Capítulo 7 - "Ottawa. Grupo Alpha" (Parte 2) +18
—Hera... —dijo en un leve suspiro. Esta la mandó a callar con un simple gesto.
Comenzó dando unos suaves besos a lo largo de su cuello, a la vez que deslizaba su mano derecha por el interior de su camiseta. Mientras tanto, con la otra mano, iba bajando lentamente, acercándose poco a poco a su intimidad.
Hiraeth asumió la situación y decidió seguirle el juego, pero a su manera. En un ligero movimiento, se posicionó encima de Hera, con las piernas de esta rodeando su cuerpo. Ahora ella tenía el control; colocó una mano en su cuello, haciendo algo de presión con los dedos índice y pulgar. Hera se estremeció.
—¿Quieres que apague la luz? —preguntó acercándose a su oído.
—Mhm —suspiró Hera mientras acercaba su mano a la lámpara de la mesilla de noche para apagarla. Ahora la única luz que alumbraba la estancia era la de los tenues rayos de luz que entraban por la ventana de la habitación.
Seguido de esto, Hiraeth comenzó a subir la camiseta de Hera, llevándola hasta su cabeza, para posteriormente quitársela y dejarla tirada por el suelo de la habitación. Sólo era la primera de las prendas que acabaría así.
Los besos continuaron, cada vez con más intensidad y desesperación; acalorando la habitación. Hiraeth posicionó una de sus manos en la entrepierna de Hera, apretándola poco a poco; mientras acercaba cada vez más sus dedos hacia su intimidad. A su vez, mantenía la otra mano en los pechos de Hera, acariciándolos suavemente.
—Baja —le ordenó.
Hiraeth le dedicó una mirada pícara y ejecutó la orden. Comenzó desabrochando el pantalón de Hera, bajo su atenta mirada, y, seguido de esto, su ropa interior.
—Abre las piernas. —Hera hizo caso y las abrió dejando paso a su boca.
Primero, un suave recorrido por toda su entrepierna. Hera dejó escapar un leve gemido.
Poco a poco, fue incrementando la velocidad e intensidad con la que pasaba su lengua a lo largo de su intimidad; provocando que la excitación fuera aumentando cada vez más. Al par de minutos, entraron también en juego sus dedos; haciendo que la espalda de Hera se arquease mientras soltaba los primeros gemidos.
—Más... rápido... —dijo con la respiración entrecortada, mientras apretaba lo más fuerte que podía la almohada.
Haciendo caso a su petición, Hiraeth incrementó aún más la velocidad. Las piernas de Hera cada vez se cerraban más, dando a entender que el orgasmo estaba cerca; entonces, Hiraeth paró.
—No te lo voy a poner tan fácil —dijo en un pequeño susurro.
—Ni yo. —Hera cambió de posición y tumbó a Hiraeth en la cama; posteriormente, le quitó sus prendas inferiores y se sentó encima de ella, quedando sus clítoris colocados uno sobre otro. Un escalofrío sacudió el cuerpo de Hiraeth.
Comenzó con unos movimientos suaves, haciendo que aumentase progresivamente la excitación de ambas. En poco tiempo, la habitación se vio sumida en los gemidos de las dos. Conforme Hera iba aumentando la velocidad, más fuerte apretaba Hiraeth las piernas de esta; acompañando así el movimiento de sus caderas.
—Joder... —dijo en un gemido.
—¿Quieres que vaya más rápido? ¿Mhm? —preguntó Hera, agitada.
Hiraeth asintió de nuevo con un gemido.
Ambas estaban ya en su punto más alto, a punto de llegar al éxtasis. Sus respiraciones eran cada vez más agitadas, y, debido a la intensidad de los movimientos, los crujidos de la cama sonaban tanto o incluso más que sus propios gemidos.
Finalmente, el momento llegó. Ambas se estremecieron y dejaron soltar un último gemido, cargado de sensaciones; el orgasmo recorrió todo su cuerpo, desde sus intimidades hasta la cabeza. El éxtasis duró un par de segundos, hasta que finalmente Hera cesó sus movimientos.
—Cómo necesitaba esto —dijo tumbándose sobre el pecho de Hiraeth, agotada.
—Y yo —añadió la otra mientras acariciaba suavemente la nuca de Hera.
Hotel Sunset Paradise, 11:00 de la mañana, 5 de noviembre.
—Vengaaaa, arriba —dijo Leila tocando las puertas de las habitaciones 201 y 202.
Jennifer abrió lentamente los ojos y miró a su derecha, Hades aún estaba dormido. Se frotó los ojos y se levantó de la cama. Recogió sus prendas de ropa del suelo y se vistió.
Hades se giró y la observó.
—¿Qué miras? —preguntó Jennifer mientras acababa de ajustarse el sujetador.
—Nada —dijo insinuando una pequeña sonrisa.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top