que si se me veía bien el peinado.

―Ahora te vamos a maquillar y ponerte uñas.

―¿Uñas? ―fruncí el ceño. Nadie había dicho nada de uñas.

―Sí, tu mamá lo pidió.

Ella más que nadie sabía lo mucho que odiaba las uñas. Había tenido una experiencia nada agradable en el pasado y me había prometido no ponerme uñas jamás.

―¿No podrías hacer algo con mis uñas? Sin necesidad de poner postizas.

―Veremos que se puede hacer.

Eso era un no.


+


―¡Freddy está aquí! ―escuché a mi mamá.

Guardé mi teléfono en mi bolsa de mano y antes de salir al pasillo me miré por última vez en el espejo. No me veía mal.

Bajé las escaleras con cuidado de no caerme y hacer el ridículo.

Freddy estaba de pie frente a la puerta. Llevaba un traje negro y su pañuelo era del color de mi vestido.

Freddy, pudimos ser todo pero lo arruinamos.

―Te ves muy bien ―sonreí y le agradecí el cumplido.

―También te ves bien.

―Bueno, ya váyanse o llegarán tarde.

Freddy condujo hasta la iglesia en dónde se llevaría a cabo la misa y durante el camino hablamos de lo incómodo que era vestirse así de elegantes.

Cuando llegamos había mucha gente afuera. La mayoría de las chicas habíamos obedecido a la petición de Renata e íbamos de color salmón.

―Iré a ver a Jos, ¿quieres venir?

―Bueno ―asentí.

Seguí a Freddy quien entró a la iglesia y luego a un pequeño cuarto que había.

―¿Se puede? ―tocó antes de entrar y después de unos segundos se escuchó la voz de Jos―. Hola.

―¡Freddy! Me alegra que estés aquí ―cerré la puerta―. Ale ―sonrió―, te ves muy bonita hoy.

―¿Sólo hoy? José Miguel, me pierdes.

―Creí que ustedes...

―Vinimos como amigos ―intervino Freddy.

Después de intercambiar palabras con Jos, Freddy y yo salimos y nos sentamos en una de las bancas.

A pesar de que sabía que estaba ahí por la boda de Jos no me percaté de que se estaba casando hasta que Renata pasó a un lado de nosotros con ese hermoso vestido blanco que yo había ayudado a elegir.

Mientras la misa se estaba oficiando, sentía que me veía como un vegetal sobre la banca. No me movía, ni respondía a lo que Freddy me estaba preguntando.

―José Miguel Canela Rivera, ¿recibes a Renata Torres Villaseñor como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

+ + +

¡Holaaa!

¿Cómo las trata el fin de semana? Yo tengo dos exámenes mañana así que he estado estudiando. 

En fin, espero que estén muy bien♥

Si creyeron que este era el fin de la fic, están en todo lo correcto :c

Pero todavía me falta el epílogo, así que espérenlo en esta semana o la otra. No sé cuando pueda actualizar pero ojalá sea pronto.

Todo el amour para ustedes,

Cit.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top