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Había pasado un mes desde que hablé con Freddy acerca de salir con Jos y Renata. Al principio pareció no agradarle mi queja pero al final estuvo de acuerdo conmigo y dijo que tenía razón en eso de que ya casi no pasábamos tiempo a solas.

De cualquier manera después de eso mi relación con Freddy no iba de maravilla pues poco a poco el cuento de hadas que teníamos se iba acabando. Freddy y yo discutíamos muy seguido y nos veíamos cada vez menos.

―Vuelveeeeee, que sin ti la vida se me vaaaaaa. Oh vuelveeeeee, que me falta el aire si tu no estáááássss.

―Hermana, dice mi mamá que te calles.

―¿Por qué? ―hice un puchero.

―Suenas como si te estuviesen matando ―la lancé el trapo con el que estaba sacudiendo los muebles.

Los fines de semana nos tocaba hacer limpieza y mientras mi mamá se encargaba de los baños, yo tenía que sacudir, barrer y trapear. Era un buen trato pues en la vida lavaría otro baño, me rehusaba completamente a limpiar esa zona de la casa aunque si lo sabía hacer.

―Ya vete a recoger tu cuarto que ya me toca asear ahí.

Andrés salió corriendo de la sala hacia su habitación y yo continué con mi nada melodioso canto.

Sabía que mi pequeño hermano tardaría mucho tiempo arreglando su habitación así que decidí comenzar a limpiar el cuarto de mi abuela.

Toqué dos veces antes de entrar pero no respondió. Por lo general articulaba un "pasa" y esa era mi señal para entrar. Tal vez se estaba bañando.

Pegué mi oreja a la puerta pero no se escuchó el agua correr así que toqué nuevamente.

Dejé mi trapo y demás en el piso y abrí la puerta.

―¡Abuela!

Corrí hacia la cama en donde se encontraba mi abuela teniendo dificultades para respirar.

―¡Andrés, dile a mamá que encienda el auto!

―¿Por qué... ―mi hermano se quedó congelado debajo del marco de la puerta.

―¡Andrés!

Mi hermano dejó salir un par de palabras de su boca, palabras que no logré entender y luego corrió.

Todo pasó muy rápido. Mamá y yo cargando a la abuela hasta el auto, Andrés llorando en la parte de atrás con la abuela y mi mamá y yo hechas un manojo de nervios.

Llegamos al hospital y de inmediato se llevaron a mi abuela a una habitación. Ninguno de los tres pudimos entrar.

Mientras mi mamá trataba de localizar a mi papá, yo fui a las maquinitas por algo de tomar y comer. Andrés se había quedado en sentado en unas sillas afuera de la sala de urgencias junto con mi mamá.

Saqué un par de monedas de mi bolsa mismas que se cayeron. Me agaché para levantarlas pero mis manos temblorosas me lo impedían. Alguien se agachó y me ayudó.

―Gracias ―me levanté.

―Hacía mucho no te veía.

―Oh, pues aquí estoy ―sonreí aunque pareció más un mohín.

―¿Qué pasó?

―Mi abuela está en la sala de urgencias, estaba teniendo problemas para respirar ―eché las monedas en la maquinita. Jos me pasó otro montoncito de monedas.

―¿Y cómo sigue?

―No lo sé.

La maquinita dejó caer las cosas que le había indicado y me agaché para sacarlos.

―Me tengo que ir, adiós.

―Cualquier cosa estaré por aquí ¿de acuerdo? ―asentí y caminé a la sala de urgencias sin mirar a atrás.


+ + +


Después de unos días mi abuela por fin estaba en casa.

Yo planeaba descansar todo el fin de semana, desafortunadamente era jueves y tenía que ir a la escuela.

Salí de la casa para dirigirme a la universidad y me encontré con Freddy frente a la puerta.

Fruncí el ceño a verlo ahí.

―¿Hola?

―¿Te llevo? ―asentí. Igual no tenía muchos ánimos de conducir a la escuela―. Jos me contó lo que pasó con tu abuela.

Qué chismoso.

―Lamento no haber estado contigo.

―Ya pasó ―traté de restarle importancia. A estas alturas me daba igual si Freddy se preocupaba por mi o no.

El trayecto a la escuela fue bastante incómodo, ninguno de los dos dijo nada. Ni si quiera se tomó la molestia de encender la radio.

―Gracias ―dije abriendo la puerta.

―Jos y Renata quieren vernos.

Giré mi cabeza y fruncí el ceño: ―¿Para qué?

―No lo sé. Nos citaron en una cafetería el día de mañana.

¿Debía ir?

―¿Es muy importante? Mi abuela está recién salida del hospital y...

―Me pidió que estuviéramos los dos.

―Veré que puedo hacer ―salí del auto y le agradecí por segunda vez.


+


―¿Para qué quieres ir a ver vestidos de novia si no te vas a casar? ―la miré de mala gana después de escuchar a donde quería ir.

―Algún día lo haré. Además no veo que tiene de malo que quiera ir a ver vestidos.

―Soy una gran amiga, ¿lo sabes?

―Lo sé ―sonrió ampliamente―. ¿Quieres pasar por algo de beber antes de ir a la tienda?

―Bueno.

Daniela se detuvo en una cafetería y después de comprar nos fuimos directo al local de los vestidos de novia el cual se encontraba en una pequeña plaza sobre una de las avenidas principales.

―Estoy muy emocionada ―se mordió el labio inferior y me jaló adentro.

Una señorita nos recibió y mientras Daniela veía vestidos, yo me senté en unos sillones que tenían.

―Me voy a probar algunos ―sonrió y dejó su bolsa a un lado de la mía.

Esto iba a ser muy aburrido.

―Señorita, ¿ustedes viene con la chica que acaba de entrar a los probadores? ―asentí―. ¿Me puede acompañar?

Me levanté del sillón y me guió al probador.

―Puede esperar aquí.

Saqué mi celular para jugar un rato y después de unos minutos salió Daniela con un vestido precioso. Tenía un escote en forma de V en la espalda, algo que yo jamás usaría pero que en ella se veía increíble.

―¿Qué tal está?

―Muy bonito ―sonreí.

―Me gusta el escote de la espalda.

―Lo supuse ―sonreí.

―Iré por otro.

Tres vestidos más tarde decidí que era momento de estirar las piernas así que decidí ver los vestidos.

―Oye, Ren ¿qué opinas de éste?

―No, es horrible. Quiero algo que me haga ver bien, no lo contrario.

Puse los ojos en blancos ante la respuesta de la chica y seguí viendo vestidos.

―Ay, perdón pero quiero ver estos ―dijo la chica empujándome suavemente.

Me giré para verla, ¿quién se creía?

―¡Ale! ¡Qué gusto!

No lo creo.

―¿Qué te trae por aquí? No me digas que Freddy y tu...

―Oh, no, no ―agité mis manos―. Vengo acompañando a una amiga.

―Oh, yo vine a probarme unos cuantos ―sonrió―. No me gustaría dejarlo para último momento.

Si quería que le preguntara acerca de ella y Jos, estaba completamente equivocada.

―Genial ―sonreí―. Nos vemos pronto.

―Mañana ―sonrió.

―Sí ―le devolví la sonrisa.

Esa chica no me agradaba.

+ + +

¡Holaaaaa!

Soy la peor de las peores.

Salgo a las 5 de la escuela y llego a hacer tarea y luego me voy a dormir. De verdad lamento no haber avisado ni nada :(

¡Pero ya volví!

Quiero que sepan que le quedan muuuuuy pocos capítulos a esta fic, tal vez dos o tres.

Gracias por seguir aquí, se merecen todo

¿Alguna que haya ido a ver a los cedes a Cancún o al aeropuerto?

Mucho amor para todas

Cit.

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